Opinión

Ni a nivel federal ni local los grillos que aseguran ser diputados no representan a nadie, excepto a su grupo, que no partido político. Los partidos han desaparecido para dar paso a grupos facciosos. A individuos impreparados, sin formación política alguna, ambiciosos, alejados del pueblo y ajenos al mínimo sentido de justicia y auténtica democracia.

Un país bañado en sangre, aterrorizado por bandas criminales de todo tipo y tamaño, y sus congresos (federal y locales) limitados a buscar la manera de cómo llevarse más dinero, mientras que sus tareas legislativas se limitan a servir a sus patrones (poder ejecutivo) y en sus ratos libres (que no son pocos) a crear monstruos jurídicos o leyes cursis inaplicables o insustanciales.

Por esta ocasión nos limitaremos al congreso de Jalisco, así con minúscula, integrado en su mayoría por impreparados y oportunistas que lo menos que les interesa es la salud y el bienestar de los jaliscienses. Punto.

El cómo allegarse más presupuesto y colocar más amigos en la nómina parece ser su verdadera tarea. Un Estado azotado por los maleantes, con uno de los mayores índices de asesinatos, desapariciones y secuestros (y todos los delitos que de esto se desprenden); y los legisladores en lugar de procurar REPRESENTAR AL PUEBLO DE JALISCO y presionar al poder ejecutivo y al judicial para que cumplan con su trabajo y detengan tantos asesinatos (tan solo el miércoles 16 se cometieron 11 en 11 horas), perdidos en asuntos insustanciales.

   Peor aún, creando frankesteines legales como este: “Irán papás a cárcel por golpear a hijos”, Darán hasta 5 años a agresores y perderán patria potestad”, fue la nota principal en un diario local (Mural, 11/Sep/2020). Increíble, en verdad increíble las aportaciones jurídicas de los que cobran como ‘diputados’ en el congreso local; hombres y mujeres incapaces de analizar con amplitud y objetividad la problemática familiar y todo lo que el tema implica y conlleva ¿No son capaces siquiera de distinguir entre la necesaria corrección a los hijos de la violencia de padres salvajes?  (el plural ‘padres’ incluye a las madres…, ¡de nada!).

Queda claro que para estos representantes de los grupos políticos en el poder y del reparto de los dineros públicos, basta una petición del gobernador en turno para crear o modificar una ley. Lo que piense el pueblo o lo que sea para su bien no importa ni tiene porque tenerse en cuenta. Para eso ganaron las elecciones. Para hacer lo que les de su gana. Ejemplo tienen en López Obrador.

Es evidente que no leyeron las leyes civiles y penales existentes, como tampoco dieron una repasada histórica al tema (revisando los Códigos), de lo contrario no hubieran reformado las leyes de Jalisco con tanta ligereza ¿Desconocen los diputados(as) que los niños y jóvenes requieren ser corregidos cuando obren incorrectamente para que no se desvíen del camino recto, lo cual además de necesario, les ayuda a formar el carácter y bajarles los humos?

Estuve tentado a escribir ¿Qué no han leído en la Biblia el consejo Divino al respecto?, pero repensado el punto consideré ocioso hacerlo. Es obvio que nunca la han leído, que sus pensamientos y patrones de conducta los han bebido de otras fuentes. ¿O no? Porque, si estos diputados están preocupados en permitir que los jóvenes fumen mariguana con libertad (aseguran que es ‘recreativa’) y les prohíben fumar tabaco, no es de considerar que tengan su cabeza en orden. Ni qué decir que anden preocupados por la gordura de los niños y no les preocupe su educación y condiciones económicas reales.

Así que a manera de aportación cultural se les hace llegar lo que el Creador del ser humano dice que necesitamos en nuestro proceso de formación, y conste, digo necesitamos, porque en mi generación, y su servidor en lo particular, recibimos una o muchas veces de nuestros padres ayuda con el cinto para enderezar el rumbo (y convertirnos en personas de bien):

 

 El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; mas el que lo ama, desde temprano lo corrige (Prov 13:24)

Castiga a tu hijo en tanto que hay esperanza; mas no se apresure tu alma para destruirlo (Prov 19:18)

La necedad está ligada en el corazón del muchacho; mas la vara de la corrección la alejará de él (Prov 22:15)

No rehúses corregir al muchacho; porque si lo castigas con vara, no morirá. Lo castigarás con vara, y librarás su alma del Seol (Prov 23:13-14)

La vara y la corrección dan sabiduría; mas el muchacho consentido avergonzará a su madre (Prov 29:15)

 

   Si Dios todopoderoso, creador del universo, señala que necesitamos corrección durante nuestra etapa de formación, ¿los diputados de Jalisco son más grandes y sabios que Él? Agréguele al problema, que no es menor, la violencia generalizada que se vive en las calles, la impunidad que ha ofrecido el gobierno en todos sus niveles a la fauna criminal, y las enseñanzas de la psicología (que no es ciencia, solo disciplina): y encontraremos un coctel que ha incidido en la malformación y rebelión de los chamacos.

Y es que, al no llamarles la atención y dejarlos hacer lo que se les venga en gana, su carácter carecerá de frenos y la ira y otras conductas negativas se desarrollarán de inmediato. En los últimos años hemos visto en diarios y noticieros de hijos y nietos que asesinan a sus padres o abuelos. Maldades antaño no vistas, o que de suceder eran escándalos comentados por años. En la actualidad son cosa cotidiana. Pero los diputados no se enteran. Voltean para otro lado. Sobre todo para mirar la cara del jefe (poder ejecutivo) y al volumen del presupuesto que deben asignarse.

Para concluir, se les deja a los señores(as) legisladores lo que advierte la Biblia acerca del perfil de los hombres entiéndase jóvenes de los últimos tiempos, es decir, los previos al retorno de Jesucristo: “hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites” (2 Tim 3:1-4). Conste, eso dice la Escritura.

Sin embargo, los legisladores, en lugar de ayudar a los padres a poner orden en la sociedad para que eduquen de mejor manera a los hijos, corrigiéndolos, incluso con algunos cintarazos si es necesario cuando haya causa (que no es lo mismo que golpearlos sin motivo alguno y con salvajez y crueldad), los diputados los van a mandar a la cárcel. Olvidan o ignoran que la misma mano que acaricia al hijo por amor, debe también por amor ser capaz de dar algunas nalgadas o unos cintarazos (dependiendo de la edad) cuando la falta lo amerite; asuntos familiares que por lo que se aprecia, quizá no es posible que entiendan estos individuos hacedores de leyes.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

Email: mahergo50@hotmail.com

Tiempo de lectura: 6 min

Para desgracia del país (y de la situación que guarda); era lo que se advertía desde que a López Obrador se le metió en la cabeza querer ser presidente. No que el deseo en sí fuese malo, muchos mexicanos lo han tenido, el problema es que el tabasqueño carece de la formación e inteligencia para semejante responsabilidad. Poco menos de dos años en el poder lo han corroborado. Su incapacidad, desorden y carencia absoluta de visión de estado han quedado demostrados.

Con un gabinete amorfo e inorgánico, en el que abunda la mediocridad, escasea la capacidad y la soberbia sobreabunda, para desgracia de México la figura del presidente desde el primer día se deificó. Y los falsos dioses no escuchan. De nada sirve citar textos bíblicos cuando salen de un corazón insano, al contrario. No se puede olvidar que el diablo trató de engañar al propio Mesías (al verdadero) con citas de la Escritura. Si se atendiese a los Textos Sagrados se considerarían sus advertencias: “El que se enaltece será humillado” (Luc 14:11, “El que justifica al impío, y el que condena al justo, ambos son igualmente abominación al Señor” (Prov 17:15). Pero no, en el caso del actual gobierno es mera retórica, argucias políticas para atrapar cierto tipo y sector de votantes. Por eso es que se apoya a los que delinquen y violan la ley y se deja en el desamparo al ciudadano trabajador y observante de la ley.

Lo real es que se atendió la voz propia y la de los cortesanos, iniciando el nuevo régimen con la peor señal posible: ¡cancelando el nuevo aeropuerto de la ciudad de México! Decisión que además de detener el desarrollo y crecimiento del país, de parar en seco las inversiones; tiró a la basura una enorme cantidad de dinero que es obvio que a AMLO no le importa ni tiene idea de cuánto es (mucho menos cómo se gana y como aportaron los mexicanos con su trabajo todo ese capital).

   Su gastada muletilla de la corrupción le resultó suficiente para cancelar, para hacer notar a todos quién era el que ahora mandaba en México. Si había corrupción su deber era denunciar por los canales legales a los corruptos, detenerlos y consignarlos y recuperar lo robado a las arcas nacionales. Pero no, nunca demostró nada. Tiró el agua sucia de la tina con todo y el niño.

Rencoroso y vengativo, en reciente mañanera y señalando furioso con el dedo, acusó a los constructores del NAIM: “Es muy importante que no se olvide, porque voy a pedir respeto, voy a pedir que ofrezcan disculpas en su momento” (17/Ago/2020). Todo un caso este presidente. La cuestión es que su personalidad es fácil de analizar y describir.

Es un hombre que no sabe construir, excepto sus propios pensamientos, muchos de los cuales además de rudimentarios y no ser correctos, resultan inviables. Es un hombre que no escucha, que no acepta sus errores, lo cual le impide rectificar; que se escuda en la tozudez tratando de ocultar su necedad; que no le gusta tener a su lado a mentes brillantes debido a sus complejos, lo que le orilla a rodearse de cortesanos, mediocres y zalameros profesionales, de otra manera no podría entenderse la cadena de grandes yerros producto de sus decisiones de tan sui géneris. Decisiones que han hundido al país y le han llevado al borde de la anarquía y la ingobernabilidad.

Su dizque “guerra contra el huachicol” (¿no hubo nadie a su alrededor que le dijera que el huachicol son los tequilas y mezcales adulterados?) lo único que produjo fue desabasto y paralización de las cadenas productivas y daños a la economía en general. En su mente desordenada lo único que atinó a decidir fue comprar 571 pipas en Estados Unidos para trasladar las gasolinas (a un costo de $85 millones de dólares). ¿Las fuerzas armadas no podían poner orden?

Además, y para evitar semejante gasto y contratación de más personal —para ese hoyo negro llamado Pemex—, lo mejor era dejar que las nuevas franquicias trajeran sus gasolinas del exterior y que ellas mismas gastaran en sus pipas (ya que habla tanto de austeridad, al grado de dejar a los enfermos sin medicinas y a los niños sin guarderías). Que Pemex se limitara a surtir sus gasolineras. Punto.

Pero sobre todo lo que más ha dañado a los mexicanos (antes y durante la epidemia de coronavirus) ha sido la violencia y la anarquía; en una palabrala ausencia total de estado de derecho. Si de por sí ya estábamos mal, su gobierno ha sido el paraíso para la inmensa y cada vez mayor fauna delincuencial y un infierno para más de 100 millones de mexicanos.

    Matanzas a lo largo y ancho del territorio nacional son cosa frecuente y casi todas impunes. Las bandas de delincuentes de todos tamaños, con y sin organizar, además de gozar de total impunidad, aumentan día con día ante la pasividad de un gobierno que se limita a declarar por las mañanas y a organizar elecciones. El presidente y su partido han demostrado además de gobernar mal, muy mal, no tener idea de cómo se hace.

Asociado con predicadores (eso es el P.E.S.), AMLO y sus aliados creen que por declarar deseos los problemas se resuelven (pensamiento positivo). Lamento decirlo, pero las cosas en el gobierno no funcionan así, se requiere de trabajar y poner orden. Además de que la Constitución prohíbe a los líderes religiosos participar en cargos públicos.

Asesinatos, desaparecidos, secuestros, extorsiones, cobro de piso, tráfico de drogas, de órganos, envenenamiento de jóvenes y niños con esas drogas, armas y grupos armados por todos lados ya son parte del paisaje nacional. López Obrador aseguraba que de llegar a la presidencia acabaría con los asesinatos y la violencia. Palabras, solo palabras. En lo que va de su gobierno, hasta junio de 2020, los asesinatos sumaban 53,628, que si se le agregan los desaparecidos la cifra resulta escalofriante. Y mientras este cuadro horroriza a todos los mexicanos, el presidente ríe todos los días en Palacio Nacional evadiéndose de su realidad; continúa en campaña para no afrontar sus muchos y difíciles deberes para CON TODOS LOS MEXICANOS. Por eso nunca debió de ser presidente.

Durante su fallida gestión, los grupos radicales han hecho cuanto han querido (destruyendo patrimonios y haciendo trizas el estado de derecho) sin que el presidente los toque siquiera. Para anarquistas y amigos que le ayudaron a llegar a la presidencia todo el apoyo. Abrazos y no balazos.

La reciente toma del edificio de la CNDH por vándalas que dicen tener reclamos no atendidos (no se puede pedir respuesta de la ley violando la ley), ya imitada en el Estado de México, son muestras de la descomposición social a causa de un gobierno ornamental, incapaz siquiera de entender que aplicar la ley no tiene nada que ver con la izquierda o la derecha. Pero, sobre todo, la toma de la Presa “La Boquilla” en Chihuahua muestra que hay estratos y grupos sociales que están al límite. Que la mecha para la revuelta, que no la revolución, están a una nada de encenderse. Y todo a causa de no hacer cumplir la ley, de permitir y abonar a la impunidad, lo cual es un aliciente para los espíritus violentos (y no pocos cobardes que un régimen democrático y de derecho jamás se animarían a los actos ilegales que ahora cometen).

El permitir que humillen todos los días al Ejército Mexicano y a la Guardia Nacional son otras mechas que pueden encender el polvorín de la inestabilidad ¿O la fuerza pública la tiene reservada para los ciudadanos observantes de la ley, que hartos de su pésimo gobierno, el caos, pobreza y carencia de un futuro estable y promisorio pudieran rebelarse? ¿Para ellos sí utilizaría la fuerza pública? ¿Tratándose del pueblo que trabaja y mantiene de pie al país, que da de comer a los políticos y a las huestes de zánganos (‘ninis’) todo su desprecio y repudio? Ha llegado el momento en que el presidente debe hacer un alto, reconocer sus muchos yerros y restablecer el estado de derecho, ya que de no hacerlo los caballos apocalípticos de la violencia, la anarquía y la ingobernabilidad, podrían arrasar con nuestro país.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

Email: mahergo50@hotmail.com

 

Tiempo de lectura: 7 min

Lo mismo que con Vicente Fox nos ha sucedido con Andrés Manuel López Obrador. Desde esta columna se dijo una y otra vez que no eran personas confiables ni capaces para detentar la enorme responsabilidad del poder presidencial. Su limitada formación y capacidad intelectual, sus carencias del verdadero hombre de estado, así como su visión ególatra, maniquea, populista, falaz, pepenadora de cuanta persona y grupo político se les acercara (sin importar su pasado, conducta, o cuentas pendientes con la justicia), encendieron las alarmas republicanas. El futuro del país se ponía en riesgo de llegar al poder semejantes individuos. Lamentablemente gran parte de los votantes cayeron en sus graves mentiras y falsas propuestas. Para eso diseñaron su onerosa y torcida publicidad electoral, para engañar. Para atrapar ilusos e ingenuos (que hastiados de la corrupción creyeron en las falacias).

    En sus costosas e ilegales campañas, subvencionadas con dineros de origen obscuro, cargadas de mentiras y promesas que sabían no cumplirían, ambos han hundido al país en el pozo de la deuda pública y la pobreza; abusando los dos del desconocimiento de la gran masa de la situación real que guardan las finanzas y arcas nacionales: entiéndase deuda externa, interna, de Pemex, CFE y demás. Bastó que llamaran ladrones y corruptos a los que estaban (y muchos de ellos lo eran, y permanecen impunes) prometiendo que de darles el voto los meterían a la cárcel.

Al bribón e ignorante de Vicente Fox además de dedicarle decenas de artículos desde que era (mal) gobernador de Guanajuato, al concluir su nefasto sexenio, le dediqué un documento que contiene información suficiente de los principales yerros y actos de corrupción de su gobierno, así como el terrible estado en que dejó las finanzas públicas. El libro se titula “EL HOMBRE QUE NUNCA DEBIO SER PRESIDENTE”, el cual presenté en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara en el año 2007, con una buena acogida por la prensa nacional, extranjera y lectores en general.

En cuanto a López Obrador son tantos los artículos que he escrito acerca de su persona (desde que era candidato al gobierno de Tabasco) y hasta el presente, que los lectores asiduos de esta columna saben que en más de dos décadas jamás he escrito uno solo que le favorezca. Su actitud soberbia, anarquista —no se puede ni debe olvidar su intento de quemar pozos petroleros en Tabasco y la instalación de campamentos en Paseo de la Reforma en la ciudad de México—, belicosa, rebelde a todo orden legal y en contra de las Instituciones públicas, así como su amistad con los que destruyen y repudio para los que trabajan y construyen (que no tiene nada que ver con la izquierda ni con la derecha) me han orillado simplemente a describir sus hechos y acciones públicas. Que, si no le han favorecido, se trata únicamente de la narrativa de su andar político.

Entrando al meollo del presente artículo, las acciones y omisiones presidenciales con relación a las bandas delincuenciales y del narcotráfico, han sumido al país en un pantano de sangre y sumido a la población en desasosiego y temor permanente, que agregado a su pésima estrategia contra el coronavirus (66,329 muertos) mantienen a la inmensa mayoría de los mexicanos en un estrés que no tiene para cuando. Un estrés del que el tabasqueño se ha atrevido a burlar de la peor manera posible, indigna de un hombre de estado decente y sensible al dolor de los gobernados.

En su segundo informe, López Obrador se atrevió a decir que se acabaron las matanzas. En verdad, se ocupa de ser muy cínico o muy mentiroso (o ambas cosas) para afirmar semejante cosa. Tan solo en lo que ha transcurrido de su mal gobierno 53,628 asesinatos se han cometido en México (hasta junio de 2020, Animal Político, 22/Jun). La lista de matanzas es demasiado larga y es del dominio público. Basta recordar la de mujeres y niños de la familia LeBaron en Chihuahua, los jóvenes en un centro de rehabilitación de Irapuato, y la cometida esta semana en un velorio en Cuernavaca, muestras que contradicen la afirmación mentirosa del presidente. El poder ejecutivo requiere de seriedad, visión de unidad y bienestar para todos los ciudadanos. Y no solo para los grupos de incondicionales y las huestes de pobres y jóvenes comprados con el esfuerzo y dinero de los que trabajan.

La impunidad que goza toda la fauna delincuencial en México, con y sin organizar, así como la camaradería manifiesta de AMLO con “el chapo” y su familia, al igual que la intocabilidad para los grandes cárteles de narcotraficantes a los que ofreció desde un principio: ”amor y paz” y “abrazos no balazos”, hacen pensar a millones de ciudadanos de amistad con esos grupos.

Las poderosas armas de los delincuentes (que pasaron por las fronteras y aduanas sin ser molestados), todos los días son usadas para asesinar un centenar de personas en el país, herir a muchos otros, para secuestrar, amedrentar, extorsionar, cobrar piso, asaltar y demás, y nadie en el gobierno las ve ni detecta. Los asesinos las exhiben con ostentación entre una población aterrorizada cuyo gobierno es apenas una caricatura. Un ente que se limita a cobrar impuestos y a organizar elecciones. Nada más.

López Obrador prometió en campaña acabar con los asesinatos y la violencia en el país. Lejos de poner orden las cosas empeoraron. Hasta el presente mes de septiembre no se ha visto una campaña verdadera contra las armas, que dicho sea de paso bajaría los índices de criminalidad. Pero, nada, solo palabras, palabras y más palabras. Tedio matutino insustancial y molesto.

En los años setenta, en Jalisco había muchas armas en las calles (por supuesto que mucho menos que en la actualidad), el entonces gobernador, el Lic. Flavio Romero de Velasco, se fajó los pantalones y con la ley en la mano puso orden en el Estado bajando de inmediato los índices de criminalidad.

Una mañana estando en su oficina en Palacio de Gobierno recibió una llamada del entonces Procurador informándole que había una persona detenida (por traer una pistola) que decía ser hermano del mandatario. Serio y formal en todo (e institucional) como era Don Flavio, pidió al Procurador le pusiera al teléfono a dicha persona. Cerciorado que en efecto era su hermano, su único hermano, le pidió pasara el aparato al Fiscal, quien al preguntar al Gobernador que hacía con su hermano, el Lic. Flavio Romero de Velasco le contestó: Cumpla con su deber ¡consígnelo!

    ¡Ese día perdí a mi hermano!, dijo Don Flavio con un dejo de tristeza, quien nos compartió la historia a un grupo de periodistas algunos años después. El contraste: López Obrador enterado del video de su hermano Pío recibiendo grandes sumas de dinero de manera ilícita para campañas, además de justificarlo, no ha hecho ni dicho pío.

Los indicios sugieren la presencia de un narco gobierno pues no se puede entender de otra manera tanta impunidad para los asesinos y envenenadores de la sociedad, ya que de ser el caso de incapacidad del presidente y su gabinete (una especie de Frankenstein hecho de retazos políticos a la manera de la novela de M. Shelley) la renuncia ya debería haber ocurrido. ¿O quizá suceden ambas cosas? ¿Qué considera usted estimado lector?

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

Email: mahergo50@hotmail.com

Tiempo de lectura: 6 min

La pandemia del coronavirus no solo ha traído enfermedad y muerte. Las estrategias de algunos gobiernos para enfrentar la epidemia han sido terribles, erróneas y de gravísimas consecuencias, como es el caso de México. Pero hoy no hablaremos directamente de los yerros del gobierno; hablaremos de los otros efectos dañinos y mortíferos que ha traído esta peste moderna (aunque ocasionados en gran medida por las decisiones del gobierno).

En primer orden hablaremos de los daños ocasionados a LA FAMILIA, con el coronavirus se acabaron los abrazos, los besos, las muestras físicas de afecto, las visitas, las convivencias, las charlas, la instrucción y ejemplo generacional con y sin palabras. Abuelos (y bisabuelos) quedamos aislados, solos, al impedirse el contacto y la reunión física, nos convertimos en una especie de ‘desaparecidos’ sociales.

Debiendo procurar la protección y cuidados en la vida de los ciudadanos en todos los órdenes, de manera irresponsable, indolente e inhumana, el gobierno se metió de lleno a la preparación de las elecciones próximas, importándole un comino la vida, economía y salud de los ciudadanos (recurriendo a los métodos más bajos, menospreciando el orden social y la inteligencia de los gobernados).

Y al desentenderse de sus deberes y acciones, la economía nacional, que ya estaba en proceso de recesión, con la pandemia se colapsó. Trago amargo para la inmensa mayoría de los mexicanos, que los gobernantes, a causa de la fastuosidad de Palacio Nacional y la embriaguez del poder, no han probado. Pero que sin duda les será reclamado a su tiempo con dureza.

Como consecuencia del derrumbe de la economía, no atendida (ni querido entender) por el gobierno, la pobreza se soltó a galope como no se había visto desde la época de la Revolución Mexicana, y con la pobreza, llegó de la mano el hambre, hambre que aumentará día con día pues los estómagos no se nutren con conferencias mañaneras. Se hace con comida, no dada a manera de limosna para mantener tiranizado a un pueblo (como ‘mascotas’, escribiera el compañero Sergio Sarmiento), sino con el esfuerzo del trabajo, creando condiciones favorables para las inversiones extranjeras y nacionales (y no viendo en ellas a enemigos a los que hay que eliminar) y con ello la creación y sostén de empleos.

Con la epidemia la violencia ha crecido, ríos de sangre corren a diario y aflicciones sin fin azotan a los mexicanos (secuestros, extorsiones, asaltos, robos, etc.). A las empresas robo de camiones de carga, asalto de trenes con mercancías, descarrilamiento para saqueo, obstrucción de vías y demás. Mientras que al estado el robo de gasolinas y gas son cosa de todos los días. Y aunque se prometió que en este gobierno se acabarían todos estos delitos, nada se ha hecho. Al contrario, con la epidemia han aumentado a manera de pesadilla.

Contrario a lo que se pudiera pensar, la violencia en los hogares también ha aumentado, saliendo lo peor de cada quien (el haber sacado a Dios de la familia ha traído costos por demás altos), así que golpes, drogas, abusos sexuales, y adicción a la pornografía son parte de los nocivos efectos.

Por si no fuera suficiente para esta sociedad desprotegida por su gobierno, agobiada, desangrada, empobrecida y ahora hambrienta, se suma al cuadro de horror una jauría de hienas y chacales que se dicen humanos, pero de tales no tienen más que el cuerpo, demonios que les ha dado por abusar y asesinar de mujeres e incluso niños. Para tales monstruos la pena de muerte o la cadena perpetua en juicio sumarísimo debiera instaurarse. Primero los derechos de las víctimas, no las del victimario. Lamentablemente en México reina la impunidad.

Ante tanta adversidad, la irritabilidad social se encuentra con o sin cubre bocas, a punto de explotar, ya sea porque el familiar se murió a causa del coronavirus, que el negocio del que se mantenía la familia o en el que se era empleado cerró sus puertas, que la profesión u oficio ejercido no funciona en este momento o carece de clientes, así que cualquier cosa puede prender la mecha

El derrumbamiento del mundo cultural es otro de los terribles efectos: libros, librerías, actores, teatros, cines, presentaciones y ferias de libros, espectáculos, conciertos, se han ausentado, dejando a la sociedad en ayunas, en abstinencia de todas aquellas experiencias que alimentan el espíritu y ennoblecen al hombre (para los más jóvenes se les hace saber que la palabra hombre expresada de esta manera incluye las mujeres). En lo personal mis dos últimos libros no los he podido presentar, ni distribuir, ni vender. Experiencia que azota a la mayoría de los que participamos de la vida cultural. Teatros cerrados (incluso circos), museos, galerías, son desánimo para creadores y artistas y promotores de necesidades (pobreza pues).

En el sector médico los efectos han sido a manera de huracán devastador, quizá peor, pues en un meteoro los vientos cesan y la calma vuelve. En esta peste posmoderna médicos, enfermeras, laboratoristas, camilleros y demás personal hospitalario no tienen tregua. La cuota de muertos y contagiados es altísima comparada con otros países. Irónica y absurdamente el gobierno se ha dedicado a guardar minutos de silencio cuando lo que ese gremio tan valioso (y tan castigado) lo que necesita es otras cosas. Muchas otras cosas, entre ellas equipo, insumos, aparatos, MEDICINAS y personal que refresque sus faenas que ya llevan seis largos meses.

También la ambición y avaricia de muchos ha sido mostrada de la peor manera. En lo personal procuro no endeudarme y pagar lo que debo. El coronavirus y la edad me mantuvieron encerrado, con todo el tedio que esto significa, aun así, en cuanto anunciaron la apertura de las tiendas pasé a Liverpool a realizar un pago (superior al mínimo de mi pequeño adeudo) quedando un saldo de $528.00 (sin saldo vencido). Sin embargo, esta semana acudí a pagar el saldo y me cobraron $1,100.00 pesos. Es decir, en un mes y días me cobraron de intereses $570.00 pesos. Un verdadero robo. No perderé mi tiempo en reclamos legales a una tienda sin ética, pero pienso en tantas personas que hacen uso de esos negocios que a manera de tiendas de raya mantienen esclavizados a los clientes con altísimos intereses y moratorios. Algo inadmisible en una emergencia de salud que requiere de la voluntad y participación de todos.

Ni qué decir entonces de la Secretaría de Finanzas de Jalisco. Nos dicen una y otra vez a los viejos “¡quédate en casa!”, y aunque debía el refrendo de mi carro (modelo 2010), no hacía el pago esperando que bajaran los contagios e ir a la Recaudadora. La cuestión es que el sábado 22 del presente mes de agosto me encontré en la mañana en el buzón de mi casa una notificación que me hacía saber que por el refrendo (y una multa) tenía que pagar $2,048.62 pesos del refrendo (tres veces su valor). Lo peor de todo es que el notificador llenó con puras mentiras el acta y no se entendió con nadie. ¿No sabe el gobernador y el secretario de finanzas que esas perversiones son las que les hacen odiosos delante del pueblo? ¿No nos pidieron a los viejos que nos mantuviéramos en casa? ¿No podían avisar en los medios que se acababa el plazo y fijar un límite para evitar estos robos en una época en la que la mayoría no tiene ingresos o han disminuido?

Como se aprecia, en este artículo se han señalado algunas cosas, efectos nocivos de esta terrible epidemia que azota al mundo, pero que en México se ha ensañado y sus daños amenazan con prolongarse. Daños que solo unidos: GOBIERNO Y TODOS LOS SECTORES DE LA SOCIEDAD podremos disminuir. Divididos sólo agravaremos la situación ¿O usted que considera estimado lector?

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

Email: mahergo50@hotmail.com

Tiempo de lectura: 6 min