Opinión

Mi abuelo materno, Don Vicente Gómez Franco, encargado del rastro de Tepatitlán durante la Guerra Cristera. Hastiado de ver la maldad y corrupción de soldados y cristeros, ya que unos y otros llegaban con ganado robado (para ser sacrificado y vender los restantes), el abuelo acuñó una frase que describe perfectamente la deshonestidad de unos y otros: “¡Para que muerdan lo mismo da perro que perra!”

   Cierto, ¿qué diferencia puede haber desde la legalidad y la verdadera honestidad que los corruptos sean del PRI, PAN, PRD, VERDE, PT, MC o MORENA? La verdad es que ninguna. Unos y otros, además de perder todo respeto por parte del pueblo, se exhiben cínicamente como vulgares ladrones (hay excepciones, claro). No basta condenar la corrupción, hacerlo obliga tener un testimonio de integridad capaz de poder quitar pajas de ojos ajenos y carecer de vigas en el propio.

    Para vergüenza de López Obrador y desgracia de México, el presidente no es lo que dice ser. Carece de testimonio para hablar contra la corrupción. Alguien que nunca ha trabajado carece de autoridad moral; viajar durante doce años de campaña lo cual debió costar una millonada y jamás explicar de dónde salió todo ese dinero (que la ley prohíbe utilizar, para eso es el financiamiento público en épocas electorales) le convierte no solo en corrupto, sino en objeto de suspicacias (luego de ver que soltó al hijo del Chapo y saludar con tanta familiaridad a la mamá del archi criminal); además que no únicamente es corrupto el ladrón que se lleva los dineros del pueblo tomándolos de las arcas públicas Por supuesto que no. También lo es el que se beneficia de ellos. La corrupción toma tantas formas como la maldad humana es capaz de inventar, apoyar o permitir.

   Cuando era presidente municipal de la ciudad de México (aunque le nombraran de otro modo), estuvo rodeado de una caterva de facinerosos. Salir con el cuento de que no lo sabía o no les conocía las mañas empeora su condición. ¿No sabía acaso que su tesorero Gustavo Ponce robaba enormes cantidades de las arcas para satisfacer su vicio del juego en Las Vegas? (sin duda que los hurtos le daban para mucho más y que no había control, sí eso se gastaba en sus vicios ¿a cuánto ascendieron sus hurtos para su patrimonio personal y las necesidades de su partido político?

    Ahora que están nuevamente de moda los videos de corruptos, ¿cómo olvidar a René Bejarano y Carlos Imaz (el entonces esposo de Claudia Sheinbaum) guardando enormes sumas de dinero con la ambición mostrada en sus rostros? Decir López Obrador que él no lo sabía o no los conocía bien, solo lo hunde más. Lo cierto es que las últimas décadas se ha rodeado de corruptos, de anarquistas destructores que nada aportan de provecho al país y son sangrado y lastre económico para el país, pues, aunque arengan con la izquierda les fascina vivir como sus adversarios de la derecha. Sus sueldos y patrimonios son en muchos casos escandalosos y muy, pero muy superiores a lo que tienen (emos) la mayoría de los mexicanos que nunca hemos trabajado en el gobierno (ni queremos tampoco).

     Pocos años antes, su amiga e incondicional Dolores Padierna (tía del juez que tiene bajo su tiranía a Rosario Robles por evidente venganza de AMLO y Padierna), era jefa Delegacional en Cuauhtémoc, sucediendo que el 20/Oct/2000, en el cabaret Lobohombo se inició un voraz incendio debido a un corto circuito. El problema es que sucedió a las 5:10 a.m., hora en que el lugar debía tener cuando menos ya dos horas de cerrado, agravando la tragedia que la puerta de emergencia estaba cerrada y la toma de agua para los bomberos era simulada (estaba colocada en la pared, pero no estaba conectada a red de agua alguna). El resultado 20 muertos y 39 heridos (La Jornada, 21/Oct/2000). Dolores Padierna no sufrió daño alguno. Su entonces amiga, compañera de partido y superior, Rosario Robles le cubrió las espaldas. Qué cosa, y la Padierna le paga nombrando a su sobrino inquisidor de su ex amiga y jefa para que la enjuicie sin piedad alguna y por encima de lo que señala la ley. Una corrupción legal y moral que el presidente justifica y promueve.

     A propósito de videos, este fin de semana apareció en los periódicos la nota de que un hermano de López Obrador recibe bolsas de dinero de mano de David León, quien en recién acaba de ser nombrado por el presidente como titular de la nueva empresa distribuidora de medicamentos. Lo sorprendente es que en la conferencia mañanera del presidente (que actúa como publicista de si mismo, claro, al estilo Mussolini y Chávez) justificó de inmediato a su hermano diciendo que eran ‘apoyos’. Es decir, lo que en el rico es gusto en el pobre es borrachera. Lo que en lo otros partidos es corrupción en la 4-T son apoyos. ¡Uf!

    Considerando que se ha dicho ‘evangélico’ el presidente. La Escritura sentencia sin matiz alguno: “¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz!” (Isaías 5:20). Las leyes electorales son claras y precisas al respecto. Ni qué decir de tantas acciones corruptas ocurridas durante este gobierno de doble moral.

    Es corrupción cancelar un aeropuerto (NAIM) que además de ser necesario para continuar con el crecimiento del país, ya se le había invertido una fortuna que fue a dar al basurero. Es corrupción cancelar en Mexicali una planta cervecera a punto de concluir, que teniendo todos sus permisos y habiendo invertido ya la enorme suma de 900 millones de dólares (de 1,400), nomás porque unos fanáticos seguidores de él levantaron la mano y acusaron anomalías (falsas y sin sustento), cancelaron la planta (en un país urgido de empleos).

   Es corrupto el presidente por su omisión al no hacer valer la ley, lo cual le convierte en el principal promotor de impunidad, permitiendo que el país siga controlado por la enorme y cada vez más creciente fauna criminal. Las pocas acciones jurídicas que emprende son selectivas, mediáticas y con un simple y vulgar sentido electoral. Por más que hable de combate a la corrupción, solo un fanático o un ignorante de la realidad nacional puede creerle.

   Corrupción es decir que en su gobierno no va a crecer la deuda pública(que recibió en un 44.9% respecto al PIB) y que de acuerdo a BBVA y CitiBanamex tan solo en este año crecerá la deuda al doble de lo que creció en todo el sexenio pasado, es decir, aumentará hasta el 59.2% (El Universal, 9/Jun/2020). Ni qué decir de las escandalosas pérdidas durante el actual gobierno en la CFE y Pemex, paraestatales a las que se les ha inyectado una cantidad astronómica, que solo tiene contentos a los jefes y sindicatos de esos barriles sin fondo. Emiratos de jeques auspiciados y sostenidos desde el actual régimen.

   También es corrupción que les haya perdonado (mayo de 2019) a los tabasqueños nada menos que $11,000’000,000 (once mil) millones de pesos de adeudos que desde el año 1994 sus paisanos (arengados justamente por él) no pagaban de consumos de luz, es decir, LES PERDONÓ SUS ROBOS.

   Corrupción es pagar ventiladores al hijo de M. Bartlett a $1’500,000 pesos, cuando su valor comercial era de $ 400,000. Corrupción es construir una Refinería a sabiendas que no se necesita, de construirla en un lugar inadecuado, y que no estará lista durante su (mal)gobierno. Indicios de corrupción es conocer el abultado patrimonio del actual director de la CFE, el de Eréndira Sandoval y su esposo el norteamericano John Ackerman (que además de opinar y meterse en la vida política nacional, lo cual la constitución le prohíbe, actúa como señor de horca y cuchillo de la 4-T), así como de otros familiares. Un gobierno dizque defensor de pobres pero integrado por ricos.

Es corrupto el presidente al encumbrar al Dr. López Gatell asignándole varias y muy importantes dependencias bajo su responsabilidad, cuando lo cierto es que debiera ser investigado (y de ser el caso consignado) por las 60 mil muertes por coronavirus, ocasionadas en buena medida por su pésima, negligente e indolente estrategia implementada contra la pandemia.

    Es corrupto el presidente Andrés M. López Obrador al contender y aceptar un cargo para el que no estaba preparado. Como también es corrupción conformar su gabinete con una galería de incapaces e inexpertos para cargos de tanta responsabilidad social. No es asunto de partidos políticos. Es asunto de capacidades, inteligencia, integridad, moralidad y apego absoluto al estado derecho, cualidades y requisitos indispensables para cualquier aspirante a tan honroso cargo. Cargo que al aceptarlo y sin contar con ellos le convierte de facto en corrupto; aunque le acompañe en su tarea tan sui generis cofradía, cerrando con la frase de mi abuelo: “¡Para que muerdan lo mismo da perro que perra!”

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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El mal y la pobreza ya estaban, con la epidemia simplemente se multiplicaron. La primera gran decisión de su gobierno fallido, mejor dicho, fracasado, fue cancelar la construcción del NAIM; obra que además de necesaria para el desarrollo del país y de crear miles de empleos directos e indirectos, marcó para siempre a este gobierno, que, dicho sea de paso, además de no estar preparado para semejante responsabilidad, ha mostrado no tener la menor idea de lo que se tiene qué hacer. Palos de ciego y ocurrencias, siempre acompañadas de estrategias mediáticas y decisiones populistas, son el sello, aunque apenas sirven para engañar bobos.

Un gabinete integrado por inexpertos, incapaces, algunos mediocres, aunque todos, sin excepción, genuflexos ante el jefe y sin valor para exponer la verdad, disentir ante el error o hacer valer su dignidad (lo visto hasta ahora así lo corrobora), ha llevado al país a una condición no vista desde la época revolucionaria, acumulando yerro tras yerro, puesto que no es lo mismo marchar por las calles gritando consignas contra el gobierno, que ser el gobierno y resolver los muchos y enormes problemas.

De por sí que la desigualdad social se ha marcado cada vez más en lo que corre del presente siglo, tiempo en el que la pobreza, y no se diga en el actual gobierno, se ha disparado a niveles no vistos en mucho tiempo, debido fundamentalmente a la política económica absurda y suicida implementada por AMLO. Y eso que repite todos los días “primero los pobres”, frase que quizá se entendió mal y lo que pretende decir que es a los primeros que va a extinguir o hacer morir de hambre son precisamente los pobres.

Pobreza que se disparó de inmediato en el momento que la pandemia del coronavirus azotó México toda vez que el estado además de minimizar los efectos mortales de la plaga, implementó una estrategia a todas luces torpe y fallida, basta decir que al momento de escribir este artículo había 511,369 contagios y 55,908 personas muertas a causa del mortal virus, saturando hospitales y clínicas públicas, exponiendo de más a médicos y personal de salud (con alto índice de muertes y contagios) cuando se pudo evitar en buena medida.

Lo peor del caso es que medio año después, cuando se han dado cuenta de su gravísimo error, un error que en su soberbia y frivolidad el presidente dijo que “le cayó como anillo al dedo” ya no hallan ahora como enmendar, ya sea distrayendo a la sociedad con espectáculo político de escándalos (Lozoya, etc.), o intentando engañar de nueva cuenta a los mexicanos (como es el patético caso del Dr. López Gatell, un hombre con conocimientos científicos, pero sin la vocación de médico, a quien no le ha importado que se mueran decenas de miles de pacientes que pudieron no haberse contagiado si se hubiesen tomado otras medidas, pero que lo único que le importa es tener contento a su jefe).

    La cuestión de fondo es que la epidemia nos ha afectado de múltiples formas, una de ellas es la pobreza, al cerrarse de manera intempestiva todas las fuentes de trabajo y paralizar con ello la producción y la economía nacional. Desde esta columna se dijo a tiempo lo que vendría de no tomarse las previsiones. No se tomaron.

El sábado 22 de marzo de 2020 se advirtió en este espacio: Tres gravísimos problemas se avizoran en todo esto: uno, que en las pymes no hay dinero en la mayoría de los casos para pagar sueldos ya que por lo general van al día (y sujetos a deudas y créditos pendientes); dos, que los arrendadores indolentes (sin duda que debe de haber algunos con sensibilidad humana) no bajan la renta o la suspenden hasta que pase la crisis; y tres, que los propios comerciantes o emprendedores van también a quedar sin ingresos para sus familias. Mientras tanto el gobierno calla”.

Poco tiempo después se señaló también: se implemente a manera de ya un programa ambicioso y apegado a nuestra nueva realidad económica que le reactive (se avecina una época de mucha hambre y pobreza)”.  25/Abr/2020. No se atendió. El presidente no escucha ni atiende a la prensa.

En suma, todos estos factores indicaban la llegada de una pobreza no vista en un siglo, pobreza que el gobierno no quiso ver. Su regodeo en un poder que siempre acarició su líder pero que pensaron jamás lograrían (hasta que contaron con la suerte de un gobierno integrado por individuos no corruptos, sino endemoniados y con una avaricia jamás vista en México que les allanara el camino; además de sumar a la campaña todas las fuerzas posibles, disímbolas y antagónicas) le impidió observar y analizar los efectos no solo del coronavirus; ya que a la tragedia tenían que sumar las acciones de AMLO que, como es del dominio público, han espantado a las inversiones extranjeras y nacionales, pasando por alto que la riqueza no se produce por orden del presidente. Se produce mediante el trabajo de todos, DE TODOS, la inteligencia en el diseño y proyección del trabajo, en el marco de un clima legal y social que permita el sano desarrollo de la economía.

Ciencia que debe siempre tener como prioridad el bienestar de la sociedad, de los que trabajan y producen, valorando la importancia de los mismos (no es lo mismo barrer que crear vacunas o realizar cirugías). Emile James, catedrático de la Facultad de Derecho y Ciencias Económicas de la Universidad de Paris, advertía en las conclusiones de su famoso libro, que leí como texto allá por 1971: “Volviendo sobre la vieja sentencia de Juan Bodino, en el siglo XVI, de que ‘solo hay riqueza de hombres’, recomendaríamos la elaboración de una ciencia más humana; en ella las diferentes necesidades deberían clasificarse con arreglo a la respectiva importancia vital” (Historia del Pensamiento Económico, pág. 412).

Y en tanto que la pobreza ataca ya a los hogares, que los micro, pequeño y mediano negocios luchan para volver a abrir y tratar de mantenerse vivos, aunque muchos de ellos ya cerraron en definitiva; el presidente López Obrador (y su gabinete económico ¿lo hay?) perdido en un proyecto que solo en su mente existe y que sólo en ella puede ser viable, así que el país se hunde en la pobreza sin que nadie en el gobierno haga algo para detener esta catástrofe de dimensiones no vistas desde hace un siglo. Catástrofe a la que se agregó previamente la cancelación en la compra de medicinas, la desaparición del Seguro Popular y el abandono al sector salud, bajo el argumento de una austeridad absurda ¿En un país con tantas carencias en salud como México, es sabio implementar una política de austeridad?

Hace un siglo los muertos los ocasionó la Revolución Mexicana y la Influenza Española (que cobró 300 mil muertes). Hoy día, agosto del año 2020, los muertos no son por ninguna revolución, son a causa de la impunidad ofrecida (abrazos, no balazos) y concedida por éste y los gobiernos anteriores a toda la fauna criminal, aunque la epidemia ahora se llama coronavirus. En 1918 la ciencia médica y hospitalaria estaba en otras condiciones muy distintas, de ahí que las decisiones tomadas al respecto por el actual régimen cobren otra dimensión y responsabilidad. Una responsabilidad que además de tener que rendir cuentas —aunque ya se defiendan desde ahora—  de la mayoría de las muertes ocasionadas por la epidemia a causa de su estrategia fallida y económicamente miserable; es responsable además de las políticas económicas sin rumbo alguno, ya que lo único que han ocasionado y con tintes apocalípticos es la POBREZA GALOPANTE, en tanto que el PRESIDENTE SE ENCUENTRA PERDIDO en su soberbia y fantasías..

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

 

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La incapacidad, incongruencia, ignorancia y mala fe del actual gobierno no parecen tener límites. El decir y el hacer son antagónicos en este equipo de improvisados, que gustan de darse baños de pureza, pureza por demás ajena a sus acciones y dichos. El propio presidente López Obrador es prueba patética del divorcio entre lo que se dice y lo que se hace. En el llamado Proyecto de Nación para su gobierno, propuso “impulsar una política nacional de medicamentos y de otros insumos médicos que garantice la sustentabilidad, mediante el fomento de la producción nacional, pública y privada”. Nada más falso. El presidente está aniquilando una Industria que además de ser prioritaria para la salud de los mexicanos, genera más de 250 mil empleos directos y 500 mil indirectos.

En su demagógica y falsa campaña contra la corrupción. Una pausa: corrupción también es dejar libre al hijo del ‘chapo’ cuando ya estaba detenido. Corrupción es dejar que cuanto vándalo desee secuestre camiones y choferes, roben el peaje de las casetas, descarrilen trenes para saquear la carga, obstruyan las vías con supuestas demandas sociales (ocasionando pérdidas multimillonarias a la economía nacional), robo de combustibles, gas, etcétera. Corrupción es atender privilegiadamente a los padres de los 43 vándalos de Ayotzinapa y no hacer justicia ni atender en absoluto a los parientes de los 56,147 mil asesinados durante su mal gobierno. Corrupción es dejar que las bandas delincuenciales asesinen 3000 ciudadanos cada mes, que tengan aterrorizada a la población, le cobren impuestos (cobro de piso) y el gobierno no mueva un solo dedo. La impunidad total es corrupción total.

Decíamos pues que en su falsa campaña contra la corrupción enderezó sus baterías contra la industria farmacéutica, y en particular contra los proveedores del sector público de la salud, lo cual de ser cierto hubiese sido bueno y acertado. El problema es que además de no comprobarse (ni meter a la cárcel a nadie), dejó semejante encargo a personas que no tenían la menor idea de lo que estaban haciendo, que como chivos en cristalería arremetieron contra todo(s) destruyendo una red de proveedores y distribución que llevó más de medio siglo en conformarse; dejando hospitales y clínicas sin los medicamentos necesarios y por consecuencia con muertes y deficiente atención para los pacientes.

Si había hechos de corrupción, que sin duda los había, pues somos un pueblo con un elevado porcentaje de doble moral, debieron de atacar éstos y NO A TODA LA INDUSTRIA FARMACÉUTICA. El corazón envenenado del presidente, al que debieron de meterle en la cabeza algunos cortesanos que todo estaba podrido y corrompido, le llevaron a arremeter contra gigantes que eran simples molinos de viento que traían bienestar. Se confundió el todo con la mancha producida por algunos. Se olvidó que en el comercio existen las leyes de oferta y demanda, del regateo de precios. Por eso son negociaciones. ¿Qué sabía de medicinas e insumos hospitalarios la exoficial mayor de la Secretaría de Hacienda, Raquel Buenrostro, para designarle tan sui generis tarea? ¡Nada! Bien dice el refrán popular, “zapatero a tus zapatos”.

Según esta funcionaria —con su mente hacendaria pero ignorante del todo en cuestiones de medicamentos e insumos de salud— se lograrían ahorros hasta del 30 por ciento. Sin embargo su actitud negativa y farisaica solo les permitió adjudicar el 38% de las más de tres mil claves licitadas, cosa que nunca había sucedido, dejando por consecuencia sin las medicinas requeridas a hospitales y clínicas de todo el país.

Atrofiada la mente del presidente por un maniqueísmo que le hacía ver todo negro en ese sector, ni siquiera consideró que muchas empresas (que generan miles de empleos y que no están dentro de las 3 grandes que él menciona) se dedican a producir medicamentos genéricos a bajo costo para la atención y salud del pueblo. No hubo distinciones. Una actitud malsana, insensata y sin visión alguna le ha llevado a pretender aniquilar la Industria Farmacéutica Nacional con todo el daño que esto representa y está ocasionando, al grado de salir a comprar al exterior para favorecer y dar trabajo a otros países. Si esto no es un desatino y traición a la Patria no sé cómo llamarlo.

Pero qué mejor que la voz de los propios actores y afectados sea la que hable a su gobierno para ser escuchados y atendidos:

 

“Hay muchas empresas farmacéuticas en México, tenemos una gran planta industrial que exporta y el impacto sería diferente para cada compañía. Por ejemplo, hay compañías que surten especialmente al sector privado, otras que tienen una mezcla entre el sector privado y el de gobierno, y algunas que se dedican exclusivamente al gobierno, estas son las que tendrían mucha mayor afectación”, dijo en entrevista Rafael Gual, director de la Cámara Nacional de la Industria Farmacéutica Afiliación (Canifarma).

De acuerdo con Patrick Devlyn, presidente de la Comisión de Salud del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), cerca de la mitad de los laboratorios establecidos en México le surten al gobierno, lo que pone en riesgo a 100,000 empleos de los 250,000 que se tienen contabilizados directamente en el sector.

 “Abordar la industria en su totalidad, como el enemigo a vencer, implica desacreditar a la gran mayoría de empresas transparentes que han confiado, invertido, y generado empleo en México. La ruta de la colaboración, comunicación, y planeación ofrece muchos mejores resultados, y es por esto que como sector privado estamos compartiendo propuestas que construyan a favor de un México más transparente y con mejores niveles de bienestar y salud para nuestra población”, dijo Devlyn (Revista Forbes México, 17/Jul/2020).

 

    Si en verdad el presidente quiere a México, y aunque un congreso sumiso y genuflexo al jefe le haya legislado a su gusto y modo, por ningún motivo debe salir a comprar medicamentos fuera del país, ya que además de ser un desatino que tarde o temprano le cobrará un alta factura social, económica, moral e histórica, destruiría en gran medida una industria nacional que produce demasiados empleos y bienestar para muchas familias (además de proporcionar salud a la población con lo que producen), acrecentando con ello la pobreza galopante que a manera de caballo del Apocalipsis tiene atemorizado ya al país.

Presidente, rectifique, no salga a comprar medicinas al extranjero, cuide la industria nacional, basta que envíe a comprar a personas que conozcan del ramo y tengan habilidad para negociar. Es por el bien de México y de usted mismo (si en verdad quiere pasar bien a la historia).

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

 

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Aunque son tan diferentes en apariencia —me refiero a Fox y López Obrador— en sus hechos son tan parecidos, falaces e incongruentes, falsos cristianos. Y es que, a final de cuentas, acciones y resultados describen a las personas tal y como realmente son.

En el caso del presidente tabasqueño hizo gran algarabía con la CARTILLA MORAL escrita en 1944 por ese gran hombre de letras llamado Alfonso Reyes, presentándola como modelo para nuestra sociedad y fuente de la cual el propio presidente bebe para nutrir su conducta. Nada más falso.

    Queda en claro que Andrés Manuel López Obrador no ha leído jamás ese valioso texto, que, dicho sea de paso, le condena por incongruente y mentiroso. Así que abrimos espacio a las lecciones de la referida Cartilla Moral para que sean estas las que directamente le confronten y exhiban:

 

—“LECCIÓN I: El hombre debe educarse para el bien… La moral de los pueblos civilizados está toda contenida en el Cristianismo… El bien no solo se funda en una recompensa que el religioso espera recibir en el cielo. Se funda también en razones que pertenecen a este mundo… El bien no debe confundirse con nuestro interés particular… No debe confundírselo con nuestro provecho, nuestro gusto o deseo. El bien es un ideal de justicia y de virtud que puede imponernos el sacrificio de nuestros anhelos, y aun de nuestra felicidad o de nuestra vida.”

 

   Para mal de México y de los mexicanos, el presidente confunde su interés particular, su provecho y planes políticos, con el bien del país. No le han importado los ya casi 60 mil mexicanos asesinados por los delincuentes, a quienes su deseo es abrazarlos y no perseguirlos jamás ni hacer valer la ley, que en su mal gobierno es letra muerta. Como tampoco le ha importado la salud del pueblo al que siempre soñó gobernar; sueño que para los mexicanos se ha convertido en horrenda pesadilla, ya que más de 45 mil han muerto a causa del coronavirus implementando una estrategia pésima, tacaña e indolente, que ha provocado la desatención casi total a los enfermos de todo tipo de enfermedades, así como la falta de medicinas, cirugías, aparatos y terapias. Ha mandado a los médicos a una terrible guerra sin fusil ni balas.

 

—“LECCIÓN III: Civilización y cultura, conocimientos teóricos y aplicaciones prácticas nacen del desarrollo de la ciencia; pero las inspira la voluntad moral… Cuando pierden de vista la moral, civilización y cultura degeneran y se destruyen a sí mismas…”

 

En cuanto a la ciencia, para AMLO ésta carece de valor alguno por lo que le redujo el presupuesto hasta casi desaparecer las instituciones de ese ramo ¿Podrá México salir adelante de los azotes de las epidemias (coronavirus, dengue, zica, etc.) con un presidente que repudia la ciencia, al que la inversión en ella carece de sentido, incluso les considera ‘corruptos’, criterio que tiene también contra la cultura, que guste o no, se gesta en gran medida desde las universidades a las que detesta (reduciéndoles también el presupuesto); instituciones muchas de ellas también generadoras de ciencia y promotoras silenciosas de la civilización. La visión del tabasqueño en este sentido es la de los grupos rebeldes, la de los eternos manifestantes, los que hacen desmadre y destruyen lo construido con el trabajo y patrimonio de otros o de todos (a través de los impuestos). Que promueve el aborto, los matrimonios y relaciones contra natura. A estas cosas es a las que se refería Don Alfonso en su Cartilla: “Cuando pierden de vista la moral, civilización y cultura degeneran y se destruyen a sí mismas…”, cuestiones que el de Macuspana desestima del todo.

 

—“LECCIÓN V: …Todos los hombres son igualmente dignos, en cuanto a su condición de hombres, así como todos deben ser iguales ante la ley…  El Cristianismo insistió en añadir a ese sentimiento de la vergüenza… el sentimiento mucho más íntimo de la culpa, el coraje de reconocer y rectificar los propios errores morales…”

 

Para el inquilino del suntuoso y enorme Palacio Nacional (Los Pinos debió hacérsele poca cosa), los hombres no son todos iguales ni dignos. Casi a diario en la mañana, en sus tediosas y manipuladoras filípicas, ofende a decenas de millones de mexicanos con una larga lista de calificativos impropios de un hombre de estado que se supone debe gobernar para todos y tratarlos por igual (fifís, enemigos, adversarios, conservadores, etcétera). Para él son más valiosos los asesinos, los delincuentes, los marchantes, los tomadores de casetas, los violentos manifestantes anarquistas, los secuestradores de autobuses y demás, que los que trabajan y sostienen de pie a este país. La Cartilla habla del camino de la vergüenza y de la culpa para la rectificación. Hasta ahora el arrogante presidente continúa ofendiendo y dando valor social a quienes solo dañan.

 

—“LECCIÓN VI: …La familia es un hecho natural… como grupo perdurable, es característico de la especie humana… (en) la familia comienzan a aparecer las obligaciones recíprocas entre las personas, las relaciones sociales; los derechos por un lado y, por el otro, los deberes correspondientes. Pues, en la vida civilizada, por cada derecho o cosa que podemos exigir existe un deber o cosa que debemos dar…”

 

Queda claro que para el presidente, su gabinete, y fanáticos seguidores la presente lección les debe resultar odiosa, repulsiva. Para ellos la vida solo es derechos y más derechos, ya que NUNCA ATIENDEN A SUS OBLIGACIONES Y DEBERES CON LA LEY Y CON LA SOCIEDAD, que dicho sea de paso se integra de pobres, clases medias y ricos, y todos, sin excepción, estamos sujetos a nuestro contrato social integrado por la Constitución y demás cuerpos de leyes. Quien sabe de qué familias provienen pues solo exigen sin dar, y la CARTILLA MORAL propuesta por AMLO dice textualmente “en la vida civilizada, por cada derecho o cosa que podemos exigir existe un deber o cosa que debemos dar…”.  Fuera de dar angustias no dan nada. Detuvieron la construcción de un aeropuerto de primer mundo, tirando a la basura más de 100 mil millones; desbarataron el sistema hospitalario y rompieron con los laboratorios proveedores de medicinas (si había corrupción su deber era detener a los corruptos, y negociar los mejores precios en las adquisiciones); llegó la pandemia del coronavirus y en lugar de atender con diligencia, de aportar los recursos necesarios para cuidar la salud de los mexicanos ¡COMO ERA Y ES SU DEBER!, en su derecho obsesivo dedicaron los recursos a proyectos que en este momento son totalmente innecesarios (desatendiendo a la población que muere y sufre a lo largo y ancho del país a causa de una mala y deficiente atención médica por falta de recursos en los hospitales).

Y ante la falta de espacio concluimos con otro texto de la Cartilla, pensamiento que no requiere de explicación alguna, aunque en próxima ocasión continuaremos con las lecciones faltantes, quedando totalmente claro que el presidente ha quedado como mentiroso e incongruente:

 

—“LECCIÓN VII: …Mi respeto a la sociedad, y el de cada uno de sus miembros para los demás, es lo que hace posible la convivencia de los seres humanos. El problema de la política es lograr que esta convivencia sea lo más justa y feliz…”

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

 

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