Es increíble la candidez, por no decir estupidez, con la que ha actuado la comunidad europea ante la invasión musulmana. La araña ha quedado atrapada en su propia red, pues inventando el asunto ese de los “derechos humanos” y al pretender hacerlos válidos para los invasores de sus países miembros, Europa ha firmado su sentencia de muerte. Solo es cuestión de tiempo.
Dos factores han ocasionado esta desgracia para este continente considerado el baluarte de la civilización occidental: el haber dado la espalda a Dios y entregarse al ateísmo, como también olvidar su historia. Errores gravísimos.
En una especie de amnesia colectiva pasaron por alto los siglos de violencia sufridos a causa de los seguidores de Mahoma, cuyo dios, con minúscula (Alá es un dios inventando por ese profeta; en cambio Yahwéh, el Dios de judíos y cristianos es un Dios que se revela de dos maneras perfectas y grandiosas. A través de la revelación universal por medio de su propia creación que da cuenta de su grandeza e inteligencia suprema, como también a través de la revelación especial por medio de las Sagradas Escrituras) incita en El Corán a sus seguidores a la guerra contra los infieles, que no somos otros que judíos y cristianos.
Nada de esto ignoran los cultos europeos. El problema es que al apostatar de la fe en Dios, crearon su propia filosofía. Existencialismo y demás expresiones les hicieron afirmar una nueva fe, ésta en el hombre. Fracasaron. Lo peor es que siguen y seguirán fracasando. La fe que un día tuvieron los europeos y que compartieron a los pueblos de los otros continentes, advierte al respecto: “maldito el hombre que confía en el hombre… y su corazón se aparta de Dios… Bendito el hombre que confía en Dios y cuya confianza es el Señor” (Jer 17:5,7).
Al hacer del hombre el centro de la vida (y expulsar a Dios de la Tierra; una especie de venganza adámica, aunque torpe e ingenua al máximo), han creído a pie juntillas que el hombre es bueno como aseguraba Voltaire, abriendo en las últimas décadas las puertas del viejo continente a los musulmanes de Africa, Asia y Medio Oriente de manera indiscriminada.
Ha sido tal su ceguera que ni siquiera han podido ver que se trata de una verdadera invasión, planeada obviamente por los líderes del mundo islámico radical, cuyo plan camina a las mil maravillas ante la ingenuidad casi idiota de los líderes políticos europeos (y ONG’S que les acompañan en este suicidio continental).
Nadie recuerda ya que luego del 2 de enero de 1492 en que los musulmanes son expulsados de Granada, por fin España pudo unificarse y convertirse en una poderosa nación. Sin embargo, en una obsesión que más parece hipnosis colectiva, los europeos no toman en cuenta la violencia de los seguidores de Mahoma ni su intolerante cosmovisión, en la que todos los que no son musulmanes son considerados infieles a los que hay que exterminar (decenas o cientos de textos de El Corán así lo enseñan e incitan).
En un libro verdaderamente visionario, casi profético, la escritora y periodista italiana Oriana Fallaci advertía al mundo entero, pero en especial a los europeos:
―“La Europa que llamo Eurabia, el Occidente que devorado por el cáncer moral le hace el juego al Islam. Resignado, sojuzgado, medroso. Referirse al Apocalipsis parece un juego intelectual ¿verdad?… Pero es la trágica realidad en la que vivimos dos mil años después de Juan el evangelista… Piense en lo que el presidente de la República Francesa, es decir, Chirac. Le dijo a Philippe de Lilliers: ‘Mi querido amigo, las raíces de Europa son tan musulmanas como cristianas’. Es inútil preguntarse si había bebido. No había bebido, acababa de convencer a sus aliados de quitar de la Constitución Europea las raíces judeo-cristianas”.
―“Nosotros nos avergonzamos de nuestros delitos. Los hijos de Alá, no. Nosotros juzgamos nuestros delitos, los condenamos. Los hijos de Alá, no.
―”Los que secuestraron a los niños de Beslan eran musulmanes. Los que secuestraron y mataron a los doce nepalíes son musulmanes. Los que hicieron saltar por los aires los complejos residenciales de Riad y de Khoba son musulmanes. Los que capturan rehenes y los degüellan son musulmanes. Bin Laden es musulmán. Sus lugartenientes, sus consejeros, sus peones son musulmanes…” .
―“¿Es moderado o no un musulmán que no tiene vínculos con el terrorismo pero tiene dos o tres mujeres y las esclaviza, las humilla de todas las formas posibles, las repudia?”. (Oriana Fallaci se entrevista a sí misma. El Apocalipsis, págs.. 38, 192, 200 y 209).
En lo personal tengo muchos años advirtiendo a través de mis artículos y libros acerca del peligro del Islam para el mundo occidental, sobre todo y de manera muy especial en mi libro “CREPUSCULO FINAL, EL ATARDECER DE LA HUMANIDAD” (2010). No ha habido respuesta.
Si en cualquier frontera con Estados Unidos una horda de mexicanos entrara de manera violenta como lo hacen los musulmanes en Europa, téngalo por seguro que los guardias de migración dispararían de inmediato contra los nuestros. Sin motivo lo hacen, ¿qué sucedería si la turba rompiera las rígidas normas yanquis?
¿Quién ha estado financiando los barcos, lanchas, etcétera, poniendo el dinero para que cientos de miles de musulmanes se trasladen a Italia, Grecia, España, Turquía, los países balcánicos, etcétera? Es obvio que miles de millones de dólares se han gastado en esta invasión cuyo fin es el dominio islámico en la capital del mundo judeocristiano, objetivo a conseguir por medio de una yihad ya declarada y ya iniciada, sin que el enemigo (Europa) siquiera desee enterarse.
Cierto, entre los musulmanes hay decenas de miles de gente inocente que solo anda en busca de un sitio mejor ¿Pero, qué son para los fundamentalistas islámicos las vidas humanas? ¡Nada, absolutamente nada!. No es entonces ninguna migración masiva, es una invasión del islam. Punto.
DE ULTIMA HORA: ya escrito el presente artículo, la humanidad entera nos hemos horrorizado con los ataques cometidos por terroristas islámicos en Paris con un saldo preliminar de cuando menos 150 inocentes asesinados.
¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!
Email: mahergo50@hotmail.com