Opinión

El jueves 28 de diciembre (2023) se cumplieron exactamente 100 años de la publicación del último ejemplar del periódico “El Mañana” de la ciudad de México. Se trató de un número extra,

Lic. Pedro Flores González

el último, ya que poco antes de esa publicación el gobierno del entonces presidente Álvaro Obregón había atentado contra las instalaciones, maquinaria y muebles del periódico destruyendo absolutamente todo.

     El Lic. Pedro Flores González (foto) hermano de mi abuela paterna y oriundo de Tepatitlán, Jal., dueño y director de dicho periódico en la ciudad de México, era un hombre libre en sus ideas y principios, por lo que no tenía lazos con partido político alguno, lo cual irritaba de sobremanera al gobierno en turno al no poderlo controlar.

     Después de varias amenazas del presidente y al no lograr intimidar a mi tío abuelo, el 28 de diciembre del año 1923, una horda de vándalos instruida por el gángster obrero Luis N. Morones llegó hasta las instalaciones de El Mañana destruyéndolo todo, considerando en su vileza que habían acabado con la crítica a sus excesos, crímenes y corruptelas.

     El presidente, sin embargo, no contaba con la integridad y firmeza de principios del Lic. Pedro Flores, quien afectado en su patrimonio e indignado por el salvajismo e intolerancia del gobierno, publica en otra imprenta (que tuvo el valor de hacerlo) un número extra, en el cual escribe entre otras cosas:

 

“Las conjeturas sobran. Cuando un gobierno acude a estas medidas, cuando extrema su violencia, pone de manifiesto su incapacidad…  La veracidad y la energía de “El Mañana” lastimaron al Gobierno… Dejamos tras un montón de ruinas. Queda hecha pedazos la obra acumulada durante largos años. ¡Eso que importa! Es así, como se respeta la libertad de pensamiento…

      Estamos acostumbrados a la lucha y sabemos que más valor se necesita para escribir unas cuartillas, en las que se dicen tres verdades, que para recorrer la línea de fuego con un fusil…

     Pero la pluma hiere y hace mayores estragos que todas las armas inventadas por la ciencia para exterminar a los hombres… 

     Ni aún consiguiendo esos pocos escrupulosos, que se aterran ante nuestra actitud viril, matarnos con el salvajismo  de que siempre hacen gala, llegarían a cerrar nuestros labios, porque en la conciencia de todo el pueblo de México está que ‘El Mañana’ no ha servido a ningún partido político y sí ha procurado que triunfen la verdad y la razón…” (Foto del último ejemplar publicado por El Mañana, 28 de diciembre de 1923)

 Ante la impotencia de los cobardes en el poder público para acallar la verdad y al no soportar la crítica de El Mañana y los periodistas que colaboraban en ese medio, en enero de 1924, su director, mi tío abuelo el Lic. Pedro Flores González es asesinado por gente enviada por el gobierno. A un siglo de distancia su voz y digna posición sigue escuchándose y manteniéndose firme aunque ahora con otros nombres y diversos medios, pues la libertad de expresión no es dádiva ni concesión generosa de los gobernantes, sino un derecho humano y constitucional ejercido por hombres y mujeres libres de espíritu, valientes en su noble y necesario oficio. Un derecho que nace desde los corazones que se rebelan ante la injusticia, la mentira, la corrupción y el abuso del poder (público o privado).

     A 100 años de distancia, vaya este artículo en memoria de “El Mañana”, de su director, y de todos aquellos que hacían posible que la verdad y la crítica fueran publicados, como también para señalar y denunciar la cobardía e intolerancia de algunos gobernantes que hacen uso del poder como si fuera su patrimonio personal; y no la mayor responsabilidad a la que ciudadano alguno puede aspirar y cumplir con la máxima eficacia posible y apego de la ley. Feliz Año 2024.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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La mayor parte de los cristianos tienen información y conceptos equivocados del Mesías, su persona y obra. Del lado judío pasa lo mismo. Unos y otros traen arrastrando por siglos creencias erróneas heredadas, a las cuales no pocos han agregado tradiciones y conceptos que nada tienen que ver con el Mesías. Es decir, Yeshua o Jesús, en quien se cumplieron cabal y puntualmente las profecías.

     Pero… ¿cómo puede decir alguien que no es el Mesías cuando no ha leído las Sagradas Escrituras o solo algunos pasajes? Partir del “yo creo, yo digo, o así me enseñaron” no tiene nada que ver con la revelación Divina.

     La inmensa mayoría de creyentes (judíos y cristianos) desconocen a fondo las profecías bíblicas acerca del Mesías. Algunos han leído algunos textos, pero al desconocer la doctrina completa, los tiempos y oficios a cumplir por el personaje; tradiciones y deducciones personales suplen con fantasía o dichos populares algo que conlleva seriedad absoluta a causa de su importancia, pues se crea o no, el destino de la humanidad de todos los tiempos depende del Mesías. Ya sea para salvación o perdición eterna; conceptos que en la era posmoderna han dejado de escucharse (paradójicamente en la era con más información al alcance, aunque a la vez una de las más ignorantes en el tema de todos los tiempos).

     La Biblia nos habla de tres oficios que debería desempeñar el Mesías: profeta, sacerdote, y rey, y Jesús los cumplió cabalmente, si bien el último se ha limitado desde el siglo primero a reinar en los corazones de los verdaderos creyentes, en un futuro cercano (más cercano de lo que muchos se imaginan o consideran) vendrá a reinar con poder y gloria. En Jerusalén por supuesto.

    Después de la fiesta de Shavuot (pentecostés) en el año 33, la Escritura narra que los apóstoles miraban extasiados y asombrados la ascensión del Mesías, por lo que unos ángeles del Señor les anuncian o vaticinan lo siguiente tanto a ellos como a judíos y cristianos de los siglos venideros“Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo” (Hechos 1:11).

     Como profeta, el mayor de todos los profetas de Israel, además de cumplir en su persona y hechos todo lo anunciado acerca de la primera etapa del Mesías (redentor y salvador), predicó con perfección de vida y palabras el mensaje divino, acusando las desviaciones de líderes que habían hecho de la fe judía un coto de poder y simples reglas exteriores (sin vida espiritual alguna); dejando además una serie de detallados vaticinios tanto de la destrucción del Tempo de Jerusalén y el inicio de la gran diáspora, como un detallado relato acerca de su glorioso retorno.

     Como sacerdote, siendo Yeshua de la tribu de Judá, ejerció un nuevo y perfecto sacerdocio, no como el levítico, que dicho sea de paso, sólo era modelo y simbolismo del que el Mesías ejercería, quien conforme al orden de Malqui-tzedec (Melquisedec) como estaba anunciado (Salmo 110:4): se ofreció a sí mismo en la Pascua del año 33, como cordero inocente y sin mancha, para redimirnos y reconciliarnos con Dios el Padre, cuya santidad estaba ofendida por los pecados de toda la humanidad de todos los tiempos y a cuyo juicio todos estábamos sujetos.

     Pensar que a Jesús lo crucificaron porque algo salió mal o carecía de poder alguno para librarse de los romanos, es no entender en absoluto lo que sucedió, y por ende, la fe que se dice profesar. El propio Yeshua lo anunció tiempo antes con total claridad para que no quedaran dudas de su misión en la Tierra: Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla y tengo poder para volverla a tomar (resucitar)” (Juan 10:17-18). ¿Más claro? ¡No se puede!

   Lamentablemente la ignorancia conduce a no pocos a la fantasía religiosa, a inventarse la fe a su gusto, como dice el sociólogo francés Lipovetsky: “¡religión a la carta!” En la fe de judíos y cristianos no hay nada que inventar. Todo está ya revelado, perfectamente escrito, documentado y analizado en detalle para que no queden dudas a los que realmente buscan a Dios.

    Aunque anotación al margen, los líderes que desvían al rebaño de Dios siguen desviando del camino a muchos. En estos días el Papa argentino no sólo apostató públicamente, sino que se atrevió a predicar un evangelio distinto al revelado (leer al respecto: 1ra Corintios 6:9-10 y Gálatas 1:6-8).

     Continuando. Falta entonces que Yeshua cumpla como Mesías Rey, lo cual sucederá en un tiempo cercano si se toma en cuenta su propio mensaje profético que registran las Escrituras (Mat 24 y Lucas 21) como también a lo dicho por los profetas del A.T. o Tanaj y el Apocalipsis—. Y digo cercano, pues las condiciones que guarda la humanidad nos indican condiciones cada vez más semejantes a las anunciadas.

     Tiempo en el que el Mesías retornará, ya no manso y humilde para mostrarnos el cómo llevar la fe y ofrecerse como cordero pascual para perdón y de nuestros pecados y salvación de nuestras vidas, eso ya lo hizo, sino para reinar con poder y gloria derrotando a los gobiernos impíos de todos los pueblos y naciones de la Tierra. Conste, yo no escribí nada de esto, ni tampoco estoy inventando nada. Como teólogo profesional me limito como periodista a compartir con mis lectores el verdadero mensaje de la Navidad, que no fue un 25 de diciembre, sino que lo importante y trascendente, es que aquel niño se hizo hombre. Y no sólo eso, que siendo quien es, además de darle la interpretación correcta al judaísmo (y por consecuencia al cristianismo) nos redimió, nos salvó, y abrió las puertas eternas del reino de los cielos a todo aquel que crea y se arrepienta ¿Verdad que la obra y mensaje del Mesías son muy distintas de como las entiende y vive la fe popular?

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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Las Sagradas Escrituras jamás fallan, la verdad divina saca a la luz siempre la verdad. Quizá a los ojos de alguno falla y se tarda, pasando por alto dos cosas: nuestras limitaciones, y que Dios en su omnisciencia conoce el tiempo exacto de todas las cosas. Así que la milenaria sentencia: “¿Mudará el etíope su piel, y el leopardo sus manchas? Así también, ¿podréis vosotros hacer bien, estando habituados a hacer mal?” (Jeremías 13:23) queda como “anillo al dedo” de López Obrador ¿O no?

      Desde antes de las elecciones del año 2018 se dijo en esta columna que Andrés Manuel López Obrador era un individuo nocivo y sin el perfil necesario para la presidencia de México. Una y otra vez se dijo en este espacio que este hombre era violento, anarquista, alérgico al trabajo y campeón en la maldad, con un perfil para dictador, por lo que se alertaba para cerrarle las puertas del poder público.

     No se logró. Su manera mentirosa y engañadora de vida, envolvió poco a poco a diversos sectores de la población hartos de no ser escuchados y hartos también de tanta corrupción, condición que les impidió revisar a fondo a este hablador y analizar con detenimiento su testimonio de vida. Que dicho sea de paso siempre ha sido de pereza, destrucción, encono, violencia y resentimiento social. Mucho resentimiento, el cual una vez en el poder se ha transformado en destrucción de todo lo que le estorba a este dictador nato.

      Entre las muchas cosas que le han estorbado a este anarquista aborrecedor de la Constitución, la República, el orden, la legalidad, el trabajo creador y la riqueza para todos los mexicanos, le ha estorbado todo aquello que limite sus malvados deseos. Es de todos sabido, aunque no necesariamente aceptado, que en los cinco larguísimos años que le hemos padecido en la presidencia, ha destruido infinidad de instituciones públicas (de salud, educación, ciencia, seguridad, etcétera), atacando todos los días a quien se atreva a criticarlo o expresar un punto de vista distinto, como también apoderarse casi en su totalidad del Congreso e intentar hacerse del Poder Judicial (pero sin lograrlo, gracias a Dios por la integridad de la presidenta de la Suprema Corte y de la mayoría de los ministros que la acompañan y han defendido con firmeza la vida republicana y el imperio de la ley).

      Con esa misma visión destructora, propia de los dictadores como él, esta semana en un acto de cinismo se quitó la máscara de falso demócrata, que, por supuesto le estorbaba y quedaba demasiado grande; anunciando públicamente su deseo de desaparecer los principales organismos autónomos del estado.

     Aunque habrá de decirse que en su maldad sin límites y al ser exhibidos sus hijos por mega corruptos (traficantes de las influencias y poder de su padre), nos quiso ver la cara de tontos a los mexicanos (para no decirlo de una manera castiza) desviando la discusión pública a su intención de desaparecer dichos organismos autónomos.

     Su argumentación, como casi todo lo que sale de su mente torcida y perversa, además de estúpida, solo es para engañar bobos diciendo que “solo responden a intereses de particulares por encima del bienestar del pueblo… que resultan caros y muchas veces solo son utilizados para atacarlo tanto a él como a su gobierno de transformación”.

     La realidad es que cualquier ciudadano medianamente enterado de la función social de estos organismos, lo menos que puede hacer, es indignarse ante el atrevimiento y mentiras descaradas de López Obrador.

     En primer lugar, fueron creados para proteger justamente a los ciudadanos del abuso del estado. En segundo, son para mantener y procurar el bienestar del pueblo. En tercero, su costo es ínfimo, sobre todo cuando se compara con cualquier de los mega derroches del tabasqueño (AIFA, Tren Maya, Refinería Dos Bocas, Tren interoceánico, Pemex) los que además de haber resultado auténticos hoyos negros a causa de los cuáles se desatendió la salud pública, la educación, seguridad, obra pública, etcétera— ahora resulta que se tragan el camello y cuelan el mosquito.

     Finalmente, el dictador exhibe su intolerancia a ser descubierto en sus tranzas y corruptelas. «El rey del cash», como titulara Elena Chávez su magnífico documento (en el que describe ampliamente el perfil y acciones de este tartufo costeño), recoge entre otras muchas acciones de este hombre corrupto y falso hasta la médula, la advertencia que hiciera (y mantiene firme) a sus lacayos corruptos como él: «si te cachan te echas la culpa». Y como resulta que organismos como el INAI ponen al alcance de cualquier ciudadano información de las acciones del presidente y todo funcionario o dependencia pública, pues que se enoja el autócrata.

     Queda claro que su intentona de desaparecer estos entes que además de ser instrumento de defensa para el pueblo mexicano, permiten acotar el poder y abusos del estado frente a sus gobernados, desea eliminar todo aquello que le estorbe a su mente perturbada para reinar directamente o a través de alguno de sus lacayos(as). Lo que olvida y pasa por alto este tirano, es que México es un país de leyes e instituciones. Dos siglos de luchas intestinas, muerte y dolor de varias generaciones nos permitieron llegar al siglo presente como mejores equilibrios políticos y una democracia joven y sólida. De manera que la expresión mórbida de sus malvados deseos debe ser sometida de inmediato al imperio de la ley y al escrutinio de la opinión pública.

     Al quitarse la máscara, el tabasqueño ha resultado el mismo vándalo de siempre. El incendiador de pozos petroleros, el promotor de marchas y manifestaciones, el que toma el Zócalo capitalino o se adueña de Paseo de la Reforma, el chantajista que extorsionó a Zedillo y un largo etcétera. Precisamente por conocer su mañas y perfil ajeno al cargo, es que decenas de millones de mexicanos nos oponíamos a que este hombre anarquista y perturbado llegara a la presidencia. Hoy no podemos ya quedarnos ni callados ni conformes con sus atrocidades e intentonas poco simuladas de apoderarse del estado mexicano a la mala y por encima de la Constitución y demás leyes que nos tutelan.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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Hace noventa años Alemania se encontraba en una situación política y económica muy semejante a la del México actual. Luego de la primera guerra mundial los efectos a causa del Tratado de Versalles, así como las pésimas decisiones tomadas por los gobiernos en turno, provocaron diversos efectos negativos que en conjunto abrieron la puerta de par en par a las hordas nazis de Hitler.

     Los gobernantes, y la clase política, no estuvieron en momento alguno a la altura de las circunstancias provocando con sus desatinos, corrupción e incapacidad que la sociedad les diera la espalda, se desentendiera del todo del presente y futuro del país, entregándose a un hedonismo jamás visto, mientras que la pobreza tocaba a las puertas  la mayoría permanecía indiferente— y Alemania era presa de una horda de rufianes y asesinos ¿Podrían salir adelante cuando las cosas públicas no le interesaban a nadie y los políticos oscilaban entre la mediocridad, la falta de visión y de compromiso nacional?

    Muy pronto pagaron el precio por su descuido y desinterés generalizado. Durante todos los años previos, Hitler y su pandilla de proxenetas, resentidos y violentos estuvieron agrupándose en forma de partido político (como lo hizo AMLO y su gente) hasta lograr en el año 1933 ganar las elecciones con apenas el 43 por ciento del electorado. El resto del electorado a causa de las divisiones políticas y múltiples partidos (que juntos podían haber evitado la llegada de Hitler) no fueron problema al fragmentar el voto. Igual nos puede suceder en México en 2024.

     Para entender mejor las cosas y las similitudes entre Alemania (1933) y México (2023) reproduzco algunas reflexiones de un escritor alemán de aquella época:

 

—“En 1930 Hitler era aún para muchos una figura vergonzosa, perteneciente a un pasado gris… su aspecto le producía bastante rechazo al alemán medio (no solo a los «inteligentes»): ese peinado de proxeneta, esa elegancia de pacotilla, el dialecto de los suburbios vieneses, esa increíble verborrea unida a los ademanes de epiléptico, su gesticulación desenfrenada, esos espumarajos, la mirada entre flameante y extraviada. Y encima el contenido de los discursos: ese gusto por la amenaza…”

 

—“Nadie se habría sorprendido sí, cuando este ser pronunció su primer discurso, un policía lo hubiera agarrado por el cuello y lo hubiera enviado a un lugar donde no se le volviera a ver más y al que sin duda alguna pertenecía. Sin embargo, como no ocurrió nada parecido y, más bien al contrario, el hombre siguió creciéndose y volviéndose cada vez más demente y monstruoso al tiempo que pasaba menos inadvertido y se hacía más famoso, se produjo el efecto opuesto: la bestia comenzó a generar fascinación…”

 

—“Esa extraña obnubilación y aturdimiento que sufrían sus adversarios, sencillamente incapaces de reflexionar ante aquel fenómeno, como sometidos al efecto de una mirada de basilisco, sin estar en condiciones de darse cuenta de que estaba desafiándoles el infierno personificado…”

 

—“Seis miembros de las tropas de asalto que una noche atacaron a alguien «con otra mentalidad» mientras dormía lo mataron literalmente a pisotones… Hitler les envió un telegrama dedicándoles palabras de elogio y admiración… los seis asesinos fueron indultados. Era curioso observar cómo estas reacciones iban intensificándose unas respecto a otras: el descaro salvaje que permitiría a aquel pequeño y desagradable apóstol del acoso ir convirtiéndose poco a poco en demonio, la cabezonería de sus represores, que siempre se daban cuenta de lo que acababa de decir o hacer un segundo más tarde, es decir, cuando lo acababa de eclipsar mediante una afirmación más increíble o una acción más monstruosa, y la hipnosis que sufría un público  que oponía cada vez menos resistencia, víctima del encanto de lo repugnante y de la embriaguez provocada por la maldad…”

 

—“Hitler prometía todo a todos, y esto lógicamente le proporcionó un enorme grupo de electores y partidarios aislados, compuesto por personas faltas de juicio, decepcionadas y empobrecidas”

 

—“Hitler prometió dos cosas con sinceridad clara y perceptible: la reanudación del gran juego bélico de 1914-1918 y la repetición de la gran correría anarquista…” (*Igual ha sucedido en México: la alianza con las bandas criminales que tienen dominado el territorio y aterrorizada a gran marte de la población, y el festín de los anarquistas que hemos padecido ya por cinco años).

 

—“Algunos grupos poderosos estaban a favor de hacer inofensivo a Hitler pidiéndole cuantas. Por todas partes había discusiones políticas continuas, infructuosas y enconadas: en los cafés, en los bares, en las tiendas, en los colegios y en las familias… Lo que ya no había era ilusión por la vida, amabilidad, inocencia, buena voluntad, comprensión, simpatía, generosidad ni humor… En Alemania el aire se había enviciado rápidamente…”

 

—“Por entonces la República fue liquidada, la Constitución anulada, el Reishtag disuelto, reelegido, vuelto a disolver y vuelto a reelegir, los periódicos prohibidos… todos los puestos superiores de la Administración reasignados y todo ocurrió en medio de una atmosfera casi alegre, que implicaba un riesgo extremo y casi último…”

 

—“todos los obstáculos serios habían sido eliminados, ya no había ninguna Constitución, ni ninguna garantía jurídica, ninguna República, nada de nada, tampoco una policía republicana…” (¿Acaso AMLO no ha intentado por todos los medios desaparecer los otros poderes, además de odiar la Constitución y el imperio de la ley?) (Textos del libro: HISTORIA DE UN ALEMAN. Memorias 1914-1933, de Sebastián Hafner).

 

     Semejante clima de maldad asesina y opresora, extintora de todas las libertades y el orden legal, se abrió camino mediante una silenciosa pero efectiva campaña de adoctrinamiento. La mente fría y malvada de Joseph Goebbels y otros (como Julius Streicher) se encargaron de ir metiendo en la cabeza de un pueblo aturdido por sus problemas y deseoso de fugarse de ellos, una doctrina satánica que condenaba todo lo bueno y ofrecía un Reich donde los alemanes serían la raza privilegiada. Hoy los Goebbels, los Ramírez, pero sobre todo, los López Obrador y Sheinbaum, prometen una 4-T al estilo del ofrecido por los nazis. Estamos a tiempo para detener semejante traición y destino infernal para México.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

Email: mahergo1950@gmail.com

 

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