Opinión

¡Cuánta farsa y cuánto farsante! Una raya más al tigre, lo peor del caso es que los dizque representantes del pueblo, pomposamente llamados “diputados” (cargo del que están lejos, pero muy lejos de ejercer) creen que los jaliscienses nos tragamos sus cuentos. Que el ciudadano carece de inteligencia para enterarse de todas sus trampas y corruptelas, que dicho sea de paso, a partir de 1994 han sido demasiadas y con demasiados ceros a la derecha, creciendo trienio tras trienio hasta convertir un recinto honorable en la posmoderna cueva de Alí Babá.

El cansancio social ha llegado al límite y los señores que se han apoderado del edificio de Hidalgo y Pino Suárez creen que nos tragamos sus cotidianas mentiras, su costosa pantomima (banalizada de continuo con la ayuda de la televisión). Cuesta trabajo decirlo, pero muchos de los integrantes del congreso local no pasarían un examen de neuronas elementales, son deficitarios, ni qué decir del examen de confianza pues es probable que no lo aprobarían. La inclinación de no pocos de ellos a apropiarse de los dineros públicos o a dilapidarlos de manera irresponsable es proverbial, única, en un país verdaderamente democrático, años ha que muchos diputados de los actuales y de los pasados estarían tras las rejas.

Creado este noble recinto para acoger en su seno a lo más selecto y sapiente de la sociedad con la intención que le represente (y defienda) ante y de los otros dos poderes, en la práctica y durante todos estos años de “cambio” la verdad es que ha sido exactamente lo contrario.

A ese tipo de personas se refería el filósofo José Ingenieros en su magistral obra: “Políticos sin vergüenza hubo en todos los tiempos y bajo todos los regímenes: pero encuentran mejor clima en las burguesías sin ideales… Cuando el ignorante se cree igualado al estudioso, el bribón al apóstol, el boquirroto al elocuente… Eso es la mediocracia: los que nada saben creen decir lo que piensan, aunque cada uno sólo acierta a repetir dogmas o auspiciar voracidades. Esa chatura moral es más grave que la aclimatación de la tiranía; nadie puede volar donde todos se arrastran. Conviénese en llamar urbanidad a la hipocresía, distinción al amaneramiento, cultura a la timidez, tolerancia a la complicidad; la mentira proporciona estas denominaciones equívocas” (El Hombre mediocre, EMU, págs. 154-155).

Algunos piensan que su deber es crear leyes (aunque no se necesiten), otros se autonombran defensores de oficio de mariguanos, de homosexuales, etcétera, aunque no faltan sorpresas, como la legisladora que anda queriéndole conseguir préstamos a fondo perdido a los expresidiarios (mientras que no hay créditos para el que vive y se esfuerza durante toda su vida). La lista de ideas grandotas es inmensa, pues inmensa es la incapacidad de la mayoría.

     Por todas estas cosas es que la nueva farsa del congreso de Jalisco, la de «crear normas para eliminar el fuero», es otra más de las muchas burlas sociales pues a final de cuentas son leyes que nadie cumple ni desea hacer cumplir ¿Dónde está Emilio? ¿Dónde están los diputados por el escándalo López Castro? ¿Dónde están los diputados que compraron a precio de oro el viejo e innecesario edificio de Banamex para el congreso? ¿Dónde están los trabajadores –y sus padrinos- con demandas laborales millonarias? ¿Dónde están los exdiputados que inventaron traer una cauda de rémoras costosas (asesores y ayudantes), todas con cargo al erario público? ¿Dónde está el Contralor que les ha permitido tanta corrupción? ¿Dónde está el que les permitió que de $13 mil pesos al mes (1994) ahora cualquier diputado anodino e incapaz se lleve con todos los extras más de $ 200 mil pesos al mes?

Su abultadísima nómina que incluye cuando menos 25 diputados de sobra, así como sus “asesores” (cuates y compinches) son un dispendio y lastre económico para el Estado de Jalisco. De ninguna manera se justifica un presupuesto anual de $ 792 millones (2016) para el Congreso, cuando lo cierto es que con menos de 100 podría funcionar y bien, con menos diputados con menor sueldo y mayor capacidad (que no requieran de asesores, para eso están las instituciones públicas que nos cuestan un dineral) pero con deseo de servir a la sociedad que les eligió y no solamente para rendir cuentas a la franquicia política que les acomodó en el cargo.

     Abreviemos. El problema de Jalisco no son la falta de nuevas leyes (como la de eliminar el fuero) sino la falta de cumplimiento de las ya existentes. Lo cierto es que podríamos vivir sin ningún problema cuando menos 15 o 20 años sin Congreso local (existe el Federal). El meollo de la prolongada crisis de gobernabilidad que padecemos es precisamente a causa de la impunidad.

Cuando menos las tres últimas legislaturas se desarrollaron en medio del escándalo y la corrupción. Repartos millonarios, bonos, autos, compra de edificios, pandillas enteras de amigos metidos a la nómina, creación de plazas innecesarias, etcétera. Sin olvidar esa ultra perversa moda de correr a los amigos para que demanden al congreso y luego pagarles indemnizaciones millonarias venidas de Laudos amañados ¡Si eso no es corrupción y fraude maquinado no sé cómo calificarlo!

Así que lo que Jalisco requiere es un Congreso de verdad que le cuide y defienda, no que le esquilme. Que vigile que las leyes existentes se cumplan para que se acabe de una buena vez con ese clima de violencia y corrupción que nos tiene hundidos como sociedad. No necesitamos de nuevas leyes, urge que se cumplan las que hay y para eso el primer paso es combatir con todo el peso de la ley la impunidad.

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

Email: mahergo50@hotmail.com

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Se afirma que origen es destino, en este caso resultó cierto. En los años ’60 Enrique Alfaro (padre) preside la FEG, la mafiosa organización estudiantil con el peor historial en todo México, encargada en 1968 de mantener lejos de Guadalajara a los estudiantes de la UNAM, pero sobre todo, de someter bajo la violencia y el terror al estudiantado de Jalisco. Cero apertura democrática en la Universidad pública local; para eso tenían las huestes de gatilleros y golpeadores.

La cuestión es que a la violencia despótica le siguió la ambición, y entre su antecesor (Enrique Zambrano) y Alfaro, finalmente se hicieron de la rectoría de la Universidad en los años ’70. El último rector de origen académico fue Rafael García de Quevedo, sucediéndole una lista de ¿cómo se les puede decir? ¿catedráticos?, ¿académicos?, ¿investigadores?, ¿educadores?, lo cierto es que no son ninguna de estas cosas y por respeto al lector dejamos este asunto a su criterio, tomando en cuenta que todos tienen su origen en la nefasta FEG o en su hijastra la FEU, cuyos edificios en Pedro Moreno y Tolsá y después en Carlos Pereira fueron testigos de incontables hechos delictivos (todos impunes).

El régimen les dio cabida, simpatía y luego poder, eran fieles y se plegaban al gobierno. Pero no midieron su ambición y origen vulgar, pues como dice el refrán “la cabra tira al monte”, así que cuando se sintieron fuertes en la U de G se hicieron de la rectoría sin soltarla hasta el momento (Enrique Zambrano 1975, Enrique Alfaro 1983 y así sucesivamente).

En términos llanos los sumisos se alebrestaron y patearon el pesebre. Historia repetida en Enrique Alfaro (junior) quien sumiso sube los primeros peldaños del poder en el PRI hasta llegar a diputado local. En el Congreso de Jalisco hace extrañas migas con el nefasto Emilio González Márquez (quien hasta ahora no ha entregado cuentas de los $74,000’000’000 millones de pesos gastados de manera discrecional); y finalmente, a la manera ya conocida de los carteles estudiantiles (FEG y FEU), traiciona al PRI y se une a MC propiedad del señor Dante Delgado, quien tiene sus días contados como dueño de la franquicia política, es obvio que su negocio está próximo a cambiar de propietarios.

La manera déspota de tratar a las personas es peculiar en Enrique Alfaro, su modo de ser, incluso de hablar. El problema se complica cuando la banda que le acompaña en su círculo cercano (cofradía, cartel, camarilla o como se llame) todos son sus incondicionales desde sus años de estudiante. Han ganado años, pero no experiencia en el servicio público, mucho menos algo de educación o don de gentes. Siguen comportándose como vulgares golpeadores estudiantiles.

Las recientes grabaciones de Hugo Luna (‘jefe de gabinete’) y de Rosalío Arredondo (Regidor de Mercados) hechas públicas en los medios, muestran sin retoque que en el Ayuntamiento nunca ha habido un Dr. Jekyll, solo ha existido el horrendo Mr. Hyde. Recordemos algunas de sus expresiones:

 

“…Traigo en chinga a los constructores. Ya vinieron a chillar. Ya les dije: ¿quieren nueve años de obra pública? Pues chínguenle ya y déjense de mamadas”, dice con su inconfundible voz el jefe de gabinete. Hugo Luna le dice a Luciano González: “jurídicamente no me las ganan. Si es a putazos me la saco, pero no se trata de eso. Enrique (Alfaro) trae la capacidad de dar un manotazo en el TAE, a quien sea, y tiembla, ya andan los magistrados pidiendo esquina”…  Lincho al pinche magistrado. Acaba de salir el coordinador de los diputados de MC (Ismael del Toro)… tengo 14 diputados aquí y 25 en el Congreso federal. Le rompo su madre al magistrado que haga eso. Por cualquiera que mame traigo una lista de amigos que le traen ganas también” (El Respetable, 18/Feb/2016).

‒Rosalío Arredondo: “…Yo llegaría simplemente: ¡a ver putos!, ¿no tienen mesas, no tienen sillas? No te dan tus papeles, a la verga vámonos cabrón. A otro puto mercado güey. O sea, yo no veo cuál es el problema ‘güey’. Porque ustedes tienen la decisión cabrón. O sea no a ‘güevo’ tiene que ser en un mercado que están apáticos, que les vale verga y que quieren hacerlo como quieren, (…) pero toma dato del puto local que no está yendo. O sea, yo preferiría mejor andar en campaña güey que andar haciendo estas mamadas güey, (…) pero necesito que tengan los datos precisos y concisos. Si no viene fulana, sabes qué pedo, se llevó, se levantó el censo, cuánta gente vino” (El Occidental).

 

La cuestión es que estos monstruos sociales se han dejado llevar por la ambición desmedida sin que nadie les estorbe (igual pasó en la Universidad, los gobiernos no hallaban qué hacer con su Frankenstein). Como disco de repetición hablan de presupuesto, de sumas millonarias, de crear leyes “con dientes” para hacerse de más dinero.

Han llegado demasiado lejos. Su despotismo y soberbia les han perdido a tal punto que desobligados de sus deberes primarios se han abocado exclusivamente a los dineros. Los asesinatos diarios y el clima de violencia que impera en Guadalajara, Tlajomulco, San Pedro y Zapopan, no parecen importar en absoluto a Enrique Alfaro y sus amigos. Su única visión es el dinero, el poder y por supuesto la gubernatura de Jalisco.

¿Cómo explicarse que mientras los asesinatos, el robo de autos con violencia, robo a casas, a restaurantes llenos de comensales, etcétera, aumentan sin freno, el Ayuntamiento de Guadalajara nomas piensa cómo sacarle el dinero a los ciudadanos pacíficos y observantes de la ley? (lo que nos recuerda a los gorilas de la FEG extorsionando estudiantes y negocios dentro y fuera de la U de G).

Una de las últimas atrocidades de Alfaro y sus huestes está sucediendo en la colonia Chapalita. Poblada por personas viejas (el eufemismo “tercera edad” no significa nada), por tanto con pocos o nulos ingresos. Se esperaron a que pagaran el predial de 2016, para luego soltar los mastines con folio en mano a infraccionar a los ciudadanos en su propio domicilio (en domingo). Las multas son por $ 3,276.00 pesos, es decir, mayor en casi todos los casos que el impuesto predial mismo, lo cual además de inconstitucional permite ver la locura de estos jóvenes mega ambiciosos metidos según ellos a gobernantes.

La Ley municipal obliga a que los negocios tengan cajones de estacionamiento suficiente para sus clientes antes de concederles la licencia. Con Alfaro no es así, negocios son negocios, primero es la lana de la licencia y que los vecinos se las averigüen como puedan, total, para eso son gobierno ¿o no? Negocios como la Aseguradora «Quálitas» tienen las calles de La Purísima, Placeres, Loreto y algunas otras, saturadas con veinte y hasta treinta autos de sus empleados y clientes, dejando a los vecinos sin sus espacios o en las rampas de sus propias cocheras (para ser infraccionados de manera estúpida e injusta).

¡Ah no, dice farisaicamente el gobierno municipal de Guadalajara! ¡Cómo que obstruir banquetas, múltenlos, con mucho, para que se les quite semejante violación de la ley! En primer lugar no son banquetas, son las rampas de sus propias casas, en segundo lugar, antes deben poner en orden a los negocios que les quitan sus espacios, en tercero, la Constitución considera salarios mínimos y condiciones económicas del infractor (arts. 21 y 22) por lo que dichas multas están fuera de la ley, etcétera, etcétera.

    Es aberrante semejante conducta municipal contra ciudadanos pacíficos y observantes de la ley, mientras que con delincuentes de todo tipo, con cuello blanco o de fajo piteado sean tan laxos, tan omisos. Rápidos para conceder licencias a edificios enormes que están asfixiando la ciudad de Guadalajara, pero… ¿se podía esperar otra cosa de un gobierno déspota, ambiciosa y vulgar? Tan vulgar que esta semana iniciaron su programa «La Ruta de las Cantinas» para llevar (Enrique Alfaro) de la mano al briago local como al visitante cantina tras cantina ¡Ver para creer!

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

 

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El reciente ataque terrorista en Bruselas (31 muertos y 270 heridos) corrobora por enésima vez la estupidez de occidente frente a la violencia e irracionalidad del mundo musulmán, cuya religión no admite al otro, al creyente de otro credo o de ninguno. Para el islamista todos son infieles a los que hay que hacer la yihad pues no dan señales de creer en su (falso) profeta Mahoma.

Este espacio iba a dedicarse exclusivamente a este tema, pero luego de leer el artículo de Luis González de Alba titulado “¿Islamofobia? ¡No: islamo-odio!” (La calle, Milenio Jalisco, 24/Marzo/2016) poco hay que decir al respecto. Excepto sumarse a la argumentación sólida, valiente y directa de este experimentado escritor y periodista.

¿Qué se puede decir después de leer lo siguiente?: “No me vengan con el cuento, válido hace 800 años, de la tolerancia musulmana hacia judíos y cristianos en Granada. O la grandeza de Damasco y Bagdad: de eso no queda nada, ni grandeza, ni ciencia ni tolerancia. Las pintas en Berkeley eran la semana pasada islam is love. Ve a decirle a tu madre y a tu hermana descuartizadas por bombas en Bruselas, degolladas por infringir alguna ley del Profeta asaltante de camellos, apedreadas por haber sido sorprendidas besando a su novio; a tu hermano azotado por no dejarse la barba… Son los tontos útiles, como definían los comunistas cuando iban por la toma del poder y aceptaban ayuda de quienes luego fusilarían”.

Así que el ataque terrorista del martes en Bruselas es una muestra más de la locura que se ha apoderado de la mayor parte de la humanidad, en unos de un modo y en otros de otro. Lo peor es que algunos atarantados traten de defender al islam en los medios. Todavía estaban tibios los cuerpos de los asesinados por los musulmanes en Bruselas y un cura católico defendía al islam en conocida radio de la ciudad de Guadalajara, diciendo que era una religión de paz y que no se podía juzgar a todos por igual.

Es cierto que no se puede juzgar a todas las personas por igual (sino por sus hechos personales), sin embargo resulta evidente que el cura en cuestión nunca ha leído el Corán, pues de haberlo hecho jamás se atrevería a defender lo indefendible. El musulmán puede ser pacífico y tolerante mientras no lea el Corán; lectura que detona el fanatismo criminal. Y es que para el islam, judíos y cristianos simplemente somos infieles. Paganos que debemos ser convertidos a la fuerza, de lo contrario se autoriza violencia y muerte contra nosotros.

Los tontos útiles, así como curas y apologistas ignorantes, deben estudiar y entender que el Dios de judíos y cristianos se revela a través de las Sagradas Escrituras con un mensaje de redención, un mensaje de esperanza por medio del amor. En cambio Alá es una divinidad inventada por Mahoma, quien inventa también su libro El Corán. En síntesis: Yahwéh el Dios del judeocristianismo no tiene nada que ver con Mahoma. El Dios de la Biblia entre sus muchos atributos está la justicia y la inmutabilidad, no es posible que en la Biblia nos dijera que nos ama y en el Corán que nos odia. Sería un ser esquizofrénico, lo cual resulta blasfemo.

Pero como se señala en el título de este artículo, el mundo ha enloquecido. Los uniformes religiosos valen más que la pureza y la consagración. Deportistas, actores y boxeadores ganan millones mientras que científicos e investigadores perciben sueldos ridículos. Se defiende al injusto y se oprime y margina al justo; se premia al vándalo y al revoltoso y se menosprecia al ciudadano trabajador y pacífico. ¿Cómo entender que un patán como Donald Trump aspire a la presidencia del país más poderoso del planeta y que encabece las preferencias de su partido? ¿Acaso no se dijo en el siglo pasado, después de conocer y padecer a Hitler, que no se permitiría jamás la llegada de otro loco violento como él?

En México, el sub secretario Campa Cifrián declaró el pasado jueves 24 el deseo del gobierno de indemnizar a los padres de los vándalos de Ayotzinapa (que andaban delinquiendo, en autobuses robados, con armas, etcétera). En verdad que han enloquecido, a ese paso el chapo y demás criminales exigirán reparación de daños; no importa que los cientos de miles de sus víctimas jamás sean consideradas, mucho menos reparados sus daños. Para eso son los derechos humanos y los medios de comunicación que se presten ¡Para pervertir la justicia y torcer la mente!

Los casos son incontables, injusticias y locura avanzan sin que nadie les estorbe. Se prohíbe con todo el peso de la ley que las personas fumen tabaco, y con mayor enjundia se pelea por la fumada de la mariguana. Se promueve el tequila como la bebida nacional y nadie habla sobre la desgracia del alcoholismo. Se alienta y da rienda suelta al sexo entre la juventud ‒sin distingos incluso de sexos iguales‒ y los muros de la familia son derribados con el marro del hedonismo desbordado, pues como decía Lipovestky: “la familia posmoralista es pues una familia que se construye y reconstruye libremente, durante el tiempo que se quiera y como se quiera” (El crepúsculo del deber, pág. 162)

Curas degenerados en lugar de ser echados del ministerio ―y ponerles piedras de molino a su alcance― y exhibirles a causa de su maldad e indignidad, que dicho sea de paso no solo daña a sus víctimas, sino que mancha las vestiduras de la novia (Iglesia), son defendidos e incluso protegidos. A unos cambiándoles de parroquia, mientras que en países ricos pagando sumas millonarias con dinero que debía ser empleado en obras de misericordia entre los necesitados.

     En toda esta locura colectiva la ignorancia juega un papel determinante. Líderes religiosos que no conocen a quien sirve, como tampoco el verdadero mensaje. Fanáticos religiosos que si conocieran el testimonio e historia de su profeta (en este caso Mahoma) al instante renunciarían a su credo violento y falso. Gobernantes y líderes políticos comprometidos únicamente con su deseo personal de poder y riquezas, ignorantes de la historia de sus propios pueblos como también de la ley y la justicia. Bribones cuyos sueldos mensuales un trabajador lo ganaría quizá en toda su vida laboral. Miles de millones de sin esperanza reproduciéndose como si las cosas pudieran continuar eternamente en el planeta, pero que su ignorancia les impide conocer la crisis y el abismo cercano. ¿Ve porque titulamos de mundo loco, injusto es ignorante el presente artículo?¿O usted que considera?

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

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El Presidente Enrique Peña Nieto una y otra vez ha mostrado su interés y disposición en crear fuentes de trabajo, de eliminar trabas burocráticas para que se abran empresas y negocios. Su visión de estado comprende perfectamente la necesidad de facilitar las cosas a los ciudadanos que disponen vida y recursos para sostener de pie la economía de este país.

Lamentablemente no todos en su equipo caminan en la misma frecuencia. En Jalisco las quejas de empresarios y comerciantes a causa de que el IVA no les es devuelto ‒lo que les descapitaliza y entrega en manos del agio‒, ha ido creciendo al igual que la ira reprimida ¿Acaso la Secretaría de Hacienda desconoce que entre más pronto devuelvan el IVA la rueda de la economía camina más de prisa y con ello los ingresos fiscales? Pensar que reteniendo el estado lo que no le pertenece, además de injusto e incorrecto, y refaccionarse con el dinero del contribuyente es bueno, en realidad es falso. Una torpeza. Devolver a tiempo el IVA permite que el causante venda más y pague más impuestos. Considerar lo contrario es miope y mezquino.

Lamentablemente el secretario Luis Videgaray parece caminar en otra frecuencia ajena a la visión presidencial (al menos en algunas áreas). Al descontento contra Hacienda que impera en grandes sectores de Jalisco, Videgaray ha agregado un error más que enemista al causante con su gobierno, en este caso con el Presidente Peña Nieto (que a final de cuentas es contra quien se queja todo mundo, cuando en realidad cada secretario o funcionario es causante y responsable de sus acciones).

Hay molestia, y mucha, entre los comerciantes del Mercado de Abastos ―y sin duda en otros sectores― a causa de una medida draconiana que no solo afecta al causante de manera temporal, sino que lesiona gravemente al ciudadano y expone a la muerte las fuentes de trabajo. Por una simple actualización de datos se han estado bloqueando por Hacienda las cuentas bancarias (fiscales) paralizando los negocios en razón de que no se les permite recibir depósitos, pagos, girar cheques, nada, absolutamente nada ¿Cómo recibir pagos de clientes? ¿Cómo pagar a proveedores, nóminas, etcétera?

Es obvio que el señor Videgaray siempre ha cobrado en la ubre presupuestal y no sabe cómo se gana el sustento diario el ciudadano común. En este caso en particular, levantarse a las 3:00 de la mañana para recibir frutas o legumbres que a diario llegan del campo y que serán llevadas ese día a mercados, fruterías, carnicerías, tianguis y supermercados, pero que antes tienen que ser comercializadas, lo cual no es cosa fácil ni menor. Implica tensión cotidiana pues se trata de perecederos.

     Los comerciantes de ese centro de abastos se quejan del formulario que deben llenar en el Banco una vez que les bloquean sus cuentas, ya que además de no ser desbloqueadas de inmediato (lo que les obliga a cerrar o quedar paralizadas), varias de las preguntas son verdaderamente estúpidas (es la palabra correcta) ¿Cuánto va a recibir o vender este año? Palabras más, palabras menos. ¿Cómo va a saber una persona cuánto va a vender, si al día siguiente sus clientes pueden comprarle al vecino o en otro lado, a su proveedor del campo se le puede siniestrar la cosecha, la mercancía echarse a perder en bodega, o voltearse el transporte en la carretera?

Es obvio que las preguntas las hicieron burócratas con corazón y actitud de inquisidor. El causante no es enemigo del gobierno, ni un delincuente. Es un ser humano que debe ser tutelado, protegido y respetado por el estado. Tratado con respeto y dignidad pues en el contrato social el estado asume mediante el voto la responsabilidad de protegerlo con la ley incluso con la fuerza en caso de ser necesario; así como el ciudadano se obliga a cumplir con sus deberes para que el estado haga su parte.

Ser funcionario público significa ser servidor público. No verdugo del pueblo. Tal parece que materias como Teoría del Estado y temas como el contrato social, etica y el servicio público han sido eliminados de las universidades. ¿O será que en los posgrados en el extranjero en los que son formados nuestros modernos políticos el colonialismo clásico y feroz es la materia fundamental?

Luis Videgaray y algunos de sus cercanos ―se entiende que siempre habrá excepciones― deben aprender que el causante es un ciudadano, no un súbdito. Que más se logra mediante el respeto y el dialogo que con la prepotencia, abuso y menosprecio.

En una sociedad afligida al sumo por la violencia (en Jalisco no se diga), por la delincuencia organizada y sin organizar, los secuestros, el chantaje, el cobro de piso, los asesinatos de todos los días, por los ladrones de todo tipo y todavía que tener que soportar a Hacienda que le concede trato de delincuente ―en lugar de respetarle y ayudarle a cumplir― hacen de la vida del ciudadano causante un infierno. El estado no debe olvidar jamás que el ciudadano es una persona.

Alexis de Tocqueville advertía acerca de estos excesos y peligros: “bajo el imperio de la democracia la arbitrariedad del magistrado (o secretario) ha de ser aún mayor que en los Estados despóticos” (La Democracia en América I, pág. 194).

En el artículo de la semana pasada señalábamos que «los impuestos son los que sostienen al país y sin ellos nos derrumbaríamos de inmediato». Eso no se discute. Lo que sí se cuestiona son las formas, el trato despótico e insensible, contrario a la visión republicana y política del Presidente Peña Nieto. Una cosa es pagar impuestos y otra muy distinta que el estado agreda y lastime al causante en la fuente de trabajo e ingresos al punto de atentar contra su dignidad y subsistencia (así como de los trabajadores). Somos una democracia, no un estado despótico o una tiranía burocrática.

Aceptar yerros es propio de sabios y humildes y la situación amerita que Videgaray y cercanos acepten que han cometido un grave error que debe ser corregido de inmediato. Esa además de ser la política del Presidente, es la pauta por la cual debe caminar el estado mexicano, pues como decía Octavio Paz “la verdadera democracia no consiste sólo en acatar la voluntad de la mayoría sino en el respeto a las leyes constitucionales y a los derechos de los individuos” (Sueño en Libertad, pág. 213).

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

Email: mahergo50@hotmail.com

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