Opinión

Si la opinión hubiese salido de un politólogo, un sociólogo, o de cualquier otra persona se comprendería, no pueden ver cosas que solo se disciernen desde el campo espiritual, de ahí que lo predicado por el cardenal José Francisco Robles sea totalmente inexacto. Ajeno al origen y distante de la verdad.

Así que dejamos espacio a la referida declaración, que es parte de reciente sermón dominical: “El crimen muchas veces se debe, por ejemplo, al no tener una formación, una educación, y al no tener una fuente de trabajo digno, remunerado, justo y estable. El que no tiene esas condiciones… no se siente parte de la sociedad” (Mural, 4/Mayo/2015).

El propio diario que reprodujo parte del sermón del cardenal, interpretó a su modo el fondo del mensaje: “La violencia que vivó Jalisco el fin de semana pasado es una muestra de lo que ocurre con la sociedad cuando falta el empleo y la educación, sostuvo el Arzobispo de Guadalajara”.

Si se tratara de algún ensayo académico o algún análisis de la situación violenta que padecemos los jaliscienses ya se dijo que se entendería. La cuestión es que son conceptos dichos desde el púlpito y por un cardenal. Da pena decirlo, pues no es la intención del autor de la columna rebajar la imagen pública del sacerdote en cuestión, pero lo cierto es que desde el campo bíblico y teológico está absolutamente equivocado. La realidad espiritual es otra, totalmente otra.

El origen de tanta maldad y tanta violencia es la ausencia de Dios en nuestra sociedad. En su epístola a los romanos San Pablo advierte entre otras muchas cosas de la impiedad en las sociedades sin Dios:

 

-“Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada… estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades, murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres… (etéctera)” (Rom 1:28-30)

 

Y es que al no tener cabida Dios en la sociedad y en la familia (se habla en lo general, no en lo particular), las barreras y límites que la fe y los valores judeocristianos que le han sostenido por siglos desaparecen y el hombre bestial anuncia con violencia su llegada.

No se puede (ni debe) olvidar el poder transformador de la fe judeocristiana y sus benéficos efectos sociales. La misma Escritura lo advierte una y otra vez, pero a manera de muestra se reproducen dos textos. “En el temor de Dios está la fuerte confianza; y esperanza tendrán sus hijos. El temor de Dios es manantial de vida, para apartarse de los lazos de la muerte” (14:26-27). “La justicia engrandece a la nación. Mas el pecado es afrenta a las naciones” (14:34) ¿No está acaso México afrentado a nivel mundial a causa del pecado? Quizá este artículo no sea para algunos políticamente correcto, pero sin reconocer la realidad y enderezar el rumbo lejos de mejorar las cosas empeorarán.

Por dos siglos México tuvo millones de ciudadanos sin educación escolar; sin embargo la poca formación religiosa y espiritual que recibían era suficiente para que mostraran su eficacia. El amor a Dios se transforma en el corazón humano en fuente de principios y valores, en tierra fértil para la bondad. Los que nacimos en otras épocas escuchamos decir incontables veces a las personas:“somos pobres, pero honrados”. Orgullo que a manera de blasón portaban y defendían, y no precisamente recibido por los derechos humanos (que ni se conocían), como tampoco por psicólogos, por el gobierno, sino por la fe trasmitida de generación en generación. Eran pobres, pero no robaban, y no porque no tuvieran necesidades y carencias, sino porque su vida estaba cimentada en el mensaje de Jesucristo y su peregrinaje terrenal era preámbulo de la verdadera vida en la presencia de Dios. Concepto doctrinario que mantiene y mantendrá su vigencia mientras Dios exista, que es para siempre.

¿Qué debemos entender por trabajo digno? ¿Ganar un sueldo enorme y alejado de la realidad social? Si fuera así, los políticos y funcionarios de todos los partidos serían la quintaesencia y modelo a seguir, cuando todos sabemos que la mayoría de ellos son corruptos, y lo son desde el momento mismo de auto asignarse semejantes sueldos y prestaciones mientras la mayoría del pueblo sufre para apenas sobrevivir.

No son los sueldos ni los trabajos dignos. En los centros comerciales la falta de empleados tiene años de no ser suplida y la rotación de personal es de apenas dos o tres meses. No duran. Las nuevas generaciones desean ganar sin antes hacer méritos ni comprometerse, así que al carecer de una fe bíblica que conceda fortaleza a su vida, muchos buscan lo fácil y lo cómodo. “El que no es tranza no avanza”, aseguran, como también se dice entre los jóvenes que engrosan las filas delincuenciales “que prefieren vivir tres años como reyes, que cuarenta como bueyes” (refiriéndose a sus padres).

     ¿Cómo podrá vivir una sociedad las buenas nuevas que Dios si le resultan desconocidas? ¿Cómo podrá tener un sentido existencial si nadie le ha predicado el mensaje divino y si lo ha escuchado es parcial y deformado? Para desgracia de nuestro país el cristianismo que se predica poco tiene que ver con el mensaje de Jesucristo. El sincretismo y adiciones ajenas a la Biblia son parte de las creencias de las mayorías que todavía dicen creer en Dios.

Y en esto sí tiene que ver la educación, pero de las Sagradas Escrituras, las que son desconocidas por la mayoría de los mexicanos. Así que mejor ni hablar de las grandes doctrinas emanadas del mensaje divino, son bagaje de unos cuantos cristianos realmente comprometidos (que ni siquiera son respetados por la masa rezandera y sincrética).

El cardenal sabe perfectamente que el verdadero mensaje divino transforma al más vil pecador en un hombre recto, santo, justo. De manera que antes de lanzar piedras quizá sea tiempo de pedir perdón por no dar de comer y beber a los que tienen hambre y sed de Dios, desnudos de toda justicia por cuanto somos una raza caída que requiere de vestiduras que solo Jesucristo (el Mesías) puede concedernos por gracia.

No es entonces la educación, el trabajo digno y remunerado lo que tiene a México hundido en la violencia y la maldad. Es la ausencia de Dios; el haberle sacado de los hogares, de las escuelas y de la vida cotidiana lo que nos tiene en tal condición.La Escritura exhorta al respecto: “Buscad a Dios mientras pueda ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos y vuélvase a Dios, el cual tendrá de él misericordia” (Isaías 55:6-7). El Señor tiene otra manera de ver y mostrarnos la vida ¿no cree usted?

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

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El domingo anterior visité ese lugar excepcional que es el Instituto Cultural Cabañas. Para quien escribe esta columna es lugar de grandes recuerdos, valga decir que mi madre me dio a luz a solo media cuadra de este magnífico edificio, que por aquel entonces era hospicio. Pero nuestro tema es otro, decía que visité este museo que por sí mismo vale el precio de la entrada (es hermoso en verdad).

Debo señalar que mi recorrido me hizo recordar aquel filme de los años 60 “La agonía y el éxtasis” interpretado por Charlton Heston y Rex Harrison, relativo a la biografía de Miguel Angel y sus obras en el Vaticano (basada en la novela de Irving Stone “El tormento y el éxtasis”).

Sucede pues que de entrada me topé con una exposición que por la impresión sufrida bien se puede considerar “La Agonía” (del Cultural Cabañas). La pobreza artística y visual, mejor dicho la indigencia, llevan al visitante a considerar que las neuronas se extinguieron en ese majestuoso sitio, en el que después de admirar los murales de Orozco cualquier otra cosa se empequeñece o borra de plano si carece de arte.

Imagínese usted, entrar y ver en la susodicha exposición una pila de trapos sucios, por allá algunas piedras, en otro sitio algunos alambres chuecos en fila, un bastón de colores en alguna esquina y en otra un montón de tierra (y demás mafufadas por el estilo). Bueno, se necesita de estar tonto para admitir que semejante farsa es arte. Recorrer las salas de ésta dizque exposición lleva a la conclusión que el Cabañas va en caída libre. En agonía.

Por fortuna no es así. En el lado izquierdo del recinto sus salas albergan una exposición magnífica: ¡La obra del arquitecto mexicano Pedro Ramírez Vázquez! Un verdadero genio, que entre sus muchas obras se encuentra el Estadio Azteca, el Auditorio Nacional, etcétera, aunque su legado artístico a través de la arquitectura se encuentre disperso alrededor del mundo.

Cuando los que fuimos testigos de las Olimpiadas de 1968 en nuestro país, entramos a la sala donde se encuentran los posters y toda la parafernalia utilizada en esos juegos, de los que por cierto Don Pedro Ramírez Vázquez fue el presidente del Comité Organizador, la emoción y la nostalgia son enormes (no permiten tomar fotos). El arte y creatividad plasmados en tan diversas expresiones que van desde posters, ropa, quioscos y demás, son rico legado y testimonio fiel de una generación de gigantes en extinción (el trazo y dibujo magistral de Abel Quesada también está presente en esa exposición).

Descubrir en otra sala entre sus muchos y brillantes trabajos, el proyecto que Ramírez Vázquez presentó para el Bicentenario de la Independencia de México y ver que fue rechazado para dar espacio a ese mamotreto llamado “Estafa de Luz” (perdón, Estela de luz), en verdad indigna. Es inadmisible que un proyecto incluyente, que cumplía con el motivo de su construcción y en el que compartían espacio peatones, autos y áreas verdes a través de una construcción propia de un genio, haya sido descartada para dar paso a una cosa sin utilidad alguna (que fue proyectada en 200 millones de pesos y costó al final 1,400).

En la exposición se admiran proyectos de obras monumentales presentados para diversos países por Don Pedro, así como joyería, piezas de cerámica y vidrio que permiten gozarse con semejante inteligencia (tal pareciera que el reparto de neuronas de ese nivel se acabó; aunque sobran las de engreídos y bloferos)

Finalmente un quiosco original de las Olimpiadas de México ’68 que se encuentra en uno de los patios al concluir la gira por esta exposición (en los que bellas edecanes entregaban folletos y proporcionaban información) es una verdadera obra de arte y buen gusto. Lo dicho: después de la agonía y sufrimiento de una exposición horrenda (instalada en el ala derecha del Cabañas), el ala izquierda de este señorial recinto compensa sobradamente la visita al grado de producir el éxtasis (a causa del genio creador).

 

¿CENSURA EN LA RED?

     Después de tres décadas de ejercer el periodismo pensé haberlo visto todo en cuestión de censura. Me equivoqué. He sido censurado en periódicos, revistas, en la televisión y en la radio. Pensé con ingenuidad que en la red se acabaría esta nociva plaga pero tal parece que no es así. Desde el domingo pasado (26 de abril) la compañía Microsoft me ha estado fastidiando mi correo Hotmail. Todos los días me han hecho la vida imposible para poder entrar y molestias sin fin para recuperarlo, y por si no fuera suficiente, el jueves 30 de abril fue quitada Análisis y PROPUESTA de la red ¿Coincidencia o censura? Esperemos que sea lo primero de lo contrario el tan temido Big Brother imaginado por Orwell ya apareció.

 

2º ANIVERSARIO

     La última semana de abril Análisis y PROPUESTA celebró su 2º Aniversario en este nuevo formato. Agradezco profundamente el interés de los 49,557 lectores que en este año se han tomado el tiempo para visitar y conocer los 52 artículos publicados, como también mi gratitud a las Autoridades y compañeros de oficio que han sabido pasar por alto los errores y compartir también unidad de criterios, enriqueciendo así la libertad de expresión y el civismo.

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

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El nivel y los postulantes de la presente campaña política en el país quizá carezcan de un referente histórico. Durante el período revolucionario muchos de los candidatos no fueron a la escuela, carecían de una formación política adecuada, sin embargo no pocos de ellos habían arriesgado su vida por la causa, incluso en varias ocasiones. Los actuales no arriesgan nada, ni su reputación, pues carecen de tan valioso patrimonio. Miseria moral, cinismo y ambición parecen ser carta de presentación generalizada.

      A final de cuentas es de admirar que el payaso “Lagrimita” pretendiera contender por la presidencia municipal de Guadalajara, pues cuando menos lo intentó dentro de su oficio. El problema en todo caso son los centenares de payasos y mamarrachos que aspiran a un cargo público o una representación popular, sin más activos que su ambición económica y egolatría sin medida.

Las televisoras se han dado vuelo (la radio igual) presentando de manera machacona, vulgar y sin ningún contenido, a una galería de próceres que desconocidos o muy conocidos (que en muchos casos es lo peor, que sean tan cínicos cuando el pueblo todavía se pregunta cómo es que no están en la cárcel) ofrecen su sonrisa de hiena y hasta se atreven a hablar de corrupción. No es posible que permitamos tanta ofensa los mexicanos.

Un expresidente municipal panista de Guadalajara que anda de nuevo pretendiendo el cargo, se olvida las mega tranzas que se hicieron en su trienio. En una aparente remodelada del centro de la ciudad (de chile, mole y picadillo por cuanto entregó las obras a decenas de constructoras y cada una hizo lo que le vino en gana por lo que no hubo uniformidad) cobró a 1 (un millón) de pesos cada banqueta por cuadra. ¿Si esto no es corrupción dígame usted lector como le calificamos?

En su arrogancia y como si los ciudadanos estuviéramos tontos, se puso a cambiar las banquetas de la Avenida Vallarta como también las de Chapultepec, las que jamás terminó, pero el cobro multimillonario fue puntual ¿Cómo pueden grabar anuncios televisivos con sonrisas y criticar a los otros contendientes? ¿Cómo pueden ofrecer seguridad si con ellos se perdió la que teníamos?

No son pocos los postulantes que han recurrido a los spots musicales, aflorando lo más naco y vulgar que se haya visto en la historia de México. Bueno, uno hasta con botas picudas y largas como desarmador bailando de forma tan chocante que no faltan ganas de lanzar piedras contra el televisor. Otros a ritmo tropical o de las bandas de panzones norteños que gustan a los narcotraficantes, exhibiendo todos, sin excepción, la miseria política que se nos ofrece y que dicho sea de paso es del todo desalentador ¿Para qué salir a votar con esos improvisados buenos para nada? ¿Podremos salir del hoyo en que nos encontramos con esa caterva de facinerosos y vándalos metidos a dizque políticos?

La política es un oficio demasiado serio y requiere de mentes brillantes, no de esta chusma de bucaneros. Hace unos días el quirófano del hospital del IMSS de la Av. Washington y Chapultepec (Guadalajara) estuvo cerrado varios días a causa de una plaga de moscas ¡Sí, leyó bien, de moscas! Los ductos del aire acondicionado no servían y el calor hizo que se multiplicaran estos insectos que acaban al instante con la esterilización del quirófano más sofisticado.

¿No podrían los candidotes ceder una media hora de anuncios a nivel nacional? Con ese dinero es probable que se arreglaran los desperfectos y deficiencias de todos los quirófanos del IMSS, ISSSTE y Hospitales Civiles del país. El multimillonario derroche de las campañas tanto en publicidad electrónica, como en periódicos, espectaculares, mochilas y demás, supliría y paliaría de inmediato muchas de las carencias y necesidades nacionales.

Es inadmisible y totalmente reproblable que se dilapiden los dineros públicos de esa manera. Si los gobernantes y los ahora candidotes supieran como se gana el dinero en la calle de manera honesta, detendrían de inmediato sus dispendios pues lo cierto es que con un par de semanas las campañas políticas sería más que suficiente. Total, para lo que tienen qué decir y ofrecer, con media hora les sobra tiempo. Lo demás es rollo, demagogia y cinismo.

Así que nos despedimos con un texto del filósofo argentino José Ingenieros, que describe de cuerpo entero a esta plaga de héroes patito que gratis nos saldrían caros (en los cargos públicos y cobrando no se diga) pero que lamentablemente se harán del poder y los dineros públicos en poco tiempo y el partido es lo de menos, puesto que no hay de donde escoger: “Políticos sin vergüenza los hubo en todos los tiempos y bajo todos los regímenes; pero encuentran mejor clima en las burguesías sin ideales. Donde todos pueden hablar, callan los ilustrados… Cuando el ignorante se cree igualado al estudioso, el bribón al apóstol, el boquirroto al elocuente y el burdégano al digno, la escala del mérito desaparece en una oprobiosa nivelación de villanía… Esa chatura moral es más grave que la aclimatación de la tiranía; nadie puede volar donde todos se arrastran. Conviénese en llamar urbanidad a la hipocresía, distinción al amaneramiento, cultura a la timidez, tolerancia a la complicidad; la mentira proporciona estas denominaciones equívocas. Y los que mienten son enemigos de sí mismos y de la patria; deshonrando en ella a sus padres y a sus hijos, carcomiendo la dignidad común” (El Hombre Mediocre, Editores Mexicanos Unidos, págs. 154-155).

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

Correos recibidos: Andrea Platner de Los Angeles Calif., Maria Elena Gómez, de mi amigo Uriel Santana (La Paz B.C.), así como de mi hermano Juan José. Gracias por sus palabras.

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Durante generaciones los mexicanos (y gran parte de los pueblos y países) estuvimos regidos por reglas perfectamente definidas, casi todas ellas derivadas de la fe judeocristiana, lo que permitía que el bien de los demás estuviera por encima del personal, ya fuera en la familia, la escuela o en cualquier otro grupo de convivencia. Era lo normal.

Hace medio siglo la psicología estaba apenas abriéndose paso y la sociedad se regía por los valores tradicionales. Durante mucho tiempo el civismo marcaba las pautas de la convivencia, los hombres dejaban el asiento en el autobús a la mujer, como igual se les permitía que subieran ellas y los niños primero. En la banqueta se les dejaba el lado de la pared a mujeres y niños. Los adultos eran respetados por los niños y jóvenes y los adultos devolvían a cambio una protección para su persona y formación (no había esa plaga de pervertidos que ahora abusan de ellos ―que sin miramientos merecen ser fusilados―).

En casa el respeto para los padres era una realidad generalizada; aunque ahora algunos adultos para quedar bien con los jóvenes y niños aseguren que era por autoritarios, pues no entienden el significado de autoridad, sin la cual ninguna sociedad pude permanecer de pie por mucho tiempo (si bien siempre ha habido y habrá padres autoritarios, o desobligados, o violentos, pero ese no es el tema).

La puerta de la escuela primaria se cerraba a las 8:00 o las 9:00 y ya no entraba nadie, disciplina que formaba generaciones de personas puntuales y responsables. Hoy no  aplica, ¡los nenes se trauman! Si hubo mucho tráfico, si se ponchó la llanta, si el chocomilk se le atoró al chiquillo, o se le quedó el cuaderno y tuvieron que devolverse, la mamá se convertirá en el Hulk si al señor de la entrada se le ocurre detener a su bebé, que dicho sea de paso es ¡el mejor del mundo! (al cual todos están obligados a considerar el centro de sus atenciones).

Así es como empezó el cambio del orden al desorden, de las reglas a las no reglas, y si las hay son las de cada quien y cada quien las interpreta a su gusto y conveniencia, de lo contrario corren a la jalarle las faldas para que los defienda a esa señora que nada resuelve y todo complica llamada “derechos humanos”.  Una imposición política venida del exterior y como el que debe es siervo del que le presta y México debe por sabrá Dios cuantas generaciones, los señores del capital nos endilgaron este adefesio pseudo jurídico que en sus países es otra cosa. Allá primero es la ley En cambio en México lo que vale es el berrinche, el pataleo mediático, el subjetivismo y la manipulación emotiva. Ley no, ¡es represora! (dicen los “activistas” de la generación egoísta)

Por si nos les resultara suficiente su relajo, a finales del siglo pasado comenzaron a aparecer las llamadas ONG’S, algunas de ellas verdaderos parásitos presupuestales que arengan con la izquierda pero cobran con la derecha. La lógica desarrollada por el ser humano de manera natural a través de la experiencia y que antaño era materia en la preparatoria nos hace y ayuda a pensar. Esta reflexión nos lleva a lo siguiente: ¿cómo le harán todos los que integran estas organizaciones, pues la mayoría no podemos desatender nuestros trabajos y ellos son apóstoles de todas las causas? ¿quién los mantiene, son ricos de nacimiento, o de dónde sacan?.

Y es que oponerse a todo (nomás porque viene del gobierno) ni es lógico y sensato, ni tiene porque ser así. Un país sin estado se sumergiría de inmediato en el caos. Para eso es la democracia, para tratar de convivir de la mejor manera posible dentro del menos peor de los sistemas políticos. En lugar de agredir a todo lo que se mueva en el gobierno, se debe analizar con objetividad las acciones y evitar las agresiones de todo tipo dado que existen los canales adecuados para hacer valer la voz ciudadana, pues como advierten la Sagradas Escrituras “la palabra áspera hace subir el furor más la blanda respuesta aplaca la ira”. Es el diálogo el que enriquece la vida social, no la ira verbal ¿qué aportación puede haber en un espíritu egoísta cuya visión de las cosas es única y el otro no tiene cabida?

El crecimiento urbano presenta un sinnúmero de necesidades (metro, trenes suburbanos, metrobus, acueductos, vialidades, hospitales, escuelas, etcétera). En el pasado estas necesidades obligaron a muchas expropiaciones. Hoy de inmediato los egoístas se oponen y anteponen su “criterio” por encima de cualquiera. Detentadores de la verdad absoluta (al estilo Peje) todos los mexicanos debemos someternos a sus berrinches y demás expresiones, la más de las veces sin verdadero sustento. Un caso local a manera de ejemplo ¿De dónde se puede sacar para una línea de metro subterránea si no hay dinero para hacerlo? ¿Quieren que se pida más dinero prestado y la hipoteca de la casa llamada México sea ya totalmente impagable? ¿No sería mejor apoyar para que se haga y de ser posible enriquecer el proyecto en lugar de descalificar todo nomás porque es del gobierno?

En el Distrito Federal se pudo crear infraestructura (metro, ejes viales, etcétera) porque la expropiación se ejecutó. En Guadalajara también lo vimos con la expropiación y derrumbe de todas las casas de la antigua calle de Catalán, para dar paso a la avenida Revolución y conectar el Sector Reforma con el centro. Anteriormente se habían ampliado por la misma vía legal Juárez, González Gallo y Javier Mina. Luego vino la expropiación del eje Moro-Escobedo para construir la Calzada del Federalismo y unir Guadalajara de Periférico a Periférico, como también la creación de la Avenida Lázaro Cárdenas (lo que es ahora los carriles centrales eran casi todos canchas de futbol). Nadie repeló, al contrario, los tapatíos nos alegrábamos de que se hiciera obra pública y por ende se mejorara nuestra calidad de vida.

Lamentablemente en lugar de cuidarles las manos a los funcionarios ladrones (que durante los gobiernos del PAN se multiplicaron como ratas de criadero) los activistas (egoístas) se oponen a todo, paralizando o frenando los proyectos públicos que nos benefician a todos

Signos de los tiempos. Ha permeado a tal punto en la sociedad esa conducta egoísta, que pasarse en rojo la luz del semáforo es nada, “¡que pase el rey, que ha de pasar!” ―rezaba la  canción infantil―, como tampoco es nada circular en sentido contrario, tapar cochera, estacionarse en doble fila, si van en bicicleta lo hacen en sentido contrario, por la banqueta, sin luces y sume usted las conductas egoístas que recuerde y que hacen cada vez más difícil la convivencia social.

Soldados y policías no están de adorno, ni se les compran armas para los desfiles. Requieren de usarlas para defenderse y defendernos de tanta fauna nociva que afecta gran parte del país (multiplicada durante los gobiernos de Zedillo, Fox y Calderón) ¿Estamos bien bajo la tiranía de los ególatras o preferimos el imperio de la ley para que el ser humano valga por lo que es y no por lo que el otro dice o quiere? ¿Usted que piensa estimado lector?

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

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