Opinión

Aunque se desee ser positivo, evitar la crítica y los señalamientos y subirse al carro de los optimistas, lo cierto es que resulta imposible. La terca realidad se empeña en mostrarnos lo contrario a lo que nuestros gobernantes y satélites que les acompañan aseguran ver.

En lo personal, y perdón por hablar en primera persona en un espacio periodístico, pero como tapatío y jalisciense conozco y he vivido el tema (como persona) lo cual me permite discrepar con elementos de juicio. No con puntadas u opiniones de técnicos de escritorio, sino con lo que Dios me ha permitido ver durante casi siete décadas de vida, de ahí que ver como nota principal de conocido diario local que “Jalisco lidera acciones contra cambio climático” me sorprendió de sobremanera. Por no decir me indignó.

Tal parece que nuestros gobernantes, cibernéticos por formación y decisión, llegan a creer sus propias invenciones (para no decir mentiras). Declaran en los medios una cosa ―ejercicio que les agrada de sobremanera― y llegan a pensar que son una especie de diositos del Olimpo que con su solo dicho las cosas se hacen o cristalizan. Me da pena ser un aguafiestas, pero las cosas no son así.

Todo proyecto en la vida requiere de esfuerzo, inteligencia y trabajo, algunos de mucho, sin olvidar los recursos económicos (punto al que nuestros políticos le ponen total interés, aunque a lo demás le pierdan todo). Declaran en la tele, la radio o los periódicos acerca de sus maravillosos “planes” y a los pocos días se olvidan del asunto, como si lo que dicen se hiciera solo.

El eufórico gobernador de Jalisco en la reunión de la II Cumbre de Cambio Climático de las Américas celebrado en Guadalajara no deja de sorprendernos, más por su entusiasmo, que por su objetividad, pues hasta ahora las palabras han superado a sus logros, y con mucho. Y es que en tanto que el ciudadano común ve con impotencia que su entorno natural es depredado, degradado, saqueado y dañado sin que el gobierno haga gran cosa, y el gobernador se levanta a sí mismo con una retórica triunfalista ajena a la realidad.

Hagamos un breve recuento de nuestro tema. Hasta los años ’60 y principios de los ’70, por señalar un caso, viajar de Guadalajara a la costa rumbo a Melaque permitía con facilidad hacer un inventario visual de los activos naturales de Jalisco. Las zonas boscosas entre Cocula, Tecolotlán y Unión de Tula mostraban al viajero la imagen real de sus riquezas, luego la sierra del Corcovado entre Unión de Tula y Autlán mostraba la sierra madre occidental con todo su esplendor. Claro, había pocos viajantes porque la carretera era de terracería y comenzaba el pavimento hasta el paso del puente antes del pueblo, toda vez que la minera Autlán había costeado la carretera hasta Manzanillo (para sacar el manganeso).

Comenzar a bajar la sierra de Autlán rumbo a Melaque era todo un espectáculo. Los pinos comenzaban a disminuir en número para ser superados por árboles  y maleza de zona selvática, cuya intensidad iba creciendo hasta que la carretera era literalmente sombreada por las copas de los árboles y las guías trepadoras. Aquello era un espectáculo bellísimo e impresionante, con algunos pequeños claros, para luego retornar al mismo pasaje sombreado. Miles de pericos con sus gritos y relajo ponían la música a la selva, en la que parejas de guacamayas de diversos colores aparecían de vez en vez. Ese era el paisaje desde la sierra de Autlán hasta Melaque.

Treinta años después transité con horror por esa misma carretera. No podía dar crédito a semejante depredación en la que madereros sin escrúpulos, gobiernos y funcionarios indolentes o corruptos (o ambas cosas), así como campesinos ambiciosos, además de destruir la selva, intentaban hacer tierras de cultivo a las que la naturaleza concedió otra vocación.

  Ya situados en la zona metropolitana de Guadalajara, se ha de señalar que en el año 1965 por la Avenida de los Ingenieros (hoy López Mateos) la ciudad se terminaba en lo que hoy se conoce como Plaza del Angel, en adelante pequeños lunares de algunas colonias existían (Plaza del Solo todavía no se construía), y algunos kilómetros adelante dos Aguilas monumentales daban el adiós al viajero que tomaba ya la carretera al sur de Jalisco (hoy la del lado oriente alberga una unidad administrativa).

     El bosque de la Primavera era cuando menos al doble y los paseos de los tapatíos a las zonas arboladas y boscosas de las afueras de Guadalajara era cosa de todos los fines de semana. Costumbre desaparecida a causa de la fauna criminal ¿quién va arriesgarse con su familia a que lo maten o lo agredan? La cuestión es que bosque había por diversas zonas de Jalisco y los inventarios madereros eran inmensos, hoy son cosa de la historia (y de los fantasiosos inventarios oficiales).

     Los Colomos empezaban en la carretera vieja a Zapopan, hoy avenida Américas (frente a la agencia Ford), valga decir que al bosque original de Los Colomos en menos de un siglo le han robado cuando menos el 70 por ciento de su territorio, y que sepamos, no hay paracaidistas en la zona ¡Pura gente “bien”!. Así que saque el lector sus propias conclusiones.

Parques y jardines de la ciudad eran en los años cincuenta y sesenta una belleza. Por lo general contaban con jardineros de planta que les daban el cuidado necesario. Luego vinieron los ambiciosos depredadores que eliminaron a todos esos jardineros, para implementar “cuadrillas” que supuestamente hacen todo pero nada arreglan, pues la ciudad está inmunda, deforestada, matorraluda y sin jardines. Los camellones ni se diga, son una vergüenza. Eso sí, crecieron la nómina tapatía en miles de gentes.

    ¿Quién no recuerda la señorial avenida Lafayette (hoy Chapultepec)? convertida en la actualidad en tianguis horrendo, en caja chica que se remodela cada trienio a un millonario costo, sin que siquiera se reponga el arbolado que se ha perdido.

     A propósito de arbolado urbano (y en el campo), cada día son menos y en los informes gubernamentales aparecen millones sembrados ¿dónde, cómo, de qué tamaño? Entre las tormentas que saben azotar la capital de Jalisco y las plagas forestales, nuestro arbolado merma y sufre, pero eso sí, «líderes en cambio climático» ¡Por favor!

Así que en medio de un panorama forestal y ambiental tan adverso, el gobernador Aristóteles se comprometió en el susodicho foro a reducir en un 80% la deforestación ¿En verdad? Lo cierto es que con el miserable inventario de naturaleza que nos queda, no se debe (de que se puede, se puede, lo hemos visto y padecido por medio siglo) permitir el corte de un solo árbol más. La cultura de uno cortado por tres o cuatro sembrados tiene que radicarse para siempre en Jalisco. De manera que liderazgos climáticos entre políticos y en los medios no cuentan; cuentan aquellos que se ganen trabajando por un Jalisco mejor sin tantas palabras y más hechos ¿O usted qué considera, estimado lector?.

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

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La capacidad de asombro del ciudadano está rebasada, los hechos cotidianos corroboran la ineptitud, torpeza y calidad ornamental (a un altísimo costo económico y social) de la mayoría de los gobiernos, en todos los órdenes , y de todos los partidos. Un día sí y otro también nos enteramos de cada cosa y cada lío en que se meten nuestros gobernantes, que nos cuesta trabajo creer que con semejante “inteligencia” hayan llegado al cargo.

Cosas veredes, le advirtió el rey Alfonso al famoso Cid Campeador (aunque el original era “cosas tenedes”) y los mexicanos no terminamos de ver tanto desfiguro, latrocinio, saqueo, impunidad, complicidad, incapacidad, soberbia, despilfarro, hipocresía, farsa, indolencia, insensibilidad, perversión, etcétera, etcétera; lastres multiplicados entre la clase gobernante a lo largo y ancho del país. Y si los jefes presentan semejante perfil, sus amigos y compinches que les llevaron al poder, no mejoran el cuadro oficial ante la sociedad.

El viejo liberal que luego se convirtiera en dictador, decía que “tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos”. En este siglo, paraíso de los hijos de Narciso y los adoradores del dios Mammón, el estado mexicano en todas sus instancias se ha poblado de cada espécimen enemigo del pueblo y de la Patria, que la frase porfirista tendría que cambiar a: “Tan cerca de Mammón, y tan lejos del pueblo mexicano”; ya que de Dios se alejaron hace mucho tiempo, basta salir a la calle de cualquier ciudad o pueblo de México para corroborarlo. Costumbres, violencia e impunidad lo certifican.

Pero no están solos, un gran sector de la prensa y medios electrónicos les acompañan en su aventura. Un país no se traiciona solamente vendiendo parte del territorio. López de Santa Ana ha sido dejado a manera de tiro al blanco y para la auto exoneración de muchos, lo cierto, sin embargo, es que a un país se le traiciona y vende de muchas maneras.

Cuando se deja al ciudadano a su suerte en medio de forajidos y cárteles de todo tipo. De cárteles matizados de legalidad capaces de lograr mediante juicios amañados la construcción de mega edificios no permitidos (como está sucediendo en Guadalajara) puesto que no existe infraestructura hidráulica y urbana que soporte semejante impacto, residuos y necesidades de agua. Por decir lo menos.

Cárteles que cobran extorsión al campesino, derecho de piso al tendero, al de la farmacia, al del restaurant, al taquero, a todo aquel que trabaja decentemente y mantiene al país de pie. Los hay con disfraz de sindicalismo (cuando en realidad se trata de una falsa guerrilla) como es el caso de los maistros de la CNTE y socios golpistas.

Ante gobiernos de utilería ―como es el caso de Jalisco― hay cárteles incluso en instituciones donde supuestamente se vela por la justicia, como es la Junta Local de Conciliación y Arbitraje. De ninguna manera nos referimos al derecho del trabajador que ha sido despedido injustamente. Estamos hablando de la corrupción absoluta y total del derecho laboral, al convertir este tipo de juicios en un mega negocio privado en que diversos cárteles de abogados (los hay por puños) tienen a la planta laboral en Jalisco de rodillas, pues cualquier trabajador los puede demandar con o sin razón y pedir exorbitantes cantidades muy por encima de lo que realmente ganaba, pues las autoridades laborales en una permisividad total ¿o complicidad? les conceden cuanto piden. Se han apartado del derecho y la justicia para caer en la simple extorsión. Una extorsión más efectiva que cualquier asalto bancario puesto que una supuesta “legalidad” protege a los carteles.

La palabra del trabajador es absoluta y la del patrón no vale nada, como si la verdad y la justicia fuesen patrimonio de clases y no el resultado de la formación individual del ciudadano. Es tal el control de los cárteles laborales que el trabajador es simple pantalla para la extorsión “legalizada” pues los manejan a su antojo y nunca los presentan a las audiencias, como siempre se hizo. Asunto del que ya nos ocuparemos más adelante.

El ciudadano vive aterrorizado por tanta delincuencia que le asedia y los medios le recetan en la noche el secuestro entre narcos. Habiendo sido seducido con el cuento de la “democracia” la nueva, inútil y costosísima clase política, le ha engañado una y otra vez.

“Nos subiremos el sueldo para no robar”, dijeron los panistas cuando llegaron al poder en 1995, como si los principios estuvieran sujetos a tarifas, y se los subieron y mucho, hasta el infinito. “Disminuiremos la burocracia”, dijeron, y la han aumentado hasta en un 600 y 700 por ciento. “Acabaremos con la corrupción” y lo cierto es que en la historia de México nunca habíamos visto tanta y con tantos ceros a la derecha. Donde se le escarbe apesta.

Aparte hipócritas. Cuelan el mosquito y se tragan el camello como dijo Jesús, se desgarran las vestiduras con la tesis de un estudiante de derecho, lo cual hace la mayoría por desconocimiento de cómo hacerlo o por simple pereza, y los mega corruptos lanzan gritos desgarradores a treinta años de distancia. Ver para creer.

Esta semana en Jalisco nos enteramos de la detención de un mafioso, socio en andadas (asaltabancos, pues) del hermano de un ex gobernador famoso por su estado etílico y grandes desfalcos de los que todavía no entrega cuentas y la Auditoria del Estado tampoco se las pide, el Congreso menos ¿para qué son los cómplices?, perdón, los amigos.

La cuestión es que el mafioso es amigo de casi todos los nuevos políticos y tiene relación e incrustada parte de su familia en los Ayuntamiento de Guadalajara, Tlajomulco, Puerto Vallarta y vaya usted a saber dónde más. Hacen gran alharaca cuando el gobernante contrario es exhibido, pero cuando les toca a ellos son “víctimas” de vendettas políticas. ¡Por favor…!

Un caso que ilustra la situación de los gobiernos en México, es el campesino de Oaxaca que mató tres conejos para llevar que comer a casa y tiene varios meses en la cárcel. Mientras que los maestros vándalos en ese mismo Estado tienen años robando, saqueando, destruyendo edificios públicos y privados, quemando autobuses y autos de particulares, provocando con sus delitos pérdidas por miles de millones a empresarios locales, nacionales y extranjeros y gozan de total impunidad. Así que gobiernos, lo que se llama gobiernos, no tenemos; apenas franquiciatarios políticos con licencia para todo lo malo, todo lo inútil, todo lo estéril, todo cuanto les represente negocio y botín (sin distinción de partido al que se pertenezca) puesto que el pueblo no les interesa ¿O usted que considera, estimado lector?.

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

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La visión del profeta en la sociedad siempre ha sido indispensable para entender tiempos, errores y circunstancias. El gran filósofo español Ortega y Gasset lo decía con todas sus letras: “Eludo precisar a qué gremio pertenecían los profetas. Baste decir que en la fauna humana representan la especie más opuesta al político. Siempre será éste quien deba gobernar, y no el profeta; pero importa mucho a los destinos humanos que el político oiga siempre lo que el profeta grita o insinúa… Cada vez es menos posible una sana política  sin larga anticipación histórica, sin profecía. Acaso las catástrofes presentes abran de nuevo los ojos a los políticos para el hecho evidente de que hay hombres, los cuales, por los temas que habitualmente se ocupan, o por poseer almas sensibles como finos registradores sísmicos, reciben antes que los demás la visita del porvenir” (La rebelión de las masas, Porrúa, pág, 231).

Para desgracia de las sociedades posmodernistas el menosprecio a todo lo que se relacione con la fe judeocristiana le ha llevado a extremos por demás negativos. En su desvarío, políticos y líderes son capaces de confiar más en el chamán, el esotérico o en el “experto” (por lo general jóvenes con apenas algunos conocimientos en cierta materia, pero ajenos a la experiencia y a la seria reflexión), pero incapaces de acercarse a los viejos con sabiduría, experiencia y conocimientos.

Ni qué decir de aquellos que tienen que ver los asuntos espirituales. Los detestan y condenan en los medios pues como advirtiera nuestro gran pensador y hombre de letras Alfonso Reyes: “En nuestros días, la crítica solo cree ver escritores profundos… en aquellos que le piden cuentas a Dios”.

Hace 26 siglos aproximadamente, Dios le pregunta al profeta Jeremías «¿Qué ves tú, Jeremías?» (1:12) y Jeremías le responde lo que él veía. Hoy en día faltan en la sociedad aquellos a los que el Creador les habla a través de la situación que guarda la humanidad, los países, las ciudades. Su respuesta no se oye, no se conoce en los medios. Han sido silenciados o enviados al ostracismo (a excepción de unos pocos).

Sociedades dominadas por la violencia, el escándalo, las perversiones sexuales (y el interés desmedido de gobiernos y medios por apoyar y aprobar legalmente lo antinatural) dedican su energía y recursos a asuntos de poca importancia o de plano contrarios al bienestar y futuro de la sociedad.

En el caso de la ciudad de Guadalajara ¿Es sensato dedicar una millonada a estacionamientos para bicicletas y a la compra de bicis? (sin atender en absoluto las vialidades que utiliza a diario el ciudadano en su automóvil). Trayectos de 15 minutos se convierten en 45 o en una hora a causa de la pésima condición de las vialidades, a su deterioro y descuido absoluto, pues no existe ya ninguna vigilancia vial, por lo que cualquier conductor se estaciona dónde le viene en gana (tomando para sí un carril, duplicando de inmediato el tráfico en el carril vecino), incluso en doble fila. El caos reina y los gobiernos en babia.

Los conductores tortuga, que además de tráfico producen contaminación, se han convertido en verdadera plaga urbana, pues igual de nocivo es el exceso de velocidad como la lentitud extrema. La expedición de licencias de conducir se ha convertido, como casi todo lo que hacen los gobiernos del siglo XXI, en simple caja recaudadora, en lugar de ser institución que asegure la capacidad de la persona para conducir un vehículo. La multitud de choques por alcance son una bofetada a Vialidad como también a los Ayuntamientos.

Así que incapacidad para conducir; calles colapsadas por falta de vigilancia y mantenimiento, como la ausencia total de obras de infraestructura vial; son una bofetada en el rostro de gobiernos cínicos, corruptos e incapaces. Pero aun así no reaccionan.

Es obvio que la ausencia de visión y voz de los profetas sociales se refleja en la condición que guardan las cosas, que en el caso de la zona metropolitana de Guadalajara, ha llegado al límite. Al suicidio urbano que nadie advierte y que todos callan, incluso aplauden como si se tratara de un logro.

La ambición económica y política los ha perdido. Capaces de traicionar a sus partidos de origen, los políticos en el poder traicionan todo, excepto su egoísmo y ambición desmedida, pues con ellos mismos son fieles hasta la muerte.

     Una vez que se hicieron del poder, eliminaron a los viejos, sobre todo a los que sabían y tenían experiencia, dedicándose en lo que va del siglo a hacer no pocas tonterías; desde levantarle frívolamente las naguas a la  horrenda estatua de la Minerva para ver si tiene várices (y curarla a millonario costo); hasta eliminar los planes de desarrollo urbano de los años ’60 y ’70, dando paso al crecimiento vertical de la ciudad mediante una fiebre desbordada de edificios y con ello llevando a la ciudad al suicidio.

Ambición y soberbia también los han enceguecido. Han pasado por alto cosas elementales y fundamentales para toda ciudad, como es el caso del agua potable, drenajes y vialidades. Con infraestructura diseñada para los años sesenta y setenta del siglo pasado, han autorizado ―los permisos de construcción cuestan mucho dinero y son fuente a borbotones de corrupción― han dado paso a un nuevo modelo de ciudad que nunca debieron de autorizar, olvidándose de diseñar y construir la infraestructura subterránea que se requería, autorizando en su locura (a causa de la ambición) decenas y cientos de edificios que requieren de servicios hidráulicos que no existen (agua, drenaje, colectores),pero que tarde o temprano colapsarán los que ya se tenían. Eso sin contar con los problemas en superficie a causa del tráfico que producen.

Y es que no es lo mismo la construcción necesaria de hoteles para recibir al turismo o al viajero, que la plaga de enormes edificios que solo producen tráfico y contaminación en una sociedad que tiene casi 30 años sin nueva infraestructura vial; sin que se construyan nuevos y más grandes colectores para los desechos residuales y sin asegurar siquiera el agua necesaria para Guadalajara (andan ocupados en enviar la del río Verde a León, Guanajuato).

Dominados pues por sus ambiciones, los gobernantes de la zona metropolitana nos recuerdan la frase lapidaria de Ortega y Gasset: “Domina todas las cosas, pero no es dueño de sí mismo. Se siente perdido en su propia abundancia. Con más medios, más saber, más técnicas que nunca, resulta que el mundo actual va como el más desdichado que haya habido: puramente a la deriva”. ¿O usted que opina, estimado lector?

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

 

Email: mahergo50@hotmail.com

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La condición política que guarda el país es por demás peligrosa. Lo peor del caso es que parte de los actores que están obligados a preservar la estabilidad son este momento parte del problema. Ceguera, torpeza, protagonismo, ignorancia y egoísmo definen el perfil de estos actores, que indignados o dolidos por reclamos que pueden ser legítimos, han equivocado el método y el rumbo, sumándose a manera de tontos útiles a fuerzas y proyectos que les son ajenos, coadyuvando con ello a los planes de los golpistas. A debilitar la República y el estado, entes con los que no se debe jugar (a no ser que se desee un cambio radical y violento)

La ausencia de reflexión, debido quizá a la economía, modernidad, hedonismo y tecnología que les domina, les ha impedido analizar con frialdad y objetividad la realidad nacional. Como resultado de este explosivo cóctel, sin pretenderlo han hecho suyo el guion escrito por el perdedor de la elección presidencial del año 2012 (y socios en la aventura), ante esto, la estabilidad nacional cotidianamente corroe sus pilares con acciones que le debilitan, venidas absurdamente de quienes debieran entender y preservar dicha estabilidad, plegándose involuntariamente al plan perverso del falso mesías cuya ambición por el poder carece de límites y antecedentes en el último siglo.

Plan que desde este espacio se ha señalado una y otra vez y en el que la figura del Presidente Peña Nieto se ha convertido en el blanco de todas las críticas del país, pasando por alto que ninguna nación puede ser gobernada por un solo hombre. Quizá los genes aztecas siguen dominando el inconsciente de no pocos; nostalgias del sometimiento al emperador y la espera de todo de un hombre; lo cual además de absurdo, refleja el atraso intelectual y la inmadurez de quienes piensan así.

Ciertamente el Presidente ha cometido muchos errores, pero también ha logrado muchos aciertos, que sin ponerlos en la balanza (no es el propósito del presente comentario), lo único que se ha visto y percibe con aumento es la crítica virulenta contra el titular del poder ejecutivo. Por cierto con el apoyo irresponsable ¿o comprometido? de no pocos medios escritos y electrónicos, a los que se han sumado las huestes pejistas en las redes sociales y el youtube. No hay espacio que no se utilice para golpear la figura presidencial.

Nadie, por muy capaz y sabio que sea puede sostenerse recibiendo todos los días y a todas horas solo críticas. Esta situación es por demás nociva para el país, como también para los que las vierten cuando carecen de sustento pues envilece a quien difama o afirma sin verdad.

Todo empezó en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (2012) en la que algunos medios aseguraron que el presidente “nunca había leído siquiera tres libros”. Semejante aseveración además de falsa resultó tendenciosa y perversa. Responder cuales son los tres libros que más han dejado huella en la vida de una persona requiere de reflexión antes de contestar, pues no se trata de un examen de primaria, sino de reflejar la mentalidad y formación de una persona (cosa que los medios impidieron en la FIL, al retirarle de inmediato el micrófono y poniéndose desde entonces al servicio de los enemigos del actual régimen).

Y es que podemos estar en contra de acciones tomadas por un gobierno, de algunos de los integrantes del gabinete (por su incapacidad, soberbia, indolencia o lo que sea), pero de lo que no se puede estar es en contra del estado en sí. Ninguna sociedad por muy “democrática” que se crea podrá permanecer de pie sin guardar las reglas fundamentales del contrato social.

Nadie le reclama sus muchos deberes a los gobernadores, a los presidentes municipales, senadores, diputados, congresos locales, secretarías federales y estatales, suprema corte y poder judicial local, procuradores, policías estatales y municipales. Como en la obra de Lope de Vega, todos a una culpan al Presidente Peña Nieto, como si en México él fuera el único gobernante sobre el cual recayesen todas las responsabilidades nacionales, estatales y municipales. Semejante visión de las cosas además de absurda, refleja la insatisfacción social de muchos, pero no es culpando a alguien (que en muchos de los asuntos que se le culpa y achaca sea inocente) como se resolverán las cosas.

Se requiere y con urgencia, que cada grupo social haga un alto. Que cámaras empresariales, comerciantes, hoteleros, restauranteros, universidades, profesionistas, amas de casa y cuanto inconforme haya en el país, analice con objetividad la situación que guarda el país y buscar la manera, siempre con la ley como punto de partida, para exigir a quien corresponda, solución a los múltiples problemas que nos aquejan, de tal manera que ya no se le siga el juego a los golpistas que no han cejado en su intento de derribar a Peña Nieto. Las consecuencias serían desastrosas.

¿Quién ha exigido que se pare con la ley a los golpistas? Lo cierto que desde los medios hemos sido algunos pocos. La mayoría se ha dedicado a proteger a los ayotzinapos, a los maistros de la CNTE y socios, que ante la impunidad lograda han desatado su guerra de guerrillas huehuenche (pues hasta para eso son chafas) con todo descaro y apoyo mediático.

En su momento pocas voces dijimos que Gabino Cué no era el candidato idóneo para gobernar Oaxaca, toda vez que su principal apoyo eran los belicosos maistros de la CNTE. El tiempo nos dio la razón. El problema es que este gobernador cínico e inútil les ha dejado hacer a los vándalos todo cuanto han querido. Los oaxaqueños han sido durante su gobierno rehenes de estos zánganos que nada producen excepto pobreza y violencia. Cué cobra como gobernador, pero no cumple con sus responsabilidades, pero tampoco nadie le exije.

Pero no es el único, por todos los rumbos de la geografía nacional y en los diversos niveles de gobierno, encontramos de estos especímenes tan onerosos como inútiles, que aprovechando el plan de desestabilizar al actual gobierno nadan de muertito (en tanto que ellos llenan sus alforjas con los dineros públicos).

Mientras tanto el Presidente en medio de escándalos reales y artificiales (para destruirlo) no ha sabido cómo defenderse ni cómo defender al país, situación que debe resolverse entre todos los que tienen acceso al poder público y pueden coadyuvar a poner orden. Ya se dijo, no es tarea de un solo hombre. Es tiempo que gobernadores, presidentes municipales, procuradores, jefes de policía y demás, en lugar de buscar como enriquecerse hagan cumplir la ley como protestaron. Y los demás a apoyarlos, no acusarles de represores. La represión es otra cosa.

El daño ocasionado por esa psicología color de rosa que a la disciplina y el orden clasifica como represiva (iniciada en los hogares y hoy reflejada en la vida pública) debe concluir. Quien tenga temor de hacer valer la ley, que en ocasiones conlleva derramar sangre (basta conocer la historia y la conducta humana), deberá en lo sucesivo de abstenerse a participar para un cargo de elección popular pues es parte de sus deberes. La estabilidad de la Nación es una enorme responsabilidad y no podemos permitir que se siga jugando con fuego ¿o usted que opina estimado lector?

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

Email: mahergo50@hotmail.com

 

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