Opinión

Los jerarcas del PRI y el gobernador de Jalisco Aristóteles Sandoval no entendieron, o no han querido entender el mensaje de los votantes en las elecciones del año 2012. El hartazgo ciudadano producto de tres sexenios tan inútiles como onerosos y dañinos (a este historial de incapacidad y mediocridad se debe sumar el nombre de Enrique Alvarez del Castillo) llevó de nueva cuenta al abanderado del Revolucionario Institucional a la titularidad del Ejecutivo Estatal, que por lo que se aprecia amnesia o soberbia han borrado el antecedente.

Para entender mejor este retorno, la cuestión es que quiérase o no, las nocivas prácticas electorales de los panistas contaminaron un proceso por demás importante no solo para Jalisco, incluso para el destino nacional. Así que dejando de lado la capacidad política e intelectual de los posibles candidatos, los partidos escogieron al estilo kermés o reina de la primavera. Popularidad y encuestas llevaron al poder a quien a todas luces ha mostrado no ser la persona idónea y de esto ya estaban cansados los jaliscienses.

Los ciudadanos enterados y preocupados por la vida pública de su Estado, consideraron que la presencia del Senador Arturo Zamora en la secretaría general de gobierno representaba de parte del centro, una voz de sensatez, una figura conciliadora que ayudara en la reconstrucción política tan urgente como necesaria de Jalisco. Sin conocer los detalles que originaron su retorno al Senado, se consideró que con la salida de Zamora el gobernador se quitaba cualquier freno para sentirse como a él le gusta ¡como Virrey!

Al respecto, la historia de la Nueva España nos puede ofrecer una extensa galería de pésimos virreyes y gobernadores de provincia cuyo paso por el poder es conocido por sus muchas acciones negativas (dicho así para no herir susceptibilidades y evitar soponcios inesperados), de saqueos, injusticias y violencias sin fin.

Don Justo Sierra O’Reilly, relata en una de sus novelas la historia del conde Peñalba, a la sazón gobernador de la provincia de Yucatán, un individuo nefasto, ambicioso y violento. El abuelo del gran educador de la época porfirista describe en 1848 la conducta de este mal gobernante:

―”Mas llegó un nuevo virrey, entre su comitiva venía el conde de Peñalba, joven perdido, libertino, osado, emprendedor y que allá en la Corte se había granjeado una reputación equívoca. Su ilustre familia, ruborizada por los excesos de ese mal caballero había hecho lo posible por alejarle de Madrid, teatro de sus desordenes… entre las malas pasiones del conde, dominábale sobre todo la avaricia; y para satisfacerla, nada habría podido detenerle, por indignos y abyectos que fuesen los medios” (obviamente no se refiere a Emilio, cualquier parecido….)

De ninguna manera se sugiere comparación con el actual, sin embargo, y como escribiera Chateaubriand de cierto ministro francés del siglo diecinueve: “Monsieur de Polignac es sin duda muy culpable de ello; su incapacidad es una mala excusa; cuando falta talento la ambición es un crimen“ (Tomo 3, pág. 1853). Así que no basta ser corrupto para ser repudiado. La incapacidad es también una causal grave para quienes pretenden ejercer el poder público; no se diga en sociedades tan complejas como la nuestra, cargadas de problemas de múltiple origen que requieren obligadamente de sabiduría, inteligencia, capacidad, valor y decisión para resolverlos. La popularidad es lo que menos se necesita en estos casos.

OFENDE IMPUNIDAD DE EMILIO

     ¿Por qué razón el gobernador no ha llamado a cuentas a su antecesor, Emilio González Márquez? Es muy probable que en la historia de México no exista un solo caso, excepto Emilio, que un gobernador haya gastado $74 mil millones de pesos de manera discrecional sin que hasta la fecha nadie le haya llamado a rendir cuentas. No puede haber estado de derecho ni democracia cuando se solapan delitos de semejante magnitud. Acciones ajenas incluso a monarcas y propias de vulgares dictadores.

Además de ofendernos mentándonos la madre a los ciudadanos que nunca estuvimos de acuerdo con su manera vulgar y corrupta de actuar, las acusaciones de tantísimo desvíos multimillonarios en tantos renglones (Juegos Panamericanos, Las Villas, los dineros del Fonden destinados para los damnificados del huracán Vilma que gastó en otras cosas, etcétera), los votantes en la elección a gobernador esperábamos que además de un cambio se retornara por fin a la gobernabilidad, al estado de derecho. No ha sido así. La impunidad a favor de Emilio y su corte al estilo Ali-Babá mantiene en ofensa continua a los jaliscienses. Mientras no se llame a cuentas a tanto bribón la credibilidad del gobierno es nula.

CLIMA DE INSEGURIDAD

    La ola de crímenes en Jalisco continúa, no hay diferencia entre el anterior gobierno y el actual. Los ciudadanos esperaban que la situación mejorara y la fauna criminal fuese sometida, no ha sido así. Asesinatos, extorsiones, asaltos, robo a casa habitación y negocios son cosa de todos los días. De hecho la mayoría de los ilícitos ya ni siquiera se denuncian a causa de la inutilidad y poco tacto de las autoridades investigadoras (en pleno siglo XXI no hay opciones para denuncias por internet de robo a casa, cuando menos para que quede el antecedente y no verse en la monserga de acudir ante un burócrata torpe e insolente que le haga perder tiempo, pida testigos, facturas de cosas que se compraron muchos años atrás, etcétera).

El asesinato del diputado federal dolió a toda la sociedad, mostró que un hombre de bien cayó en las fauces de los chacales; la cuestión es que esas bandas de merodeadores criminales tienen muchos años en Jalisco y la vida del diputado y su ayudante no son más valiosas que la del resto de los ciudadanos, y los criminales mantienen en continua angustia a la población cuyo sentido de indefensión es absoluto ¿Tiene gobierno nomás para que le cobren impuestos? Ante esto, el gobierno de Jalisco está obligado a realizar una introspección. Las palabras de Don Alejandro Martí en Palacio Nacional siguen siendo válidas ¿o que considera usted, amigo lector?

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

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El cinismo y la demagogia de la clase política mexicana no conoce de límites, su farsa supera todo lo inimaginable, Kafka incluso quedaría pasmado. Veamos un ejemplo. Las camarillas de filibusteros que integran la falsa izquierda han orquestado una nueva opereta para engañar su clientela cautiva (con la esperanza de atrapar a otros incautos), apoyándose al efecto con una costosa campaña mediática pagada obviamente por los ciudadanos ¡México, creo en ti!

     El titulo de esta nueva farsa es: “CONSULTA CIUDADANA contra la REFORMA ENERGETICA” ¡Magistral! Y es que ante el peligro de que la Patria quede en manos de los perversos invasores (incluido el petróleo y la generación de electricidad) y los traidores que nos gobiernan se salgan con la suya, los próceres del PRD y MORENA han aparecido dispuestos a perder, no la vida, eso ya está pasado de moda, es asunto decimonónico, Juarista (dijera el “peje”); pero sí algunos desayunos y cómodas reuniones para salir a marchar o juntar firmas, denunciar a los perversos y echar abajo semejante traición ¡Faltaba más!

La cuestión de fondo es que Pemex ya tiene mucho tiempo privatizada, además de que los fieles devotos de Lázaro Cárdenas, o no conocen la historia de México, o su maldad se refina pues conociéndola se atreven a subir al pedestal a  quien sirvió cabalmente al Imperio echando fuera a las petroleras europeas (18 de marzo de 1938) y comprometiendo la producción con el vecino (recordemos que la Segunda Guerra Mundial estaba a la vuelta de la esquina y los yanquis no querían a los europeos cerca de casa).

     Aclarado el asunto del Tata Lázaro (si algún lector desea ampliar y conocer mejor estos hechos, en el libro “MEXICO: ¿ESTADO FALLIDO O PAIS TRAICIONADO? Volumen Dos” el autor le ofrece suficientes datos y elementos de juicio), pasemos sin más rodeos al tema que nos ocupa ¡LA PRIVATIZACIÓN DE PEMEX!

En primer orden no se puede privatizar lo que ya está privatizado ¿o sí? Los dueños son varios. La lista la encabezan los altos funcionarios cuyos sueldos y prestaciones (sin contar los trinquetes, contratos y demás expresiones de corrupción) son envidia de reyes, príncipes y demás.

Le sigue en la lista el sindicato petrolero, cuyos ingresos y chantajes anuales al gobierno en turno harían palidecer de envidia a Al Capone, Lucky Luciano, Frank Costello, John Gotti, Joseph Bonanno y demás mafiosos. Las fortunas y vida lujosa de estos individuos y sus familias, como la impunidad de que gozan, permite que los gangster’s  gringos se miren como meros aprendices.

El gremio petrolero en general puede considerarse poseedor de buena parte de las acciones, las cuales se hacen válidas mediante sus plazas; posición que les concede derechos y estatus del que los mexicanos en general estamos ajenos, desde sueldos y prestaciones, hasta jubilaciones prematuras y demás.

El problema es que se trata de una privatización real, pero no legal, es decir, una expresión de la conocida corrupción del sistema político mexicano, banquete sucio en el que participan también particulares (favoritos de los jeques de la jerarquía petrolera o del gobierno en turno, Oceanografía, por citar un caso, otro sería la Canacar, con la que Calderón hizo convenio en diciembre de 2008 para que transportaran combustibles de Pemex), agrandando los hoyos del enorme queso. Un queso que ya debe más de lo que vale.

Para cerrar el círculo vicioso (no virtuoso), la delincuencia organizada y sin organizar ha privatizado lo que quedaba de la antaño paraestatal. Mientras que por décadas las gasolinas y los combustibles en general llegaban completas a su destino, apenas entró el presidente inútil, parlanchín y mentiroso (de apellido Fox) y los demonios se soltaron (dixit Salinas). Al perder el gobierno federal los hilos del poder y desaparecer el tonto de San Francisco del Rincón el CISEN, los bandidos de fuera y de dentro se desataron. Las consecuencias están a la vista.

     De acuerdo a datos proporcionados por PEMEX en el año 2006 las tomas clandestinas fueron 220, en 2007 aumentaron a 323, creciendo año con año hasta detectar en el 2011 nada menos que 2,421 y en 2012, el último año de Calderón, 1160 y de 2,614 en el año pasado (2013).

Pero como ni Fox ni Calderón hicieran algo para detener este saqueo de  recursos nacionales, los bandidos se engallaron. Mientras que por décadas era casi imposible conseguir un permiso para una gasolinera nueva, durante el docenato panista se dieron por cientos si no es que por miles, encontrando en esta laxitud los socios y distribuidores para la salida “legal” del combustible robado (mientras que el resto pasa en pipas a Estados Unidos o es comprado por empresas a través del mercado negro).

El gobernador de Jalisco, Aristóteles Sandoval declaró a la prensa local apenas el 30 de julio pasado, “(que) funcionarios públicos de los tres niveles podrían estar involucrados en el robo de combustible a Petróleos Mexicanos en Jalisco”. Se debe agregar que choferes de las pipas de la paraestatal fueron detenidos por graves irregularidades que olían a mega robo, aunque pronto sus abogados y familias pretendieron convertirlos en “victimas” y la acusación comenzó a diluirse ¿Estado de derecho? Eso era antes, cuando había gobiernos de verdad. Hoy es cosa anecdótica para los estudiantes de esa carrera, de algo antaño existente en la sociedad mexicana.

Diga el lector si no está privatizado Pemex, si el negocio del combustible robado alcanza ya la cifra de $65 mil millones de pesos (los ladrones se llevan y comercializan todos los días 10 mil barriles de combustibles).

Es tal el poder de los delincuentes (y la ineficacia del gobierno de Jalisco) que el día 14 de septiembre del presente año 2014, luego de recuperar los empleados de seguridad de Pemex una pipa cargada con combustible robado, kilómetros adelante se las volvieron a quitar (junto con las armas), sin que autoridad alguna haya encontrado a los facinerosos ni a la pipa con la gasolina (nos imaginamos que una pipa se puede esconder en alguna mochila o cosa así).

Lo dicho. ¡Pemex ya está privatizada! En todo caso que el PRD y MORENA hagan una consulta popular si los mexicanos estamos de acuerdo con esos dueños usufructuarios, o si deseamos que nos hagan cuentas y se ponga orden en los veneros malditos que decía el vate López Velarde. Queda pendiente el asunto de la falsa izquierda mexicana, da para mucho.

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

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El pasado martes 9 del mes en curso se recordó el Día Mundial para la Prevención del Suicidio. En nuestro país los diarios publicaron alguna nota, otros anotaron estadísticas y los medios electrónicos poca cosa, así son, es nota que no vende, que incomoda.

Una de las mayores tragedias que puede padecer la familia es el suicidio de un ser querido o cercano. Las causas pueden ser varias, desde las económicas y anímicas hasta la enfermedad, si bien en la actualidad la principal suele ser el vacío existencial. La ausencia de estímulos y metas en la vida, resultado, que aunque algunas disciplinas no lo acepten (mucho menos los políticos) de la carencia total de fe, de la ausencia de Dios en los corazones.

A millones en las nuevas generaciones les dijeron en la escuela que venían del “mono”, luego les cambiaron el rollo y les enseñaron que eran producto de una gran explosión (Big Bang), olvidando aclararles que se trata de simples teorías. Así que siendo changos o producto de un accidente cósmico ¿qué porvenir les puede ofrecer la vida? Ninguno. Lo pasajero nunca satisface los espíritus que fueron creados para eternidad y con sentido de eternidad.

Esta columna abordó varias veces el tema a partir de los años noventa en el siglo pasado sin que autoridad alguna diera señales de vida. Día con día los jóvenes comenzaron a privarse de la vida sin que casi nadie hiciera algo para detener semejante desgracia. Luego les siguieron los niños.

En el año 2004 publiqué un libro titulado “¡QUIERO VIVIR!”. Mi intención no era otra que aportar algunas reflexiones de vida y para vida. Por esos años su servidor era colaborador de un canal local de televisión de una cadena nacional. Luego de charlar con el titular del noticiero del grave problema social del suicidio entre jóvenes y niños (que año en año se incrementaba), pedí me permitiera hablar del libro. Se negó. La televisora no quería que se tocara ese tema.

Casi en general a los medios en Guadalajara el tema de mi libro no les interesó, me negaron cualquier difusión. Aun así la edición se agotó en poco más de un año (1000 ejemplares), lo cual nos muestra que el interés sí existe. Lo que no hay es voluntad del gobierno para afrontar un tema tan doloroso, como tampoco lo hubo en los medios durante varios años, situación que permitió que miles de vidas continuaran segándose.

Por esta ocasión me permito dejar espacio para algunos fragmentos de la introducción de mi libro “¡QUIERO VIVIR!”, en espera que sean de edificación interior para algunas personas y ayuden a crear una mayor conciencia social de este gravísimo problema, el cual solamente puede ser resuelto en plenitud por Dios, cuyo amor y cuidados paternales siempre están al alcance de quien le busca de todo corazón, dando rumbo y certeza al sentido existencial (“Clama a mí, y yo te enseñaré cosas grandes y ocultas que tu no conoces”, Jer 33:3):

―”El presente libro, sin embargo, no es, ni pretende ser un libro académico para teólogos profesionales. La verdad es que se encuentra muy lejos de serlo. Se trata pues de una serie de comentarios de temas cotidianos diversos, recopilados con el único fin de proporcionar a las personas –agobiadas o no  por un  mundo que parece no tener rumbo ni futuro promisorio-: una serie de lecturas enriquecidas  con la Biblia, que le pueden ayudar, no solamente a conocer a Dios como él desea que se le conozca; sino que intenta ayudar también para que la fe de algún lector, nazca, o se fortalezca (según sea el caso)…

     Millones de jóvenes y niños en las nuevas generaciones han sido privados, por la razón que sea, de conocer a Dios y su revelación escrita (Biblia). El ateísmo práctico de muchos, de ninguna manera debe entenderse como el resultado de una decisión personal producto de un largo raciocinio y el análisis bíblico, sino todo lo contrario. Paradójicamente, se trata entonces de un grave problema originado en la debilidad de la fe y las creencias de padres y familiares; en el desinterés de las generaciones intermedias por las cosas espirituales, que sin afianzarse ellas mismas en la fe, no consideraron el daño que les causaban a sus hijos al no enseñarles; ya no la de las doctrinas bíblicas fundamentales, vaya, ni siquiera un cristianismo elemental…

     Bastará decir que décadas atrás la noticia de algún suicidio sacudía a la sociedad (de Guadalajara), pues se trataba de un suceso del que podían pasar varios años sin que esto ocurriera de nuevo; sin embargo, en lo que corre del siglo XXI, el índice anual de suicidios alcanza ya la escandalosa cifra de los cuatrocientos (con el dolor social que esto conlleva, en especial para las familias afectadas).

     ¿Por qué se suicidan hasta los niños? ¿Qué sucede en el espíritu y en las mentes de los humanos de la posmodernidad, que temen vivir y temen enfrentarse al futuro? Sucede simplemente que no conocen a Dios, nadie les ha dicho que Dios les ama, que él se tomó la molestia de dejarlo por escrito, que se hizo hombre en la persona de Jesús, y sufrió en una horrenda muerte de cruz, el castigo que cada uno de nosotros merecía por sus pecados, por nuestras faltas de toda una vida alejados y en rebeldía contra Dios. Las nuevas generaciones necesitan oír las Buenas Nuevas de Jesucristo, las Buenas Nuevas de Dios. Necesitan saber que fueron creados por un Dios Todopoderoso, que además de tener un plan maravilloso y bendito para sus vidas, tiene el Universo entero bajo su absoluto control. ¡No es el Cristo derrotado que muchos ven en una cruz…, eso sucedió hace dos mil años: el Cristo (Mesías) que les ama y quiere que le conozcan, es un Cristo vivo, resucitado, Todopoderoso…!

     Antes de su gloriosa ascensión en la ciudad israelita de Jerusalén, Jesucristo advirtió a sus apóstoles y discípulos: ‘…Voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y cuando parta y os prepare lugar, volveré otra vez y os llevaré conmigo para que donde esté Yo, vosotros también estéis’ (Juan 14:2-3). El lugar ya está preparado, y tú lector, al igual que yo, y todos los que tengan la sensibilidad y la humildad para creer, tenemos un lugar ya preparado por el Salvador, quien advirtió que un día regresaría para reinar y poner orden en este mundo, que cada vez parece poner peor…”.

Hace una década había 400 suicidios al año en Guadalajara. La cifra ha ido en aumento y en 2013 sumaron 412, aunque todo indica que han estado maquillando las cifras al clasificarlos por otras causas de muerte (el Servicio Médico Forense señala que fueron 513) ¿Gobierno, medios, líderes religiosos y sociales harán algo al respecto, tendrán la sensibilidad para implementar una ayuda que detenga en algo semejante desgracia, o se esperarán hasta el año siguiente para volver a tocar el tema?

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

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No siempre las ideas y programas de los presidentes llegan hasta los gobernados, ya sea por incapacidad o negligencia de los hombres en su equipo, lo cierto sin embargo es que se quedan en el camino. Lo peor es que muchas veces los mandatarios se enteran hasta que concluyó el sexenio, conociendo tardíamente de que su confianza estaba puesta en las personas equivocadas, cargando así con el peso histórico de los yerros y negligencias de otros.

En lo personal veo al Presidente Enrique Peña Nieto comprometido por México, cargado de ilusiones y programas que nos traigan mejor calidad de vida a los mexicanos. Su entusiasmo y pasión en todo lo que hace es manifiesto, solo los egoístas y los que todo le critican pueden regatear méritos, trabajo y voluntad.

Sin embargo hay cosas en su programa sexenal que no están funcionando y los ciudadanos desconocemos si él está enterado, pues por lo general la pirámide de poder va creando filtros que eliminan lo que no gusta hasta llegar al presidente solo cosas amables, retocadas o haciéndole creer que todo marcha bien, que se ha convertido en el salvador de la Patria (los cortesanos por eso lo son, expertos en zalamería y duros y crueles con los gobernados).

Dejando de lado al secretario de Hacienda, Luis Videgaray, que hasta este momento se ha visto como un hombre sencillo y capaz, leal al Presidente, lo cierto es que en su área se ha generado un tremendo problema. En el entendido de que la Reforma Hacendaria era necesaria, que solo los mega ricos acostumbrados a no pagar impuestos o lo mínimo podían oponerse; les faltó sin embargo aceptar públicamente a través de una campaña de concientización que la recaudación fiscal en México es muy baja, que sólo unos cuantos pagan impuestos, que lo que se ha gastado desde hace décadas viene de los ingresos del petróleo y del dinero que los distintos gobiernos han pedido prestado (muchas veces con total irresponsabilidad y pésima administración), situación que obligaba al país a la creación de dicha reforma ¡con carácter de urgente!.

El meollo es que aunque el proyecto de dicha reforma es ambicioso, tal parece que su implementación la dejaron en manos de chamacos o burócratas cuya alineación neuronal carece de tolerancia para adaptaciones sobre la marcha o de permitir el mínimo error (de cosas que carecen fiscalmente de importancia). Ni qué decir de su alejamiento de la realidad social de los mexicanos a los que esta casta llama a secas “causantes”; término que podría ser al revés pues los causantes de que la reforma no cuaje son precisamente ellos por su cuadradez pues las herramientas tecnológicas están para servir al hombre y no a la inversa

Decidir desde un escritorio y crear programas computacionales sin haber trabajado jamás en la calle para ganarse el pan, ofrece desde el gobierno federal una reforma hacendaria (con minúsculas) que entre los medianos, pero sobre todo en los pequeños y micro contribuyentes se ha convertido en un verdadero monstruo, en una pesadilla que además de convertir al estado en un ogro (y no filantrópico precisamente, como escribiera Octavio Paz), que asusta y aleja al contribuyente del pago de impuestos al convertir esta obligación social en un martirio propio de alguna secta iniciática.

En espera de la disculpa de los lectores por citar mi experiencia, lo cierto es que quise hacer de manera personal una serie de trámites en el SAT para conocer las cosas a las que se enfrentan los ciudadanos de abajo, es decir, los que verdaderamente sostienen el país (los grandes pagan poco y los capitales extranjeros se llevan las ganancias a otro lado) y las sorpresas fueron muchas y desagradables, ajenas totalmente al deseo y proyecto del Presidente Peña Nieto.

      ¿Se trata de recaudar más dinero para sostener el país, o de hacer de un campesino, un tendero o un carpintero un experto en cibernética fiscal? Aunque las oficinas del SAT son buenas y el personal amable, el problema de fondo son los programas implementados para dicha reforma. Su cumplimiento está totalmente fuera de la realidad del mexicano, quizá los que participaron en su elaboración nunca han puesto un pie en un tianguis o han visitado la carnicería o la tienda de abarrotes de la esquina.

      ¿En qué cabeza cabe que millones de personas que apenas cuentan con estudios de primaria o secundaria, muchos de ellos dedicados a las duras labores del campo van a saber elaborar una factura? Porque no estamos hablando de la factura tradicional. No, señor. Se trata de un examen de posgrado en informática, que de entrada es reprobado cuando menos por el ochenta por ciento de los causantes (si es que la tuvieran que elaborar ellos mismos).

Siendo universitario me llevó cinco días hacer una simple factura de algunos libros (de mi autoría), bajando a la computadora dos programas que antes no necesitaba, encontrándome desolado en el reino de “nunca jamás”. Y es que el causante además de graduarse en informática (para hacer una simple factura que siempre se hizo a mano) debe tener dotes de adivinación para entender lo que el burócrata(s) que elaboró el programa tenía en mente. Burócratas con mente de inquisidores pues ¡ay de aquél profano que se atreva a equivocarse, poner un número mal del código postal o que no cumpla farisaicamente con todos los requisitos, una guadaña le impedirá tener acceso a la factura!

Hablo de lo que experimenté. Cinco días con cuatro horas diarias para entender el formato: bajar programas, negar, negar, rebotar, pedir cosas que el causante no tiene la menor idea de lo que son, tres vueltas al SAT, por fin me permitieron hacer y enviar la famosa factura. Lástima, la alegría duró muy poco, la librería me la devolvió y con ello casi aparece la temida depre.

Resumiendo: cuatro veces tuve que elaborar la famosa factura pues tres de ellas me vi obligado a cancelar la anterior (vuelta al SAT para aprender a hacer este trámite, propio de individuos que se dedican a la computación como profesión). Una por una leyenda acerca del pago, otra por el código postal y una más por un número acerca de los cheques de la librería a la que vendí. Diez días de afanes y estrés.

     ¿Cree usted que el señor que siembra maíz, aguacates, manzanas, el panadero de la siguiente cuadra o el de la tlapalería de a la vuelta son expertos en computación? ¿Sabe el Presidente de semejante yerro o se lo han ocultado? Cierto, la Reforma Hacendaria es indispensable para la marcha del país, pero no menos indispensable es que le hagan adecuaciones para que el cumplimiento fiscal se convierta en algo sencillo que no cause más molestias de las que ya padece el ciudadano, y no en una tortura mental y social que enemista al gobierno con los causantes.

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

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