Opinión

Históricas resultaron las manifestaciones celebradas el pasado domingo 13 de noviembre. Y aunque la ciudad de México resultó modelo y guía para la defensa de la democracia en nuestro país (los capitalinos siempre han sido afectos a ejercer este derecho constitucional) asistiendo entre 700 y 800 mil mexicanos; los daños y ofensas causados y lanzados por el presidente López Obrador, sacaron en todo el país a ciudadanos a manifestarse.

Marchas en defensa del INE toman varios estados de México | PorEsto

En alrededor de 50 ciudades, otros cientos de miles de ciudadanos salieron, la mayoría de ellos quizá nunca antes lo había hecho, pero ante la amenaza del dictador de eternizarse en el poder por sí o por alguno de sus cómplices en esta farsa disfrazada de gobierno (cuando el presidente se ha comportado como líder de una simple banda delincuencial; y no como jefe de estado) salieron a decirle ¡Basta, no toques nuestra democracia!

     El eterno candidato extorsionador y violento ni estaba preparado para la presidencia, como tampoco estaba en capacidad de madurar y esforzarse para responder a semejante responsabilidad. No quiso hacerlo, de hecho, se rodeó de vándalos y ambiciosos resentidos sociales de manera que los resultados los estamos padeciendo todos en economía, salud, educación y, por supuesto, en una inseguridad que lleva ya más de 130,000 asesinados en este remedo de gobierno.

      Nunca en la historia de México ningún mandatario nos había ofendido tanto a los mexicanos y tan repetidamente como lo hizo el tabasqueño la semana pasada. Día tras día en su show de carpa presentado falsamente como ‘conferencia de prensa’, diseñado cada día de la semana por una empresa diferente y con costo al erario; espectáculo en el que nada es improvisado y todo esta previamente arreglado (excepto cuando se les cuela algún periodista de verdad que pone a temblar al presidente y sus paniaguados), el ególatra dictador de Macuspana dio rienda suelta a sus instintos vulgares y primarios, haciendo con sus palabras y acciones trizas la investidura presidencial en su persona.

Su odio y egolatría le impidieron ver y oír la voz de los mexicanos que salimos a manifestarnos el domingo 13 de noviembre. Cierto, debió ser un cumpleaños amargo para él. Haberse ido “a la chingada” (así se llama su rancho) estuvo adecuado para el deseo de la inmensa mayoría de los ciudadanos, que en realidad desean que ya deje el poder a alguien que sepa y que desee resolver los cada vez más graves problemas nacionales (muchos creados o agravados por él, por su torpeza, ignorancia y negligencia).

Y como esta columna nace y se publica en Guadalajara (desde 1986), se señala que mucha gente salió por primera vez en su vida a manifestarse (ver fotos). La situación y gravedad política del país lo ameritaban. Fue una grata sorpresa ver alrededor de 30 a 40 mil ciudadanos manifestarse en la capital de Jalisco. Las tele visoras y diarios nacionales y locales mintieron en los números, ayudando voluntaria o involuntariamente al autócrata, sin embargo, los que estuvimos presentes damos constancia de tal cantidad. Un verdadero fenómeno que las familias tapatías dejaran su comodidad para decirle a López Obrador que no toque la democracia que tanto dinero, años y paciencia nos han costado. Que NO toque al INE, le gritaban una y otra vez, como también se lo decían en pancartas, mantas, volantes, calcomanías y cartones improvisados.

Para darse una idea del mar de que gente asistió, se señala que, desde la Minerva, la muchedumbre se extendía por la Av. Golfo de Cortes, apiñada en los seis carriles (tres de ida y vuelta) más el camellón y las amplias banquetas hasta llegar a la calle César. Es decir, por 6 seis largas manzanas, más la gente apilada en todas las desembocaduras de las calles aledañas. Este ejercicio y derecho cívico resultó un verdadero espectáculo democrático, una fiesta republicana inolvidable.

     Así que pretender negar la salida masiva del pueblo para hacerle oír su voz, o minimizarla, desnuda al dictador ante la vista de todos los mexicanos. Peor todavía al no soportar las manifestaciones, anuncia una organizada por él, claro, con los dineros públicos y obligados por la fiera de Palacio, dejando ver que las manifestaciones del domingo 13 de noviembre a nivel nacional sucedieron ante el ciego y sordo que mora ilegítimamente en Palacio (pues no es vivienda, es sede del Ejecutivo).

Y como quedó en el año 2020 de renunciar a la presidencia si se manifestaban 100 mil en su contra, los mexicanos estamos esperando que cumpla con su palabra. Si es que alguna vez la ha cumplido, y si no, tiene ante sí una oportunidad única para hacerlo y actuar con congruencia y dignidad por primera vez en su vida semejante al vago que salió de Santa Clara del Cobre, según narra nos José Rubén Romero.pues de lo contrario su ceguera e invidencia política hundirán más a México en el hoyo del caos.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

Email: mahergo1950@gmail.com

Tiempo de lectura: 4 min

En Palacio Nacional no tenemos un presidente que gobierne y vele por todos los mexicanos. Lamentablemente no, lo que tenemos es una fiera enjaulada que una o dos veces a la semana es sacada a pasear. Y como las fieras no trabajan, solo subsisten y atemorizan a cuanta criatura a su alrededor pueden, en su abuso se olvidan que hay otros seres, que aun sin tanto poder, son capaces de defenderse de sus feroces ataques e incluso de unirse para hacerles frente. Cuestión de supervivencia.

    Desde esta columna y desde el primer año de su mal gobierno, se dijo que Andrés Manuel López Obrador ya presentaba síntomas de insania mental; enfermedad que ha ido agravándose en la medida que el dictador de Macuspana ha dado rienda suelta a sus instintos y apetitos fieros de poder, presentándose ante los mexicanos ya fuera de control la semana que recién concluyó. Para sintetizar lo sucedido: ¡En una verdadera fiera!

     ¿Qué sacó de control a este hombre ya de por sí iracundo, intolerante, vengativo y rencoroso? Nada que la Constitución no permita, para ser exactos, una manifestación anunciada para este domingo 13 de noviembre; derecho que AMLO ha usado desde siempre y que, de hecho, ha sido y fue su instrumento predilecto para presionar y hacerse del poder presidencial.

     A tal grado de ira llegó el jaguar de Macuspana ¿o a quién o a qué se debe el nombre que usa la dizque ‘gobernadora’ de Campeche para su programa televisivo, que no es otra cosa que un simple instrumento para golpear a los enemigos del régimen? (seleccionados previamente por su patrón); que rompió todos los diques de la legalidad y la decencia, mostrándose ante todos y durante una semana completa como un auténtico energúmeno.

     La fiera de Palacio Nacional estaba tan iracunda y descontrolada, que, destruyendo para siempre la investidura presidencial en su persona, toda la semana, día tras día en su show mañanero, se dedicó a ofender a los mexicanos que convocaron y a los que anunciaron su deseo de participar en la Marcha para defender al INE (para que no lo toque el actual gobierno, pues su intención no es otra que acabar con la democracia e instaurar una dictadura con máscara de democracia).

      La lista de ofensas, por cierto, nunca expresadas públicamente en Palacio Nacional, graves la mayoría por su significado, pero más todavía por el fuerte tono expresivo y por el cargo de quien las dijo, es largo: deshonestos, rateros, racistas, clasistas, hipócritas, achichincles, aspiracionistas, despistados, fifís, cretinos, corruptazos, masoquistas, conservadores, inmorales, farsantes, alcahuetes, saqueadores, matraqueros, ladinos, y un largo etcétera.

     Los mexicanos, aunque el que cobra como presidente no lo sepa (pues no le gusta leer y mucho menos la Constitución) tenemos el derecho a manifestarnos con absoluta libertad. El artículo 9º de la Carta Magna nos permite hacerlo con toda libertad, de manera que no requerimos de que ‘el nos lo permita’, así como lo hizo él toda su rebelde e improductiva vida.

     Por esta ocasión no se agregarán más comentarios ni argumentos. No se necesitan. Lo que sí se necesita en México, y con urgencia, son dos cosas: Un presidente de verdad, y otra, que alguno de los otros poderes, inicie alguna acción legal en contra del titular del poder ejecutivo (AMLO) pues no hay ley alguna que le conceda y permita a presidente alguno ofender con tanta saña, odio e impunidad a los ciudadanos mexicanos. Esta para servirnos, no para ofendernos ni enseñorearse de nosotros. Ganó una elección, no compró un País con todo y las vidas y dignidad de los mexicanos.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

Email: mahergo1950@gmail.com

Tiempo de lectura: 3 min

Andrés Manuel López Obrador ha ido demasiado lejos. Queda claro que ni conoce los deberes presidenciales, ni tampoco desea conocerlos. Su personalidad ególatra enfermiza, más inclinada a monarca bananero que a un gobernante republicano, su inclinación patológica a mentir a toda hora y todos los días, su carácter violento, rencoroso, vengativo y berrinchudo, malformado en todos los sentidos, incapaz de responder como presidente en sus acciones y palabras, día tras día, mañana tras mañana, se levanta a dividir a los mexicanos y a destruir alguna institución pública, una secretaría, dañar la salud, educación o seguridad de los ciudadanos, para luego terminar su labor de calamitoso huracán ofendiendo a todo aquel que se atreva a criticarle o señalar su muchos y cotidianos yerros, que dicho sea de paso, cada vez son más graves y trascendentes.

     Esta semana se ha dedicado (utilizando toda la fuerza del estado) a intentar destruir el INE, utilizando como simples chalanes y golpeadores a diputados, senadores, ministros de la SCJN, y hasta la misma CNDH. Al saber este maestro en elecciones que en el 2023 y 2024 lo más probable es que pierda Morena, en su perversa obsesión de poder pretende aniquilar al INE, utilizando, una vez más, su viejo método de mentiras y engaño a sus fanáticos incondicionales, como también a ese sector de la población que vive ajeno a la vida política nacional, a los que este malvado sabe cómo engañar, torciendo la realidad de formas que los mismísimos Maquiavelo y Goebbels envidiarían.

     Con el pretexto de que el INE nos cuesta al año 13,000 millones de pesos, que cierto, es mucho dinero pero que no es nada comparado con los derroches y decisiones del presidente, como cancelar el NAIM, o construir la refinería Dos Bocas, etc.; no podemos olvidar que los mexicanos tenemos entre nuestros pecados la inclinación a la corrupción, se tuvieron que poner una serie de candados y seguros para que las elecciones fueran limpias en lo sucesivo y confiables (lo cual cuesta). Con el INE actual tenemos la certeza que el que gana es el que triunfó en las urnas.

     Y esto es precisamente lo que le incomoda al dictador de Macuspana. El quiere desaparecer el INE y sustituirlo por un mamotreto(así como lo hizo con el Seguro Popular al sustituirlo por el INSABI, o el NAIM por al AIFA) para poner en lo sucesivo a un títere que él pueda mangonear. Y que a su fallecimiento su pandilla quede al frente. Como sucedió con Chávez y Maduro en Venezuela.

     A tal grado ja llegado su insania mental política que el viernes 4 de diciembre nos enteramos los mexicanos, que, entre sus perversos y macabros planes, además de apropiarse del INE y hacerlo un ente para manejar en lo sucesivo las elecciones a su antojo, pretende que el patrimonio del INE pase a ser parte del INDEP; esa cueva de forajidos que desaparecen lo quitado a criminales y decomisos varios. Y no solo esto; que es gravísimo. Pretende también hacerle recortes presupuestales que impedirían al INE realizar labores esenciales como expedir credenciales para votar, fiscalización de partidos o monitoreo de campañas (El Universal, 5/Nov/2022).

      Ya, es demasiado. Detuvo la construcción del Nuevo Aeropuerto de la ciudad de México cuya cancelación costó solo de manera inicial $ 331 mil 996 millones de pesos (El Financiero, 22/Feb/2021) más lo que se acumule por ser deuda pública; desapareció las Guarderías Infantiles, las Escuelas de Tiempo Completo; la compra de medicinas para el sector salud ocasionando con ello cientos de miles de muertes, no solo por cáncer, sino por causas diversas; desapareció la atención de tratamientos y cirugías que IMSS e ISSSTE brindaban; desapareció en buena medida las policías estatales y municipales al quitarles el presupuesto, ocasionando con ello el aumento terrible de asesinatos y crecimiento desbordado de las bandas criminales con y sin organizar.

     Se ha olvidado de la obra pública, es decir, de resolver las necesidades urgentes de los mexicanos en las diversas áreas, utilizando todo ese dinero para regalarlo a los futuros votantes, que cegados por su necesidad no pueden ver que sus necesidades urgentes precisamente por eso no les están siendo suplidas, porque el dictador está comprando sus conciencias y desatendiendo las necesidades colectivas.

     Ha entregado el país, si no en complicidad, sí voluntariamente (a causa de su inmovilidad) a la enorme fauna delincuencial que aflige, asesina, secuestra y extorsiona a los mexicanos. Su renuncia tácita a gobernar le hace reo de culpa de conformidad al artículo 89 constitucional, fracción I, que dice textualmente: “..ejecutar las leyes que expida el Congreso de la Unión, proveyendo en la esfera administrativa a su exacta observancia”. Nada de esto ha hecho, en su desgobierno reina la impunidad total.

     Es demasiado: Senadores, diputados (los que todavía tengan la conciencia limpia y compromiso de ser representantes de sus votantes), así como líderes empresariales, universitarios, intelectuales, tienen el deber civil y moral de promover la destitución y enjuiciamiento del presidente Andrés Manuel López Obrador. No se trata, de ninguna manera, de preferencias políticas. Ganó legítimamente las elecciones (el INE las organizó y le reconoció), eso no se discute. Lo que ahora se señala es que en la presidencia no ha cumplido con sus deberes y funciones. Al contrario, de ha dedicado de manera sistemática a destruir como ya se dijo al principio, a dividir a los mexicanos, haciendo daños terribles al erario que en décadas deberán ser pagados, apoyando a empresas corruptas e ineficientes como Pemex y la CFE, desatendiendo además casi todos sus deberes y funciones a favor de la población mexicana. Que lo somos todos. No solo sus adeptos.   

     Pretender destruir al INE es en esencia un GOLPE DE ESTADO (muy poco discreto) mediante la destrucción de la democracia para instaurar una dictadura maquillada de lo que nunca sería (democracia). Ante todas estas acciones y elementos de reflexión republicana, Andrés Manuel López Obrador debe ser destituido y enjuiciado no sólo por las terribles decisiones que ha tomado y su inactividad (o complicidad con narcotraficantes y delincuentes en general), sino por su intentona golpista contra el país, contra la democracia y las instituciones públicas. Sus acciones apartadas de la ley y la Constitución merecen ser atendidas de inmediato como lo establece la Carta Magna. No es un asunto de opiniones periodísticas. Es la suerte y destino de los mexicanos los que están de por medio.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

Email: mahergo1950@gmail.com!

Tiempo de lectura: 5 min

El pasado día 23 de octubre se celebró el día del médico, fecha que en estos momentos significa mucho en nuestro país. Los mexicanos tenemos una deuda de gratitud, no solo con los médicos, sino con todo el personal del sector salud. Un sector de los más golpeados por el actual gobierno de López Obrador, pero que antes, y durante la larga pandemia, se portó a la altura de su noble y loable labor.

     Lamentablemente les tocó la peor crisis con el peor gobierno quizá en toda la historia de México. Un gobierno encabezado por un anarquista mentiroso, ignorante, e incapaz para semejante responsabilidad, quien acompañado por una cauda de ambiciosos, corruptos, incapaces y resentidos sociales, en tan solo cuatro años sumieron al país en la crisis más severa desde la Revolución Mexicana.

     En su ignorancia, odios y resentimientos se han dedicado a destruir todo, desde las instituciones, democracia, educación, cultura, ciencia, economía, etcétera, hasta dejar a los mexicanos divididos por el odio promovido desde Palacio Nacional todas las mañanas, y, por supuesto, destruyendo el sistema de salud nacional en una época que requería no solo de ser fortalecido, sino ser considerado prioridad nacional.

     No fue así. Para la mente torcida y perversa del tabasqueño, en sus cotidianas mentiras anunció desde el principio de su fracasado gobierno que iba a elevarlo al nivel de Dinamarca, cuando la realidad es que le abandonó, dejó a los médicos y personal hospitalario en el abandono por mucho tiempo. Sólo cuando las decenas de miles de muertos se acumularon y la condena nacional e internacional creció, trajeron vacunas y trataron de remediar medianamente su criminal negligencia. Pero el daño ya estaba hecho. Más de 700 mil muertes por coronavirus son parte del expediente negro de este mal gobierno, pues cuando menos la mitad se pudieron haber evitado. Muertes a las que habrá de agregarse los niños con cáncer y enfermos crónicos para los que no hubo medicinas (y pacientes que fallecieron por falta de cirugías).

    Habrá de tenerse en cuenta, para desgracia de México, que poco antes de que esta plaga nos llegara, AMLO destruyó el sistema de adquisición de medicinas del sector salud. Un sistema que llevó años en estructurarse y que este hombre hablador, sin tener nada asegurado y al amparo de la palabra ‘corrupción’ (que sin duda debió haber), destruyó todo dejando a los mexicanos de clases medias hacia abajo sin medicamentos ni acceso seguro a la salud.

     Por si no le fuera suficiente su daño, torpeza e incapacidad, desapareció el Seguro Popular (servicio que siempre prestó, aunque de manera más modesta, la Secretaria de Salud) dejando en el desamparo a millones de personas con diversas enfermedades, inventando en el papel una cosa llamada INSABI que solo existe en la mente del inquilino de Palacio, formándose como dicen los meteorólogos ‘la tormenta perfecta’.

     Para enfrentar la terrible epidemia de coronavirus, una plaga al modo de las padecidas en la edad media, desconocida y que requería de extremos cuidados, equipos, material y aparatos, sobre todo para médicos y personal de salud: lo cierto es que el gobierno les mandó a la guerra sin fusil. Las compras de medicamentos, uniformes y material especiales se hicieron mal, muy tarde e incompletas, irresponsabilidad que cobró miles de muertes de médicos, enfermeras(os) y demás personal hospitalario. De hecho, México quedó en 1er lugar en América Latina en pérdida de vidas en este sector.

      En cuanto a la población en general y como ya se dijo, las muertes superaron las 700 mil, ¿y cómo no sería así?, si tardaron mucho en la compra de vacunas y cuando lo hicieron fue con poca sabiduría y cuestionable estrategia. Enterarnos que hace unas semanas tiraron 5 millones de vacunas contra el covid-19 (coronavirus) resulta criminal (con un  costo superior a los 600 millones de pesos). Alguien tiene que responder ante la ley de tanta irresponsabilidad y negligencia. Pensar solo en elecciones y olvidarse de la salud de los mexicanos pinta de cuerpo entero a un gobierno de ambiciosos, improvisados e irresponsables.

     Nuestros médicos y personal de salud son parte de los activos humanos más valiosos, de manera que el descuido y menosprecio a su labor por parte del gobierno es a todas luces condenable. Los dejaron solos en la mayor crisis padecida en un siglo, y por si no fuera suficiente negligencia, pusieron a un médico engreído y grillo a atender la pandemia, quien se dedicó a cuidar la imagen política de su jefe mientras médicos y pacientes caían muertos saturando funerarias y panteones.

     Las cuentas ante la justicia son altas y muy numerosas. A tanta maldad e incapacidad, habrá de agregarse que en su perdición y deshumanización trajeron dizque médicos cubanos que no hicieron otra cosa que llevarse dinero para la isla. Compromiso con los castristas que es obvio que sigue vigente pues en lugar de poner orden en la sierra y regiones donde los narcos ya son descaradamente los que mandan lo cual hace que los médicos mexicanos huyan ante la falta de protección y seguridad, han comenzado a traer comaladas de dizque médicos cubanos a esos lugares ¿De qué se trata, de tomar control de todo a través de los violentos?

     Queda pues a los mexicanos mientras llega la justicia contra estos irresponsables que dizque gobiernanagradecer a los médicos, aunque ya haya pasado su día, su enorme esfuerzo por cuidar de nuestra salud. Sus desvelos, largas jornadas, amor y paciencia no dichos (pero recibidos por sus millones de pacientes) pues en medio de esta larga pesadilla de dos años y medio (aunque siempre su labor es una bendición) se dieron a favor de todos los mexicanos. Su mayor homenaje es nuestra gratitud, que aunque el gobierno se olvide de ustedes, los mexicanos no. En lo personal mi gratitud por siempre para los Dres. Fernando Carrillo Llamas, Rubén Bernabé Ceja, César Ochoa Verduzco y Antonio González Vieyra, así como a la memoria de Antonio Pérez Lete y Manuel Bolaños Ruiz. Que Dios todopoderoso bendiga a todos los médicos y bendiga su gran labor humanitaria.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

Email: mahergo1950@gmail.com

Tiempo de lectura: 5 min