Jamás en la historia de México habíamos, no tenido, sino padecido un presidente semejante al actual, que ya es decir mucho. Padecimos a otros dos López: López de Santa Anna y López Portillo, aunque entre los más recientes podríamos agregar a Echeverría y Fox Quesada. Todos ellos parte de una galería de líderes nocivos, derrochadores y ególatras. Los más ignorantes y dañeros los sufrimos en el actual siglo: Fox y López Obrador.
Lamentablemente el tabasqueño —que como Fox resultaron mentirosos hasta la repugnancia— a sus muchos defectos, taras, resentimientos, complejos e incapacidad para gobernar, le ha agregado todos estos años una conducta perversa y mañosa. A la manera de Hitler, se ha rodeado de un grupo de ineptos como él, pero expertos en el manejo mediático de mentiras y engaños (por eso la comparación con Hitler, que si bien no tiene a Goebbels, tiene a su lado a Jesús Ramírez y otros) con el fin de torcer la realidad, engañar a los incautos, y promover el adoctrinamiento.
Como al Führer sus mentiras le han funcionado, plan perverso que, para no ser confrontado con la verdad y la realidad, con sus incapacidad y falta absoluta de resultados, contesta siempre que “el tiene otros datos”. Una ‘verdad’ alterna que, además de no ser verdad, distorsiona las mentes de los fanáticos de su secta política y de paso ha dividido a los mexicanos. Cuestión por demás grave que debe ser detenida de inmediato, pues sin unidad jamás saldríamos del caos en el que este individuo pernicioso nos ha llevado.
Ante un problema grave, urgente y por resolver (seguridad, salud, economía, laboral, obra pública, etcétera), López Obrador resultó genio del escapismo sacando cual mago de su chistera siempre un señuelo con algún problema falso inventando por él mismo para desviar la atención de los mexicanos. La ha funcionado.
El viejo truco del ladrón que se para y dice a la turba que le persigue «¡Al ladrón, al ladrón!» y les indica con el brazo que sigan corriendo, mientras él aprovecha para escapar; de igual manera este hombre inútil para gobernar lo ha hecho desde que inició su desgobierno. Vez tras vez desvía la atención de la opinión pública desinformada, como también a sus fanáticos seguidores (que todo le justifican, hasta los delitos y yerros más graves e inimaginables en cualquier otro tiempo) con señuelos tan ridículos y en ocasiones tan estúpidos, que cuesta trabajo entender cómo es que caen en el engaño. Pero, sobre todo, que después de más de cinco años continúen haciéndolo.
Ciertamente la desgracia ocurrida en Acapulco por causa del huracán Otis, la que pudo, no evitarse, pero sí disminuir sus terribles daños entre la población si el gobierno de López Obrador no se hubiera robado los $ 300 mil millones del FONDEN y a tiempo hubiera implementado un plan antes de que el huracán pegara al puerto —como se hacía en anteriores gobiernos— e intervenido de inmediato con ayuda de la población (seguridad, víveres, salud, agua, etcétera) lamentablemente no sucedió. Los primeros dos días ninguna autoridad de ningún nivel apareció, dejando la ciudad en manos de las hordas de salvajes comandadas por los criminales que ya desde antes tenían a la población sometida a sus cobros (de piso) y al terror de su violencia. La rapiña y la maldad se apoderaron de la ciudad agregando terror a las familias pacíficas que viven de su trabajo honesto.
En esta ocasión el gesticulador de las mañaneras probó todo tipo de suertes y rutinas para engañar a su público cautivo, bueno, hasta un show en un jeep atascado en el lodo montó y nada le resultó esta vez. La inmensa mayoría de los medios, no se diga en las redes sociales, le dejaron tal cual: DESNUDO E INÚTIL. Tarde o temprano sucedería. Si a Hitler se le cayó su teatro, no tenía porqué permanecer firme la carpa de este inútil que se atrevió a contender y aceptar la presidencia de México (sin contar con ninguna capacidad, formación e inteligencia para tan alta responsabilidad).
No obstante que “Otis” ha dejado desnudo al “rey del cash” (como atinadamente le calificara Elena Chávez), lo cierto es que gran parte de los medios está ayudando al tirano a evadir sus gravísimos yerros y responsabilidades ¿De qué manera? Muy sencilla. Enfocados todos en el tema de Acapulco le están pasando por alto las desgracias y desatención en que este hombre inútil tiene a todo el país.
En síntesis: sin dejar de señalar las necesidades urgentes en Acapulco (todo el tiempo que se requiera), los medios no deben olvidar su labor de señalar al gobierno de López Obrador las matanzas, actos de corrupción, derroches, desatención a las necesidades de los mexicanos (por andar en campañas políticas fuera de tiempo), extorsiones, desapariciones, secuestros, falta de obra pública, incapacidad para transitar por miles de kilómetros en el país (controlados por los criminales) y tantas cosas que nos aquejan.
Periódicos, televisoras, estaciones de radio y portales en la red le hacen un favor a este bulto (como dijera Angel Verdugo) —que cobra como presidente, pero que nunca ha gobernado—, al dejar de señalar nuestras muchas y graves necesidades. El hombre se ha limitado a gozar del poder y dar rienda suelta a su enfermiza egolatría y mente trastornada. Así que no se le debe permitir, de ninguna manera, que pretenda distraer la opinión pública con la “ayuda a Acapulco” mientras el resto del país como dijo Salinas Pliego, “se cae a pedazos”.
¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!
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