Opinión

Se ha fijado el 23 de abril de cada año para festejar el “DÍA MUNDIAL DEL LIBRO”, una celebración muy especial e importante que debiera ser motivo de alegría para todos los pueblos de la Tierra. Lamentablemente no es así, aunque por causas diversas, que van desde la ignorancia y la indiferencia social, hasta la maldad y oposición de los gobernantes.

Por cierto, la maldad y enemistad de estos últimos respecto a los libros y la lectura pueden manifestarse de maneras muy diversas. Queda claro que para una buena parte de los gobiernos(antes) los libros son enemigos potenciales. En el caso particular de México el señor que cobra como presidente —pero que está muy lejos de serlo— desde principio de su mandato expresó su repudio a la educación de calidad (por tanto a la universitaria y los posgrados) ¿por qué razón? Muy simple: según el tabasqueño entre mejor formación educativa se tenga se vuelven ‘aspiracionistas’. Dicho en otras palabras: piensan mejor y más estructuradamente y ya no los pueden manejar o manipular.

      Así que no necesitamos viajar a otros países y hablar de otros gobernantes enemigos de los libros y la lectura. En México los ejemplos sobran. Ya se dijo en el párrafo anterior el pensamiento rufianesco de López Obrador (lo cual refleja el criterio de su banda disfrazada de “partido político”). Pero no está solo. En la pasada Feria Internacional del Libro de Guadalajara (Edición 2023), el actual gobierno de Jalisco dirigido por Enrique Alfaro Jr. fue capaz de organizar una agresiva y vociferante manifestación para dañar la imagen y desempeño de tan magnífico evento.

En términos generales no la dañaron pues la vileza del gobierno estatal y sus paniaguados (que llevaban al frente de la turba algunos golpeadores que cobran como ‘diputados’no pudo frente a un evento que le ha concedido a Guadalajara y a México (gracias a la FIL) una proyección a nivel mundial como foro promovente y plural de la cultura.

Aunque ese día en particular a quienes estuvimos en la FIL sí nos dañaron. En esa fecha, 26 de noviembre, presenté mi libro “TRES CUENTOS Y UNA HISTORIA” (tres cuentos clásicos adaptados y utilizados para criticar severamente al actual gobierno federal desde la literatura, así como una reflexión y análisis entre el 2 y el 12 de octubre de 1968). Debo señalar que he presentado en esa maravillosa feria cuando menos una docena de mis libros, y por primera ocasión durante mi exposición, no hubo casi público. Es evidente que nadie quiere quedar rodeado de manifestantes agresivos y vociferantes, de enemigos, más de los libros y la lectura, que del político contra el que fueron enviados desde Casa Jalisco.

Ahora bien, el gobierno municipal de Guadalajara tampoco ha quedado atrás en todo esto. De entrada, se habrá de señalar que usurpó el premio de GUADALAJARA CAPITAL MUNDIAL DEL LIBRO (2022-2023) puesto que dicho premio debió recibirlo la propia FIL (ya que a esta le corresponde el mérito del nombramiento) y no el gobierno municipal.

     Y es que, el gobierno local no tiene la menor idea de lo que son los libros y la lectura. Lo suyo es la grilla, y esta, de muy bajo nivel. En primer lugar nombraron como secretario de cultura para una fecha tan importante a un hombre que carecía del perfil. En segundo, le dieron a tan honroso nombramiento para nuestra ciudad capital un sesgo absolutamente político y de cuates, cuando la ocasión ameritaba altura de miras, así como gusto y conocimiento verdadero de y por las letras. De organizar eventos que ratificaran ante propios y extraños que el nombramiento había sido atinado y merecido.

Nada de eso sucedió. De hecho, la cantidad gastada por el gobierno de Guadalajara para la fiesta de los libros sugiere corrupción pues según declaración reciente del presidente municipal (los alcaldes no existen en nuestro país) Pablo Lemus, dijo que se gastaron 100 millones de pesos en 2,600 eventos (Mural,18/abril/2023) ¿En verdad? Pues no se notaron. En el mundo de quienes gustamos de los libros y las letras no vimos nada que pudiera justificar o indicar semejante cantidad, ni tampoco calidad.

Ya expresé en anterior comentario (31/Dic/2022) que como escritor tapatío, autor de 31 obras, participante como expositor y escritor en la FIL por 27 años (hasta 2017) y participante también en la Enciclopedia Temática de Jalisco; tuve la ocurrencia de hablar a la oficina del secretario de cultura municipal para ver si podía colaborar en algo en semejante honor y fiesta de la letras. El engreído burócrata ni siquiera tomó mi llamada y se negó a darme una cita (bajo el argumento de que su agenda estaba muy ocupada).

Debo decir al respecto, y para que quede claro, que mi único deseo era ayudar a mi ciudad (sin cobro alguno); en dos ocasiones en el pasado se me ha ofrecido la Secretaría de Cultura del Estado de Jalisco y no he aceptado. Soy escritor, no político. Como también he de decir que se me ha invitado a varios países de Europa, Israel, Argentina, Brasil, Estados Unidos (en decenas de ocasiones) y Canadá, y casi siempre les digo que no, pues no me gusta viajar.

Aclarado el punto, de que no se trata de nada político. Volvemos a los libros y las letras, remarcando que se perdió una oportunidad de oro para reafirmar a nuestra ciudad como referente mundial del pensamiento y la cultura. Los libros abren la mente, expanden el universo del pensamiento al enriquecerlo o analizar las ideas y exposiciones de otros. Son un jardín inagotable que si bien permite también la aparición de plantas venenosas o sin ningún provecho, por lo general y si se aprende a conocer las variedades de plantas que se cultivan, el ser humano, además de crecer como persona, intelectualmente se desarrolla siendo capaz de ser bendición para sí y para los que le rodean. ¡Qué pena que se haya desaprovechado semejante fiesta, que enanos intelectuales no se hayan querido subir a los hombros de los gigantes que nos han precedido, y de esta manera, ver un horizonte más amplio que hubiera traído mejores cosas y futuro para nuestra ciudad y país, y no solamente un gasto de 100 millones de pesos, que a mi juicio, no se vieron por ningún lado!

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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Su maldad y mentiras no tienen límites. A diario no hace otra cosa que destruir y mentir, es parte de su manera de ser, de su personalidad destructora y desquiciada. Su andar ha dejado una estela de muerte y destrucción aun antes de llegar a la presidencia, la cual, y como era previsible a causa del poder casi ilimitado que concede, le ha permitido ser más destructivo que el peor de los huracanes registrados.

     Tan solo a causa de su nociva política para atender, mejor dicho, no atender la pandemia de coronavirus, más de 800,000 mexicanos murieron y millones recibieron daños de diversas formas (salud, economía, familia, empleo …) en daños parciales, permanentes algunos y en otros, de plano irreparables.

Desatención que provocó también de manera directa daños a millones de personas, ya sea porque eran (o son) enfermos con diversas enfermedades crónicas (corazón, diabetes, riñones, y un largo etcétera), pero que a causa de las terribles decisiones de López Obrador (cuesta trabajo decir ‘presidente’ a este hombre inútil y dañero) dejaron de recibir la atención médica y hospitalaria que requerían, ocasionando en unos la muerte, en otros el agravamiento, y en otros el atraso y deterioro en su calidad y esperanza de vida.

Cirugías, tratamientos, estudios y medicinas dejaron de tenerse para millones de mexicanos, a los cuales este impostor les prometió en seis meses salud al nivel de Dinamarca. Han pasado cuatro años y medio de la llegada de este mentiroso incurable y dicha salud no sólo no llegó, sino que la atención que ya se tenía desapareció (lograda por los gobiernos anteriores que a diario critica y fustiga), dejando al sector salud en un estado de desolación que no promete mejoría alguna a corto y mediano plazo.

Como se ha dicho repetidamente desde este y otros espacios periodísticos, el sistema de adquisición de medicinas, insumos y aparatos para el sector salud fueron desaparecidos y destruidos por AMLO, que en su maldad depredadora fue capaz de desaparecer y perseguir incluso a los laboratorios mexicanos que producían medicamentos contra el cáncer, dejando a niños y adultos sin la atención debida y condenados a una muerte segura. Todo a causa de las decisiones malignas de este hombre sin entrañas de misericordia, un individuo para el que el prójimo no existe (aunque a diario hable de servir al pueblo ‘bueno’).

Un hombre astuto sólo para lo malo, capaz de engañar a bobos e ignorantes, pero sobre todo, de atrapar a modo de líder sectario a legiones de fanáticos dispuestos a creerle todo y hacer cuanto su mesías tropical les ordene o sugiera (aun a sabiendas que está mintiendo).

En lo personal, puedo señalar que mató incluso la unidad de la familia, de la mía y de millones de familias más. Décadas de amor y respeto entre los parientes se acabaron con la llegada de este impostor, de este embaucador profesional capaz a la manera del anticristo, de dividir las familias y poner a unos contra otros. Triste y muy doloroso, pero igual de real.

Volviendo al sector salud, esta semana me enteré de un amigo de casi cuatro décadas (se llama Federico), enfermo de varios males consecuencia del deterioro los años (sin ser un anciano), que luego de una cirugía en un hospital público (trabaja para el gobierno) y requiriendo de una segunda intervención quirúrgica, fue echado literalmente del nosocomio ante la falta de insumos y medicinas para realizarle la otra operación ¿No es acaso el tabasqueño presidente de la muerte?

¿Sirve de algo la construcción de una refinería en un manglar de Tabasco cuyo presupuesto ya es más del doble de lo programado inicialmente? (2.6 veces más). Una refinería que ya fue inaugurada, pero que no ha refinado ni un litro de gasolina y cuyo costo suma ya más de $ 18,000 mil millones de dólares, que no tiene modo de sacar la producción en caso de llegarla a tener (no hay vías de ferrocarril). Errores criminales por haber construido en un lugar equivocado, muestran día con día el deseo absurdo de un tirano ignorante e incapaz que decidió semejante despilfarro, sólo por mostrar su poder y ego diabólico.

Obra acompañada de otros despilfarros semejantes como el llamado Tren Maya, el aeropuerto Felipe Angeles (al cual debe sumarse la destrucción y desmantelamiento de la obra del NAIM, una decisión tomada aun antes de asumir la presidencia y que nos está costando a los mexicanos nada menos que $340,000’000,000 trescientos cuarenta mil millones de pesos) y el Tren Interoceánico. Obras que además de carecer de proyecto y viabilidad, pues son meras puntadas producto de la soberbia del iluminado de Macuspana, al final no servirán para nada que no sea sumirnos en deudas.

Pero eso sí, para los mexicanos enfermos o en una emergencia médica NO HAY MEDICINAS NI ATENCIÓN ADECUADA. Razones más que suficientes por las cuales el título del presente artículo resulta más que descriptivo: AMLO: PRESIDENTE DE LA MUERTE, NO DE LA VIDA. Y eso que no hemos sumado los casi 150,000 asesinados durante su sexenio de pesadilla, ni los miles de desaparecidos pero que ya están muertos en fosas clandestinas, o muertos en vida; unos, forzados a ser asesinos en los ejércitos de criminales (objeto de los abrazos del ‘presidente’); mientras que otras, convertidas en esclavas, son obligadas a prostituirse. Entre toda esta desgracia que sufren decenas de millones de mexicanos ¿qué hace mientras el de Macuspana? Se levanta todos los días a perder tres horas de la mañana, oyéndose a sí mismo y oyendo los halagos de sus paleros.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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La complicidad y la incompetencia del actual régimen han permitido que el país quede en manos de la delincuencia, con y sin organizar. Para que muerda da lo mismo sea perro que perra, así que para el ciudadano el daño que le están causando entre organizados y sin organizar es mayúsculo. De hecho la vida de decenas de millones de mexicanos se ha convertido en un verdadero infierno.

Infierno que al diablo mayor que vive en Palacio Nacional no le importa un comino, pues habiendo ganado las elecciones y protestando cumplir y hacer cumplir la Constitución y leyes que de ella emanan, no ha movido un solo dedo para revertir esta terrible situación.

Habiendo prometido resolver en seis meses los problemas de inseguridad, han pasado cuatro años y cuatro meses y el cuadro de horror que se padece en amplias zonas del país no solo permanece, sino que ha aumentado, al punto de hacer la vida insoportable para millones de personas.

El saber que durante el sexenio ya perdido de López Obrador han asesinado 150 mil personas (suma a la que habrá de sumarse cuando menos otras 25,000 que legalmente se tienen como desaparecidas, pero que ya han sido asesinadas y se encuentran en fosas clandestinas, en morgues como no identificados, o de plano destruidos sus cuerpos por los criminales) muestra el fracaso total del actual gobierno; un gobierno indiferente ante lo que sucede a los mexicanos y que debiera tratarse como prioridad nacional. Pero no ha sido así. Al vándalo de siempre le quedó demasiado grande la silla presidencial.

Convertir la Guardia Nacional en parte de las fuerzas armadas, sacarla junto con el Ejército y la Marina sólo a pasear por las zonas controladas por los criminales (sin hacer absolutamente nada y jamás confrontar a los criminales) pretendiendo engañar a la sociedad de que se está ‘haciendo algo’, muestra la complicidad e incapacidad del tabasqueño. Así como su maldad evidente y cínica, capaz de mentir al grado de inventar una realidad que no existe mas que en su mente chiflada y perversa.

Las zonas controladas por las bandas delincuenciales son cada vez mayores. Estados como Zacatecas, Michoacán, San Luis Potosí, Tamaulipas. Guerrero, Veracruz, Oaxaca, Chiapas, evidentemente Sinaloa, Sonora y Baja California, todos son, NO GOBERNADOS, sino REGENTEADOS por MORENA. Estados en los que además de destruido el orden y el estado de derecho, se han convertido en feudos de asesinos en los que el gobierno parece ser apenas un socio que desea aparentar una legalidad que no existe.

Las personas con cierto capital (y ni siquiera mucho) son secuestradas, los negocios de todo tamaño son extorsionados TODOS, sin que el gobierno haga absolutamente nada para protegerlos, la producción es controlada por los criminales quienes además le fijan precio (aguacate, huevo, pollo, limón, y un largo etcétera) convirtiendo a dueños y trabajadores en esclavos de los desalmados ¿Y qué hace López Obrador y sus gobernadores de opereta? Nada, absolutamente nada.

El Ejército Mexicano tiene la capacidad, tecnología, armamento y elementos para combatir y aniquilar a esta plaga con tintes apocalípticos que agobia a decena de millones de mexicanos. Pero su comandante en jefe no ha querido tocarla. Ha quedado en claro que su relación con los criminales, además de añeja, es sólida. Para ellos solo hay abrazos. En cambio, para los mexicanos todos los días hay balazos, muerte, despojo y rapiña, todo con impunidad total.

Tan no toca a los criminales que las bandas humillan con frecuencia a la tropa, los agreden, ofenden, persiguen y en ocasiones hasta los desarman ¿Para esto los prepara la SDN, o para defender a México y a los mexicanos? Recibir órdenes del inquilino de Palacio Nacional de que no toquen a los criminales va en contra de la Constitución, del estado de derecho, la estabilidad del país y la integridad del propio Ejército.

      Un Ejército que cuenta con tecnología y armamento de punta (radares, aparatos de intervención, información satelital inmediata, helicópteros artillados, etcétera), de tal forma que cualquier banda de delincuentes puede no solo ser neutralizada, sino incluso aniquilada casi de inmediato. Pero sus órdenes son otras.

Nuestras fuerzas armadas habían mostrado desde la época del Presidente Lázaro Cárdenas, legalidad y compromiso por México y los mexicanos. Ha sido entonces en el actual régimen en que su situación ha ido cambiando de manera radical, tanto en perjuicio de México, como para ellas mismas. México no es Andrés Manuel López Obrador, sino el País de todos los mexicanos, en particular de quienes trabajamos por mantenerlo de pie y vivimos dentro del orden y la legalidad. No así López Obrador, quien ha entregado nuestra Patria en manos de la delincuencia ¿No es esto traición a la Patria?

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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Las Sagradas Escrituras (Biblia) establecen que el diablo “vino a robar, a matar y a destruir” (Juan 10:10). Sentencia divina que nos muestra la semejanza de lo que está sucediendo en México con el actual gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador y su banda o grupo (que no partido político).

Desde antes de llegar al poder, de hecho, desde que apareció en la vida pública, el tabasqueño nunca ha tenido un medio honesto de vida que se le conozca. Nunca ha trabajado en nada. Ni vándalos ni anarquistas aparecen tutelados por la Ley Federal del Trabajo. Aunque en su caso particular su trato y deferencia para con el “chapo”, su mamá y sus hijos, han demostrado una cercanía manifiesta con el hampa. ¿Cómo entender su postura de gobierno respecto de los criminales a los que en lugar de combatir, detener y procesar, les ha concedido «abrazos y no balazos». Dicho sea de paso, es a los únicos que les ha cumplido.

En cuanto a ROBAR, lo más condenable de todo es que engañó a varios millones de mexicanos engatusándoles con una guerra declarada contra la corrupción, que claro está, ha sido de saliva y contra los que antes gobernaban, ya que en cuanto a él y sus fanáticos seguidores y su círculo cercano de mafiosos la corrupción ha sido parte integral de su forma de actuar, la de siempre. De nadie es un secreto que cuando hizo su plantón en el zócalo capitalino en tiempos del presidente Zedillo le extorsionó con millonaria suma para abandonar la plaza. Ese ha sido siempre su modus fregandi.

Es conocido también que su terrible y delincuencial plantón en Paseo de la Reforma estuvo financiado por los electricistas del SME, quienes le entregaban mensualmente 2 millones de pesos para la ‘causa’; financiamiento que continuó hasta entregarle entre 2006 y 2012 un total de 66 millones (El Economista, 27/Jun/2012).

Como también es conocido su método de extorsión a su secta de seguidores que laboran en los distintos gobiernos, a los que desde un 10 y hasta un 30 por ciento les quita(n)ban de su salario para la causa. Claro, la causa se llama Andrés Manuel López Obrador.

Por ese 10% de extorsión a los trabajadores de Texcoco se condenó a Delfina Gómez, que lejos de quedar inhabilitada de por vida para cualquier cargo público, con el total apoyo de la presidencia contiende por la gubernatura del Estado de México ¿Cuál es la corrupción que quería combatir?

     Los robos y corrupción en el llamado Banco del Bienestar son un escándalo, no se diga el mega saqueo en SEGALMEX donde se robaron más de $15 mil millones de pesos (El País, 28/Mar/2023). Ni qué decir del saqueo multimillonario en el Tren Maya, la Refinería de Dos Bocas, ambas entregadas sin licitación a los amigos y favoritos del presidente, que han doblado varias veces el presupuesto inicial (carentes ambas de un proyecto bien planeado y aprobado) sin que nadie investigue ni les toque. Nos ha robado sobre todo la paz, el respeto, la unidad y confianza en el mañana.

     En cuanto a MATAR, el tabasqueño lo ha hecho de maneras diversas, ya sea intencional, ya sea a causa de su indiferencia e indolencia criminal. La muerte de más de 800,000 mil personas a causa de la mala o nula atención durante la pandemia, cuando menos la mitad se pudo evitar, pero no fue así. No le importó nada. Como tampoco le sigue importando nada, excepto asegurar que él y su banda ganen las siguientes elecciones.

     En su condenable postura de «abrazos no balazos» ha permitido que los criminales asesinen durante su mal gobierno a 143,186 personas, sin contar, obviamente a los más de 50 mil desaparecidos —que cuando menos la mitad ya han sido asesinados y no entran en las estadísticas—, además de entregar a las bandas o cárteles amplias zonas del país para su control total, provocando el vaciamiento de pueblos y comunidades enteras y con ello el doloroso desplazamiento de sus habitantes doblemente víctimas (de los criminales y de un gobierno indolente e incapaz)

     En cuanto a DESTRUIR, lo primero que ha destruido este hombre malvado es la unidad entre los mexicanos, sembrando división y odio a diario para evitar que nos unamos y fracase su dictadura. Ha destruido las instituciones públicas que tanto nos han costado y que tanta necesidad tenemos de ellas (salud, seguridad, educación, etcétera), los organismos autónomos, la DEMOCRACIA, el ESTADO DE DERECHO, la esperanza de vida y la esperanza de un mejor futuro para todos. El título del reciente libro de Pablo Hiriart es totalmente acertado ¡El Destructor!

Destruyó el sistema de salud pública de México, la compleja red de adquisición de medicinas, la seguridad en la mayoría de las carreteras del país, gran parte de las selvas y bosques, detuvo la construcción del NAIM que estaba catalogado entre los 10 mejores del mundo una vez que entrara en funcionamiento, para adecuar un aeropuerto militar que no sirve en absoluto para las necesidades de la capital (ni en pasaje, ni en carga).

     Destruyó el equilibrio de poderes al hacerse de la Cámara de diputados y en buena medida la de senadores, y con ello, construir su muro dictatorial que le proteja enfilando a México a la suerte miserable de países como Cuba, Venezuela y Nicaragua. Ni que decir de la destrucción del tejido social, del abandono del campo, espacios dejados a las bandas de asesinos que manejan a su antojo tanto las vidas de los ciudadanos, como los productos agrícolas y los negocios, convirtiendo a los criminales en dueños de todo (por medio de la extorsión) y a los dueños en empleados-esclavos de los chacales. Todo con la complacencia del presidente.

Y por si no fuera suficiente todo lo anterior, la Biblia agrega que el diablo también es «padre de mentira y del mentiroso» (Juan 8:44) ¿Qué se puede decir del hombre que ganó la presidencia en el 2018, pero que nunca se ha comportado como tal, que todos los días y a todas horas en lugar de gobernar para resolver los incontables y graves problemas del país se dedica a parlotear, a MENTIR de manera cínica y patológica?

La revista Forbes señala que AMLO miente un promedio de 80 veces durante la mañanera. No dice más porque el resto del día en lugar de gobernar se dedica a descansar de no hacer nada. El Diario Reforma publicó en diciembre pasado que para esa fecha ya había mentido más de 94 mil ocasiones durante su mandato (sin contar las que ha dicho en los últimos 4 meses). Considerando que la Biblia establece que el diablo vino a robar, matar y destruir, y que es padre de mentira y del mentiroso, ¿Quién gobierna entonces a México?

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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