Por primera vez en muchos, pero muchos años, que surge en México una persona que desde los ciudadanos (y no desde los partidos) pueda contender en su momento legal por la presidencia del País, y ya los lobos merodean queriendo, no sólo dañar a Xóchitl Gálvez, sino acabar con la esperanza de decenas de millones de mexicanos.
En primerísimo orden aparece Andrés Manuel López Obrador, que, aunque en cinco años nunca se ha comportado como presidente; en cambio sí ha utilizado el poder que le confiere el cargo para querer destruir y dañar en todas las maneras posibles a la Senadora Gálvez.
Y como en MORENA actúan igual que las pandillas o bandas, lo que dice o haga el jefe, se toma como una orden, de manera que sus huestes han iniciado una campaña permanente contra ella y por todas las formas posibles. No importa que las ofensas y ataques se encuentren fuera de la ley y carezcan de apoyo o documento alguno, lo que se trata es que los lobos ataquen a la víctima como lo hace casi a diario el líder desde Palacio Nacional.
Pero no está sólo el presidente, de ninguna manera. En días recientes aparecieron en la prensa otros lobos que, a la manera del Lobo Feroz del cuento, se quieren comer políticamente a esta caperucita, que si bien no es inocente como la del cuento, al contrario, es inteligente y tiene visión de estado (la que sin duda irá creciendo y madurando pues hay a su alrededor personas muy preparadas); corre múltiples peligros con tantos lobos hambrientos de poder y riqueza.
Y como los lobos eso son, lobos, su naturaleza les empuja tarde o temprano a satisfacer sus intentos, a dar rienda suelta a sus apetitos malsanos, que en el caso de la política, son contra los mexicanos y contra México, de manera que las alertas deben atenderse para que quienes deban de hacerlo, los alejen de inmediato del campamento de Xóchitl Gálvez y su equipo.
Un equipo que en este momento cuenta con el apoyo de decenas de millones de mexicanos, pero que no debe contaminarse abriendo las puertas a todo mundo, pues el peligro de que se cuelen los lobos será permanente hasta que pasen las elecciones del 2024.
Para poner un ejemplo, se habrá de comentar una nota aparecida en los diarios de Guadalajara, que lejos de dar gusto a los jaliscienses, hizo que las alertas civiles se levantaran ante el simple deseo mostrado por tres viejos lobos de la política, cuyos hechos no son precisamente de buenas acciones, sino de escándalos y desconfianza para los futuros votantes.
Una de tantas notas decía textualmente: “Ofrecen a Gálvez 1 millón de votos” (Mural, 6/Sep/2023) ¿Y quién hace tan generoso y desinteresado ofrecimiento? Pues nada menos que —recordando el título de la añeja película mexicana “Tres tipos de cuidado”— Emilio González, Jorge Arana y Salvador Cosío.
Si no fuera tan serio el tema, lo ofrecido por este trío resulta tan patético, que se podría decir que es para caer de espaldas al estilo condorito y decir ¡plop! No es posible que personajes tan impresentables en la política se atrevan a acercarse siquiera a una mujer que está recogiendo las esperanzas de millones de mexicanos ofendidos, lastimados, desatendidos, humillados, heridos, abandonados a su suerte por un gobierno que prometió todo, pero que sólo le ha cumplido a los delincuentes y a la Banda de la 4-T (que no es partido político).
Limitaré el comentario al primero de ellos para recordar algunas cosas de este bribón desvergonzado que tanto daño hizo al Estado de Jalisco (cuando fue gobernador), primero, para que en el equipo de Frente Amplio por México no les abran la puerta. Segundo, para que el trío de lobos sepa que en el campo de la democracia y el bienestar de México no tienen cabida (la palabra bienestar no está patentada por el Tirano de Macuspana. Tercero, para que la 4-T no haga guerra sucia y sepa de antemano que este tipo de personas no tienen cabida en un proyecto ciudadano que anhela fervientemente recuperar el país de los corruptos, mafiosos, incapaces y malvados.
Bien, pasemos entonces al asunto de la memoria, para recordar a Emilio González Márquez algunas de sus malas, desviadas y corruptas decisiones que tomó durante su mandato, así como algunas de sus continuas ofensas dichas, con o sin los efectos del alcohol:
—“El dinero no es mío, yo no lo tengo, yo no tengo 15 millones de pesos, pero ¿saben qué?… me vale madre si a algunos periódicos no les gusta… Señor Cardenal, don Juan (Sandoval Iñiguez), qué desmadre traemos. ¿Sí o no?, nos estamos haciendo famosos don Juan… Digan lo que quieran, perdón señor Cardenal, ¡chingen a su madre!…” (Banquete del Hambre, Expo-Guadalajara, 23/Abril/2008).
—“Yo tengo poco de gobernador, pero a lo mejor ya se dieron cuenta que a mí lo que algunos poquitos dicen ¡me vale madre!, así de fácil, yo se lo que se tiene que hacer en Jalisco” (Mural, 24/Abril/2008).
—“Voten por quien les dé su chingada gana, me vale madre, yo de todos modos voy a ganar” (Respuesta durante un encuentro con la comunidad cultural” (2/Junio/2006).
—“¡Vamos a partirle su madre a los narcos!” (La Jornada, Jalisco, 10/Oct/2008).
Recordemos ahora unos pocos de sus muchos, pero muchos derroches de los dineros públicos:
—$67 millones de pesos para “Espacio 2007” (Televisa)
—$141 millones de pesos para la telenovela “Destilando Amor” (Televisa)
—38.2 millones de pesos para la telenovela “Las estúpidas no van al cielo” (Televisa)
—$3 millones de dólares para la organización de los premios MTV en Guadalajara
¿Le seguimos? El espacio y respeto por los lectores no lo permite, pero la lista es larga, muy larga. Suficiente para señalar la desvergüenza de este hombre, de su falta de testimonio como ex funcionario y como persona, pues como lo señalé en mi último artículo en el Diario El Informador —luego de veinte años de escribir esta columna—, que por cierto me censuraron y dejaron de publicar, carece de autoridad moral y política alguna: “¿Eso le enseñan en sus clases (de Biblia en Casa Jalisco)? Una de dos: o los maestros son ciegos guiando a otros ciegos ó los alumnos no quieren obedecer a Dios”. ¡Fuera los lobos, no se permita que se acerquen a Xóchitl Gálvez!
¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!
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