Opinión

Todo en la vida tiene un límite. La desaparición de esa banda de forajidos, ladrones, vividores, sanguijuelas (diría Palillo), cofradía, zafios, truhanes modernos y antiguos (como dijera el Quijote), villanos, groseros y mentecatos que integran el actual Congreso de Jalisco (la mayoría lo son) no puede aplazarse. Su desconocimiento y desaparición deben considerarse asunto prioritario para los ciudadanos que vivimos y nacimos en este Estado.

odo en la vida tiene un límite. La desaparición de esa banda de forajidos, ladrones, vividores, sanguijuelas (diría Palillo), cofradía, zafios, truhanes modernos y antiguos (como dijera el Quijote), villanos, groseros y mentecatos que integran el actual Congreso de Jalisco (la mayoría lo son) no puede aplazarse. Su desconocimiento y desaparición deben considerarse asunto prioritario para los ciudadanos que vivimos y nacimos en este Estado.

       Han llegado demasiado lejos. No podemos seguir tolerando un día más a esta mafia de cínicos que supuestamente nos representan, cuando lo único que representan es la desvergüenza y a ellos mismos, su ambición desbordada y carencia de escrúpulos. Caterva de facinerosos cuyas sesiones al modo inútil de los sabios de la antigua Bizancio se limita a planear fechorías contra los dineros del pueblo, procurando dar un sesgo de legalidad a lo que jamás podrá serlo.

Una nómina que quincena tras quincena es asaltada por esta troupe de vividores supera los 1,200 cobrones (no podemos decir trabajadores) que se llevan un presupuesto anual de 600 millones (más 200 extras que extrañamente les ha regalado el gobernador), cuando lo cierto es que con 200 personas y 200 millones podría funcionar sobradamente. Es decir: cientos de millones son simple botín de esas franquicias llamadas “partidos políticos”.

¿Para qué queremos casas de enlace, edecanes, primos(as), lambiscones, ayudantes, asesores y demás vividores, si lo que Jalisco necesita es quien lo represente y defienda de los abusos, excesos e ilegalidades de los otros poderes? ¿Para qué queremos nuevas leyes si no se cumplen las que existen ahora?

Celosos hasta lo irracional de minorías con anormalidad de hormonas y testosterona (de las que el profeta Isaías advirtiera: “La apariencia de sus rostros testifica contra ellos; porque como Sodoma publican su pecado, no lo disimulan ¡Ay del alma de ellos! porque amontonaron mal para sí”, Isa 3:9), se olvidan absolutamente de millones de ciudadanos que dicen representar y por los cuales juramentaron proteger ¡Hasta en eso son falsos y faltos!

Para aquellos lectores que no conocen esta columna (iniciada en el diario El Informador en 1986), habré de decirles que mi molestia contra los diputados locales se remonta a la llegada del PAN a Jalisco (que con el paso de los años se ha incrementando en la medida que estos pillos se han corrompido hasta llegar a la metástasis). De tener los diputados locales sueldos entre 13 y 14 mil pesos mensuales en 1994, con el tal “Bebeto” en corto tiempo los subieron hasta llegar a los 200 mil (ya con todos los extras integrados: bonos, ayudas, aguinaldos, viáticos, casas de enlace, etcétera), argumentando que se los subían “para no robar” ¿Y lo que han estado haciendo desde entonces cómo creen que se llama?

La absolución para el superpillo que se hace pasar por “auditor”, un cínico llamado Alonso Godoy y otros super villanos que se han robado cientos de millones del erario a los que la actual legislatura exoneró de juicio político no tiene nombre. La repulsa social y lo que aquí se pide y escribe se lo han ganado a pulso desde hace cuando menos cuatro legislaturas.

Urge pues un nuevo Congreso en Jalisco con menos diputados, elegidos realmente por el pueblo y comprometidos con la sociedad, con sueldos que no rebasen los 30 mil pesos y sin extras (en el caso de los diputados), sin ayudantes y con una plantilla laboral eficiente que no rebase los 150 empleados. No se requieren más. Hacer o actualizar leyes no es como construir edificios o carreteras, basta que el diputado sepa lo que está haciendo. Legislar es una tarea de pocos, pero con los conocimientos y la sensibilidad social necesarias, y para que los jaliscienses logremos esta urgente necesidad, con la misma urgencia debemos desconocer y desaparecer esa banda que se autonombra “congreso” local.

Antes sin embargo, debe hacerse pública la posición del diputado panista Guillermo Martínez Mora, que en un acto de congruencia (acorde a la representación) recriminó a los forajidos (de todos los partidos) disfrazados de diputados de la complicidad a la que se sumaban al librar a los pillos de anteriores legislaturas (y presidentes municipales ladrones) del brazo de la justicia. Una señora cuya venda ya no tapa nada, ni su impudicia para permitir tanto latrocinio contra los dineros públicos a los ojos de una sociedad empobrecida e irritada por tantos años de saqueo y desvergüenza.

Si usted lector está de acuerdo en que desaparezca el actual Congreso, envíeme un correo electrónico. Es necesario que los ciudadanos abramos la boca y en lugar de marchar por las calles y afectar a terceros, utilicemos las herramientas que la posmodernidad nos ofrece ¿No lo cree usted?

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

e-mail: mahergo50@hotmail.com

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El presidente Enrique Peña Nieto ha tenido que afrontar las peores críticas y condiciones políticas de los últimos tiempos. Legiones de burócratas de todos colores y sabores que siempre han vivido del presupuesto (maistros, maestros, electricistas, petroleros, etcétera) han sido lanzados en su contra sin más razón que el dogmatismo y sorna de su titiritero.

l presidente Enrique Peña Nieto ha tenido que afrontar las peores críticas y condiciones políticas de los últimos tiempos. Legiones de burócratas de todos colores y sabores que siempre han vivido del presupuesto (maistros, maestros, electricistas, petroleros, etcétera) han sido lanzados en su contra sin más razón que el dogmatismo y sorna de su titiritero.

      En menos de once meses Peña Nieto se ha enfrentado a las huestes parasitarias de la CNTE; a las bandas delincuenciales que “cucó” su antecesor (provocando más de 120,000 asesinatos en seis años) que además secuestran, extorsionan, crean guardias comunitarias y demás; con los zánganos del SME, una organización legalmente inexistente (al extinguirse la fuente de trabajo); con una naturaleza desbordada que en un fin de semana casi destruye la infraestructura del Estado de Guerrero.

Con partidos políticos inescrupulosos, prestos al chantaje, divorciados del pueblo y adictos a enormes sueldos y prestaciones; con medios de comunicación (en un amplio sector) carentes de compromiso social, dominados por el chisme y la intrascendencia, defensores radicales de las minorías y enemigos feroces de la familia y la fe en Dios.

A esta galería de veleidosos y adversidades se ha tenido que enfrentar el Presidente, que urgido por reformas de varios tipos para sacar adelante el país del hoyanco en el que lo dejaron los gobiernos anteriores (entre Fox y Calderón casi quintuplicaron la deuda pública), propuso hace algunas semanas la Reforma Fiscal.

En lo personal le miré en la televisión el domingo que las propuso. Supe de inmediato que los ricos de este país (los ricos, no los que tienen complejo de) se enojarían. Así fue.

El problema es que entre la clase media con complejo de ricos muchos han caído en el engaño y rumores promovidos por sus patrones, haciéndoles el trabajo sucio al recurrir a todos los foros y a cuanto espacio en los medios se les ha concedido. ¿Acaso no saben que tanto los verdaderos ricos como las grandes empresas en este país no pagan impuestos? ¿Desconocen que buscan los mejores abogados (que tienen los contactos con los jueces y magistrados adecuados) y huecos de la ley para no pagar, corrompiendo y desviando el sentido de la Ley de Amparo?

Apenas un día después de anunciada la Reforma Hacendaria, los dueños del capital declararon airados: “No es la reforma que esperábamos”. “Con mayor carga fiscal quién va a querer invertir en México”. “Está bien que se proteja a los más pobres. Es necesario. Pero es un error perjudicar al sector productivo, a los que invertimos, movemos la economía y creamos empleos”. “La reforma se carga sobre los que siempre pagan impuestos”  (Proceso, 9 de septiembre de 2013).

Claro, Fox y Calderón les permitieron todo, absolutamente todo. Hacienda dedicó (como casi siempre lo ha hecho) a fiscalizar de mediana tabla para abajo. Nada de molestar a los señorones de los grandes apellidos. Esos no ¿luego como compiten con los ricos de USA y Europa para salir en Forbes? Para eso estuvo y está el petróleo, para sacar de allí el gasto público y no molestar a los “dones”.

La clase media tan preocupada en ganar estatus y codearse con los grandes, ni siquiera percibió que en cierta manera la Reforma le beneficia ¿Cómo? Al tener que pagar impuestos los ricos, aunque sea una parte, las finanzas públicas tomarían un respiro y la inversión en obra crecería sin tener que recurrir a los préstamos (como hasta ahora ha venido sucediendo) y obras y servicios nos benefician a todos.

El IVA a colegiaturas desde un principio se supo que era un simple buscapiés para luego adornarse los diputados del PRI eliminándolo. Su recaudación sería tan poca que solo una persona que desconoce de política podría tragarse semejante cuento.

No podemos seguir despilfarrando los recursos petroleros, que dicho sea de paso, entre burócratas y funcionarios haraganes y parasitarios se lo están acabando, dejando que los verdaderos ricos amasen superfortunas: capitales que el día que no haya petróleo que subsidie sus grandes empresas, se van de México y nos dejan sin petróleo y cargados de deuda pública.

Nadie con sentido de justicia pediría una Reforma Hacendaria al estilo “Chucho el roto” quitándole el dinero a los ricos para dárselos a los pobres. Eso es mentira y demagogia. Ningún poderoso deja que le quiten lo suyo mansamente. El fondo de la Reforma es que estos señorones dejen de escabullir el pago de impuestos, ya sea comprando empresas quebradas (y por medio de ese resquicio desviar las utilidades de las buenas), reinversiones maquilladas, o por amparos que sospechosamente siempre ganan y demás. Que paguen un porcentaje justo de impuestos y con ello devuelvan a los mexicanos parte del esfuerzo y recursos que han recibido de manera tan abundante.

Enhorabuena por el Presidente Peña Nieto. Esperamos que diputados y senadores no se dobleguen ante los poderosos y en un acto de patriotismo ¿será mucho pedir y soñar?, se asignen dichos recursos a las auténticas necesidades sociales, que son infinitas. ¡Ah, y que el Presidente ponga orden y austeridad en el gasto público, URGE! (sus comentarios son bien recibidos)

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

e-mail: mahergo50@hotmail.com

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Doloroso y lamentable es el cuadro de injusticia que se vive en Jalisco en muchos sentidos, que por esta ocasión nos limitaremos al ámbito judicial. Quienes pensaron ingenuamente que el PRI había retornado, poco a poco se irán dando cuenta que no es así, que ganó una franquicia política heredada, pero no el PRI.

oloroso y lamentable es el cuadro de injusticia que se vive en Jalisco en muchos sentidos, que por esta ocasión nos limitaremos al ámbito judicial. Quienes pensaron ingenuamente que el PRI había retornado, poco a poco se irán dando cuenta que no es así, que ganó una franquicia política heredada, pero no el PRI.

       Para las generaciones de los viejos (de las que este periodista es parte) el PRI representaba las luchas y postulados de la Revolución social de 1910. Una Revolución cuyos frutos disfrutamos todos los mexicanos hasta mediados de los años ‘70.

Durante el porfiriato la justicia no existía para los pobres y la peonada. Era privilegio de gobernantes, ricos y hacendados, razón por la que el sistema judicial mexicano se reformó desde las entrañas para dar a todos los ciudadanos lo que es debido, es decir, justicia y derecho.

Vendría el docenato con sus derroches y la clase gobernante comenzó a probar el libertinaje, el abuso y la apostasía de las causas sociales. El sistema judicial comenzó a corromperse, a favorecer a los ricos y políticamente poderosos, alejándose de la masa y comprometiéndose con el capital.

Finalmente llegó el PAN al poder y los nietos de Don Porfirio retornaron ¿Los apellidos Madero y Creel (de la familia Terrazas-Creel) le dicen algo? En Jalisco el retroceso en la justicia comenzó su declive con la llegada de Alberto Cárdenas, que además de ignorar las funciones elementales del estado, creó una mega burocracia onerosa e inútil llamada “Consejo de la Judicatura”.

Envuelto en la bandera de una falsa honradez y mal aconsejado, “bebeto” aumentó sueldos en el poder judicial y sujetó los acuerdos a la publicación del Boletín, ocasionando un retraso terrible en la justicia que la burocracia maquilló con el acuerdo “adelantado” (una estupidez propia de burócratas insensibles) ¿Se puede adelantar lo que está atrasado? La vieja sentencia “Justicia retardada es justicia denegada” quedó sepultada.

Esta semana nos enteramos del despido de dos jueces y una secretaria de juzgado por motivos de corrupción. Si en verdad se tratara de una limpia, ¿qué tantos funcionarios quedarían en el cargo?

Han quedado atrás los bufetes jurídicos a los que cualquier ciudadano tenía acceso (por lo general integrados de uno a tres abogados egresados de la universidad pública), dando paso a lujosos “corporativos” integrados por grupos de abogados de universidades privadas, que por supuesto la inmensa mayoría de los ciudadanos no podría pagar (y alguien tiene qué cubrir semejantes lujos y costosos autos, y los “jodidos” no pueden ¿o sí?).

Por si no fuera suficiente el deterioro sacaron los juzgados del centro para llevarlos a una zona de VIP ¿No podían usar la zona del parque Morelos para construir la ciudad judicial? Al centro cualquier ciudadano puede llegar en Metro, macrobús, camión, bicicleta, a pie, y donde se cambiaron no cualquiera llega ¡Se olvidaron del pueblo y con ello la justicia se alejó otro trecho…!

Una pausa: el trabajo que el presidente de Conciliación y Arbitraje de Jalisco está realizando es digno de todo elogio, sobre todo al conocer su valor para enfrentarse con los “talibanes” (una especie de “zetas” del derecho laboral).

Y como los malos ejemplos brotan cuando hay impunidad, se habla entre los litigantes que en los juzgados civiles y familiares el ejemplo de los talibanes ha cundido. Se dice de abogados que manejan juzgados civiles y familiares como si fueran de su patrimonio. Y si los pobres, que en este país son más del cincuenta por ciento no pueden pagar un gangster, perdón, un abogado de este tipo ¿quién sí?

La apostasía política del gobierno contra los postulados de la Revolución Mexicana está a la orden del día. Científicos y hacendados han resucitado en una nueva cepa de litigantes soberbios y ególatras para los que la justicia es una simple mesa de transacciones a la que muchos juzgadores se prestan.

Antaño el abogado buscaba la negociación, entendía de economía procesal. Gran parte de los abogados de nuevo cuño salidos sobre todo de universidades privadas, son perruchos, belicosos por naturaleza, peleando toda resolución aún las más intrascendentes, situación que alarga los litigios y aumenta la carga de trabajo al sistema judicial ¿Nadie les enseñó que el abogado está para resolver problemas y no para crearlos?

Las Sagradas Escrituras advierten al respecto: “Y el derecho se retiró, y la justicia se puso lejos; porque la verdad tropezó en la plaza, y la equidad no pudo venir” (Isa 59:14).

¿El Gobierno de Jalisco hará algo para que la justicia quede al alcance de todos los ciudadanos ó de plano se entregará en brazos de los poderosos? Es tiempo de retornar a la justicia, de continuar la purga de jueces y secretarios corruptos, de vigilar los “corporativos” de abogados que se creen y actúan como dueños del poder judicial. No podremos hablar de justicia en Jalisco en tanto que las cosas no vuelvan a su cauce normal (su opinión es bien recibida).

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

e-mail: mahergo50@hotmail.com

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La balacera ocurrida en Tepatitlán el pasado martes 8 de octubre sacó a la superficie el verdadero rostro de una sociedad que nadie desea ver. Además de los siete muertos (4 delincuentes y 3 policías), la balacera que duró casi cuatro horas provocó una crisis nerviosa entre un gran sector de la población, que dicho sea de paso, padece el más alto índice de suicidios juveniles en Jalisco.

a balacera ocurrida en Tepatitlán el pasado martes 8 de octubre sacó a la superficie el verdadero rostro de una sociedad que nadie desea ver. Además de los siete muertos (4 delincuentes y 3 policías), la balacera que duró casi cuatro horas provocó una crisis nerviosa entre un gran sector de la población, que dicho sea de paso, padece el más alto índice de suicidios juveniles en Jalisco.

     ¿Qué nos pasó a los mexicanos, dónde quedó esa felicidad capaz de superar la adversidad económica y nuestros problemas sin fin? Siendo honestos con nosotros mismos debemos aceptar que los factores son múltiples, aunque de uno se derivan los demás: ¡se expulsó a Dios de la familia y de la vida comunitaria y las consecuencias han resultado catastróficas!

Psicología, democracia y derechos humanos suplieron el consejo milenario de la Palabra Divina sin resolver casi nada y complicando casi todo. Las nuevas generaciones repudian todo tipo de disciplina, exigen democracia (incluso en la religión, cuando, al menos el judeo-cristianismo se basa en una Teocracia), además de exigir de continuo sus derechos sin cumplir por lo general con sus deberes.

Desterrada la disciplina y el orden del hogar, pronto se ausentaron también de la escuela, la oficina y el resto de los espacios de convivencia, dando el individuo rienda suelta a sus instintos y pasiones ¿Traumar a los muchachos? ¡Ah no, de ninguna manera!

Otras expresiones de cuestionable diversión comenzaron a ser aceptadas: desde el consumo de drogas, hasta el sexo sin frenos. ¡No importa si el otro es hombre o mujer, ahora es cuestión de preferencias, no de natura!, creciendo paralelamente el embarazo de adolescentes (y nacimientos en una etapa inviable en todos los sentidos).

En este panorama adverso, la nueva sociedad al repudiar la autoridad Divina, la humana cayó de inmediato ¿Acaso los gobiernos “represores” se atreverían a levantar la mano contra los demócratas libertinos, perdón, libres? Y para que la fiesta no parara se abrió de par en par la expedición de licencias para antros; con la novedad y comprensión oficial de los gobiernos panistas (para que sus gobernados ya no viajaran hasta Las Vegas) de autorizar la apertura de cientos de casinos: verdaderas mafias para despelucar incautos y crear en corto tiempo un grave problema social ¡La adicción al juego!

Y como los nuevos gobiernos han querido agradar en todo a sus votantes, alejarse de los malos, de los dinosaurios autoritarios del ayer, han creado gobiernos de utilería. Cofradías de pillos ambiciosos unidos para llevarse el presupuesto (y pedir prestado hasta perderse los ceros a la derecha); olvidándose en su condenable ambición de sus deberes fundamentales, permitiendo que una fauna criminal apareciera en el país de frontera a frontera y de costa a costa.

Inútil resulta decir que la impunidad gozada por los criminales mantiene a la población nacional en la crisis nerviosa que a mis paisanos de Tepa se les ha recrudecido (por la batalla en la que cinco criminales mantuvo a raya a un ejército de cientos de policías de todos colores) ¿No hay entre estos cuerpos siquiera una docena de francotiradores que resolviera la crisis?

Cuando la Revolución Francesa en 1789 confundió al clero comodino y aburguesado con la fe judeocristiana, persiguió la religión y lanzó (ingenuamente) a Dios fuera de Francia, cayendo en picada en un cortísimo tiempo envuelto el país en ríos de sangre. Y como los vacíos pronto se ocupan, el tirano Napoleón aprovechó el espacio que la agónica Francia le ofrecía.

Chateaubriand publica trece años después de iniciada la Revolución su famosa obra «El genio del cristianismo» dejando constancia en sus memorias de la hambruna espiritual padecida por su pueblo luego de aquella orgía de incredulidad y violencia: “Los fieles se creyeron salvados: la gente tenía entonces una necesidad de fe, una avidez de consolación religiosa, que se debía a la privación de estas consolaciones desde hacía largos años… ¡Cuántas familias mutiladas tenían que buscar dirigiéndose al Padre de los hombres, a los hijos que habían perdido! ¡Cuántos corazones rotos, cuántas almas solitarias apelaban a una mano divina para que los sanara! La gente se precipitaba a la casa de Dios, como se entra en la consulta del médico el día de un contagio. Las víctimas de nuestras disensiones se salvaban en el altar; náufragos que se arrastraban al peñasco en el que buscaban su salvación” (Memorias de Ultratumba, tomo II, pág. 672).

¿Creen realmente los mexicanos que nuestro país permanecerá en pie sin la ayuda Divina? Los viejos (el eufemismo “tercera edad” es repulsivo) y las familias conformadas por auténticos creyentes judíos, católicos y protestantes, sabemos que tal cosa no puede ser posible. Maldad y violencia han llegado a límites insoportables. Los 120 mil asesinatos cometidos durante el gobierno de Calderón, los secuestros, extorsiones, asaltos y robos de todo tipo, “maistros” haraganes y sindicalistas mafiosos, son por cierto el rostro de una sociedad que no se quiere ver en el espejo.

Jesús de Nazareth antes de ofrendar su vida como pago de nuestra salvación dijo: “Venid a mi todos los que estáis trabajados y fatigados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mat 11:28-29) ¿Qué yugo preferimos: el de la sociedad atea o el de Jesús?

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

e-mail: mahergo50@hotmail.com

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