Opinión

La inmensa mayoría de los diputados y más de dos terceras partes de los senadores en México no nos representan en verdad. Son ajenos a los mexicanos y no les importa un comino el destino del país. Sólo miran por su bolsillo y su dizque carrera política, que en la mayoría de los casos no lo es, pues se trata de simples vándalos o vividores del presupuesto incapaces de vivir decorosa y decentemente fuera del gobierno. No podrían, su mediocridad, ausencia de carácter y nula visión de estado (ni que decir de su desconocimiento de la problemática nacional y la búsqueda de soluciones viables, legales y adecuadas) les impiden ver más allá de sus quincenas seguras y abultadísimas prestaciones, dicho sea de paso, por demás inmerecidas.

     Votar en bloque (los diputados) una Reforma Energética sólo para dar gusto al dictador de Palacio Nacional, les muestra ante el pueblo carentes de toda inteligencia y compromiso con la Nación, les priva de respeto ante los ciudadanos que dicen representar. En su ignorancia (que no es el caso de algunos, lo que les hace peores todavía) desconocen o menosprecian que cada voto debe ser razonado, anteponiendo siempre el bien de México y de los mexicanos. Pero no, no lo han hecho así. Se han plegado sin respeto alguno para el pueblo, para México y para ellos mismos como personas, a los deseos absurdos y malvados de un hombre que jamás debió llegar a la presidencia. De un enloquecido por el poder que día con día destroza algo de la nación en detrimento de todos y de las nuevas generaciones en particular.

     Si creen estos lacayos que cobran como diputados o senadores que sus decisiones en las Cámaras no les afectan, están rotundamente equivocados. Les afectan a ellos, sus hijos y nietos (si es que los tienen). Lágrimas y dolor les llegarán a su tiempo recordándoles sus acciones indignas y traidoras a los mexicanos.

    Han tomado las Cámaras no como lo que deben ser, santuario de exposición y debate de las mejores ideas y soluciones para el país (siempre al amparo de la Constitución y tutelando con celo el estado de derecho), sino como un ring de perdularios o lavadero de gentuza no apta para tan alta responsabilidad.

     Un caso: esta semana todos los medios dieron la noticia de un diputado homosexual envuelto en un escándalo mayor.  Antes que nada debe señalarse que para legislar no se requiere de conocer las inclinaciones o perversiones de la persona. Se requiere de conocimientos, capacidad, de madurez cívica y política para ejercer una tarea por demás importante, de crear leyes y buscar que las leyes vigentes sirvan para mantener y mejorar el orden legal y la armonía social ¿A quién se le ocurrió lanzar de diputado a un pervertido sexual? ¿Cómo admitir que además de su condición lacayuna ante el dictador de Macuspana, hayan promovido y admitido en la Cámara a un degenerado? Un pervertido operado de la cola que ahora se hace pasar por ‘mujer’ (algo que jamás será, la naturaleza es sabia y tiene sus reglas) el cual esta semana fue exhibido en la Cámara por promover videos pornográficos. Y quien al ser confrontado por sus acciones, con total cinismo dijo que ‘era puta’, que a eso se dedicaba. ¿Y el enorme sueldo y las abultadísimas y millonarias prestaciones que perciben durante los tres años?

     Queda claro que los partidos políticos se han corrompido hasta el tuétano, han olvidado su razón de ser. No es posible que semejantes especímenes ocupen una curul. Solo así se puede entender la razón de tanta bajeza y limitación, de tanta incapacidad y desconocimiento de las tareas legislativas. Han convertido la política nacional en un simple negocio, en una piara. Las pandillas y las bandas han suplido a los Partidos Políticos.

     Haber pasado el Senado la propuesta para mantener el Ejército hasta el año 2028, es decir, para MILITARIZAR del todo nuestro país, ha sido el colmo de la traición a México y a los mexicanos. Tanta sangre y tanto esfuerzo para devolver a la milicia a los cuarteles en el siglo pasado, para que una falsa izquierda (simples vándalos con coritos y consignas para parecer de izquierda) se haya encargado de entregarles todo el país con absoluta irresponsabilidad y facilidad.

     A los mexicanos nos queda claro que la razón de legislar la permanencia del Ejército en las calles es otra. Todos sabemos, incluyendo a López Obrador en primer orden, que el Ejército es un caro adorno en las calles, que al igual que la Guardia Nacional (que es lo mismo) lo único que hacen es pasearse sin tocar en absoluto a las bandas de delincuentes. No tendríamos una impunidad del 97 u 98 por ciento si no fuera así. La política de abrazos no balazos ha sido clara y contundente.

     La mayoría de los diputados y senadores, así, con minúscula, son simples empleados del presidente, usurpadores de un escaño pues no representan a sus votantes ni mucho menos sus intereses. Solo representan a los suyos propios y a los de su patrón, el dictador. Así que ningún comentario al respecto mejor que el de un periodista y legislador del siglo 19. De un liberal de verdad y no anarquista y enemigo del trabajo como tanto zángano que padecemos en el poder público:

 

“Para devolver al país la seguridad se necesitan medios eficaces y sencillos: emplear en este objeto la fuerza pública hasta llegar a impedir que se cometan robos y plagios. Esta es la primera, la más imperiosa necesidad de la situación, y a ella puede atenderse bajo el pleno régimen constitucional, y respetando todas las garantías individuales, sin más dificultad que la de aumentar los gastos públicos en algún capítulo del presupuesto. Para perseguir a los malhechores, para prevenir la comisión de los delitos, para hacer reinar la más completa seguridad en los caminos y poblaciones, no se necesitan arbitrios extraordinarios, ni levantar una nueva dictadura…” (Francisco Zarco, Periódico El Siglo Diez y Nueve, 16/Ene/1869)

    Y para que no queden dudas al respecto, de que solo en la legalidad podemos mantener la vida republicana, anexamos un comentario de Don Vicente Riva Palacio, héroe, diplomático, legislador, militar, escritor y periodista también del siglo 19, cuyas palabras sujetan a las Cámaras y a los gobiernos al imperio de la ley: “El bien del país no está en que la sucesión constitucional del poder sea pacífica, sino en que la Constitución sea siempre acatada y obedecida” (Periódico El Radical, 26 de mayo de 1876). Lo dicho: diputados y senadores no nos representan, con la excepción, claro, de un puñado de valientes y dignos en el Senado, entre ellos un trío de Senadoras, capaces de hablar y votar con la alta responsabilidad que tienen y con un genuino amor a México. A todos ellos, muchas gracias por hacer oír nuestra voz y representarnos (y sigan adelante).

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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Es increíble el grado de cinismo y putrefacción moral que se padece en la sociedad mexicana a manera de cáncer, muy en especial en el gobierno actual. Uno de esos tumores malignos que padece México se llama “Escuela Normal Rural Isidro Burgos”, en Ayotzinapa, Gro.. Una escuela pública sostenida con los impuestos de los ciudadanos que trabajan y mantienen de pie este país. Asunto que parecen ignorar los parásitos que la dirigen o los que (dizque) estudian en ese plantel.

    Una escuela que lejos de ser Normal, es anormal, pues todo indica que lo que preparan son guerrilleros, y ni siquiera al estilo de antes:¡con ideología, carácter, hombría, capaces de retar a un gobierno legalmente establecido yéndose a la sierra y hacer la guerra de guerrillas! No, nada de eso. Estos nenes posmodernos son también de la llamada ‘generación de cristal’, nada que les cueste esfuerzo y peligro.  En realidad son anarquistas, pero muy llorones (de ‘cristal’ pues), ya que si alguien les responde a sus maldades y delitos cotidianos con alguna fuerza por demás justificadacomo plañideras profesionales corren a llorar a los derechos humanos.

     Lo peor del caso, es que viven de nuestros impuestos y de lo que se roban y el gobierno les protege. Su dizque educación, que no lo es en absoluto, nos cuesta a todos los mexicanos sin aportar nada que ayude a elevar el nivel educativo y la economía nacional. Su actitud y acciones son parasitarias y nocivas en gran manera, ajenas al crecimiento tan necesario para México.

     Nunca le han dado al país otra cosa que no sean problemas. Viven así: creando y causando problemas, cuando lo que necesitamos son soluciones. Cuando no se les ve robando el dinero de las casetas en las autopistas (que son millones de pesos); estorbando el paso de los viajeros a los que también dañan de diversas maneras (dinero, tiempo, salud, economía, molestias, etcétera); lugares a los que siempre llegan en grandes autobuses robados, SÍ, ROBADOS, unidades que cuestan millones de pesos; se les encuentra en ciudades lejos, o muy lejos de su rancho, organizando violentas manifestaciones, siempre con daños millonarios y molestias sin fin a los ciudadanos que las padecen. Por supuesto que con el aval poco simulado DEL GOBIERNO, QUE NUNCA MUEVE UN DEDO PARA DETENER A ESTOS DELINCUENTES PROFESIONALES.

     Han cometido además verdaderos ACTOS DE TERRORISMO, baste recordar uno ocurrido el 12/Dic/2011, en el que prendieron fuego a una gasolinera de la Autopista del Sol, en Guerrero, en la que murió quemado un trabajador de nombre Gonzalo Rivas Cámara, que heroicamente dio su vida para cerrar la válvula de seguridad, de lo contrario la desgracia hubiera sido mayúscula. Acto terrorista que permanece impune.

     Otro de los múltiples actos terroristas de los ayotzinapos, sucedió el 4 de febrero de este año 2022, cuando lanzaron un tráiler cargado, sin frenos y a toda velocidad, en contra de la Guardia Nacional en la caseta de cobro de Palo Alto en la autopista a Acapulco, hiriendo a 14 por pura misericordia de Dios, pues el trailer corrió a toda velocidad más de 200 metros y pudo ocasionar muchas muertes y más heridos. Las agravantes en la comisión de los delitos la hubo.

     Son incontables los robos de trailers y camiones de reparto con mercancías (refrescos, cervezas, botanas, pan, etcétera), mercancías que luego de ser robadas, muchas veces luego prenden fuego a los vehículos o los utilizan como antorchas para abrir cuarteles o dañar edificios públicos (actos terroristas). La lista de delitos por estos criminales (disfrazados de ‘estudiantes’) es por demás larga; delitos recurrentes y por años permitidos por el gobierno.

     De hecho, la noche que ocurrió la privación y muerte de los vándalos, que absurdamente ahora pretenden presentar como ‘héroes’, lo cierto es que andaban de delincuentes. No se les cayó el techo del Templo ni mucho menos de la Biblioteca, no las conocen. Andaban delinquiendo y se toparon con otros delincuentes peores que ellos que los mataron. No son ni nunca serán héroes. ERAN DELINCUENTES.

     Con medio siglo de experiencia profesional y con conocimiento de causa, se afirma que los ayotzinapos, eran y son, delincuentes y vándalos profesionales (eran los asesinados; son los que quedan). Una banda que goza de total y absoluta impunidad, pues, dicho sea de paso, son amigos muy apreciados y protegidos por López Obrador. De hecho, a los padres de los 43 asesinados por andar delinquiendo los ha recibido repetidamente el presidente, con toda la cortesía y simpatía en Palacio Nacional; mientras que a los padres de los niños con cáncer, a empresarios, gobernadores, rectores universitarios y demás mexicanos de bien con necesidades urgentes, no los recibe.

     Parafraseando a Shakespeare, “algo huele a podrido en este asunto de Ayotzinapa”, asunto ya nacional e internacional, que si bien siempre será doloroso para sus padres el asesinato de sus hijos. Por otra parte, hay cosas que deben aclararse e investigarse a manera de ya. Los padres dicen ser gente del pueblo, gente pobre, sin embargo, su nivel de vida dice otra cosa. Desde hace ocho años no trabajan, se la dedican a viajar en autobuses de lujo de un lugar a otro, en marchas y manifestaciones, incluso han viajado a 12 países de Europa y 5 en nuestro continente,con el pretexto de que “vivos se los llevaron, vivos los queremos”(muchos escritores no podríamos hacer un viaje a Europa para promover nuestras obras por los costos que representan). ¿De dónde sale todo ese dinero para viajar, para no trabajar, por qué el gobierno no investiga, o es el gobierno el que les paga todo con nuestros impuestos?

     En cuanto a los vándalos-delincuentes de la Normal que no es normal ¿Porqué no los han detenido cuando atacan cuarteles, dependencias públicas, negocios privados, o roban vehículos y mercancías? El verdadero pueblo de México, el que trabaja duro, paga los impuestos y mantiene a estos zánganos y delincuentes problemáticos, necesita saber el porqué de tanta impunidad. ¡Basta ya, estamos hartos de tantas mentiras por las mañanas y a todas horas, de tanto parásito y tanto delincuente suelto!

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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Hay muchas cosas y sucesos para los que la ciencia carece de explicaciones. En teología, cuando un texto bíblico es poco claro y no tiene apoyo en otros pasajes que ayuden a su interpretación correcta, se aplica el llamado «principio de humildad», que no es otra cosa que dejar las cosas tal y como están.

Así actuaron los científicos el pasado 19 de septiembre, cuando a la 1:05 p.m., ocurrió de nuevo un temblor de gran magnitud en nuestro país; tal y como sucediera en los años 1985 y 2017, evitando opinar y dejando las cosas sin comentarios que pudieran falsear los sucesos o desacreditar la ciencia.

Y ya que citamos la ciencia teológica, en muchos temas esta milenaria disciplina sí tiene serias reflexiones para la humanidad que no tiene la ciencia; en este caso en particular para los mexicanos (acerca de los temblores del 19-S); reflexiones que además de permitirnos analizar esta aparente coincidencia inexplicable, al mismo tiempo nos permiten buscar una explicación sensata y coherente a estos terribles sucesos naturales que tantos daños nos han causado en el país. Explicaciones que no tienen que pasar en absoluto por el aval de los descreídos, pues como advierte la propia Escritura, los hombres incrédulos no las pueden entender: “porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente” (1ª Cor 2:14). Es decir, se trata de campos muy distintos.

Independientemente entonces de los daños multimillonarios causados principalmente a la ciudad de México y otras por el sismo del 19 de septiembre de 1985, tan solo en la capital del país murieron como consecuencia del terremoto 3,692 personas. Aquí en Guadalajara también se sintió muy feo y hubo muchos daños en inmuebles (una agencia de automóviles por la Calzada Lázaro Cárdenas se derribó), aunque en Ciudad Guzmán los daños fueron mayores: hubo 36 muertes y 750 personas heridas como consecuencia del sismo y cientos de inmuebles dañados.

En el año 2017, y contrario a todo pronóstico y estadística, volvió a temblar el 19 de septiembre en la capital del país y en otras ciudades. Esta ocasión murieron como consecuencia del fenómeno 369 personas y más de 7,000 resultaron heridas. Los daños materiales de nuevo fueron multimillonarios, de hecho, el gobierno capitalino no le ha cumplido a un buen número de damnificados. Los ha dejado a su suerte.

La relación telúrica entre estas dos infortunadas fechas pudiera haber quedado solamente en curiosidad histórica. Sin embargo el pasado lunes 19 de septiembre de 2022 por tercera ocasión volvió a temblar y muy fuerte (7.7). El sismo se originó en la tierra de una de las bandas criminales más terribles en la historia de México (Coalcomán-Aguililla, Mich), pero sus efectos también se sintieron en Guadalajara, México y Colima (Estado muy castigado con daños muy cuantiosos y dos personas muertas). Tan solo en Tecomán más de 2,000 casas y negocios fueron daños o destruidos.

     Ante semejantes e inéditos hechos ocurridos en una misma fecha, cabe entonces buscar la respuesta en donde la ciencia carece de ella. Cuando el terremoto de 1985, quien esto escribe se encontraba estudiando una Licenciatura en Teología. Tratando de entender el fenómeno y sus terribles consecuencias, consideré la posibilidad de un juicio de Dios (es lícito y necesario preguntárselo uno mismo) a causa de la maldad imperante. Partiendo del hecho de que Dios es justo y santo (dos de sus atributos), llega un momento en que la maldad humana le hace entrar en acción, pues el Creador, a diferencia de los gobiernos humanos, no tolera ni permite la impunidad, pues como El mismo lo advierte: “que de ningún modo tendrá por inocente al malvado” (Exodo 34:7).

A sabiendas también de que solo Dios tiene la respuesta total, la Escritura nos aporta sin embargo elementos para tener criterios, o juicios de valor acerca de los muchos temas contenidos en el inspirado Libro. En el caso de los temblores. Ciertamente la mayoría de estos ocurren como parte de los fenómenos naturales, sin embargo, la Biblia advierte que en ocasiones son enviados por Dios a manera de juicio, aunque también su presencia es parte del cuadro profético previo al retorno glorioso del Mesías YESHUA (JESÚS) (Luc 21:10-11). ¿Quién no recuerda la parte final del Credo Apostólico? “¡Y de nuevo vendrá con gloria!”. Originalmente no era un rezo, era una suma teológica o declaración de fe para los nuevos creyentes en la que se enlistaban las creencias principales de la fe judeocristiana.

El hecho de que muchos de los que se dicen creyentes no lo crean e incluso desconozcan estas doctrinas sostenidas y anunciadas en la Biblia, no significa que no vayan a suceder o que se requiera del aval de los humanos para que ocurran. En ese caso el hombre sería dios, que no lo es, Dios es Todopoderoso y veraz, por tanto cumple, ha cumplido y cumplirá, todo lo que dice.

En cuanto a los temblores finales, el profeta Isaías vaticinó hace veintisiete siglos: “…en gran manera será la tierra conmovida. Temblará la tierra como un ebrio, y será removida como una choza”. Y para que los enemigos de Dios no blasfemen su santo Nombre y le quieran acusar de ‘injusto’, el Creador señala la razón de sus justos juicios a causa de la maldad y perversión del ser humano: “Y la tierra se contaminó bajo sus moradores; porque traspasaron las leyes, falsearon el derecho, quebrantaron el pacto sempiterno. Por esta causa la maldición consumió la tierra, y sus moradores fueron asolados” (Isaías 24:4-6 y 29-30ª).

Cabe preguntarse al respecto, si la ciudad de México es modelo de conducta cívica y moral (la espiritual ni para que nombrarla). Si en sus calles no hay violencia, mucho menos asesinatos, ni venta y consumo de drogas, extorsiones, prostitución (ni voluntaria, ni trata forzada), como tampoco existen las perversiones sexuales ni el abuso contra niños, etcétera. Si la respuesta es que sí es modelo de conducta y ajena a todas estas expresiones humanas de maldad, los 19-S han sido entonces una mera coincidencia.

Como también sería una coincidencia que esta ocasión (19/Sep/2022) el epicentro del temblor haya sido en Coalcomán-Aguililla, en Michoacán; pueblos donde no hay productores ni vendedores de drogas, ni tienen entre sus hijos ausentes a personajes famosos como el “Mencho” y demás fauna, perdón, el Sr. Oseguera (dijera el presidente). Pueblos inmaculados donde han pasado décadas y ni un solo asesinato se ha cometido, donde no hay delitos, vaya, ni siquiera conocen las armas de fuego, de manera que se puede parafrasear al cineasta colimense Alberto Isaac en su famosa ópera prima: “En este pueblo no hay ladrones”.

De manera pues que los justos juicios de Dios no cabrían en nuestro país. Las vidas inmaculadas y las sociedades moralmente íntegras que lo componen, serían en todo caso ajenas a un juicio Divino. ¿O sí lo fueron? ¿Usted qué opina estimado lector?.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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Las condiciones de luto y devastación que guarda México no son para celebrar nada. Si tuvieran un poco de vergüenza y sensatez los actuales gobernantes se abstendrían de sus frivolidades y desfiguros, pondrían a sus palabras freno y tono. Lamentablemente la vergüenza y la autocrítica les son ajenas.

     En un país como el nuestro, bañado en sangre e inseguridades de todo tipo y tamaño, pero sobre todo, marcado por la total impunidad (y la relación o compromisos con las bandas criminales), un desfile militar referente a la Independencia y libertad, parece en realidad una ofensa a un pueblo dura y largamente agraviado.

     Las caras y gestos del presidente promoviendo los festejos solo acrecientan su frivolidad, su personalidad ególatra y distanciamiento cotidiano con los otrora gobernados, pues desde que llegó el tabasqueño se acabó el presidente de todos los mexicanos, para ser sustituido por el dictador que solo ama y protege (y mal) a sus fieles e incondicionales seguidores.

     Un líder enfermo del corazón y la cabeza, que lejos de unir a los mexicanos se ha dedicado a dividirlos, y a los que no le siguen o se atreven a criticarlo o pedirle cuentas de sus cotidianos yerros, despilfarros o mega corrupciones (Cancelación del NAIM, Aeropuerto Santa Lucia, Tren Maya, Refinaría Dos Bocas) les tunde a diario con un repertorio de ofensas jamás vistas ni oídas en Palacio Nacional.

      ¿Cómo justificar que a su atrevido e inoportuno festejo haya invitado a una cauda de gorrones populistas y vividores cuyas vidas son un desastre y no tienen nada de edificantes? Fuera de José Mújica, el resto ni son de izquierda, ni son respetable, ni tampoco tiene el erario público porque pagarles sus costosos viajes turísticos a nuestras costillas.

     ¿Cómo podemos hablar de Independencia cuando no podemos siquiera viajar por las carreteras (y caminos) del país, secuestradas cuando menos un 30% de ellas por las bandas delincuenciales?

      ¿Cómo podemos hablar de Independencia o festejar algo cuando un 40 o 50 por ciento del país ya está controlado por los criminales (asociados con el gobierno de AMLO, o cuando menos con pactos no conocidos, pero sí evidentes)? El cinismo y la desvergüenza gritan en medio del silencio y los festejos fatuos.

     ¿Cómo podemos festejar nada cuando hay en el país 130 mil mexicanos(as) asesinados durante el actual sexenio? ¿Cómo? ¿Cómo festejar ‘Independencia’ cuando en este sexenio han desaparecido 31,725  personas? (El Financiero, 8/Sep/2022). Muchas de ellas ya asesinadas, que nunca son contadas en las estadísticas, ni siquiera cuando son hallados sus cuerpos.

     ¿Cuál Independencia o libertad se puede festejar cuando casi todos los campesinos, comerciantes y negocios de todo tipo y tamaño son objeto del impuesto de los criminales (cobro de piso) sin que el gobierno les defienda y proteja como es su deber? Cuando les ha dejado a su suerte y en el total abandono legal y real.

     ¿Qué festejo puede haber cuando miles de jóvenes mensualmente son llevados a leva por los criminales para sumarlos a sus filas y los que se niegan son asesinados de inmediato y sepultados de manera clandestina?

     ¿Cómo festejar algo o hablar de Independencia cuando este mal gobierno ha entregado en manos de los militares la seguridad del país? Nuestra historia nos dice con letras de sangre que los soldados no sirven para estas tareas. Los mexicanos pensantes y conocedores de lo que sucede, saben que esto no es más que la estrategia de un farsante que para consumar sus sueños de dictador requiere obligadamente de esta ayuda para perpetuarse por sí o través de terceros.

    ¿Cómo festejar algo luego de una pandemia pesimamente atendida por el gobierno, con más de 700 mil muertes y daños incalculables en muchos sentidos?; con un sistema de salud pública colapsado, con un gobierno integrado por vándalos y marchistas profesionales que no tienen la menor idea de como se gobierna y se resuelven los incontables problemas nacionales, que en cuanto a la Salud Pública han sido incapaces absolutamente de comprar y distribuir medicinas y equipos médicos e insumos, ocasionando con su irresponsabilidad miles de muertes y muchos otros daños.

     ¿Qué podemos festejar en el aniversario de la Independencia cuando López Obrador quiere ligar a nuestro país con la mafia de populistas de Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua? ¿Querer entregar a los mexicanos a la pobreza para que la nueva clase en el poder vivan como reyes tiene algo de fiesta?

     ¿Qué celebrar cuando una banda de anarquistas incapaces, ignorantes e improvisados deciden el destino de México? Cuyo líder jamás ha trabajado, aunque sí, gastado millones en giras por todo el país durante más de doce años; que aborrece el orden y la legalidad, como también el trabajo creador, la ciencia y el conocimiento. Un hombre cuyo sueño es a la inversa del de Martin Luther King, pues López Obrador quiere a todos los mexicanos en la pobreza y sin anhelos ni aspiraciones de mejorar para poderlos controlar y manipular a su enfermo y perverso gusto personal.

     Cuánta razón le asistía a Voltaire cuando escribió: “El que arde con la ambición de ser edil, tribuno, pretor, cónsul, dictador, grita que ama a su patria y no se ama más que a sí mismo”. Su reflexión dibuja al sureño, a ese ególatra falto de inteligencia, capacidad y sabiduría, cuya ambición malsana le llevó a perseguir la Presidencia de México hasta lograrlo, capaz de organizar una fiesta evocando a la Independencia de México, cuando su garra feroz y esclavizante día a día penetra en el corazón de millones de mexicanos ilusos e indefensos. Lo dicho: NADA QUE FESTEJAR.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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