Ese es uno de los grandes problemas con el presidente López Obrador, su deficiente formación educativa y sus escasas o mal administradas neuronas, le impiden entender a fondo doctrinas políticas, económicas, y sociales. Ni qué decir de las cuestiones filosóficas y religiosas. Respecto a estas últimas, el viernes 4 de los corrientes en uno de sus arranques diarios de aparente sapiencia y errónea sinceridad, se exhibió de cuerpo entero ¡y de espíritu…! ¡Total, está en su casa y entre puros de confianza!
Lamentablemente entre sus lacayos-cortesanos tal parece que no hay siquiera algunos que le adviertan o le llamen la atención (o su cobardía y falta de integridad se los impide), de manera que eufórico declaró, que “él es cristiano”para luego agregar que “Jesucristo ha sido el luchador social más importante que ha habido en la Tierra, por eso, los poderosos de su época lo seguían (sic) y lo crucificaron por profesar un profundo amor a los pobres y a los débiles”.
Bien, respecto a su declaración o profesión de fe, sólo Dios sabe cuán sincero es, lo que si queda de manifiesto es, que, o no le explicaron bien los pastores del PES (agrupación religiosa malamente elevada a Partido Político) lo que realmente significa y conlleva ser cristiano o el inquilino del lujoso, bello y enorme Palacio Nacional no les entendió. Queda descartado que jamás le explicaron la necesidad de nacer de nuevo espiritualmente (Juan 3:3,5). Es demasiado pedir.
Tratando de desglosar su declaración pública de fe y su deformada visión del reino de Dios, me da mucha pena contradecirlo de nuevo, tengo casi tres décadas haciéndolo. De entrada, afirmar que Jesucristo ha sido el luchador social más importante que ha habido en la Tierra, además de ser una rotunda mentira, presupone varias cosas. Primera, que no ha leído las Sagradas Escrituras (Biblia) de lo contrario no había dicho semejante disparate.
Segunda, que en plena veda electoral se quiso pasar de listo y pretendió de manera ‘subliminal’ ganar a cierto sector nominal de las corrientes cristianas (con poco o nulo conocimiento de su propia fe) para que votaran por el partido de su propiedad.
Tercera, durante sus muchos años en la UNAM —a los ingratos maestros fifís les dio por reprobarlo y reprobarlo— debió escuchar a algún hippie que aseguraba tal cosa (que Jesucristo era luchador social), o lo leyó en alguna playera de los años ’60. Ya que es de dudar que haya tenido contacto con el obispo de Cuernavaca Méndez Arceo, uno de los promotores de la desviada y herética “teología de la liberación”.
En el entendido de que las anteriores posturas y doctrina carecen de apoyo teológico alguno, habrá de entender el presidente, si es que algún buen samaritano a su alrededor se anima a confrontar al tigre diciéndole (así amenazó a los banqueros cuando era candidato, de soltarles al tigre) queJesucristo NO FUE NINGÚN LUCHADOR SOCIAL, las Escrituras enseñan, afirman y sostienen, que Yeshua (Jesús) vino a salvar al hombre pecador caído, que lo somos todos, a restaurar su comunión perdida con Dios el Padre en Gan-Edén (Paraíso).
Él rechazó una y otra vez el poder político, no porque no le interesara, sino porque no era el tiempo de su Padre, ya que al final de los tiempos retornará, no como “luchador social”, sino como REY DE REYES y SEÑOR DE SEÑORES a reinar en Jerusalén. Esto es lo que afirman y enseñan las Escrituras. Espero que el presidente no salga también con que “tiene otros datos”, pues en el reino espiritual sería una blasfemia y no le servirían de nada. El sabio y erudito rabino Shaul (San Pablo) lo advirtió tajantemente: “…Si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio (otros datos) diferente del que os hemos anunciado, se anatema” (Gal 1:8).
Eso por un lado, por otro, el verdadero creyente no toma algunos textos que le gustan y forma su propia visión de fe, eso, lo cual, además de no permitir el acceso a la visión completa del cristianismo, es y ha sido el camino rápido y directo al sectarismo y la herejía.
El interés de Jesús por los pobres es principalmente a los de espíritu, es decir, por aquellos que no se regodean en sus propios logros y obras, que anhelan la salvación del Señor y con ello, entender su sentido existencial pleno.
Queda claro que el presidente nunca ha leído los Evangelios o lo ha hecho de manera incompleta (como casi todo lo que hace). Un ejemplo, del Mesías, del verdadero; en una ocasión le sigue una multitud para escuchar su bendito mensaje, pero como se hiciera tarde y no había manera de alimentarlos (eran cinco mil) realiza un milagro y les da de comer a todos. Al poco tiempo sucede lo mismo y en esta ocasión alimenta milagrosamente a cuatro mil.
Es de considerar que el Sr. Andrés Manuel ha leído hasta aquí los Evangelios, ya que si hubiera continuado se habría dado cuenta que la multitud le sigue una tercera vez con la misma actitud incrédula, sin embargo, lejos de darles de comer, les confronta duramente (en nuestro país se les diría “por gorrones”):
—“De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis” (Juan 6:26)
Dios no alienta la pereza ni la pobreza (como lo hace AMLO regalando dinero a manos llenas para comprar conciencias y votos y de paso desalentar la producción nacional). El Señor lo dice claramente en las Escrituras, que: “Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma” (2 Tes 3:14)
El actual presidente nunca ha entendido que aunque Jesús ama a los pobres, no les ama por ser pobres, sino por su condición espiritual y por sus carencias y sufrimientos, que si no los llevan desde la fe y los alimentan con odios y envidias lejos de agradarle, les distancian de él. Dios no toca a los corazones de los humanos, dicho sea de paso, que Él creó, por clase social, sino de manera general y en espera de que respondan en fe y amor a ese llamado (para ser salvados eternamente). Dios no hace acepción de personas como lo hace AMLO.
Las tonterías que dijo el presidente mexicano no tienen nada qué ver con Jesucristo ni con su mensaje eterno, de hecho, la mente desordenada del tabasqueño le empuja a declarar semejantes disparates. Decir que “los poderosos de su época lo seguían” es exhibir su ignorancia bíblica, misma que narra que le perseguían de manera no tan velada esperando una oportunidad para deshacerse de él.
Lo peor es que cerró su mentiroso y manipulador discurso pseudo bíblico asegurando que lo crucificaron por profesar un profundo amor a los pobres y a los débiles”, pretendiendo destruir con sus palabras (de manera diabólica) su principal obra entre nosotros: ¡LA REDENCIÓN DE LOS PECADORES! O dicho en otras palabras: LA RECONCILIACIÓN DEL HOMBRE CAÍDO CON SU DIOS.
Podría señalar decenas de textos bíblicos que contradicen absolutamente las mentiras y tonterías del presidente, pero el espacio nos impide hacerlo, de manera que nos limitamos a decir, que ni es cristiano Andrés Manuel López Obrador, ni Jesucristo fue luchador social.
¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!
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