Opinión

Hay muchas cosas y sucesos para los que la ciencia carece de explicaciones. En teología, cuando un texto bíblico es poco claro y no tiene apoyo en otros pasajes que ayuden a su interpretación correcta, se aplica el llamado «principio de humildad», que no es otra cosa que dejar las cosas tal y como están.

Así actuaron los científicos el pasado 19 de septiembre, cuando a la 1:05 p.m., ocurrió de nuevo un temblor de gran magnitud en nuestro país; tal y como sucediera en los años 1985 y 2017, evitando opinar y dejando las cosas sin comentarios que pudieran falsear los sucesos o desacreditar la ciencia.

Y ya que citamos la ciencia teológica, en muchos temas esta milenaria disciplina sí tiene serias reflexiones para la humanidad que no tiene la ciencia; en este caso en particular para los mexicanos (acerca de los temblores del 19-S); reflexiones que además de permitirnos analizar esta aparente coincidencia inexplicable, al mismo tiempo nos permiten buscar una explicación sensata y coherente a estos terribles sucesos naturales que tantos daños nos han causado en el país. Explicaciones que no tienen que pasar en absoluto por el aval de los descreídos, pues como advierte la propia Escritura, los hombres incrédulos no las pueden entender: “porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente” (1ª Cor 2:14). Es decir, se trata de campos muy distintos.

Independientemente entonces de los daños multimillonarios causados principalmente a la ciudad de México y otras por el sismo del 19 de septiembre de 1985, tan solo en la capital del país murieron como consecuencia del terremoto 3,692 personas. Aquí en Guadalajara también se sintió muy feo y hubo muchos daños en inmuebles (una agencia de automóviles por la Calzada Lázaro Cárdenas se derribó), aunque en Ciudad Guzmán los daños fueron mayores: hubo 36 muertes y 750 personas heridas como consecuencia del sismo y cientos de inmuebles dañados.

En el año 2017, y contrario a todo pronóstico y estadística, volvió a temblar el 19 de septiembre en la capital del país y en otras ciudades. Esta ocasión murieron como consecuencia del fenómeno 369 personas y más de 7,000 resultaron heridas. Los daños materiales de nuevo fueron multimillonarios, de hecho, el gobierno capitalino no le ha cumplido a un buen número de damnificados. Los ha dejado a su suerte.

La relación telúrica entre estas dos infortunadas fechas pudiera haber quedado solamente en curiosidad histórica. Sin embargo el pasado lunes 19 de septiembre de 2022 por tercera ocasión volvió a temblar y muy fuerte (7.7). El sismo se originó en la tierra de una de las bandas criminales más terribles en la historia de México (Coalcomán-Aguililla, Mich), pero sus efectos también se sintieron en Guadalajara, México y Colima (Estado muy castigado con daños muy cuantiosos y dos personas muertas). Tan solo en Tecomán más de 2,000 casas y negocios fueron daños o destruidos.

     Ante semejantes e inéditos hechos ocurridos en una misma fecha, cabe entonces buscar la respuesta en donde la ciencia carece de ella. Cuando el terremoto de 1985, quien esto escribe se encontraba estudiando una Licenciatura en Teología. Tratando de entender el fenómeno y sus terribles consecuencias, consideré la posibilidad de un juicio de Dios (es lícito y necesario preguntárselo uno mismo) a causa de la maldad imperante. Partiendo del hecho de que Dios es justo y santo (dos de sus atributos), llega un momento en que la maldad humana le hace entrar en acción, pues el Creador, a diferencia de los gobiernos humanos, no tolera ni permite la impunidad, pues como El mismo lo advierte: “que de ningún modo tendrá por inocente al malvado” (Exodo 34:7).

A sabiendas también de que solo Dios tiene la respuesta total, la Escritura nos aporta sin embargo elementos para tener criterios, o juicios de valor acerca de los muchos temas contenidos en el inspirado Libro. En el caso de los temblores. Ciertamente la mayoría de estos ocurren como parte de los fenómenos naturales, sin embargo, la Biblia advierte que en ocasiones son enviados por Dios a manera de juicio, aunque también su presencia es parte del cuadro profético previo al retorno glorioso del Mesías YESHUA (JESÚS) (Luc 21:10-11). ¿Quién no recuerda la parte final del Credo Apostólico? “¡Y de nuevo vendrá con gloria!”. Originalmente no era un rezo, era una suma teológica o declaración de fe para los nuevos creyentes en la que se enlistaban las creencias principales de la fe judeocristiana.

El hecho de que muchos de los que se dicen creyentes no lo crean e incluso desconozcan estas doctrinas sostenidas y anunciadas en la Biblia, no significa que no vayan a suceder o que se requiera del aval de los humanos para que ocurran. En ese caso el hombre sería dios, que no lo es, Dios es Todopoderoso y veraz, por tanto cumple, ha cumplido y cumplirá, todo lo que dice.

En cuanto a los temblores finales, el profeta Isaías vaticinó hace veintisiete siglos: “…en gran manera será la tierra conmovida. Temblará la tierra como un ebrio, y será removida como una choza”. Y para que los enemigos de Dios no blasfemen su santo Nombre y le quieran acusar de ‘injusto’, el Creador señala la razón de sus justos juicios a causa de la maldad y perversión del ser humano: “Y la tierra se contaminó bajo sus moradores; porque traspasaron las leyes, falsearon el derecho, quebrantaron el pacto sempiterno. Por esta causa la maldición consumió la tierra, y sus moradores fueron asolados” (Isaías 24:4-6 y 29-30ª).

Cabe preguntarse al respecto, si la ciudad de México es modelo de conducta cívica y moral (la espiritual ni para que nombrarla). Si en sus calles no hay violencia, mucho menos asesinatos, ni venta y consumo de drogas, extorsiones, prostitución (ni voluntaria, ni trata forzada), como tampoco existen las perversiones sexuales ni el abuso contra niños, etcétera. Si la respuesta es que sí es modelo de conducta y ajena a todas estas expresiones humanas de maldad, los 19-S han sido entonces una mera coincidencia.

Como también sería una coincidencia que esta ocasión (19/Sep/2022) el epicentro del temblor haya sido en Coalcomán-Aguililla, en Michoacán; pueblos donde no hay productores ni vendedores de drogas, ni tienen entre sus hijos ausentes a personajes famosos como el “Mencho” y demás fauna, perdón, el Sr. Oseguera (dijera el presidente). Pueblos inmaculados donde han pasado décadas y ni un solo asesinato se ha cometido, donde no hay delitos, vaya, ni siquiera conocen las armas de fuego, de manera que se puede parafrasear al cineasta colimense Alberto Isaac en su famosa ópera prima: “En este pueblo no hay ladrones”.

De manera pues que los justos juicios de Dios no cabrían en nuestro país. Las vidas inmaculadas y las sociedades moralmente íntegras que lo componen, serían en todo caso ajenas a un juicio Divino. ¿O sí lo fueron? ¿Usted qué opina estimado lector?.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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Las condiciones de luto y devastación que guarda México no son para celebrar nada. Si tuvieran un poco de vergüenza y sensatez los actuales gobernantes se abstendrían de sus frivolidades y desfiguros, pondrían a sus palabras freno y tono. Lamentablemente la vergüenza y la autocrítica les son ajenas.

     En un país como el nuestro, bañado en sangre e inseguridades de todo tipo y tamaño, pero sobre todo, marcado por la total impunidad (y la relación o compromisos con las bandas criminales), un desfile militar referente a la Independencia y libertad, parece en realidad una ofensa a un pueblo dura y largamente agraviado.

     Las caras y gestos del presidente promoviendo los festejos solo acrecientan su frivolidad, su personalidad ególatra y distanciamiento cotidiano con los otrora gobernados, pues desde que llegó el tabasqueño se acabó el presidente de todos los mexicanos, para ser sustituido por el dictador que solo ama y protege (y mal) a sus fieles e incondicionales seguidores.

     Un líder enfermo del corazón y la cabeza, que lejos de unir a los mexicanos se ha dedicado a dividirlos, y a los que no le siguen o se atreven a criticarlo o pedirle cuentas de sus cotidianos yerros, despilfarros o mega corrupciones (Cancelación del NAIM, Aeropuerto Santa Lucia, Tren Maya, Refinaría Dos Bocas) les tunde a diario con un repertorio de ofensas jamás vistas ni oídas en Palacio Nacional.

      ¿Cómo justificar que a su atrevido e inoportuno festejo haya invitado a una cauda de gorrones populistas y vividores cuyas vidas son un desastre y no tienen nada de edificantes? Fuera de José Mújica, el resto ni son de izquierda, ni son respetable, ni tampoco tiene el erario público porque pagarles sus costosos viajes turísticos a nuestras costillas.

     ¿Cómo podemos hablar de Independencia cuando no podemos siquiera viajar por las carreteras (y caminos) del país, secuestradas cuando menos un 30% de ellas por las bandas delincuenciales?

      ¿Cómo podemos hablar de Independencia o festejar algo cuando un 40 o 50 por ciento del país ya está controlado por los criminales (asociados con el gobierno de AMLO, o cuando menos con pactos no conocidos, pero sí evidentes)? El cinismo y la desvergüenza gritan en medio del silencio y los festejos fatuos.

     ¿Cómo podemos festejar nada cuando hay en el país 130 mil mexicanos(as) asesinados durante el actual sexenio? ¿Cómo? ¿Cómo festejar ‘Independencia’ cuando en este sexenio han desaparecido 31,725  personas? (El Financiero, 8/Sep/2022). Muchas de ellas ya asesinadas, que nunca son contadas en las estadísticas, ni siquiera cuando son hallados sus cuerpos.

     ¿Cuál Independencia o libertad se puede festejar cuando casi todos los campesinos, comerciantes y negocios de todo tipo y tamaño son objeto del impuesto de los criminales (cobro de piso) sin que el gobierno les defienda y proteja como es su deber? Cuando les ha dejado a su suerte y en el total abandono legal y real.

     ¿Qué festejo puede haber cuando miles de jóvenes mensualmente son llevados a leva por los criminales para sumarlos a sus filas y los que se niegan son asesinados de inmediato y sepultados de manera clandestina?

     ¿Cómo festejar algo o hablar de Independencia cuando este mal gobierno ha entregado en manos de los militares la seguridad del país? Nuestra historia nos dice con letras de sangre que los soldados no sirven para estas tareas. Los mexicanos pensantes y conocedores de lo que sucede, saben que esto no es más que la estrategia de un farsante que para consumar sus sueños de dictador requiere obligadamente de esta ayuda para perpetuarse por sí o través de terceros.

    ¿Cómo festejar algo luego de una pandemia pesimamente atendida por el gobierno, con más de 700 mil muertes y daños incalculables en muchos sentidos?; con un sistema de salud pública colapsado, con un gobierno integrado por vándalos y marchistas profesionales que no tienen la menor idea de como se gobierna y se resuelven los incontables problemas nacionales, que en cuanto a la Salud Pública han sido incapaces absolutamente de comprar y distribuir medicinas y equipos médicos e insumos, ocasionando con su irresponsabilidad miles de muertes y muchos otros daños.

     ¿Qué podemos festejar en el aniversario de la Independencia cuando López Obrador quiere ligar a nuestro país con la mafia de populistas de Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua? ¿Querer entregar a los mexicanos a la pobreza para que la nueva clase en el poder vivan como reyes tiene algo de fiesta?

     ¿Qué celebrar cuando una banda de anarquistas incapaces, ignorantes e improvisados deciden el destino de México? Cuyo líder jamás ha trabajado, aunque sí, gastado millones en giras por todo el país durante más de doce años; que aborrece el orden y la legalidad, como también el trabajo creador, la ciencia y el conocimiento. Un hombre cuyo sueño es a la inversa del de Martin Luther King, pues López Obrador quiere a todos los mexicanos en la pobreza y sin anhelos ni aspiraciones de mejorar para poderlos controlar y manipular a su enfermo y perverso gusto personal.

     Cuánta razón le asistía a Voltaire cuando escribió: “El que arde con la ambición de ser edil, tribuno, pretor, cónsul, dictador, grita que ama a su patria y no se ama más que a sí mismo”. Su reflexión dibuja al sureño, a ese ególatra falto de inteligencia, capacidad y sabiduría, cuya ambición malsana le llevó a perseguir la Presidencia de México hasta lograrlo, capaz de organizar una fiesta evocando a la Independencia de México, cuando su garra feroz y esclavizante día a día penetra en el corazón de millones de mexicanos ilusos e indefensos. Lo dicho: NADA QUE FESTEJAR.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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Si parece pato, camina como pato y hace cuá-cuá, es pato. Desde que apareció de la nada en la vida pública nacional todo mundo se preguntaba de dónde había salido este sujeto. Desde siempre el PRI había cuidado las formas y por lo general llegaban a la presidencia de ese partido solo personas con una trayectoria política reconocida y una fama nacional. Este no fue el caso.

     De la noche a la mañana y poco después de terminar su mandato, Peña Nieto rompiendo todas las formas y sometiendo a su partido, (como lo hizo durante todo su sexenio) asegura el nombramiento de presidente del PRI a Alejandro Moreno. Un perfecto desconocido a nivel nacional, de presencia poco agradable, y maneras ajenas a los hombres con visión de estado.

      Su sola presencia expresaba trampa, no inspiraba confianza. Claro, pudo ser una mera impresión como sucede muchas veces, impresión que se podía remontar y mejorar con el paso del tiempo con los dichos y hechos de la persona. Dichos y hechos que lejos de mejorar su imagen aumentaron la desconfianza ante el sureño.

     Lo primero que se supo acerca del nuevo ‘presidente’ del PRI es que salió de su Estado (Campeche) en medio de un escándalo por una enorme  residencia que se construyó. Hecho que aunado a la promoción de su persona por el ex presidente Peña Nieto a la presidencia de su partido; de que el tal “Alito” es de Campeche (es decir, vecino de López Obrador); todo hizo pensar que AMLO le pidió a Peña Nieto que le pusiera al frente del PRI a este desconocido sureño (al que podía chantajear con toda libertad por el tema de la residencia; chantaje para el que está usando a la dizque gobernadora de Campeche; una mujer que ha vivido toda su vida de nuestros impuestos, y muy bien, VIA PRI, pero que ha convertido el uso del poder público en vulgar burlesque del más bajo nivel, con luces, variedad, chismes y toda la cosa, pero sin gobernar en absoluto ¿cómo? No saben).

    Lo primero que se notó con la llegada de este sureño desconocido (“alito”), es que todos los priístas conocidos nacionalmente dejaron de verse y mencionarse, provocando de inmediato la sospecha de que habían sido marginados y el tal “alito” colocado a la fuerza por alianza política (el mandatario tabasqueño necesitaba en el PRI un pelele a su modo; así, como sabe él arreglar sus cosas). Alianza que a poco más de tres años, salta a la vista CON DESCARO, CINISMO Y EVIDENTE PUTREFACCION MORAL (del gobierno de AMLO y del propio “alito”, si bien su paje de armas Rubén Moreira ha mostrado ser parte de esta nauseabunda ‘negociación’ política. Mejor dicho: TRANSA MAFIOSA, en la que el pretexto ha sido la presencia del Ejercito para dizque pacificar el país (cosa que no han hecho en absoluto en todos estos años).

    Semejante traición a sus aliados, partido, votantes y a México, no puede quedar así. Lo menos que debe hacer de inmediato el PRI es echar fuera de la presidencia a este deleznable individuo capaz de vender todo con tal de salvar su pellejo. La posición que tomaron la mayoría de los senadores del PRI de remover a Alejandro Moreno del PRI es la correcta y ésta debe ser a manera de ya. Su traición fue inesperada; la respuesta del PRI debe ser igual y tajante.

    México está en gravísimo riesgo de caer en una dictadura ya iniciada por López Obrador; proyecto que la alianza partidista PRI-PAN-PRD le había atorado y obstaculizado en sus perversos y retorcidos planes (siempre intentando engañar a los mexicanos, que es para lo único que parece servir este hombre que tampoco debió llegar a la Presidencia de México) de ahí que AMLO requería de eliminar estos obstáculos. Para ahorrar espacio y palabras, el tabasqueño, mañoso y perverso como siempre ha sido, decidió amenazar y chantajear al campechano, que, sin rubor y harto cinismo, además de ceder, fue capaz, y delante de TODOS LOS MEXICANOS, de traicionar a México, al PRI, a sus votantes, y a los partidos con los que tenía alianza (PAN-PRD), nada más POR SALVAR SU PELLEJO CORRUPTO. No se necesitan más explicaciones.

     Alejandro “alito” Moreno traicionó sobre todo a los votantes fieles a ese partido; a esos millones de mexicanos que se identificaron siempre con los postulados de la Revolución Mexicana (no la cubana); que pasaron por alto y por décadas la corrupción de muchos, a sabiendas que la inclinación ladrona de esos muchos, no era superior ni dominaba el todo de la visión y programas de la República. Lamentablemente “Alito” pisoteó todo y traicionó todo. Su personalidad ególatra y malvada no podía hacer el bien, es ajeno a su naturaleza corrupta.

Ya se dijo al inicio, si parece pato, camina como pato y hace cuá-cuá, es pato. Nunca debió llegar a la presidencia del PRI. Como tampoco, y debido a los sucesos aquí señalados y por todos conocidos, no debe permanecer un minuto más al frente de ese Partido. México necesita CON URGENCIA de la unidad de todos los Partidos Políticos, que por primera vez, y ante el peligro que corre el país, se unan y antepongan el bien de la Nación que el de sus intereses personales y de grupo. Pues como dijo Don Vicente Guerrero ¡La Patria es primero!

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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Para desgracia de México y de los mexicanos las mentiras de López Obrador están hundiendo al país de manera muy rápida, el daño en muchos sentidos es irreparable, y en otros, llevaría décadas en revertirse; lo peor de todo es que la mayoría ni siquiera sabe lo que sucede. De hecho, hay algunos millones de ciudadanos que por necesidad económica o por ceguera voluntaria no desean enterarse.

     Una de estas mentiras, que aunque las repita todos los días nunca serán verdad y siempre serán mentiras, es que la paraestatal Pemex es una tabla de salvación para el país y que está aportando ingresos. Ambas cosas son falsas. Pemex es una empresa quebrada y sin futuro, y los supuestos ingresos son mero maquillaje de cifras para engañar desinformados. Otra mentira más del mitómano que habita ilegalmente Palacio Nacional.

    PEMEX ha sido desde el gobierno de López Portillo un barril sin fondo, un pesadísimo lastre para el país. Tres cosas son la causa principal, aunque en el actual desgobierno de López Obrador se ha agregado una cuarta: 1) La paraestatal se convirtió en la caja chica del gobierno, 2) Los gobiernos en turno y los funcionarios de PEMEX se apropiaron de la empresa como si fuera de ellos, 3) Los trabajadores (de confianza o sindicalizados), han saqueado la empresa hasta hartarse, aunque no tienen llenadera. Siempre han vivido como una casta con sueldos y prestaciones muy superiores a las de todos los mexicanos, incluso superiores a las de sus semejantes en Europa, con la farsa de “las conquistas laborales” cuando en el fondo HA SIDO SU AMBICIÓN, PUES SON Y HAN SIDO LOS ÚNICOS DUEÑOS DE PEMEX. A los mexicanos solo les han vendido la mentira que el petróleo es de todos. FALSO.

    En cuanto a la cuarta, el robo de combustibles (gasolinas, diesel y gas) en el actual sexenio ha llegado a límites verdaderamente escandalosos, aunque el tabasqueño mienta con cinismo y trate de engañarnos a todos. Tan solo por dar un par de cifras: el daño económico por este robo a PEMEX en el primer semestre del año 2021 fue de $1,623 millones de pesos, mientras que en el primer semestre del presente (2022) el robo aumentó a $8,633 millones de pesos de pérdidas (Infobae, 2/Sep/2022), considerando que se ha vuelto un delito muy lucrativo debido a las alzas del petróleo.

    El robo es de 6,500 barriles de combustibles por día, robo que López Obrador pretende ocultar con sus cotidianas mentiras, teniendo el descaro y cinismo de asegurar que este robo “ya bajó”, cuando lo que no baja es su proclividad enfermiza a mentir. Robo que se estimula por dos grandes motivos: los abrazos del ‘presidente’ a los delincuentes, y el alza mundial de energéticos debido a la invasión rusa a Ucrania.

    De manera que si pensábamos que Vicente Fox había sido el titular del Ejecutivo más mentiroso (decirles “presidente” a él y a López Obrador suena imposible, su ignorancia e incapacidad para el cargo impiden que se les considere como tales) la verdad es que López la ha superado.

    En mi libro “EL HOMBRE QUE NUNCA DEBIÓ SER PRESIDENTE” (2007), señalaba entre las muchas barbaridades y trapacerías cometidas por el hombre de las botas, el daño que hizo a la paraestatal, es decir, a México:

 

“Y en cuanto a Pemex las cosas están peor. En el año 2000 la paraestatal debía 413 mil millones y en este momento su deuda ha crecido hasta el billón 114 mil 200 millones de pesos. Dicho por la nueva bancada de senadores, Pemex debe 10 mil millones más de lo que vale (La Crónica, 26/Ago/2006) (pág. 136).

 

    Pues bien, se pensó que habíamos tocado fondo, que la política de estado había retornado. Lamentablemente no fue así. Llegó el mentiroso tabasqueño, quien ha enredado a millones con sus fantasías y disparates en la toma de decisiones públicas; sus falacias, además de ocasionar terribles daños con consecuencias a corto, mediano, y largo plazo, presentan ante sus incautas víctimas un país que solo existe en su mente corrupta y corazón enfermo de maldad. Nada más. La realidad es que México se está hundiendo en muchos sentidos a pasos agigantados y este mitómano se levanta solamente para engañar a sus adeptos y hacerles creer que todo está bien.

     En cuanto a PEMEX se habrá de señalar que su estado actual es de quiebra, sus pasivos superan a sus activos. Su deuda actual, a junio de 2002 era del orden de los $108,093 millones de dólares, es decir, 2.6 billones de pesos (El Universal2/Ago/2022). Y mientras que todo apunta al uso de nuevas tecnologías y fuentes de energías no fósiles, el tabasqueño da la espalda a la ciencia y su mente enferma le apuesta a lo obsoleto, a derrochar los recursos de la Nación en caprichos y tonterías absurdas.

     En construir una refinería que no se requiere y cuyos costos estratosféricos solo justifican dos cosas: la corrupción del actual gobierno y su alianza con los trabajadores petroleros. Baste señalar que en la reciente firma del Contrato Colectivo de Trabajo este gremio además de un aumento del 4% directo al salario, logró 62 alzas en prestaciones (viáticos, becas, apoyos médicos, fiestas, préstamos incluso para familiares directos, etc.).

    Todo, a pesar de que son quizá los trabajadores más improductivos del ramo a nivel mundial, ya que mientras un trabajador promedio de la empresa Exxon-Mobil produce 51 barriles de petróleo, uno de Pemex apenas 14. Claro, todo se maneja y funciona con criterios políticos, no de una empresa que debiera producir dinero para los mexicanos, pero que solo les produce deudas y problemas.

     En síntesis: Pemex es un simple negocio para los gobernantes en turno y los trabajadores petroleros. Punto. Para México es un lastre y no se justifica en absoluto el derroche criminal que está haciendo AMLO en la refinería Dos Bocas y en mantener los lujos y excesos del sindicato y trabajadores de confianza, cuyos ingresos y prestaciones son y siempre han sido un exceso y afrenta para todos los mexicanos. Además de que tiene 3 o 4 veces más del personal que se requiere; que el sindicato (STPRM) y demás trabajadores están sobre pagados; que sus ingresos y abultadísimas ‘prestaciones’, son y han sido, un simple chantaje para extorsionar al presidente en turno (siempre con la amenaza de paralizar el país, como si Pemex fuera de ellos), que, aunque no en el papel, en la práctica sí lo es. Los mexicanos somos apenas dueños de una ilusión. Lo dicho: PEMEX, un lastre para México.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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