Opinión

Ese es uno de los grandes problemas con el presidente López Obrador, su deficiente formación educativa y sus escasas o mal administradas neuronas, le impiden entender a fondo doctrinas políticas, económicas, y sociales. Ni qué decir de las cuestiones filosóficas y religiosas. Respecto a estas últimas, el viernes 4 de los corrientes en uno de sus arranques diarios de aparente sapiencia y errónea sinceridad, se exhibió de cuerpo entero ¡y de espíritu…! ¡Total, está en su casa y entre puros de confianza!

    Lamentablemente entre sus lacayos-cortesanos tal parece que no hay siquiera algunos que le adviertan o le llamen la atención (o su cobardía y falta de integridad se los impide), de manera que eufórico declaró, que “él es cristiano”para luego agregar que “Jesucristo ha sido el luchador social más importante que ha habido en la Tierra, por eso, los poderosos de su época lo seguían (sic) y lo crucificaron por profesar un profundo amor a los pobres y a los débiles”.

    Bien, respecto a su declaración o profesión de fe, sólo Dios sabe cuán sincero es, lo que si queda de manifiesto es, que, o no le explicaron bien los pastores del PES (agrupación religiosa malamente elevada a Partido Político) lo que realmente significa y conlleva ser cristiano o el inquilino del lujoso, bello y enorme Palacio Nacional no les entendió. Queda descartado que jamás le explicaron la necesidad de nacer de nuevo espiritualmente (Juan 3:3,5). Es demasiado pedir.

    Tratando de desglosar su declaración pública de fe y su deformada visión del reino de Dios, me da mucha pena contradecirlo de nuevo, tengo casi tres décadas haciéndolo. De entrada, afirmar que Jesucristo ha sido el luchador social más importante que ha habido en la Tierra, además de ser una rotunda mentira, presupone varias cosas. Primera, que no ha leído las Sagradas Escrituras (Biblia) de lo contrario no había dicho semejante disparate.

     Segunda, que en plena veda electoral se quiso pasar de listo y pretendió de manera ‘subliminal’ ganar a cierto sector nominal de las corrientes cristianas (con poco o nulo conocimiento de su propia fe) para que votaran por el partido de su propiedad.

     Tercera, durante sus muchos años en la UNAM —a los ingratos maestros fifís les dio por reprobarlo y reprobarlo debió escuchar a algún hippie que aseguraba tal cosa (que Jesucristo era luchador social), o lo leyó en alguna playera de los años ’60. Ya que es de dudar que haya tenido contacto con el obispo de Cuernavaca Méndez Arceo, uno de los promotores de la desviada y herética “teología de la liberación”.

     En el entendido de que las anteriores posturas y doctrina carecen de apoyo teológico alguno, habrá de entender el presidente, si es que algún buen samaritano a su alrededor se anima a confrontar al tigre diciéndole (así amenazó a los banqueros cuando era candidato, de soltarles al tigre) queJesucristo NO FUE NINGÚN LUCHADOR SOCIAL, las Escrituras enseñan, afirman y sostienen, que Yeshua (Jesús) vino a salvar al hombre pecador caído, que lo somos todos, a restaurar su comunión perdida con Dios el Padre en Gan-Edén (Paraíso).

    Él rechazó una y otra vez el poder político, no porque no le interesara, sino porque no era el tiempo de su Padre, ya que al final de los tiempos retornará, no como “luchador social”, sino como REY DE REYES y SEÑOR DE SEÑORES a reinar en Jerusalén. Esto es lo que afirman y enseñan las Escrituras. Espero que el presidente no salga también con que “tiene otros datos”, pues en el reino espiritual sería una blasfemia y no le servirían de nada. El sabio y erudito rabino Shaul (San Pablo) lo advirtió tajantemente: “…Si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio (otros datos) diferente del que os hemos anunciado, se anatema” (Gal 1:8).

     Eso por un lado, por otro, el verdadero creyente no toma algunos textos que le gustan y forma su propia visión de fe, eso, lo cual, además de no permitir el acceso a la visión completa del cristianismo, es y ha sido el camino rápido y directo al sectarismo y la herejía.

El interés de Jesús por los pobres es principalmente a los de espíritu, es decir, por aquellos que no se regodean en sus propios logros y obras, que anhelan la salvación del Señor y con ello, entender su sentido existencial pleno.

Queda claro que el presidente nunca ha leído los Evangelios o lo ha hecho de manera incompleta (como casi todo lo que hace). Un ejemplo, del Mesías, del verdadero; en una ocasión le sigue una multitud para escuchar su bendito mensaje, pero como se hiciera tarde y no había manera de alimentarlos (eran cinco mil) realiza un milagro y les da de comer a todos. Al poco tiempo sucede lo mismo y en esta ocasión alimenta milagrosamente a cuatro mil.

Es de considerar que el Sr. Andrés Manuel ha leído hasta aquí los Evangelios, ya que si hubiera continuado se habría dado cuenta que la multitud le sigue una tercera vez con la misma actitud incrédula, sin embargo, lejos de darles de comer, les confronta duramente (en nuestro país se les diría “por gorrones”):

 

—“De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis” (Juan 6:26)

 

Dios no alienta la pereza ni la pobreza (como lo hace AMLO regalando dinero a manos llenas para comprar conciencias y votos y de paso desalentar la producción nacional). El Señor lo dice claramente en las Escrituras, que: “Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma” (2 Tes 3:14)

El actual presidente nunca ha entendido que aunque Jesús ama a los pobres, no les ama por ser pobres, sino por su condición espiritual y por sus carencias y sufrimientos, que si no los llevan desde la fe y los alimentan con odios y envidias lejos de agradarle, les distancian de él. Dios no toca a los corazones de los humanos, dicho sea de paso, que Él creó, por clase social, sino de manera general y en espera de que respondan en fe y amor a ese llamado (para ser salvados eternamente). Dios no hace acepción de personas como lo hace AMLO.

     Las tonterías que dijo el presidente mexicano no tienen nada qué ver con Jesucristo ni con su mensaje eterno, de hecho, la mente desordenada del tabasqueño le empuja a declarar semejantes disparates. Decir que “los poderosos de su época lo seguían” es exhibir su ignorancia bíblica, misma que narra que le perseguían de manera no tan velada esperando una oportunidad para deshacerse de él.

Lo peor es que cerró su mentiroso y manipulador discurso pseudo bíblico asegurando que lo crucificaron por profesar un profundo amor a los pobres y a los débiles”, pretendiendo destruir con sus palabras (de manera diabólica) su principal obra entre nosotros: ¡LA REDENCIÓN DE LOS PECADORES! O dicho en otras palabras: LA RECONCILIACIÓN DEL HOMBRE CAÍDO CON SU DIOS.

Podría señalar decenas de textos bíblicos que contradicen absolutamente las mentiras y tonterías del presidente, pero el espacio nos impide hacerlo, de manera que nos limitamos a decir, que ni es cristiano Andrés Manuel López Obrador, ni Jesucristo fue luchador social.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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Al asumir la presidencia protestó cumplir y hacer cumplir la ley, no lo ha hecho, ha faltado a su deber y ha mentido todos los días y sin parar. La democracia para el presidente ha sido una especie de botarga que solo usa para representar a un personaje que no es y que no le gusta, pero que le ha permitido y concedido logros que sin ella jamás los hubiese obtenido.

El proceso electoral que estamos, no disfrutando, sino sufriendo y padeciendo, sin duda alguna que es el más sangriento y caótico en los últimos cien años, en tanto que el presidente en lugar de hacer valer la ley y poner orden, ha dejado salir al anarquista que siempre ha sido, al hombre antisistema que participa en las elecciones como opositor perpetuo, desobedeciendo y violando la Constitución y leyes derivadas (relativas a los procesos electorales), pasando por alto que él es el titular del poder ejecutivo, que él es quien debe poner orden. Le ganó el anarquista que lleva dentro.

     El deseo insano y obsesivo de Andrés Manuel López Obrador por ser presidente es causa y efecto de la situación caótica y sangrienta que padece innecesariamente el país. Teniendo división de poderes e instituciones públicas que nos han llevado muchas décadas en construir y mucho dinero para darles forma y consolidarlas; en apenas dos años y medio, el destructor tabasqueño ha desaparecido ya varias, dañado otras, y atacado con fuerza los otros poderes. No le gustan, así son los dictadores, detestan el orden y los equilibrios de poder.

    Con una estrategia vulgar, mentirosa, engañadora y diseñada para que la masa votante no distinga la realidad ni conozca la verdad, AMLO se ha convertido en el jefe de campaña de Morena, el partido de su propiedad, mejor dicho (y usando sus propias palabras) de su mafia, violando todos los días las leyes desde su plataforma de adoctrinamiento matutino malamente llamada “conferencia de prensa”, que no lo es.

Con su desprecio habitual a las personas y el orden constitucional, el tabasqueño se ha olvidado totalmente de TODOS LOS CONTENDIENTES QUE NO SON DE MORENA dejándoles expuestos a las diversas bandas criminales que azotan al país de costa a costa y frontera a frontera, para quienes ofreció desde el principio “abrazos, no balazos”, y siendo los únicos a los que le ha cumplido.

    Ante su desatención e indiferencia para los contendientes de los partidos políticos contrarios a Morena (y sus satélites), la sangre se ha derramado en abundancia por casi todo el territorio nacional, enlutando muchos hogares al permitir que los criminales participen marcando el rumbo a los votantes (y con ello el destino del país).

La acusación del dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno de que el gobierno federal está rebasado por la violencia, con 89 contendientes asesinados y 724 delitos contra ellos, es inexacta. La realidad es que el gobierno federal, es decir, el presidente López Obrador, no ha querido combatir a los delincuentes. Los ha dejado que se muevan a sus anchas eliminando a los opositores a su régimen y permitiendo que las balas decidan quien gobierna. Esa ha sido la política del estado. No hay rebase, hay permiso oficial.

Aunque se quiera ser respetuoso de las personas, lo cierto es que todas las evidencias apuntan hacia un narco gobierno o a un gobierno aliado con estos grupos. No puede ser de otra forma. No se puede entender semejante impunidad concedida a los maleantes, quienes comparten el poder descaradamente con el gobierno de AMLO.

Sabedores del poder del Ejército y la Marina, de su sofisticado, abundante y costosísimo equipo y armamento, ni que decir del número de tropas (al que debe sumarse la Guardia Nacional), no se puede entender tanta pasividad y afecto para las bandas criminales.

Ha sido a tal punto el descaro del presidente en este sentido, que ante la denuncia cotidiana en los medios de los asesinatos y atentados contra los candidatos y contendientes electorales, prefirió acusar a los medios de “amarillistas” en lugar de mandar a los cuerpos de seguridad a poner en orden en las calles. A nadie le queda duda que para el presidente López Obrador valen más las vidas de los delincuentes y vándalos (tan queridos por él), que los candidatos ajenos a Morena y los ciudadanos en general.

Su falsa conciencia democrática como su falsa fe cristiana, además de ser desnudadas cotidianamente por sus acciones, las propias Sagradas Escrituras lo hacen con severidad desnudando al impostor: “Si un gobernante atiende la palabra mentirosa, todos sus servidores serán impíos” (Prov 29:12).

O como escribiera aquella sabia historiadora y filósofa siria que decidió voluntariamente hacerse mexicana: “Los celos, la envidia son aquí piezas de un edificio sin aberturas; nadie debe levantar la cabeza por encima de la pequeñez general. En un pueblo verde, nadie puede tener un color diferente. Sus grandes hombres han tenido que dejar de ser grandes; o han sido ninguneados y destruidos, odiados y rechazados” (Ikram Antaki: El pueblo que no quería crecer, pág. 90). La pequeñez moral e  intelectual del destructor solitario de Palacio Nacional solo admite el color morado de Morena; sus complejos, odios y limitada inteligencia le han llevado a ningunear, destruir, odiar y rechazar a algunos de los grandes hombres que quedan en México.

La portada de la revista inglesa The Economist le describió tal cual es: «El falso mesías», publicación prestigiada a nivel mundial con un tiraje de 1’500,000 ejemplares, pero que para el tirano de Palacio Nacional es ‘un pasquín, con una portada majadera, muy grosera’; mientras que él todas las mañanas y desde que asumió la presidencia, ofende majaderamente con sus groserías habituales a millones de mexicanos. Todo esto nos lleva a pensar y concluir el por qué tenemos las elecciones más sangrientas en un siglo y un presidente voluntariamente inmóvil.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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No podía ser de otra manera. La cabra siempre tira al monte, igual los dictadores, aunque por un tiempo se disfracen de demócratas, más temprano que tarde sus acciones les desnudarán tal cual son. Por más que los seres caídos intenten pasar por ángeles su oscuridad espiritual les exhibirá. Igual sucede en la política, pues como decía Don Alfonso Reyes “no se es dictador en vano”, y la maldad anidada en sus corazones siempre les exhibe. No pueden engañar por siempre.

Desde esta columna se dijo por años el peligro que representaba para México López Obrador y luego de las elecciones del 2018 se señaló: “estamos viendo el inicio de una dictadura” (27/Octubre/2018); ahora se afirma que el dictador no solo se quitó la máscara de demócrata, sino que anda desesperado porque sabe del peligro de perder el Congreso en las elecciones del 6 de junio. Situación que le irrita y hace perder toda compostura.

De poco le ha servido mandar pagar encuestas amañadas y tendenciosas, que aunque se hagan con los estándares correctos y la metodología común, lo cierto es que están amañadas. No es lo mismo una encuesta en los Estados del norte y centro del país, que en la ciudad de México y el sur. Los resultados obviamente son distintos, incluso en ciertas partes del sur ¿Acaso los tabasqueños a los que les inundó sus casas, cultivos y tierras (y ahogó sus ganados) y luego no quiso visitarlos, van a votar por Morena? Casos como este sobran, COMO EL ACCIDENTE DE LA LÍNEA 12 DEL METRO, sin embargo al presidente se le olvidan fácilmente sus yerros y ofensas a los demás, cuya única forma que tienen de decirle que los ofendió o dañó, y que ya no lo quieren es con su voto, y téngalo por seguro que se lo harán saber en las urnas.

Eso por un lado, por otro, su amistad, impunidad y laxitud con las bandas delincuenciales en todo el país, así como su repudio manifiesto y cotidiano al estado de derecho, le hacen con o sin su deseo un dictador a la vista de los ciudadanos. Aun cuando sus compinches, cortesanos o como le desee llamar le digan lo contrario y le llenen de halagos (tan gustados por los dictadores).

Un caso jurídica y socialmente repugnante y condenable, es la candidatura de Félix Salgado Macedonio, quien a pesar de su historial y nexos con los criminales, de que el INE le negó la candidatura por cuestiones legales que el hombre no cumplió como marca la ley, en un acto de desprecio por la legalidad y respeto para vida democrática de México (y con el apoyo absoluto de AMLO), el sinvergüenza éste pasó el nombramiento a su hija (emparentada también con narcotraficantes) convirtiendo LITERALMENTE la campaña en una FIESTA con cantantes aficionados y profesionales en la que las PROPUESTA POLÍTICAS han estado AUSENTES DE MANERA TOTAL. Para el Estado de Guerrero ni siquiera pan, solo circo y cero democracia.

Caso semejante es el candidato a gobernador de San Luis Potosí, José Ricardo Gallardo Cardona, a quien el presidente apoya con la franquicia del Partido Verde y a quien se le liga con los narcotraficantes —todo mundo sabe en ese estado la mala fama de él y su grupo— que incluso está bajo la lupa de la UIF, aun así, el tabasqueño le apoya y ha permitido que su candidatura continúe ¿Quiere acaso una dictadura de narcos? ¿No hay en México instituciones y otros poderes, ciudadanos enterados que levanten la voz y se opongan al establecimiento descarado de una dictadura que nadie pidió ni votó por ella?

    Pero no están solos, el caso de Alfonso Durazo, el candidato de López Obrador en Sonora es otra exhibición más de la corrupción y cinismo del dictador y sus huestes. El viernes pasado, el valiente colega Raymundo Riva Palacio denunció en su prestigiada columna, que Durazo —cuyo único mérito al frente de la seguridad nacional fue soltar al hijo del “chapo”— acumuló en unos pocos años, nada menos que 18 propiedades por un valor comercial superior a los 350 millones de pesos (Ideas, El Informador, 21/mayo/2021). Nada mal para un individuo que en 1994 no tenía nada y era simple secretario de Luis Donaldo Colosio.

Ni qué decir el caso del gobernador Francisco Javier García Cabeza de Vaca, que sin dudar que tenga larga cola que le pisen, el tabasqueño se esperó hasta las elecciones para hacer todo su teatro, incluso pisotear el estado de derecho por tal de hacer valer su capricho personal. ¿Por qué no lo hizo antes o porque no esperarse a terminar el proceso electoral?

Perdido el dictador en sus sueños de grandeza anda desesperado rompiendo un día sí y otro también el orden legal, utilizando su pulpito mañanero para dirigir las campañas y atacar a toda persona, partido, grupo o Institución pública que le estorbe en sus perversos planes, que lo son.

Apoyado por los sindicatos mafiosos de Pemex y la CFE, incluso por el SME (sindicato de una empresa desaparecida en el año 2009), así como por los maistros de la CNTE y cuanto violento y anarquista sirva para sus fines personales; ha permitido y tolerado incluso una masacre de candidatos de otros partidos políticos (deshaciéndose de sus enemigos, opositores, etc.), algo que además de no haber sucedido en México, ha abierto de par en par la puerta a las bandas criminales para que controlen abiertamente Estados y Municipios sin que el presidente mueva un solo dedo para impedirlo.

Tal es su grado de descomposición moral y cinismo que usa la mentira manipuladora (al estilo del nazi Goebbels) para engañar a los bobos y a los que tiene controlados con las dádivas; limosnas que en un corto tiempo serán la causa de la quiebra del estado mexicano AL NO HABER YA RECURSOS SUFICIENTES DE LOS IMPUESTOS QUE PAGAN LOS QUE TRABAJAN.

     Esta es por supuesto una de las causas que le traen desesperado y airado, al grado de atacar al Banco de México porque no le suelta dinero de las reservas que tiene bajo su custodia ¿Ni modo que el Secretario de Hacienda y la de Economía y demás asesores no le hayan dicho que no es dinero del gobierno, sino de los inversionistas y ahorradores?

En su actitud farsante y engañadora hace creer a los no enterados que no le entregan los remanentes del Banco de México (producto de excedentes en los precios del petróleo y otros rubros como las variantes cambiarias), cuando la verdad es que no hubo excedentes este año a causa de la pandemia y de que el peso se fortaleció (habiendo llegado a casi $25 por dólar). La cuestión es que el hombre es un barril sin fondo y ya amenaza todos los días a los funcionarios del Banco central, anunciando con descaro su deseo de hacerse de esa institución, que dicho sea de paso, su independencia y autonomía son la única garantía para evitar el colapso económico del país y las terribles devaluaciones que tanto daño nos ocasionaron en los años 70 y 80 del siglo pasado.

Las advertencias de Levitsky y Ziblatt acerca del peligro de que las democracias caigan en garras de los dictadores es una realidad en México: “…con un gobierno unificado, donde las instituciones legislativas y judiciales se hallan en manos del partido del presidente, el riesgo no es la confrontación, sino la abdicación…  quienes ostentan el control del Congreso pueden anteponer la defensa del presidente al cumplimiento de sus deberes constitucionales. Con la intención de evitar la victoria de la oposición, pueden abandonar su papel de supervisores y permitir que el presidente apruebe leyes abusivas, ilegales e incluso autoritarias. Una transformación de perro guardián en perro faldero” (Cómo mueren las Democracias, pág. 148). Así que aunque el dictador ande ya desesperado y sin máscara, los mexicanos tenemos que defender nuestra democracia ¿O usted qué considera?

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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Es demasiado. Ochenta mil asesinatos en lo que va de su mal gobierno y un país en manos de las bandas delincuenciales, hacen ver una realidad muy distinta a la que se pretende vender en el show mañanero de Palacio Nacional. El cuento de los “abrazos no balazos” lanzado inicialmente por el entonces flamante presidente parecía una ingenuidad producto de la novatez. No hay tal, la realidad impone otra lectura política diametralmente distinta.

Si bien el actual presidente carece de una gran inteligencia y la cultura es ajena a su formación anarquista, lo cierto es que es un hombre astuto y díscolo, un ser escurridizo a las normas y enemigo confeso del estado derecho. Lo suyo es el desmadre y la rebelión. Todo lo demás ha sido una ópera bufa para lograr hacerse del poder.

El problema para México es que el tabasqueño participó por tercera vez a la presidencia en un momento en el que todos los mexicanos estábamos (y continuamos estando) hartos de tanta corrupción y su falsa propuesta fue justamente esa: un combate contra la corrupción. Propuesta que como anzuelo para peces hambrientos les atrapó con su carnada mentirosa.

La inmensa mayoría de los que votaron por AMLO lamentablemente no indagaron en su pasado ni pusieron atención a su persona y formación. Les engañó rotundamente. Engaño que no ha cobrado dimensiones de grito social debido a la compra de conciencias, ya que como todos sabemos, el gran depredador de Palacio se ha dedicado a regalar dinero público a viejos, jóvenes, becas, etcétera, chantaje que hasta ahora le ha cubierto para no caer de una silla que le quedó demasiado grande y para la cual nunca estuvo preparado.

Sin resultado alguno en economía, en salud, en SEGURIDAD, educación, obra pública y demás rublos, cualquier otro presidente ya hubiera caído, o rectificado el rumbo. El hombre de Palacio, un mentiroso crónico no, su soberbia y egolatría en grado de enfermedad espiritual y psiquiátrica le han llevado por el sendero del rencor, de la violencia verbal, del escapismo a los deberes, y a la farsa actoral, montando al efecto su ópera bufa en la que hace su papel favorito: ¡de víctima! Pero como actor de un solo guion, no sabe interpretar otros, excepto sus rutinas ya conocidas, de manera que el juego de las elecciones —dicho sea de paso, el único que sabe y le sale— le entretiene todos los días mientras el país llora y gime a causa de sus muertos. Sus muchos muertos, secuestrados y desaparecidos. Mas de un centenar todos los días.

Su poder e influencia mediática los gasta irresponsablemente en su persona y fijaciones, en su pecaminosa y condenable ambición de poder. Los problemas de inseguridad, de violencia desbordada, de desplome de la economía y demás plagas que sufre el pueblo son ignorados y desatendidos.

     Todo el país en poder de las bandas de narcos y delincuentes. La ostentación que estos grupos hacen de poder e impunidad en la mayor parte del territorio, es condenable e inadmisible, ostentación e impunidad que a dos años y medio de mal gobierno permiten ver que es algo totalmente permitido.

    Basta revisar el historial de Félix Salgado Macedonio, a quien se le acusa de abrir las puertas de par en par al narcotráfico en Acapulco cuando fue presidente municipal (2005-2008), y que su hija está casada con Alfredo Alonso Bustamante, cuyo padre, además de ser encarcelado se le relaciona directamente con el grupo criminal de los Beltrán Leyva. Familia que López Obrador ha apoyado con todo desde Palacio Nacional ¿En democracias como Alemania, Inglaterra, Francia o Estados Unidos apoyarían a semejantes famiglias?

Por si no fuera suficiente y para enrarecer aún más el ambiente y el clima electoral, han asesinado decenas de candidatos, algo que jamás había ocurrido, y AMLO, violando flagrantemente la ley electoral, desde Palacio la ha emprendido contra los candidatos del PRI y MC de Nuevo León, toda vez que su candidata se desinfló a causa de sus mentiras.

En Jalisco donde Morena también es letra muerta, de pronto en Teocaltiche cientos de personas son desplazadas de las rancherías por asesinos armados (algo que nunca había sucedido en el Estado), los asesinatos han crecido, jóvenes inocentes son sacados de sus casas para ser asesinados, todo, evidentemente, en tiempo electoral para culpar al gobierno de Jalisco de incapacidad (cuando son delitos del crimen organizado que competen directamente al ámbito federal).

Además de que por todo México convoyes de 15 o 20 camionetas, todas robadas, repletas de individuos fuertemente armados circulan por autopistas, carreteras y brechas con absoluta libertad e impunidad. Teniendo el estado, satélites que ubican el momento y lugar exacto de dichos convoyes, contando con aviones de combate y helicópteros artilllados que en unos minutos acabarían con esa plaga de maldad (que tiene a la sociedad toda aterrorizada), el presidente NO HACE ABSOLUTAMENTE NADA. Se dedica en Palacio Nacional a hacer su grilla del día. A los amigos delincuentes ni los ve ni los oye. Para ellos abrazos, no balazos.

Su cínica y mentirosa conducta le han llevado a aparentar que es un pacifista cuando lo cierto es que no lo es y su relación con las bandas de delincuentes cada vez es clara. No los ataca jamás. El Ejército, la Marina y la Guardia Nacional a pesar de la fortuna que cuestan al país, son un mero adorno en este sexenio.

Y es que, aun los pacifistas cuando son gobernantes deben hacer valer el estado de derecho y el orden. No es opcional. Podemos recordar al caso del emperador romano Marco Aurelio, quien luego de unos años de paz y prosperidad, los bárbaros belicosos consideran su pacifismo como debilidad, por lo que Marco Aurelio deja la comodidad de Roma y emprende una guerra contra ellos que dura siete años hasta que los vence a todos (169-176 d.C.).

Y no solo fue la guerra fontal hasta vencerlos, habrá de decirse que antes, el Imperio Romano fue azotado por la peste (año 166), la cual por dos años además de afectar las cosechas y el comercio (166-167), trajo muerte, miseria y pobreza. Los historiadores de la época cuentan que todos los días morían en Roma 2,000 personas, y ante la inutilidad de la ciencia médica de la época, las mentes cuerdas buscaron en la naciente fe (cristianismo) el consuelo y la trascendencia eterna.

El emperador Marco Aurelio logró contra todos los pronósticos y las terribles adversidades, sacar adelante a su pueblo luego de la pandemia y vencer a todos los violentos bárbaros que amenazaban con destruir el Imperio llevándole a una era de orden y prosperidad. Pero era un hombre que además de culto amaba realmente a su pueblo (a todo) y era amado, un hombre humilde que sabía de caminar en Roma, en Esmirna, en Atenas o Alejandría, solo, sin guardias.

Algo imposible que López Obrador haga esto en México, y menos en la actualidad. Se han derramado ríos de sangre inocente a causa de la impunidad y protección concedida por su gobierno a las bandas de delincuentes de costa a costa y de frontera a frontera. El chapo para él es el honorable Sr. Guzmán, y su hijo y su mamá, personas por demás valiosas que hay que soltar de las garras del Ejército y atenderlas aun en la carretera. Sin embargo, a las víctimas del accidente—negligencia de la Línea 12 del Metro capitalino las mandó ¡al carajo! No es su estilo, les dijo desde su frívolo show mañanero. Por supuesto que no es su estilo. Su estilo es la incapacidad y la complicidad.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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