Opinión

El país, hundiéndose, cayendo a pedazos a causa de la incapacidad e indolencia de López Obrador, y muchos de los que quieren hacer el cambio político muestran falta de visión e inmadurez política. El observar que a estas alturas de la terrible situación que padecemos todavía se fijen en la “popularidad” del pre-candidato(a) causa escalofríos. No entienden a fondo la magnitud y trascendencia del gravísimo problema que nos aqueja a los mexicanos, es decir, Andrés Manuel López Obrador.

     Cuando los panistas llegaron al poder en Jalisco (1994) y a nivel federal a la presidencia en el año 2000, justo fue lo único que tomaron en cuenta para escoger su candidato ¡la popularidad! Ciertamente obtuvieron el triunfo, aunque tal cosa trajera consigo un desconocimiento casi absoluto del ejercicio de gobierno, una corrupción desbordada, y un deterioro del estado mexicano que no se ha detenido, pero que con AMLO ha tomado forma de caos, de algo previo a la destrucción total de México.

     A principios del siglo actual, mi colega y amigo Marcos Arana Cervantes (+) me preguntó previo a unas elecciones —durante una entrevista radiofónica— ¿Qué cuál candidato podría ganar?, pues era obvio que muchos de los contendientes, además de carecer absolutamente del perfil y capacidad para el cargo que contendían, no tenían la menor idea de la responsabilidad que pretendían, por lo que le contesté al aire: Que después de Alberto Cárdenas y Vicente Fox, ¡cualquiera podía ganar!”.

     Mi estimado amigo se sorprendió, por lo que preguntó ahora por la razón de mi respuesta. Le dije que desde que había llegado el PAN al poder, los candidatos que presentaban eran del tipo de reinas de la primavera, es decir, los buscaban con popularidad, no con capacidad. Las consecuencias las tenemos a la vista (y padeciéndolas).

    Pongo un ejemplo ilustrativo para evitar que se cometan de nuevo tan graves yerros. En las elecciones para gobernador de Jalisco el triunfo lo obtuvo Alberto Cárdenas Jiménez (y cuestionablemente, porque Zedillo se lo dio antes que la autoridad electoral de Jalisco lo hiciera), derrotando aparentemente a Eugenio Ruiz Orozco. Un político capaz, inteligente, de probada formación política y visión de estado (como presidente municipal fue el creador del Zoológico Guadalajara y el Planetario). Sin pretender denostar al que fuera gobernador de nuestro Estado, quedó claro que era un profesionista joven, sí, pero sin experiencia alguna para el cargo que contendía, carente absoluto de visión de estado, un pueblerino dicharachero y popular, no apto para la conducción de un Estado tan importante y complejo como Jalisco.

     Y no se trata, se aclara el punto, de que se piense que se está hablando mal del PAN, lo cual hice en su momento por muchos años desde esta columna, pues sus yerros lo requerían. El punto focal y por demás importante para el destino de México, es que no se caiga de nuevo en ese gravísimo error pues lo más probable es que ya no saldríamos del hoyo. La realidad de Cuba y Venezuela debe alertarnos a todos e impedir quedar en manos de estas jaurías de lobos rapaces. Lo que está en juego es nuestro país, nuestros hijos, nuestros nietos, nuestro destino como ya se dijo.

     En estos días se ha dado cuerda a aspirantes como Xóchitl Gálvez y Lilly Téllez. La primera ciertamente es una mujer valiosa e inteligente que ha crecido intelectual y anímicamente en el poder público, pero todavía no está para la presidencia. La jefatura de gobierno de la ciudad de México es adecuada para ella. En cuanto a Lilly Téllez podrá ser parte del futuro gabinete, pero para la presidencia se encuentra a años luz. Su carácter requiere de ser formado y su capacitación política apenas comienza. Ser locutora o conductora de televisión no es lo mismo que gobernar, son tareas por demás distintas.

      Tratando de abreviar y procurando la objetividad en aras del bien común, los más capaces y mejor formados de todos los contendientes y de todos los partidos son: Ildefonso Guajardo, Angel Gurría y Enrique de la Madrid, en ese orden. Entre los demás hay varios que podrán ser parte del futuro gabinete, de aprovechar sus virtudes, honradez y fama pública, pero nada más, están lejos para tan alta responsabilidad.

     Se tendrán que tener en cuenta dos cosas por demás importantes y trascendentes. La primera: que el tabasqueño les ha estado presionando para que la oposición nombre su candidato, decisión que al ser tomada le permitirá al malvado y destructor inquilino de Palacio Nacional enderezar todo su odio, poder e inquina para pretender destruirlo ¿Qué no lo conocen? Para eso les ha estado presionando, usando incluso a los medios para destruir aun antes de la contienda al candidato contrario.

    La segunda es todavía más grave y delicada. El país está bañado en sangre y dominado por las bandas de asesinos a lo largo y ancho del país (porque así lo ha querido y permitido el dictador), de manera que quien llegue a la Presidencia de México en 2024, para poder retornar al orden y el estado de derecho se verá obligado a derramar sangre, mucha sangre. Los criminales ya se impusieron a la tolerancia e impunidad ofrecida por el gobierno actual, de manera que al pretender someterlos responderán como saben hacerlo. Así que el próximo presidente(a) deberá tener además de la capacidad, formación y visión de estado, una madurez mental y emocional que no le afecte enterarse de la mucha sangre que se va a derramar.

UN MEXICANO DIGNO Y VALIENTE FUE ASESINADO

     A propósito de sangre derramada: el asesinato de Hipólito Mora en Michoacán el jueves pasado (29/Jun/2023) será siempre otro blasón de ignominia para el gobierno del Tirano de Macuspana. Una muestra de su incapacidad, de su amistad con los criminales y desdén por los mexicanos de bien. Por los que trabajan y mantienen de pie este país. Hipólito Mora era uno de ellos, un hombre trabajador, valiente y digno que estorbaba a la 4-T y sus malvados amigos.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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Entre las Secretarías federales, la más importante, sin duda es la de gobernación, conocida en otros países como del Interior. La semana que termina, y como es costumbre en el anarquista que vive en Palacio Nacional, la inició haciéndonos saber a los mexicanos que había nombrado como secretaria de gobernación a Luisa María Alcalde Luján.

Quienes entienden y saben de política, así como los ciudadanos viejos que por experiencia saben que por esa responsabilidad han pasado hombres, que además de viejos, les acompañaba un historial político impresionante, una formación académica ídem, y una visión de estado tan amplia, o mayor aún que la del propio presidente.

     Los nombres de abogados y hombres prominentes como Adolfo Ruiz Cortines, Jesús Reyes Heroles, y Fernando Gutiérrez Barrios, por señalar algunos, son suficientes para contrastar la capacidad y habilidades políticas de estos experimentados funcionarios, con la chamaca nombrada por López Obrador esta semana. No hay punto alguno de comparación. Como también queda en evidencia que se trata solamente de un nombre en la nómina, de una cara para las fotos, pero que el país continuará a la deriva, sin nadie que se encargue de las acciones de gobierno y la gobernabilidad dentro del país

SÍ, A LA DERIVA. Su antecesor, el tabasqueño Adán Augusto López, en ningún momento ejerció la secretaría. No hizo absolutamente nada por detener y comenzar a desarticular las cada vez más abundantes y sanguinarias bandas delincuenciales que como todos sabemos dominan el país y mantienen aterroriza a la población. El hombre de desagradable presencia y mirada perdida se dedicó a dos cosas: a tener contento a su paisano y patrón, y a promoverse como corcholata por el país (término despectivo utilizado por su jefe).

No hay quien vuelva el orden en las carreteras, a erradicar, o cuando menos comenzar a disminuir el horrendo impuesto de los delincuentes a los mexicanos que trabajan (nombrado eufemísticamente ‘cobro de piso’), como tampoco a detener las desapariciones y la esclavitud y asesinato de mujeres. La violencia criminal es la que impera.

     En los casi cinco años del actual régimen no ha habido nadie en Bucareli que resuelva los asuntos de interés nacional, de promover el diálogo y procurar la marcha hacia adelante del país (buscando la concordia entre los mexicanos a través del diálogo, la inteligencia, la legalidad y la habilidad política). Personal médico y del sector salud, empresarios de todos los niveles, intelectuales, científicos, medios de comunicación, sector magisterial, sindicatos y demás sectores que requieren de ser atendidos y resueltos en sus necesidades (que resulten legítimas y viables) no han encontrado a nadie que los entienda y atienda. El único al que atienden con diligencia e inmediatez es al Tirano demente, al destructor de México y sus instituciones.

Para desgracia de los mexicanos no ha habido ninguna persona de las nombradas por AMLO durante el sexenio con el perfil y la capacidad para desempeñar tan importante cargo. Los que han sido nombrados están a años luz de la necesidad que la Secretaría de Gobernación requiere, y la recién llegada, no tiene ni la mínima idea de lo que tiene que hacer (aunque ella se sienta “feliz”).

     El que sí sabe lo que tendría qué hacer el titular de Gobernación es el presidente, pero por esa misma razón no nombra a alguien con el perfil requerido. Es tal su inseguridad, egolatría, mezquindad y enanismo intelectual, que prefirió nombrar a una chamaca. Queda claro que quien va a tomar las pocas decisiones que se tomen en dicha Secretaría será López Obrador, sólo él y únicamente él. El Luis XIV de Macuspana, el que dice todos los días con sus dichos y hechos «el estado soy yo».

Por esta ocasión no extenderé mi comentario como es costumbre. No hay razón ni necesidad. México está derrumbándose y gran parte de sus ciudadanos no quiere enterarse de lo que sucede. Poner de Secretaria de Gobernación a Luisa María Alcalde es tanto como poner al frente de la Secretaría de Salud a una pasante de medicina. Qué bajo y cuánto han destruido a México estos depredadores.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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Las altas temperaturas que estamos padeciendo en toda la República, aunque más en unos Estados que en otros, son a final de cuentas el resultado de varios factores. En primer orden, la irresponsabilidad y corrupción de los gobiernos federales, estatales y municipales, sobre todo de los dos primeros, que desde décadas atrás se han desentendido de sus obligaciones al respecto, del cuidado de selvas y bosques, de proteger al campo (lo que implica tanto el cuidado a los agricultores, como regular sus cultivos para que no dañen el medio ambiente). El actual, en un acto más de destrucción y mentiras sistemáticas habla de un programa “sembrando vida” cuando lo cierto es que han sembrado muerte al permitir tanto la destrucción de bosques, selvas, manglares, como de toda expresión de vida silvestre (y humana).

Es tal la vocación depredadora de López Obrador y sus huestes (al modo de Atila), que por donde pasa no vuelve a brotar el pasto. La construcción del ‘Tren Maya’ y la dizque Refinería Dos Bocas, son muestra nociva y patética de la capacidad de daño de este iluminado que nunca debió llegar a la presidencia.

Para darnos una idea del daño que ha causado este hombre malvado e irresponsable, el referido Tren Maya tendrá un recorrido de 1,500 kms., arrasando a su paso todos los ecosistemas (Flora, fauna, cenotes, etc.), daño que ya sucedió. Además, y para aquellos lectores no informados, se habrá de señalar que tan solo en el año 2019 se destruyeron en México 321,000 hectáreas de bosques (Periódico El País, 17/Jun/2020).

     El segundo factor, y no menos responsable, son los negociantes y traficantes de madera, que en lugar de trabajar y hacer de esa actividad algo sustentable y redituable (como sucede en otros países), en México estas bandas de criminales, depredadores de la naturaleza e irresponsables hasta el infinito y ciegos del daño que causan (a causa de la ambición que les pierde) han permanecido impunes ¿Les serviría de algo el dinero en un mundo inhabitable y en llamas?

     El tercero, nace en la ambición económica de fraccionadores y traficantes de tierras (incluyendo a no pocos ejidatarios), que para lograr sus propósitos son capaces de prender fuego a bosques, selvas y pastizales para luego buscar el modo de lotificar, vender y construir donde se debe preservar. Es nuestro hábitat común. Tarea por demás condenable a la que se suman con o sin intención piromaníaco(s), que por lo que se ve, extrañan el infierno.

A esta tropa de ambiciosos e irresponsables (muchos de ellos, los más encumbrados, suelen pasar como personas de “sociedad”) se suman los depredadores tequileros, que para elaborar más litros han promovido entre campesinos y ejidatarios la destrucción de miles de hectáreas de bosques y tierras de cultivo para sembrar agaves, que, dicho sea de paso, además de tardar varios años en madurar, terminada la cosecha las tierras quedan malditas, no sirven absolutamente para nada. ¿Y los gobiernos federal, estatal y municipales? Sin duda que han recibido los impuestos del tequila producido y desentendido de manera total de proteger las tierras y el medio ambiente. Las altas temperatura que estamos padeciendo son causa de tanta corrupción, tanto de gobiernos, como de los grupos de particulares referidos.

Una pregunta al respecto: ¿De qué funcionario federal es el negocio de los agaves tequileros sembrados por toda la autopista Guadalajara a Puerto Vallarta? Cientos de kilómetros en ambos lados de la carretera, en lugar de sembrar árboles para mejorar el ambiente y bajar el calor producido por los traileres, camiones de carga y autos, algún funcionario listillo salió con su ideota de sembrar agaves. Ni para orillar un auto en alguna descompostura dejaron espacio.

Sin olvidar la corrupción de fraccionadores y Ayuntamientos en las ciudades, ya que por ley los primeros están obligados a dejar un porcentaje del predio fraccionado para parque(s) público(s), lo cual se hacía hasta los años ’70 y ’80 del siglo pasado. Pero a partir de entonces la corrupción de unos y otros hizo que la zona conurbada de Guadalajara (igual sucede en otras del país) perdiera áreas verdes, aumentara los pavimientos, y por ende la temperatura.

Lamentablemente gran parte de los mexicanos es parte importante en el cambio climático (que individuos perversos son capaces de negar). Millones de personas son enemigos de los árboles, no los quieren en sus casas, ni cerca de ellas, ¿para qué?, luego se les estaciona el vecino en la sombra, tiran basura (que no es, son hojas) y hay que regarlos. Mejor ponen mosaico o cemento y con ello agregan temperatura al calor que padecemos, reduciendo día con día espacios a la naturaleza que Dios nos creó tan pródiga y abundantemente para darnos de comer y proveernos un hogar común para todas las razas y pueblos.

Por último, se habrá de invitar a Dios a la charla ¿O considera usted que al Creador no le importa en absoluto su creación? De ser así, la absurda teoría del “relojero” tendría cabida, pero conociendo las Escrituras se sabe que no es así, que todo lo que pasa en nuestro mundo le interesa por cuanto es su proyecto y propiedad la que está siendo afectada (aunque temporalmente nos la repartimos ya).

Retornando a la pregunta: unos hechos ciertamente le agradan, pocos y cada vez menos. En cambio, la manera de pensar, de expresarse, pero sobre todo el vivir de muchos, es obvio que les reprueba, incluyendo los daños ambientales. Acabar con bosques y selvas, con las tierras de cultivo, contaminar las aguas y el aire, todo sin tener en cuenta al Creador y autor de semejante obra, peor todavía, asegurando que no existe. Que es un planeta mostrenco. Que se creó solo, es decir, de la nada ¿Es de considerar un planteamiento tan banal?

Y por si no fuera suficiente tanta irracionalidad de la raza humana que dice pensar bien, algunas minorías rompen violentamente el orden del Dueño de todo, asegurando que hay más de dos géneros, cuando de acuerdo a lo que Dios nos dejó por escrito, solo hay hombre y mujer. Además, y para agregarle carga a su conducta, la violencia y las adicciones son el rostro de un país que no sólo sufre por altas temperaturas, sino también por la sangre caliente de tanto asesino y envenenador de niños y jóvenes.

     AMLO, desde su púlpito de mentiras y farsas, aseguró en la “mañanera” que no ha muerto nadie por el calor, y el mismo día es desmentido por la Secretaría de Salud que anunció 9 muertes, mientras que los asesinados son ya del orden de 220,000. Así que calor y deforestación son apenas expresiones o síntomas de un pésimo gobierno y parte de su sociedad que ha renunciado a sus deberes con la Constitución y con el Creador ¿Tal conducta produce consecuencias?

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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Quizá no exista en toda nuestra historia nacional un gobierno tan inútil e indolente como el actual. Con 220,000 asesinados (se incluyen los desaparecidos ya localizados muertos, despedazados, o en fosas clandestinas, pero que no entran en las estadísticas oficiales); con las bandas criminales enseñoreándose de más de la mitad del país haciendo gala de su poder e impunidad; con millones de mexicanos sometidos al impuesto de los criminales (eufemísticamente llamado “cobro de piso”); sus familias mermadas por la desaparición de alguno(s) de sus miembros; las mujeres sin protección alguna de tal forma que pueden ser ultrajadas, asesinadas, o sometidas a esclavitud a través de la prostitución, y tanto el gobierno del tirano López Obrador, como la mayoría de los gobiernos estatales, no hacen nada, absolutamente nada.

     Los mexicanos vivimos en un surrealismo maligno propiciado desde el poder público y negado por un sector de la población que no quiere aceptar esta pesadilla iniciada por este remedo de gobierno, aunque lamentablemente despiertos. Sangre, ríos de sangre corren a diario acompañados de lágrimas de víctimas y familiares de estas, y el gobierno que prometió acabar en seis meses con la violencia y los violentos, se ha limitado a jugar a las elecciones, a seleccionar candidotes y, por supuesto, a vaciar las arcas de la Nación y de los Estados, sin ofrecer a los mexicanos otra cosa que no sea lo ofrecido por Churchill a los ingleses “¡sangre, sudor y lágrimas!”

     Sir Winston agregó otra palabra a su frase (trabajo) pero como el tabasqueño jamás le ha entrado a esta noble y productiva actividad, así le dejamos. Claro, los mexicanos que trabajan, ellos sí han llevado al pie de la letra el consejo del caballero y estadista británico (aunque su trabajo muchas veces sea arrebatado por los delincuentes, ya sea mediante la extorsión, despojo de su negocio, casa, bienes, de sus vehículos personales o de trabajo), agregando a su esfuerzo sangre y lágrimas, muchas lágrimas. Condición dolorosa y terrible que no inmuta en absoluto a estos sátrapas posmodernos

     Y mientras los mexicanos padecen tanta desgracia, las “corcholatas” de López Obrador (tan vulgar y ofensivo que ni a los suyos les concede respeto alguno) se han gastado decenas de miles de millones de pesos en pre campañas fuera de la ley y condenadas por la ley, y nadie dice nada. Carretadas de dineros públicos se tiran a diario en publicidad, pancartas, pintado de bardas, espectaculares, autos, pero sobre todo en gente a su servicio. Quien se rasgaba las vestiduras y aseguraba que de llegar a la presidencia acabaría con la corrupción, no sólo no hace nada al respecto, de hecho es su principal promotor.

     No hay dinero para comprar medicinas para la mayoría de los padecimientos, miles de niños con cáncer y personas con diversas enfermedades han muerto por falta de medicinas para sus tratamientos.Los hospitales y clínicas que prometió este cínico embustero al nivel de Dinamarca, hoy parecen changarros en decadencia. Con frecuencia vemos en los noticieros televisivos salas de hospitales e incluso los quirófanos inundados por el agua que a manera de cascada les azota mostrando la absoluta falta de mantenimiento y abandono del gobierno (con todo el daño ocasionado en la salud de los pacientes y condiciones adversas para el personal hospitalario). Pero sobre todo de humanidad, de misericordia para el prójimo. Para este sector no ha habido dinero (excepto para sus amigos cubanos que no sabemos qué fregados están haciendo México, aunque lo imaginamos).

     Tampoco ha habido dinero para el campo. Los productores han sido abandonados por esta banda de vividores que se limita a hablar, hablar y hablar, dejándoles a merced de las bandas de asesinos que son ahora los que le ponen precio a sus productos: limón, aguacate, huevo, pollo y un largo etcétera.

     Las policías municipales y estatales en la mayor de las veces también han sido abandonadas al retirar o reducir el gobierno federal los apoyos económicos a Estados y Municipios, lo que además de debilitarlas –—lo cual las hace vulnerables en todos los sentidos abriendo la puerta a ser corrompidas y sometidas por los criminales—. Claro, todo indica que es parte del guion principal de esta farsa disfrazada de gobierno «abrazos no balazos».

     Las matanzas y balaceras suceden cotidianamente por todo el país dejando en su estela un centenar diario de muertes y dolor, de hogares enlutados, familias desmembradas, sin el pilar de la casa (asesinado por no querer pagar la extorsión o por secuestro), extinguida la fuente de ingresos familiar, fraudeados y afectados por cuanto delito tipifican los códigos penales sin que el gobierno federal ni los estatales hagan algo por defender a los ciudadanos. Para López Obrador y los suyos solo importan las siguientes elecciones. Solo merece atención esto y el disfrute del poder al mejor estilo de los dictadores bananeros.

     Sonrientes a manera de hienas, los candidotes exhiben su miseria humana, su ausencia total de sensibilidad y empatía para con los mexicanos. Una sola crítica contra el desgobierno del tirano de Macuspana no se les escucha. Se regodean con las porras y aplausos de sus lacayos pagados con dineros del pueblo y desviados del erario y que deberían de estar usándose en beneficio del pueblo— creyendo sus propias mentiras, como si en verdad los mexicanos les estimáramos. Resultan repugnantes.

     Como ya se dijo, México bañado en sangre y dominado por las cada vez mayores bandas de criminales, y quienes deberían de defendernos y hacer valer la ley, jugando irresponsable y condenablemente a las elecciones. Como escribí la semana pasada, tenemos escasez de ciudadanos. Es tiempo de alzar la voz, de exigir al gobierno que cumpla con su deber o que renuncien. Y a los partidos políticos que dejen de vernos a los ciudadanos como ganado marcado. Son tan solo el vehículo normativo que la democracia nos señala para escoger a los mejores. No un negocio de vivales para forjar comaladas trianuales o sexenales de millonarios corruptos, detestables e inútiles.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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