Opinión

La condición que guarda la sociedad mexicana es terrible. No podemos decir que sin antecedentes, puesto que sí hemos tenido etapas parecidas, sin embargo tecnología y depravaciones han refinado la maldad de aquellos grupos e individuos que han decidido hacer de esta conducta su estilo de vida, agobiando hasta llegar a la ansiedad colectiva a una sociedad que no encuentra en el estado mexicano ninguna protección. Si acaso al que le cobra impuestos con prepotencia y sin ningún interés por ella.

En el siglo XIX y a causa de la llamada intervención francesa, el gobierno desatendió la seguridad interior proliferando toda clase de bandas criminales, sobre todo en ciertas zonas del país (algo muy semejante a lo que sucede hoy en día).

Los bandoleros, a semejanza de los narcos y demás delincuentes actuales, gustaban de hacer ostentación de sus riquezas malhabidas colgándose en el cuello y en la ropa cuanta cosa de plata podían. En su maravillosa novela “El Zarco” (escrita entre 1886 y 1888), Ignacio Manuel Altamirano describe en detalle la conducta, fanfarronerías y el daño causado al país, por este tipo de criminales a los cuales se les conocía como “los plateados” (hoy: narcos, zetas, cártel Jalisco, etcétera).

Por esa misma época, otro de nuestros grandes novelistas, Don Manuel Payno publica en folletines “Los bandidos de Río Frío”: una brillante narrativa en la que los personajes son tomados de la realidad y las costumbres de los inicios del México independiente. Una trama que permite ver al lector los excesos y las ambiciones humanas desbordadas, en una sociedad con gobiernos débiles y ególatras, donde los malos pueden someter a las mayorías de los buenos con la ayuda perniciosa de algunos personajes incrustados en el poder público.

Lamentablemente los Evaristo(s) de Payno, son en la actualidad personajes bonachones comparados con la fauna delincuencial que azota México de norte a sur y de costa a costa, sin que los gobiernos municipales, estatales y federal, hagan realmente algo significativo para detener y revertir esta situación.

La cobarde golpiza propinada a la medallista olímpica Ana Gabriela Guevara es apenas una cuenta del rosario cotidiano que la sociedad mexicana padece día con día, sin que nadie haga algo. El hastío y el miedo, sí miedo, con el que viven la mayoría de los mexicanos es algo que parece importar un comino a sus autoridades.

Una autoridad que por cierto se ha perdido, excepto para hacer valer los créditos fiscales. En lo demás es omisa, una autoridad frívola, incompetente, de logros virtuales (a través de anuncios y prensa a modo), pero nulos en la verdadera realidad

Michoacán, Oaxaca, Guerrero, Chiapas, Tamaulipas, Jalisco, Zacatecas, la ciudad de México, etcétera, viven dominados por la maldad de múltiples grupos delincuenciales, protegidos casi de oficio por las comisiones de derechos humanos y en no pocas ocasiones por grupos policiacos. Como en el siglo XIX, pues.

     ¿De qué sirve tener Policías municipales, estatales, federales, costosísimos Poderes judiciales y Procuradurías, si la impunidad campea como señora de horca y cuchillo? ¿De qué ha servido gastar miles de millones de pesos en contrataciones, capacitación de policías, armamento, helicópteros, uniformes, viáticos y demás, si no detienen a casi nadie y cuando lo hacen no pocas veces jueces corruptos los sueltan?

     Los asesinatos y golpizas a mujeres, además de inentendibles, muestran una sociedad enferma de maldad, nutrida de vilezas, de un cine, una televisión y un internet cuyos filmes y videos son escuela(aunque se diga lo contrario), de familias atacadas en sus valores milenarios y a las cuales se pretende destruir o doblegar ante la maldad que domina medios y no pocas instancias de gobierno.

Secuestros, asesinatos, robos, asaltos, extorsiones a negocios y personas, son parte de la cotidianeidad del mexicano ¿Para qué pagar impuestos se preguntan muchos, si no hay quién le defienda de los delincuentes? ¿Para qué presentar denuncias en las Procuradurías si las agencias del M.P. están pobladas de ignorantes de su función, de frívolos que están por la quincena, pero nunca para proteger al ciudadano agraviado?

Cambiar un cheque o tener un negocio se ha convertido en un asunto en extremo peligroso, pues el asalto o la extorsión amenazan con alta probabilidad de suceder. Y mientras los delincuentes organizados o sin organizar (incluidos los maistros de la CNTE, los pseudo guerrilleros ayotzinapos y demás maleantes con falsas banderas) mantienen dominado a casi todo el territorio nacionallos gobernantes se mantienen ocupados en cómo llevarse el presupuesto y en la siguiente elección; en tanto que jueces que cuestan una fortuna a los mexicanos abren la puerta a los pocos delincuentes que caen a la cárcel (apenas es detenido y consignado el 1 o 2% de los que cometen un delito).

La violencia y la maldad que la fauna delincuencial utiliza en la actualidad contra sus víctimas es una fotografía instantánea que el gobierno en todos sus niveles se niega a ver. Una realidad derivada por supuesto de haber sacado a Dios de los hogares, de las escuelas, de la vida social, de los corazones, saliendo legiones que monstruos que aunque se vistan como humanos, carecen de los valores y la dignidad con la que fuimos creados por Dios, que dicho sea de paso, es el ÚNICO que puede traernos una paz social verdadera y revertir este clima de maldad.

Los gobiernos se han escondido en los “derechos humanos” para no cumplir con su deber de proteger al ciudadano (protegiendo a los delincuentes), por lo que el estado de derecho ha pasado a ser un simple referente histórico. Por dos décadas esta columna se publicó en el diario El Informador cuyas reglas de conducta interna eran muy sencillas y eficaces: «el que tira recoge, el que ensucia limpia y el que la hace la paga». Si nuestras autoridades en todos los niveles hacen valer la ley siguiendo sus normas, así como en ese diario funcionaban las cosas, téngalo por seguro que las cosas en este país comenzarán a funcionar, pues los delincuentes no conocen otro lenguaje que el de una fuerza superior. Además de que cuando comiencen a ver que la impunidad deja de reinar para dar paso a la legalidad, muchos dejarán por sí mismos el camino de la maldad. No se puede olvidar que cobardes y oportunistas siempre aparecen en un estado débil y laxo.

Aunque, claro, requerimos también de gobiernos de verdad formados por hombres íntegros, ya que de acuerdo a los que se tienen y como dicen los rancheros, “allí es donde la puerca torció el rabo” ¿Cómo esperar que la maldad se reduzca cuando en el poder público se genera y abunda?

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

Email: mahergo50@hotmail.com

Tiempo de lectura: 5 min

En toda sociedad hay y ha existido la maldad, resultado del rompimiento entre la tierra y el cielo, entre los hombres y Dios, en ese orden. Y cuando la maldad o los males sociales se multiplican, cuando se carece de ética y autocrítica, los gobernantes buscan a quien echarle la culpa. Es el camino fácil, la manera rápida y perversa de salir airosos (al menos por el momento).

En Jalisco el transporte público ha sido el “chivo expiatorio” en el cual se ha querido descargar todas las culpas sociales, o cuando menos la mucha frustración que existe. Nadie está diciendo que las unidades del transporte público son de primera, ni de buena calidad el servicio que prestan. Por $6.00 pesos que cobran la mayoría de las rutas en realidad es casi regalado, que si al trabajador se le hace mucho, no es porque el pasaje esté caro, sino porque los sueldos son bajos. Ese es el problema.

Hagamos un recuento de este tema en la zona metropolitana de Guadalajara. En los años ’60 y parte de los ’70 el transporte público (solo había camiones) era más utilizado por la población que en la actualidad, en que bicis, motos, Metro y dos millones de autos le ayudan a resolver este enorme problema cotidiano. En aquellas épocas había dos grandes bloques: Servicios y Transportes financiado por el gobierno del Estado y la Alianza de Camioneros con capital privado.

La terminal de SyT en el Paradero a la entrada de San Pedro (hoy convertida en un centro comercial) era inmensa, como inmensa se volvió la carga para el gobierno, que harto de subsidiar el pasaje decidió deshacerse de semejante lastre declarando que se trataba de un servicio (negocio) que debían prestar los particulares. El estado se desentendió gradualmente de este servicio y abrió la puerta para que los particulares invirtieran en ese ramo tan necesario para la vida de nuestra gran comunidad llamada Guadalajara (que en la actualidad incluye una enorme zona metropolitana).

Años después permitieron la entrada de las llamadas “Combis” ; un transporte incómodo e inseguro que intentaba ser una especie de taxi colectivo sin ser una cosa ni otra. Ante esta situación nace el llamado SISTECOZOME para regular este nuevo transporte, que al poco tiempo obligaría a los subrogatarios a cambiar las combis por Microbuses.

     Para que el ciudadano se dé cuenta de la injusticia que el Gobierno de Jalisco está cometiendo contra este gremio tan necesario para la vida económica y social de los habitantes de la capital del Estado, un minibús en este momento, cuesta nada menos que $ 1’700,000.00 pesos, cuando hace apenas siete años costaba $700,000.00. El problema de fondo es que la mayoría de las rutas que utilizan estos minibuses cobran la misma tarifa de $6.00 pesos que hace 7 años. A nadie nos cuestan las cosas igual que hace siete años, excepto el pasaje del camión.

No contentos con no autorizar una nueva tarifa, cuando el diésel ha subido al doble y llantas y refacciones hasta el triple (muchos de estos insumos se compran en dólares convertidos a pesos), el gobierno ha ido obligando a los dueños de los camiones a poner cámaras, equipos para medir el flujo de pasajeros, rampas para subir personas en sillas de ruedas, tarifas especiales para estudiantes y otros usuarios, etcétera, etcétera, pero todo a cargo de los dueños de la unidades. Es decir: «el hágase la voluntad de Dios en los bueyes de mi compadre». Siempre, eso sí, con la amenaza de quitarles la concesión. Actitud por demás reprobable y repugnante. Es inadmisible que las sonrisas y los programas sociales sean únicamente ante las cámaras, para aparentar ser buenos y justos, y en cambio para este golpeado y agraviado gremio la dureza y el desprecio. Peor todavía: convertirle en chivo expiatorio y en los malvados ante la sociedad, para ellos aparecer como los defensores.

A la corrupción y doble moral del gobierno de Jalisco, se ha sumado Televisa, algunas estaciones de radio y periódicos, convirtiendo al transporte público en los chivos expiatorios de la sociedad en los cuales por más de una década se ha descargado una furiosa campaña. Tengan o no la culpa en un accidente, por el simple hecho de ser un camión, esos medios descargan en choferes y unidades una serie de calificativos al grado de tenérseles ya como una especie de monstruos sin entrañas que salen a ver qué daño hacen, cuando su trabajo además de ser útil en extremo, es difícil en muchos sentidos.

Ha faltado en los medios la cordura y la objetividad: en tanto que al gobierno se le ha pasado la mano en su trato con dueños y conductores de tan necesario servicio. De hecho tiene años actuando con total injusticia y desprecio contra ciudadanos que merecen también ser respetados y protegidos por el estado. Si un chofer hace algo indebido, qué sea la persona la culpable y no todo un gremio y quienes invierten en un servicio que el gobierno ni quiere ni puede dar.

El actual jefe de Tránsito (Vialidad) se ha ganado a pulso la fama de prepotente y enemigo del gremio camionero. Una cosa es que algunos políticos (del PAN y del PRI) que se hicieron de buenas rutas y que para ellos SÍ HAY TARIFA DE $7.00 PESOS, y otra muy distinta es que para la mayoría, para los concesionarios que no tienen influencias y se atrevieron a invertir sus ahorros en un trabajo digno y decente; para ellos desprecio, malos tratos, y las mismas tarifas de hace SIETE AÑOS, descapitalizándoles y sumiéndoles en la desesperación (sin contar el repudio de no pocas personas en la sociedad a causa de la larga campaña mediática).

Otro caso. A muchos de los dueños de los Macrobuses que circulan por la Calzada Independencia los engaño el gobierno de Emilio González Márquez ―y el actual de Aristóteles Sandoval―, haciéndoles comprar al inicio costosas unidades de más de $2’000,000.00 de pesos y muchos de ellos en todo este tiempo no han recibido siquiera $10,000.00 pesos (sí, ni diez mil pesos). Pero eso sí, siempre con la amenaza de quitarles la concesión.

     Otros que se han aprovechado este problema como bandera y botín político han sido los vándalos de la FEG y FEU, en ese orden, pues se trata de los mismos golpeadores y gangsters incrustados en la U. de G., que harta la sociedad de sus crímenes y escándalos (de la primera); cambiaron las siglas de la franquicia para aparentar renovación. Un gatopardismo al mejor estilo de lo que señalaba Giuseppe Tomasi di Lampedusa. El pueblo y los estudiantes no les importan un comino, son refractarios al dolor y la necesidad del prójimo. Lo suyo es la grilla de la más baja estofa.

El tema da para más, pero concluimos. El gobierno de Jalisco está matando a los empresarios camioneros con las tarifas, lo cual además de deleznable no debe continuar. Si desea volver el estado a ofrecer el transporte público por su cuenta (que sería terrible y en el peor momento), pues que les pague en su justo precio las unidades y la inversión a los camioneros, de lo contrario, es momento de cambiar de actitud, es un negocio como cualquier inversión cuyos dueños merecen también un trato digno y justo ¿O usted qué considera, estimado lector?

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

Email: mahergo50@hotmail.com

Tiempo de lectura: 6 min

Gastan anualmente miles de millones en imagen, en publicidad, en asesores, en certificaciones nacionales y extranjeras para validar su presencia en el poder. Todo ha resultado tan inútil como oneroso. Bastaría un simple espejo y una mente autocrítica para darse cuenta de la realidad. Una realidad que no quieren ver.

El divorcio entre pueblo y gobierno es ya casi total. Fuera de ciertos sectores que se benefician con programas asistenciales y de mafiosos como los maistros de la CNTE y grupos similares (que viven de fastidiar a todos los ciudadanos, pero que cobran puntualmente sus quincenas de la nómina oficial); los mexicanos carecen ya de vínculo alguno con sus gobiernos (federal, estatal y municipal).

Engreídos hasta lo irracional, la nueva clase política y sin distingo de partido, se creen paridos en el Olimpo totonaca; su arrogancia y menosprecio hacia los gobernados es absoluta. Solo ante las cámaras aparentan condescender, bajan entre los mortales, aunque nomás sea durante el paneo de los camarógrafos pues de inmediato se suben a sus camionetotas blindadas, con vidrios polarizados (de esos que la ley prohíbe, pero para eso son autoridad), seguidos de una nube de escoltas muy bien pagadas del cajón de los dineros públicos y huyen del peladaje.

¿Cómo confiar en semejantes gobiernos, si sus palabras se limitan a promesas de campaña, a obras o acciones virtuales? Y es que declaran ante los medios a sabiendas que los ingenuos se tragan sus falacias, pero la realidad indica al ciudadano agraviado y enterado de lo que sucede, que se trata de otra burla más, de un acto de cinismo que agranda la división entre gobernantes y gobernados. Veamos algunos casos.

    Los diputados federales se auto asignan un bono navideño por $718,000 mil pesos cada uno (y son 500), mientras que alrededor del 75 por ciento de los mexicanos lucha a diario para poder salir adelante y gran parte de estos para apenas sobrevivir; y los que dicen “representarle” se despachan con la cuchara grande, lastimando por enésima vez al ciudadano (harto de un sistema tributario muy alto, enredoso, de un IMSS que les agobia con sus cobros y amaga de inmediato, de inspectores federales, estatales y municipales que le tratan como delincuente y a los delincuentes no los tocan ni con el pétalo de una rosa).

Su cinismo, el de los diputados federales, llega a tal grado que cuando son descubiertos por la prensa (El Universal, 1/Dic/2016) se reducen su “bono” a $500,000 mil pesos, en tanto que al trabajador se le anuncia que para el próximo año ya se le va a pagar un mínimo de $80.00 pesos diarios. Es decir, $2,400 pesos al mes, cantidad que para que un trabajador con este sueldo gane lo que el bono navideño de los diputados, le llevaría 17 años y 3 meses de su vida. De ese tamaño es la ambición de la clase política.

Y quienes se supone representan la justicia en México no están mejor que los diputados; nos referimos a los Ministros de la Corte. Desde el terreno de la justicia social resultan impresentables. ¿Cómo confiar en un ministro de la SCJN que cobra (nadie decentemente y en un cargo público puede ganar semejante cantidad, que dicho sea de paso, es un vil atraco al erario) $520,000 pesos al mes, más una serie de prestaciones que téngalo por seguro que cuando menos son otros $300 mil más al mes (vacaciones, aguinaldos, seguros, ayudas, etcétera, etcétera). No puede impartir justicia alguien que vive de la injusticia social.

En igual situación de monarcas ―¿qué no están prohibidos los títulos nobiliarios y sus rentas vitalicias en el país?― están losConsejeros de la Judicatura Federallos califas del INE, los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, así como una cauda interminable de individuos (van incluidas las mujeres por supuesto) que han encontrado en el gobierno la manera más fácil de enriquecerse, sin problemas, y pasando por encima del trabajo y dignidad de más del ochenta por ciento de los mexicanos en edad productiva. Es inadmisible que en un gobierno democrático, en nuestro caso, emanado de la primera Revolución social en el siglo XX, existan semejantes atracos al erario disfrazados de sueldos. 

Lo cierto es que en este país nadie en el gobierno debería de ganar (excepto el Presidente de la República) más de $50,000 pesos al mes, y es que al abrir el PAN cuando fue gobierno la caja de los dineros públicos aumentándose los sueldos, la ambición de todos (PAN, PRI, PRD, PT, MORENA, y chiquillada) se desató, se perdieron, olvidando en su desenfreno lo que significa ser servidor público.

     En los Estados la situación no es mejor. En el asunto de los terrenos del aeropuerto de Guadalajara francamente apesta, y mucho.Su hedor, originado en tierras que les fueron regaladas a los ejidatarios y por las que ahora piden cientos de millones luego de muchos años, muestra una cara más de la corrupción gubernamental, en la que unos dicen exigir un derecho y otros aparentan concedérselo al amparo de la ley. Sin embargo cuando se revisan con lupa los actores de semejante despojo de los dineros públicos, lo cierto es que hiede y jueces y litigantes implicados están ligados a la universidad pública local. Pero nadie investiga. Todos como en el juego de “Juan Pirulero” cada quien atiende a su juego.

Las transas de los Laudos son otra cara novedosa del desvío de los dineros del pueblo. Por siempre al término de cualquier gobierno municipal, estatal o federal, los funcionarios y empleados que llegaron con el gobernante se iban, era la regla del juego político. Pero llegó el corrupto y mojigato PAN y comenzaron a demandar al gobierno al final o principio de la nueva administración. Pronto le hallaron el modo, así que entre exfuncionarios, abogados y Tribunales se comenzaron a dictar Laudos millonarios (nunca antes vistos en la historia de México) y con ello una nueva forma de saquear al país.

     Y mejor ya le paro porque me estoy enojando ante tanta corrupción y cuando esto sucede escribo cosas muy fuertes, así que mejor me detengoen espera que entre nuestros gobernantes existan todavía algunos sobrevivientes (de cuando había servidores públicos y no cleptómanos disfrazados de gobernantes) que mediten y hagan algo por México antes de que la ambición de los bucaneros hunda nuestro bello y amado país, o nos lleve a una oprobiosa dictadura.

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!.

 

Email: mahergo50@hotmail.com

Tiempo de lectura: 5 min

Ha iniciado la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, se les desea el mayor de los éxitos. Por 27 años participé con un stand, los primeros como coordinador de Autores Independientes, luego, y por más de 15 con uno propio. Negar que la pasé bien y que guardo muchos y bellos recuerdos sería mezquino de mi parte, lo cierto es que además de que los lectores me trataron bien y se me abrieron las puertas en muchos países para mí obra, disfruté enormemente todos esos años.

Mi gratitud para Lety Cortés, Carolina Tapia, Josué Nando, cara oficial de la FIL hacia los expositores y escritores. De hecho las únicas que conocí en todos esos años de participaciones, pues los jefes, los patrones de estas excelentes personas, jamás bajan del Olimpo en que viven y se han inventado; desconocen los pasillos de la feria, como lo que sucede en ella. Se encandilan unos a otros con su brillo artificial. Lo suyo es la grilla al amparo de las letras.

Aun así, escritores (los ajenos al Parnaso), expositores y visitantes, gozan estos días en que las letras y la inteligencia tienen fiesta en nuestra ciudad. Privilegio que se disfruta a la manera del colibrí, que obtiene el dulce néctar de un libro, de otro, de tantos y tantos que en nueve días convierten Guadalajara en un Paraíso literario no valorado ni cuidado como se debiera. La cultura de masas requiere de equilibrios y muchos cuidados.

Se debe reconocer el genio para dar vida a esta feria, merecido se tiene. Lamentablemente al mezclar la política con un campo que requiere de otras atenciones y cuidados, se ha preferido la cantidad que la calidad. La autoimpuesta meta de meter más personas en muros que ya no pueden crecer, solo produce incomodidad, molestias y hordas de chamacos que no tienen idea del lugar al que los llevan.

El camino fácil ha sido tomado hace años. La amistad entablada (por no decir complicidad) con los defeños usufructuarios de las letras en México, quienes a manera de patente son amos y señores de salones, conferencias y demás foros durante esos nueve días; ha eliminado del todo a los escritores del resto de los Estados y los locales. Feria en la que solo los apellidos Monsiváis (+), Poniatowska, Fuentes, y demás personajes ilustres del altiplano son bien recibidos. Claro, ambos se necesitan, por tanto se protegen y elogian mutuamente, novenario profano en el que una prensa les quema incienso con o sin méritos.

En lo personal durante estos 27 años tuve con mis compañeros de la prensa encuentros y desencuentros, más de los segundos que de los primeros. Considero este ejercicio de una enorme responsabilidad cuyo compromiso principal es con la verdad y el pueblo. Mi primer consejo, recibido del decano de la prensa de Baja California hace más de tres décadas, Don Oscar Genel, fue: “mantente lo más lejos que puedas del gobierno y lo más cerca que puedas del pueblo”. Lo consideré adecuado y lo he seguido al pie de la letra.

Sin embargo hay muchos periodistas, sobre todo entre las nuevas generaciones, que llevan este consejo justo al revés. Por años tuve buenos comentarios en la prensa local y nacional, pero cuando saqué mi libro sobre el gobierno de Vicente Fox: “El hombre que nunca debió ser presidente”, fuera de El Universal, la mayoría de la prensa me negó espacios y entrevistas. De hecho el año pasado (2015) ningún medio de los grandes (locales y nacionales) me concedió espacio, uno incluso que me entrevistó no la publicó. Se trataba de mi más reciente obra “YESHUA, EL MESIAS” ¿Acaso nomas los libros de homosexuales, de pervertidos y de escándalos merecen la atención y comentarios? Una sociedad sin valores refleja su carencia de éstos con índices de criminalidad y violencia. La vida espiritual de los pueblos se refleja en su modo de vida, quiérase o no. ¿Acaso muchos de los grandes clásicos no tocaron con gran profundidad y beneficio universal los temas divinos?

Una televisora local que año con año me entrevistaba, durante la FIL 2014 me preguntó acerca de los sucesos de 1968 y cómo se habían visto en Guadalajara (había publicado mi libro de historia “MEXICO: ¿ESTADO FALLIDO O PAÍS TRAICIONADO?” Volumen dos). Al escuchar mi respuesta, el conductor se puso pálido y me quitaron el sonido argumentando fallas. Ocioso resulta decir que el año pasado ya no me invitaron, como tampoco ningún medio. De hecho y muy a la manera de los ex fegistas, feuistas y demás personajes que manejan como patrimonio propio la universidad pública local, me mandaron a mi stand a una jovencita de Durango para que me entrevistara. Ella me había dicho que era para un periódico de su Estado, pero “curiosamente” apareció en La Gaceta de la U. de G. donde pretendieron dañarme, como si al espíritu libre las mentiras le dañaran. Las falacias dañan a quien las vierte.

Incluso y para mi sorpresa se me invitó por la Hora Nacional para representar a Jalisco como decano de los escritores locales (año 2015). La entrevista se grabaría en mi Stand E-12, huelga decir que me dejaron plantado, nunca llegaron ni nunca se me concedió una explicación. Creo que un gobierno federal y sus instituciones deben mantener siempre la seriedad que la vida republicana les exige. Podría mencionar muchas otras experiencias, algunas muy positivas, como una entrevista que me hizo para la televisión nacional Javier Solórzano hace algunos años. En fin, como para mi universidad no existo y como cliente de la FIL tampoco (y el stand de nueve metros cuadrados me costaba alrededor de $2,500 dólares cada año), cierro esta etapa.

Así que a la manera del Licenciado Vidriera, personaje de Don Miguel de Cervantes (tan radicalmente opuesto a otro conocido “licenciado”), y haciendo mías sus palabras, las de Vidriera, claro, me despido de la FIL: “Lo que solíades preguntarme en las plazas (FIL), preguntádmelo ahora en mi casa…  y dijo al salir de la corte: ―¡Oh, Corte, que alargas las esperanzas de los atrevidos pretendientes y acortas las de los virtuosos encogidos; sustentas, abundantemente a los truhanes desvergonzados y matas de hambre a los discretos vergonzosos”.

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

 Correos recibidos: Armando Ramos, Myriam Levy, Patricia Hernández, José Gordon, Laura Tapia, Graciela Evia, Víctor Gálvez, Juan José y Patricia Hernández, Patricia Díaz, Leticia Tostado, César Cóhen, y Jackie Cóhen, a todos muchas gracias. A Pilar Sainz que no le gustó mi artículo sobre Trump, el tiempo nos dirá a quien asiste la razón. Saludos cordiales a todos.

Email: mahergo50@hotmail.com

Tiempo de lectura: 5 min