Opinión

Es increíble e imposible de entender cómo se ha permitido llegar a la situación en la que se encuentra el país. Con un presidente que ha dado síntomas desde el inicio de no estar bien de la cabeza, que no gobierna al carecer de la capacidad, inteligencia y formación necesarias para hacerlo, y por si faltara algo a nuestros muchos males, además de sus deficiencias mentales, se rodeó de una caterva de vándalos, resentidos e incapaces, que como su jefe no tienen la menor idea de cómo se gobierna, por lo que utilizan el poder público de una manera silvestre, patrimonial y territorial.

Tan es así que desde el principio de su desgobierno su jefe declaró de manera pública que “gobernar no tiene mucha ciencia” (25/Jun/2019). Claro, para su mente limitada y desordenada —que se corrobora a diario con sus inacciones y declaraciones— ¿qué ciencia pueda tener? Es obvio que ninguna. Para López Obrador ser presidente es como estar en su rancho, aunque a los mexicanos nos esté llevando como al nombre de su referido rancho. Para él es disfrutar el poder, mandar, ordenar y teniendo un poder casi ilimitado como lo es el de los presidentes mexicanos, su percepción voluntariosa y ajena a la realidad le dice otras cosas. Cree errónea y perversamente ser dueño del país. Por eso se comporta de manera tan absurda e irresponsable.

Lamentablemente su séquito de lacayos genuflexos y corruptos (NO HAY GABINETE) además de decirle todo sí a su patrón, porque el mal ejemplo que reciben así se los indica, creen que ellos también deben usar el poder y patrimonio nacional como si fuera de ellos. Confundieron las elecciones del 2018 con una compra de país. Un pensamiento tan equivocado como ilegal, además de estar costando el declive y hundimiento de México en todos los sentidos, anuncia un final infeliz. Recuperar el orden republicano y demócrata, así como volver al estado de derecho y el orden perdido a falta de gobierno, nos costará mucho, pero mucho. Más de lo que la inmensa mayoría siquiera lo considera.

Una de las muchas preguntas que nos hacemos los ciudadanos conscientes de la situación es ¿Dónde están los grandes empresarios? ¿No ven acaso lo que está sucediendo o piensan en su ingenuidad (o cobardía) no les afectará a ellos? ¿Dónde está la cúpula del Ejército y la Marina que han permitido que López Obrador diga y haga cuanta cosa ha querido y ellos en absoluto silencio? Porque queda claro que dentro de las Fuerzas Armadas hay militares de alto rango que no están de acuerdo, ni en lo que pasa en el desgobierno, ni en las tareas asignadas por el presidente. Ser el comandante supremo no les obliga cumplir disparates ni locuras.

¿Dónde están los rectores de las Universidades públicas y privadas, así como los cuerpos de catedráticos, Barras de abogados, Colegios de Médicos,  Ingenieros y demás representativos de los profesionales mexicanos, que se expresen de manera pública y le hagan saber al presidente y a sus conciudadanos que no están de acuerdo en la forma en que se está llevando al país, sumiéndole en la pobreza y el caos, entregándolo día con día a las bandas delincuenciales sin que el gobierno haga algo para frenar y cambiar el rumbo? De retornar al estado de derecho. Pero nada, todo es silencio.

      Cinco años de soportar esta pesadilla, de oír mañana tras mañana a un hombre enfermo de sus facultades mentales hablar para sí y sin escuchar jamás a los gobernados. QUE LO SOMOS TODOS LOS MEXICANOS. Que aparenta gobernar para algunos, pero que sólo es en apariencia, pues la verdad no quiere a nadie, solo a él mismo. Los que le siguen son meros votantes a los que engaña y sabe como manejar y manipular con la única intención de mantenerse en el poder él y su pandilla, que si no lo es, actúa como tal. Pero no como gabinete.

Alrededor de 220,000 asesinados en los cinco años de su mal gobierno (160 mil contabilizados oficialmente, más otros 60 mil asesinados en fosas clandestinas que los hallan, pero nunca los suman a las estadísticas), así como dos terceras partes del país ya en dominio de las bandas criminales las que de formas múltiples agobian y mantienen bajo terror a los mexicanos, son un tema que no le importa en absoluto a este Nerón de Macuspana. El es feliz oyéndose a sí mismo todas las mañanas acompañado de su coro de aplaudidores (pagados con nuestros impuestos).

     La lista de necesidades de los mexicanos no atendidas por este gobierno inhumano y absolutamente incapaz es interminable ¿y qué hace al respecto el presidente y sus lacayos para resolver sus problemas? Nada, absolutamente nada. No le importa lo que nos suceda.

A él, como persona enferma de la mente, solo le interesa ganar las siguientes elecciones, por lo que dedica su tiempo y las pocas fuerzas que tiene (no está acostumbrado al esfuerzo) a jugar a las elecciones. Y no solo él, en su desatino, le acompaña su corte de desvergonzados e inútiles (como funcionarios) ya que desde hace dos años se han dedicado de tiempo completo a jugar a las elecciones, desatendiendo por supuesto sus deberes.

      Y mientras Roma se incendia con pozos petroleros accidentados (a causa de la falta de mantenimiento), con bloqueos carreteros con traileres prendidos en llamas por las bandas de narcos, o por el fuego de las metralletas y armas automáticas de las decenas de miles de bandoleros que aterrorizan y enlutan el país asesinando a diario casi un centenar de mexicanos, AMLO toca arrobado el arpa del juego electoral del 2024. Mientras tanto, México sin gobierno, sin que los que pueden y deben alzar la voz lo hagan.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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La hipocresía de Andrés Manuel López Obrador es proverbial, le gusta pasar por quien no es ni nunca ha sido. Un hombre alérgico al trabajo, mentiroso y ególatra hasta lo irracional, al que se le agrega ambición y mañas políticas como pocos, con un sello que debe considerarse fundamental para entenderlo: es un hombre malvado.

Un individuo capaz de enlodar a la madre Teresa, como a Francisco de Asís, si con esto se escapa de la crítica o evade pagar sus fechorías. Nunca ha pagado los daños causados con sus acciones violentas e ilegítimas, siempre carga y lanza las culpas a otros (muchas de las veces inocentes), todo para librar su pellejo.

    Así que resulta abominable escucharle decir todos los días y desde que llegó al poder ejecutivo, ¡QUE YA NO HAY CORRUPCION, YA SE ACABÓ! En verdad se requiere ser un hombre malo y sin escrúpulos para atreverse a decirlo, lo que nos lleva a refrescarle la memoria. A quitarle la amnesia que su cinismo e hipocresía le han provocado, encontrando en algunos textos del libro “EL REY DEL CASH” de Elena Chávez una medicina eficiente para volverle a la realidad. Para que recuerde quien es y quien ha sido siempre:

 

“A lo largo de los años que viví al lado de César Yáñez, la consigna fue “Si te descubren, te echas la culpa y te quedas callado”. Esto fue así no solo en los asuntos de dineros, sino también en sucesos trágicos donde perdieron la vida varias personas cuando López Obrador era jefe de gobierno del Distrito Federal y como candidato presidencial de la izquierda mexicana” (pág. 23)(*negritas mías).

 

“¿Y de qué vive Andrés Manuel López Obrador?… La respuesta no es una sola, se pueden rastrear varias fuentes e intereses políticos y económicos que fueron entrelazándose a lo largo del tiempo… Desde que se desempeñaba como jefe de gobierno… capitalizó… un selecto grupo de amigos y colaboradores que asumieron el papel de testaferros recaudadores. Ellos fueron los encargados de conseguir los recursos económicos con los cuales vivieron López Obrador, su esposa Beatriz y sus hijos durante más de 10 años. El dinero lo sacaban de las arcas del Distrito Federal, principalmente de los impuestos de los habitantes de la urbe, de distintas secretarías, de la Asamblea Legislativa y de órganos descentralizados como l Metro y la Red de Transporte de Pasajeros (RTP)” (pág. 27) ¿Así o más corruptos? Nos preguntamos.

 

“Tal vez la manutención de López Obrador y su familia no sea tan relevante como haber mantenido el movimiento que lo llevó a la silla presidencial a costa de recargarle todos los gastos principalmente a la Ciudad de México. Desde los colaboradores más cercanos… hasta el servidor con menos jerarquía eran obligados a entregar…la mensualidad que solicitaba Alejandro Esquer… No se aceptaban ‘no podemos’ por respuesta… Casi todos se veían obligados a pedirles a sus subalternos con mayor sueldo ente 10 y 20% para apoyar al tabasqueño a sabiendas de que de no hacerlo perderían su trabajo” (pág. 30).

 

“Dos de los principales funcionarios benefactores fueron el hoy canciller Marcelo Ebrard y Maro Delgado, actual presidente de Morena. Durante varios años, desde sus cargos públicos, estos personajes le dieron a AMLO miles de millones de pesos del erario para que cristalizara su sueño de convertirse en presidente…  Ebrard instruyó a su secretario de Finanzas, Mario Delgado, darle mensualmente a Andrés Manuel millonadas para su campaña. Ebrard fue el autor intelectual del fraude a las finanzas públicas, y Delgado, la mano ejecutora…” (pág. 33-34).

 

-“Cuando AMLO fue jefe de gobierno asistía con frecuencia a la casona de San Luis Potosí no con sobres o bolsas, sino con maletas en las que llevaba la mensualidad. Fue así como López Obrador se convirtió en el “rey del cash”. Nunca, jamás, nadie va a encontrar un video o algún recibo firmado por el, porque entre las reglas acordadas… estaba la de entregar mensualmente los recursos a Alejandro Esquer, pero en efectivo…” (pág. 34).

 

La valiente autora, cita un artículo de Raymundo Riva Palacio en el que señala que  “en 2006 ‘Scherer diseñó la asociación ‘Honestidad Valiente’, por medio de la cual se recaudaron de manera irregular y opaca millones de pesos, y de donde salieron recursos para mantener al presidente y su familia” (pág. 34).

 

Hace unos meses prometí que comentaríamos el libro de Elena Chávez, pues requería de leerlo con detenimiento. Hoy le dedicamos este espacio, aclarando, que lo aquí reproducido son unas cuantas revelaciones de un documento que en 280 páginas muestra de cuerpo entero a una banda delincuencial que debe ser enjuiciada. Son demasiados los datos, indicios y pruebas para que la justicia haga su parte, más, si se toma en cuenta la última entrevista concedida por Porfirio Muñoz Ledo a Adela micha, en la que califica al actual un NARCOESTADO. Considerando la experiencia política del recién fallecido, al que se le podían decir muchas cosas, pero menos traidor a la Patria o enemigo del orden Republicano.

Pero que mejor para terminar este artículo que las propias palabras de López Obrador pronunciadas el 26 de octubre de 2014 en el Zócalo capitalino, pues con ellas, él mismo dictó sentencia contra sí y contra su banda ahora en el poder: “Un Estado que no procura la justicia no es más que una banda de malhechores y eso es lo que hay en nuestro país: ladrones, políticos corruptos”. Única vez, quizá en toda su vida, que ha dicho una verdad.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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En cualquier otro país con más dignidad y conciencia cívica ya hubiera sido depuesto. A cinco años de su terrible desgobierno y a uno de que termine, la mayor parte del tiempo se ha dedicado a hablar, hablar y más hablar, el problema, y muy grave, es que en su manía por hablar y escucharse a sí mismo ha dilapidado una fortuna de los dineros públicos y endeudado al país sin razón ni provecho alguno y sin que haya gobernado jamás. Solo dilapidado tan valioso tiempo y recursos para disfrutar el poder él y sus compinches, que no gabinete (los únicos valiosos pronto le renunciaron).

¿Cómo mantener al frente del poder ejecutivo a una persona que carece absolutamente del perfil para el cargo? A un hombre inculto, incapaz, blofero, mentiroso patológico, violento verbal y malvado, capaz de manipular a las huestes violentas que le siguen —capaces de cometer cualquier delito por congraciarse con él, aunque el tabasqueño ni en el mundo les haga—, pero, sobre todo, condescendiente hasta lo irracional y protector poco disimulado de las bandas criminales que tienen bajo control y terror a casi todo el país.

Su campaña verbal de todos los días en Contra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y del Poder Judicial en general, además de carecer de antecedente alguno, muestra el desconocimiento y desprecio de López Obrador por la vida republicana y la división de poderes. Para este improvisado y anarquista la Constitución no le representa nada; solo la cita cuando le conviene para sus caprichos y beneficiar su tiranía en construcción.

Su absoluta desatención e interés por las necesidades fundamentales de los mexicanos: seguridad, salud, educación, economía, infraestructura y un interminable etcétera, le han convertido no sólo en un ser parasitario e inútil para México, sino en un pesado lastre que le impide avanzar y sostenerse entre la lucha de sobrevivencia entre las naciones.

En seguridad durante su sexenio han asesinado 160,000 personas, que con otras 60,000 de los desaparecidos (que no las contabilizan nunca), nos dan un total de 220,000 asesinados en cinco años. Un horror que no le importa a este hombre inútil y sin entrañas de misericordia. Valga señalar que en la invasión de Rusia a Ucrania los muertos civiles (no los militares) eran a un año de dicha invasión 16,000.  Es decir: en un país invadido y en guerra, los civiles asesinados son apenas el 10% de los asesinados durante la desgracia para México llamada Andrés Manuel López Obrador.

     En cuanto a la salud todos sabemos que abandonó el Sistema Nacional de Salud, dejando sin medicinas, equipos, mantenimiento y adquisición de nuevos equipos y aparatos, como de mantenimiento y construcción de hospitales y clínicas. Todo lo dejó en el abandono poniendo al frente de la secretaria a un médico senil y oscuro y al frente de la pandemia a un hablador indolente, que entre los tres llevan cargando la muerte de 800,000 persona por falta de atención o inadecuada. Sin contar todas aquellas de personas con otros padecimientos suyos tratamientos fueron interrumpidos o cirugías canceladas. Ninguna vida le importa a este hombre, excepto la de él y los cercanos, muy cercanos. Su mentira al estilo Goebbels de tener un sistema de salud como el de Dinamarca le dibuja sin retoques.

     Respecto a la educación es un fracaso y un retroceso, el nivel al que se ha llegado, es vergonzoso a causa de su desatención y desinterés. La SEP fue poblada en su titularidad y direcciones por simples grillos, por vándalos cuya mente está intoxicada por las ideas caducas de Fidel, el Ché, Chávez y Maduro.

     Ni qué decir de la infraestructura, pues no ha sido capaz siquiera de mantener en buenas condiciones la que recibió, mucho menos de modernizarla y ampliarla. Agréguele a todo esto el vaciamiento de pueblos y rancherías provocados por las bandas de asesinos (con absoluta impunidad).

     El mexicano no puede transitar por más de la mitad de las carreteras del país para no ser asaltado o asesinado. Ni qué decir de los caminos vecinales en propiedad absoluta de los criminales. Y mientras nos sumimos en este cuadro de horror e inseguridad nacional ¿qué hace el usurpador de la presidencia? Se dedica a lo único que ha hecho en su miserable existencia, que no vida: ¡a jugar a las elecciones!

Resulta inadmisible y motivo para ser depuesto por los otros dos poderes (acompañados del clamor y petición de Cámaras, Universidades y demás actores sociales), que urgido el país por un presidente que gobierne y ponga orden nacional en todas las cosas, el que cobra como tal, pero que ha huido absolutamente de sus deberes y responsabilidades, pierda todos los días el tiempo en un espectáculo mañanero al estilo carpa cincuentera, grillando y ofendiendo a todo el que le pida acción y cuentas (como es su deber), mientras México se desangra y es humillado por las bandas de asesinos que tienen bajo control a casi todo el país.

     No podemos continuar como estamos, ni disimular como si nada pasara. Estamos al borde el caos y falta todavía un año para las elecciones de 2024 y a este demente lo único que le interesa es vivir en Palacio y controlar el mundo electoral. Es su fijación mental (como también saquear al país, aunque siempre haciéndolo a través de terceros, a los que tiene advertidos “si te cachan te echas la culpa”). Urge que los mexicanos de bien, los que tienen poder y tienen voz que se puede escuchar hagan algo. No se puede, ni debe continuar con este hombre incapaz y divisionista al frente del país.

En cuanto a señalarle cínico, la razón obedece a que él mismo lo afirma con sus hechos. El viernes pasado, fue capaz de decir desde su púlpito de ofensas y engaños: “¡Yo no digo mentiras! (El Universal, 7/Jul/2023). Se requiere de ser muy cínico para expresar semejante frase. No se diga cuando es de todos sabidos su inclinación enfermiza a mentir todos los días y a todas horas, al grado que le han contabilizado un promedio de 100 mentiras diarias (El Pinocho del Palacio, El Informador, 31/Dic/2022). Le hemos aguantado más de lo que la prudencia y el sentido común nos dicen. El destino nuestro, pero sobre todo el de nuestros hijos y nietos está de por medio y aun en Morena debe haber alguien menos destructor que este hombre enfermo y nacido para hacer el mal, que le supla en lo que vienen las elecciones del año próximo.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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El país, hundiéndose, cayendo a pedazos a causa de la incapacidad e indolencia de López Obrador, y muchos de los que quieren hacer el cambio político muestran falta de visión e inmadurez política. El observar que a estas alturas de la terrible situación que padecemos todavía se fijen en la “popularidad” del pre-candidato(a) causa escalofríos. No entienden a fondo la magnitud y trascendencia del gravísimo problema que nos aqueja a los mexicanos, es decir, Andrés Manuel López Obrador.

     Cuando los panistas llegaron al poder en Jalisco (1994) y a nivel federal a la presidencia en el año 2000, justo fue lo único que tomaron en cuenta para escoger su candidato ¡la popularidad! Ciertamente obtuvieron el triunfo, aunque tal cosa trajera consigo un desconocimiento casi absoluto del ejercicio de gobierno, una corrupción desbordada, y un deterioro del estado mexicano que no se ha detenido, pero que con AMLO ha tomado forma de caos, de algo previo a la destrucción total de México.

     A principios del siglo actual, mi colega y amigo Marcos Arana Cervantes (+) me preguntó previo a unas elecciones —durante una entrevista radiofónica— ¿Qué cuál candidato podría ganar?, pues era obvio que muchos de los contendientes, además de carecer absolutamente del perfil y capacidad para el cargo que contendían, no tenían la menor idea de la responsabilidad que pretendían, por lo que le contesté al aire: Que después de Alberto Cárdenas y Vicente Fox, ¡cualquiera podía ganar!”.

     Mi estimado amigo se sorprendió, por lo que preguntó ahora por la razón de mi respuesta. Le dije que desde que había llegado el PAN al poder, los candidatos que presentaban eran del tipo de reinas de la primavera, es decir, los buscaban con popularidad, no con capacidad. Las consecuencias las tenemos a la vista (y padeciéndolas).

    Pongo un ejemplo ilustrativo para evitar que se cometan de nuevo tan graves yerros. En las elecciones para gobernador de Jalisco el triunfo lo obtuvo Alberto Cárdenas Jiménez (y cuestionablemente, porque Zedillo se lo dio antes que la autoridad electoral de Jalisco lo hiciera), derrotando aparentemente a Eugenio Ruiz Orozco. Un político capaz, inteligente, de probada formación política y visión de estado (como presidente municipal fue el creador del Zoológico Guadalajara y el Planetario). Sin pretender denostar al que fuera gobernador de nuestro Estado, quedó claro que era un profesionista joven, sí, pero sin experiencia alguna para el cargo que contendía, carente absoluto de visión de estado, un pueblerino dicharachero y popular, no apto para la conducción de un Estado tan importante y complejo como Jalisco.

     Y no se trata, se aclara el punto, de que se piense que se está hablando mal del PAN, lo cual hice en su momento por muchos años desde esta columna, pues sus yerros lo requerían. El punto focal y por demás importante para el destino de México, es que no se caiga de nuevo en ese gravísimo error pues lo más probable es que ya no saldríamos del hoyo. La realidad de Cuba y Venezuela debe alertarnos a todos e impedir quedar en manos de estas jaurías de lobos rapaces. Lo que está en juego es nuestro país, nuestros hijos, nuestros nietos, nuestro destino como ya se dijo.

     En estos días se ha dado cuerda a aspirantes como Xóchitl Gálvez y Lilly Téllez. La primera ciertamente es una mujer valiosa e inteligente que ha crecido intelectual y anímicamente en el poder público, pero todavía no está para la presidencia. La jefatura de gobierno de la ciudad de México es adecuada para ella. En cuanto a Lilly Téllez podrá ser parte del futuro gabinete, pero para la presidencia se encuentra a años luz. Su carácter requiere de ser formado y su capacitación política apenas comienza. Ser locutora o conductora de televisión no es lo mismo que gobernar, son tareas por demás distintas.

      Tratando de abreviar y procurando la objetividad en aras del bien común, los más capaces y mejor formados de todos los contendientes y de todos los partidos son: Ildefonso Guajardo, Angel Gurría y Enrique de la Madrid, en ese orden. Entre los demás hay varios que podrán ser parte del futuro gabinete, de aprovechar sus virtudes, honradez y fama pública, pero nada más, están lejos para tan alta responsabilidad.

     Se tendrán que tener en cuenta dos cosas por demás importantes y trascendentes. La primera: que el tabasqueño les ha estado presionando para que la oposición nombre su candidato, decisión que al ser tomada le permitirá al malvado y destructor inquilino de Palacio Nacional enderezar todo su odio, poder e inquina para pretender destruirlo ¿Qué no lo conocen? Para eso les ha estado presionando, usando incluso a los medios para destruir aun antes de la contienda al candidato contrario.

    La segunda es todavía más grave y delicada. El país está bañado en sangre y dominado por las bandas de asesinos a lo largo y ancho del país (porque así lo ha querido y permitido el dictador), de manera que quien llegue a la Presidencia de México en 2024, para poder retornar al orden y el estado de derecho se verá obligado a derramar sangre, mucha sangre. Los criminales ya se impusieron a la tolerancia e impunidad ofrecida por el gobierno actual, de manera que al pretender someterlos responderán como saben hacerlo. Así que el próximo presidente(a) deberá tener además de la capacidad, formación y visión de estado, una madurez mental y emocional que no le afecte enterarse de la mucha sangre que se va a derramar.

UN MEXICANO DIGNO Y VALIENTE FUE ASESINADO

     A propósito de sangre derramada: el asesinato de Hipólito Mora en Michoacán el jueves pasado (29/Jun/2023) será siempre otro blasón de ignominia para el gobierno del Tirano de Macuspana. Una muestra de su incapacidad, de su amistad con los criminales y desdén por los mexicanos de bien. Por los que trabajan y mantienen de pie este país. Hipólito Mora era uno de ellos, un hombre trabajador, valiente y digno que estorbaba a la 4-T y sus malvados amigos.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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