Desde esta columna se dijo en el segundo lustro de los años noventa que los panistas eran mega corruptos (e hipócritas). Toda una vida criticando a los priístas y cuando llegó la oportunidad, de hecho el Imperio se las concedió por así convenir a sus intereses, pronto perdieron toda cordura para dedicarse al saqueo impune de la Nación.
Jalisco, como suelen hacerlo las empresas, fue el piloto de prueba para su proyecto político, que por los resultados obtenidos se ha limitado al cínico saqueo, ampliando en el año 2000 su mega latrocinio.
Una y otra vez como disco de repetición su servidor denuncié a la caterva de “funcionarios” públicos que estaban llevando al país al caos y al endeudamiento sin límites. En esta columna, en mis libros, en la televisión, internet e incluso en la radio (cuando se me invitaba) denuncié a esta banda de facinerosos que escudados falsamente en la religión engañaban a los ciudadanos; sobre todo a cierto sector que todo les creía y cualquier crítica o señalamiento contra ellos lo tomaban como “un ataque pagado por el PRI”.
Sospechosamente la mayoría de los medios (electrónicos e impresos) les cubrieron durante todos esos años su imagen y las espaldas para evitar cualquier proceso. Engañando a la opinión pública, la espada de la justicia no tocó a ninguno de estos bribones para los que el “Negro” Durazo fue un simple aprendiz, un bobalicón que pretendía hacer dinero, pero no sabía cómo por eso extorsionaba a sus subordinados (los panistas saqueaban directamente las arcas públicas).
Tanto en Jalisco como en todo México los medios presentaban a los gobiernos del PAN como inmaculados, como aves que cruzan el pantano sin mancharse. El problema es que otros periodistas y escritores veíamos a muchos de ellos totalmente sucios; como buitres abalanzados sobre los bienes, recursos y dineros nacionales. Y lo sabíamos porque siempre hubo valientes compañeros que denunciaban sus pillerías, además de que fueron tan torpes que sus fechorías se notaban sin mucho esfuerzo ni investigación, aun así, la impunidad se convirtió en el sello de la casa.
Saquearon tanto y en tan poco tiempo que su ambición les perdió a la vista de todos. Por mucho que la prensa “amiga” les protegiera sus latrocinios no podían ser ocultados por más tiempo, pues como dice el viejo refrán popular “el amor y el dinero no se pueden ocultar”. Valga decir que en dieciocho años de gobiernos panistas en Jalisco no hubo obra pública, pero nuevos fraccionamientos y consorcios con mucho capital sobreabundaron. Las avenidas de la zona metropolitana de Guadalajara se inundaron de costosos autos importados manejados por funcionarios, sus familias y favoritos(as) creándose una insufrible y pedante nobleza huehuenche.
En decenas de mis artículos se señaló el saqueo de los “honestos” panistas. En varios de mis libros también, por lo que rescato algunos textos para refrescarles la memoria, no vaya a ser que lo nieguen y digan que nunca se dijo nada:
―“Habían llegado al poder mediante la franquicia del PAN, sin que fueran en verdad ni políticos ni panistas. Se trataba de simples bucaneros del poder público que corrompieron a su ambicioso e impaciente paso al partido avasallado, destruyendo además lo que quedaba rescatable de muchas de las instituciones públicas que tanta sangre y dinero habían costado al país” (El hombre que nunca debió ser presidente, México 2007, pág. 100)
―”Independientemente de que casi toda la parentela sanguínea y política, así como una corte interminable de amigos y favoritos se abalanzaron sobre el presupuesto, Fox en ningún momento les estorbó, al contrario, les concedió toda clase de facilidades para que se enriquecieran hasta lo imaginable…” (Análisis y Propuesta, 20 años de periodismo libre, México 2009, pág. 98).
―”El llamado «cambio» ofrecido por Fox en el año 2000, lo único que trajo consigo fueron huestes incontables de saqueadores para los que no hubo ni hay presupuesto alguno que ajuste. En su avaricia sin freno además de aumentarse los sueldos hasta en un 2 o 3 mil por ciento, inventaron todos los medios inimaginables para hacerse como ya se dijo del botín (presupuesto y bienes nacionales), y como el erario no les ajustara recurrieron a todo préstamo posible; recursos que fueron a parar en mayor medida a las cuentas y patrimonio malhabido de una nutridísima corte de pillos…” (México: ¿Estado Fallido o País Traicionado?, México 2013, págs.. 405-406).
Y podríamos seguir hasta llenar varias páginas, pero como se dice en términos jurídicos “a confesión de parte, relevo de pruebas” ¿Para qué continuar si la conciencia ya dejó salir esta situación que les estaba quemando las entrañas? (si es que tienen). En días pasados el señor que cobra como senador; pero cuyo nivel político, intelectual y moral es impropio para semejante encargo, me refiero al señor Ernesto Cordero, charlaba con un compinche con total cinismo dejando salir la siguiente confesión publicada a nivel nacional:
̶ “¡Acción Nacional, ha dejado de ser “referente de honestidad” en la política nacional…. Ahora nos repartimos el presupuesto como si fuera un botín”! (El Universal, 14/Ene/2014)
¡Más claro no se puede! Ya era tiempo que esta pandilla de facinerosos que azoló el país por 12 años (y durante 18 a Jalisco) reconociera sus fechorías. Esperamos por consecuencia que el actual gobierno haga valer el estado de derecho y acabe con tanta impunidad y someta al imperio de la ley a tanto bribón y quitarles sus riquezas mal habidas (en Jalisco el anterior gobernador panista gastó 74 mil millones de manera discrecional y hasta ahora no ha rendido cuentas).
¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!
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