Opinión

Imposible admitir y mucho menos justificar semejante indolencia y frivolidad. Nunca en la historia nacional un presidente había llegado a tanto, los hemos tenido de todo tipo, pero a tal grado de irresponsabilidad, insensibilidad e incapacidad como Andrés Manuel López Obrador ninguno.

      Prometió que en seis meses acabaría con la violencia criminal y para nuestra desgracia resultó una más de sus mentiras cotidianas. Un mitómano incurable que todo resuelve de saliva y en la práctica todo lo empeora o lo destruye. Tiene manos de ácido, lo que toca lo destruye.

       Sin embargo, su inacción parece tener una explicación lógica. En la ciencia teológica existe un principio para entender los pasajes bíblicos que carecen de otros textos de apoyo que ayuden a su interpretación, el cual dice: «lo implícito por lo explícito»” Principio que, con el tiempo, y aplicado al gobierno actual y su inactividad ante la fauna delincuencial, nos ayuda a entender la posición presidencial de “ABRAZOS, NO BALAZOS”. Claro, no se puede tirar balazos a los amigos, a esos se les abraza, se les protege.

      Así que a la distancia muchos mexicanos se preguntan qué tanta es la amistad y compromiso del presidente con las bandas de forajidos que ha sido capaz de dejarles, no nomas de que se hagan de grandes territorios en el país, sino de ensangrentarlo sin control alguno. Hasta septiembre del presente año (2022), los homicidios durante el gobierno de AMLO ya sumaban 132,217 (El Financiero, 4/Oct), es decir, muchos, pero muchos más que en la invasión rusa a Ucrania, donde 8,300 civiles han muerto (Infobae, 2/Dic/2022).

       La falta de empatía y compromiso del presidente para con los mexicanos es impresionante e inadmisible. Las mujeres son asesinadas, desaparecidas, golpeadas, prostituidas e incluso esclavizadas y el tabasqueño ni se inmuta. Millones de comerciantes (de todos tamaños) son extorsionados por los criminales, los jóvenes secuestrados para obligarlos a enrolarse con las bandas (los que no lo aceptan son asesinados de inmediato y tirados como basura), los secuestros, robos, fraudes, y novedosas formas delictivas, pero no menos dañinas, crueles y repulsivas suceden a diario, y nada de esto le importa a López Obrador.

      A él solo le importa su persona, su ego pervertido hasta lo irracional, y en segundo término jugar a las elecciones, que, dicho sea de paso, es lo único que sabe hacer. La única entretención en su inútil vida y mandato, causando daños irreparables al país hasta ahora no cuantificados.

      El ataque de los asesinos a la ciudad de Nuevo Laredo esta semana que dejó, una vez más, aterrorizada a la población (con saldo de 8 muertos y algunos heridos), no le importó en absoluto al de Macuspana. Se limitó a decir que se debió a la detención de un delincuente, como también se limitó a mandar soldados y guardias nacionales a pasearse unos días en esa ciudad. Que los vea la gente. Pero nada de balazos a los asesinos. Para ellos los abrazos.

      En Zacatecas ni qué decir, no hay palabras para el gravísimo y largo sufrimiento de estos hermanos nuestros, de los que muchos de ellos han tenido que abandonar sus negocios, casas y tierras al apoderarse las bandas de chacales de pueblos y regiones enteras. De nadie es un secreto que soldados y guardia nacional no hacen nada. Se limitan a pasearse y aparentar que ‘vigilan’ pero sin ofrecer resultado alguno.

       A tal grado ha llegado la soberbia e insolencia de los delincuentes que en ese estado (Zacatecas) en la semana antepasada asesinaron a un general que estaba al frente de la Guardia Nacional ¿Qué hizo el presidente? Nada, ni se inmutó, fuera de un comentario insulso nada cambió para los sufridos habitantes de Zacatecas, que además de no tener un presidente de la República que los proteja, tampoco tienen gobernador (es el polo opuesto de su hermano Ricardo).

      Ni qué decir de Guanajuato, estado cuya riqueza producto del esfuerzo de los campesinos, comerciantes, industriales y demás empleadores, no ha sido protegida por el gobierno federal. Al contrario. En un afán político perverso para que el gobierno local panista se vea mal, le ha negado la ayuda necesaria. Y cuando se dice necesaria, se implica eficaz, cosa que no ha sucedido, de manera que los criminales tienen azolado el estado, cometiendo masacres una semana sí y la otra también. Siempre ante la indiferencia (y repetida crítica) de López Obrador.

      ¿Y qué de Michoacán?, tierra enlutada, como dijera Agustín Yáñez de las mujeres de su pueblo (Yahualica, Jal.); tierra en la que sus moradores han tenido que vivir sumidos en el terror, oprimidos por los violentos, despojados de sus bienes, trabajo y dignidad, exponiendo a sus familias al deshonor y vejaciones de todo tipo ¿Qué tipo de vida se puede desarrollar en semejante ambiente?

      La suerte de los pobladores de Guerrero no es mejor. La violencia es generalizada y los violentos son los dueños de la situación. Sin embargo al presidente no le importó nada el destino del Estado, él solo quería poner a su amigo (y compinche) Salgado Macedonio en la gubernatura, pero como no pudo, puso a la hija (que gobierna por instrucciones del papá), aunque la palabra ‘gobierna’ es un simple eufemismo. No hay gobierno, solo hay cobra impuestos. Es lo único.

       Son muchos otros Estados agobiados por las bandas de criminales. De hecho, todos los gobiernos del Océano Pacífico (la mayoría de ellos con nexos con los narcos). Estados de los que muchos mexicanos con sus familias, cansados de tanta maldad, que han logrado salvar la vida y han huido a la frontera, ahora sufren ante la falta de protección y apoyo gubernamental, mendigando y cobijándose en la caridad de los fronterizos, que dicho sea de paso, ya no tienen con que ayudar al prójimo pues se han saturado de refugiados de decenas de países.

      ¿Y el gobierno de López Obrador que ha hecho? Nada, se ha dedicado a jugar a las elecciones. A distraer a sus fanáticos sectarios (eso es MORENA, una secta pseudo política) poniéndolos a jugar a las elecciones, de tal manera que los mexicanos no observen lo que pasa en el país y caigan en el juego perverso de AMLO, distrayéndose de lo importante y urgente, para buscar un pre candidato para el 2024, que, dicho sea de paso, no hay ninguno con capacidad ni visión de estado, al menos no en MORENA. ¿Qué hacer? No caer en el juego perverso del presidente y reclamar, por todos los medios posibles su atención para resolver los problemas nacionales, y de no querer hacerlo, exigir que deje el cargo de inmediato. No podemos admitir vivir en un país bañado en sangre con un presidente, un Ejército y una Guardia Nacional sólo de adorno, mientras que el presidente pierde el tiempo jugando a las elecciones (organizando manifestaciones para auto elogiarse y quemarse incienso).

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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La pandemia me impidió presentar antes este libro, de hecho, mi más reciente obra, texto que estaba ya listo desde los primeros meses de 2021 (aunque tengo otros dos anteriores que tampoco pude presentar por la misma causa). Lo importante sin embargo es que las condiciones han cambiado y ningún foro mejor que la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (2022) para hacerlo.

     El título del libro es más que sugerente “TRES CUENTOS Y UNA HISTORIA”, una aventura literaria que mezcla tres cuentos clásicos con nuestra terrible realidad nacional. Una realidad que nos asfixia y oprime a la inmensa mayoría de los mexicanos, mientras un gobierno populista, inútil y con vocación dictatorial, nos hunde en la ingobernabilidad y el caos.

     Situación anormal y dañina que nos obliga a levantar la voz desde todo foro o trinchera que podamos. Como escritor y periodista en lo personal he hecho mi parte para hacer público lo que ocurre, de hecho, y los lectores cotidianos de esta columna lo saben, quien esto escribe estuve siempre en contra de Andrés Manuel López Obrador y si se revisan los artículos anteriores y posteriores a las elecciones del año 2018, se comprobará que lo que dije, y me produce dolor decirlo, se ha cumplido desgraciadamente.

En este nuevo libro, intento llevar al lector, luego de una breve introducción, a tres cuentos clásicos que repasados (o de información para los que no los conocen); uno a uno les va cambiando la trama hasta llevarles a nuestra situación actual en México. Una situación grave, terrible y peligrosa, que requiere con urgencia de atención y cambio, antes sin embargo, de crear conciencia y formar opinión en una sociedad poco afecta en buena parte de ella a enterarse y reflexionar sobre su destino colectivo.

     El primer cuento, originalmente conocido “El gato con botas”, en mi libro se convierte en “Las Botas y el Gato”. Una parodia fuerte y confrontadora que presenta al actual presidente apoyándose en las botas (las fuerzas armadas) para afianzar su poder personal y de grupo, pero sin resolver los muchos y cada vez mayores problemas de los mexicanos.

     El segundo es el famoso cuento de “La caperucita roja”, el cual se convierte en mi libro en “Las Caperucitas y los lobos”, que como en el anterior, y luego de repasar la centenaria historia infantil, aborda el terrible y desatendido problema del asesinato, desaparición y explotación de mujeres. Una afrenta y dolor sin medicina para miles y miles de familia en nuestro país, como también angustia permanente para el resto. Sobre todo a causa de la indefensión en que se encuentran las mujeres a causa de un gobierno indiferente, incapaz y ornamental (¿o cómplice?).

     Y el tercer y último cuento, es una parodia del clásico “Flautista de Hamelín”, que en mi texto se convierte en “El Flautista de Macuspana”, que como el lector podrá discernir, narra desde la literatura, esa extraña manera de hipnotizar políticamente a cierto sector de la sociedad y llevarlos a la destrucción masiva sin estar conscientes siquiera (o no quererlo hacer), y que como bien sabemos; no hay argumento valedero alguno que les vuelva a la cordura y realidad.

     Finalmente la historia que presenta el libro, es una narración de dos eventos ocurridos en México en un lapso de 10 días (2 y 12 de octubre de 1968): tan distintos el uno del otro; cómo los mexicanos tomamos en su momento esos hechos y cómo se han manejado en lo sucesivo hasta apartarse de la realidad y de toda objetividad. Una narrativa que sin inducir al lector le deja información suficiente de los hechos (enriquecidos con fotografías de la época) para que forme o revise su propia opinión de hechos tan importantes que marcaron un antes y un después.

 

INVITACIÓN A LA PRESENTACIÓN

 

     Desde este espacio hago la invitación a todos los lectores y amigos a la presentación de este nuevo libro, la cual se llevará a cabo en el salón A (Area Internacional), el sábado 26 de noviembre de 2022, en la FIL GUADALAJARA a las 17:00 horas. Los presentadores serán Diego Hernández Maciel y Ana Paula González Hernández. Me sentiré muy honrado de su presencia.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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Históricas resultaron las manifestaciones celebradas el pasado domingo 13 de noviembre. Y aunque la ciudad de México resultó modelo y guía para la defensa de la democracia en nuestro país (los capitalinos siempre han sido afectos a ejercer este derecho constitucional) asistiendo entre 700 y 800 mil mexicanos; los daños y ofensas causados y lanzados por el presidente López Obrador, sacaron en todo el país a ciudadanos a manifestarse.

Marchas en defensa del INE toman varios estados de México | PorEsto

En alrededor de 50 ciudades, otros cientos de miles de ciudadanos salieron, la mayoría de ellos quizá nunca antes lo había hecho, pero ante la amenaza del dictador de eternizarse en el poder por sí o por alguno de sus cómplices en esta farsa disfrazada de gobierno (cuando el presidente se ha comportado como líder de una simple banda delincuencial; y no como jefe de estado) salieron a decirle ¡Basta, no toques nuestra democracia!

     El eterno candidato extorsionador y violento ni estaba preparado para la presidencia, como tampoco estaba en capacidad de madurar y esforzarse para responder a semejante responsabilidad. No quiso hacerlo, de hecho, se rodeó de vándalos y ambiciosos resentidos sociales de manera que los resultados los estamos padeciendo todos en economía, salud, educación y, por supuesto, en una inseguridad que lleva ya más de 130,000 asesinados en este remedo de gobierno.

      Nunca en la historia de México ningún mandatario nos había ofendido tanto a los mexicanos y tan repetidamente como lo hizo el tabasqueño la semana pasada. Día tras día en su show de carpa presentado falsamente como ‘conferencia de prensa’, diseñado cada día de la semana por una empresa diferente y con costo al erario; espectáculo en el que nada es improvisado y todo esta previamente arreglado (excepto cuando se les cuela algún periodista de verdad que pone a temblar al presidente y sus paniaguados), el ególatra dictador de Macuspana dio rienda suelta a sus instintos vulgares y primarios, haciendo con sus palabras y acciones trizas la investidura presidencial en su persona.

Su odio y egolatría le impidieron ver y oír la voz de los mexicanos que salimos a manifestarnos el domingo 13 de noviembre. Cierto, debió ser un cumpleaños amargo para él. Haberse ido “a la chingada” (así se llama su rancho) estuvo adecuado para el deseo de la inmensa mayoría de los ciudadanos, que en realidad desean que ya deje el poder a alguien que sepa y que desee resolver los cada vez más graves problemas nacionales (muchos creados o agravados por él, por su torpeza, ignorancia y negligencia).

Y como esta columna nace y se publica en Guadalajara (desde 1986), se señala que mucha gente salió por primera vez en su vida a manifestarse (ver fotos). La situación y gravedad política del país lo ameritaban. Fue una grata sorpresa ver alrededor de 30 a 40 mil ciudadanos manifestarse en la capital de Jalisco. Las tele visoras y diarios nacionales y locales mintieron en los números, ayudando voluntaria o involuntariamente al autócrata, sin embargo, los que estuvimos presentes damos constancia de tal cantidad. Un verdadero fenómeno que las familias tapatías dejaran su comodidad para decirle a López Obrador que no toque la democracia que tanto dinero, años y paciencia nos han costado. Que NO toque al INE, le gritaban una y otra vez, como también se lo decían en pancartas, mantas, volantes, calcomanías y cartones improvisados.

Para darse una idea del mar de que gente asistió, se señala que, desde la Minerva, la muchedumbre se extendía por la Av. Golfo de Cortes, apiñada en los seis carriles (tres de ida y vuelta) más el camellón y las amplias banquetas hasta llegar a la calle César. Es decir, por 6 seis largas manzanas, más la gente apilada en todas las desembocaduras de las calles aledañas. Este ejercicio y derecho cívico resultó un verdadero espectáculo democrático, una fiesta republicana inolvidable.

     Así que pretender negar la salida masiva del pueblo para hacerle oír su voz, o minimizarla, desnuda al dictador ante la vista de todos los mexicanos. Peor todavía al no soportar las manifestaciones, anuncia una organizada por él, claro, con los dineros públicos y obligados por la fiera de Palacio, dejando ver que las manifestaciones del domingo 13 de noviembre a nivel nacional sucedieron ante el ciego y sordo que mora ilegítimamente en Palacio (pues no es vivienda, es sede del Ejecutivo).

Y como quedó en el año 2020 de renunciar a la presidencia si se manifestaban 100 mil en su contra, los mexicanos estamos esperando que cumpla con su palabra. Si es que alguna vez la ha cumplido, y si no, tiene ante sí una oportunidad única para hacerlo y actuar con congruencia y dignidad por primera vez en su vida semejante al vago que salió de Santa Clara del Cobre, según narra nos José Rubén Romero.pues de lo contrario su ceguera e invidencia política hundirán más a México en el hoyo del caos.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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En Palacio Nacional no tenemos un presidente que gobierne y vele por todos los mexicanos. Lamentablemente no, lo que tenemos es una fiera enjaulada que una o dos veces a la semana es sacada a pasear. Y como las fieras no trabajan, solo subsisten y atemorizan a cuanta criatura a su alrededor pueden, en su abuso se olvidan que hay otros seres, que aun sin tanto poder, son capaces de defenderse de sus feroces ataques e incluso de unirse para hacerles frente. Cuestión de supervivencia.

    Desde esta columna y desde el primer año de su mal gobierno, se dijo que Andrés Manuel López Obrador ya presentaba síntomas de insania mental; enfermedad que ha ido agravándose en la medida que el dictador de Macuspana ha dado rienda suelta a sus instintos y apetitos fieros de poder, presentándose ante los mexicanos ya fuera de control la semana que recién concluyó. Para sintetizar lo sucedido: ¡En una verdadera fiera!

     ¿Qué sacó de control a este hombre ya de por sí iracundo, intolerante, vengativo y rencoroso? Nada que la Constitución no permita, para ser exactos, una manifestación anunciada para este domingo 13 de noviembre; derecho que AMLO ha usado desde siempre y que, de hecho, ha sido y fue su instrumento predilecto para presionar y hacerse del poder presidencial.

     A tal grado de ira llegó el jaguar de Macuspana ¿o a quién o a qué se debe el nombre que usa la dizque ‘gobernadora’ de Campeche para su programa televisivo, que no es otra cosa que un simple instrumento para golpear a los enemigos del régimen? (seleccionados previamente por su patrón); que rompió todos los diques de la legalidad y la decencia, mostrándose ante todos y durante una semana completa como un auténtico energúmeno.

     La fiera de Palacio Nacional estaba tan iracunda y descontrolada, que, destruyendo para siempre la investidura presidencial en su persona, toda la semana, día tras día en su show mañanero, se dedicó a ofender a los mexicanos que convocaron y a los que anunciaron su deseo de participar en la Marcha para defender al INE (para que no lo toque el actual gobierno, pues su intención no es otra que acabar con la democracia e instaurar una dictadura con máscara de democracia).

      La lista de ofensas, por cierto, nunca expresadas públicamente en Palacio Nacional, graves la mayoría por su significado, pero más todavía por el fuerte tono expresivo y por el cargo de quien las dijo, es largo: deshonestos, rateros, racistas, clasistas, hipócritas, achichincles, aspiracionistas, despistados, fifís, cretinos, corruptazos, masoquistas, conservadores, inmorales, farsantes, alcahuetes, saqueadores, matraqueros, ladinos, y un largo etcétera.

     Los mexicanos, aunque el que cobra como presidente no lo sepa (pues no le gusta leer y mucho menos la Constitución) tenemos el derecho a manifestarnos con absoluta libertad. El artículo 9º de la Carta Magna nos permite hacerlo con toda libertad, de manera que no requerimos de que ‘el nos lo permita’, así como lo hizo él toda su rebelde e improductiva vida.

     Por esta ocasión no se agregarán más comentarios ni argumentos. No se necesitan. Lo que sí se necesita en México, y con urgencia, son dos cosas: Un presidente de verdad, y otra, que alguno de los otros poderes, inicie alguna acción legal en contra del titular del poder ejecutivo (AMLO) pues no hay ley alguna que le conceda y permita a presidente alguno ofender con tanta saña, odio e impunidad a los ciudadanos mexicanos. Esta para servirnos, no para ofendernos ni enseñorearse de nosotros. Ganó una elección, no compró un País con todo y las vidas y dignidad de los mexicanos.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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