Opinión

Espero que no me pase como hace 20 años. Hace dos décadas advertía a los lectores de mi columna (en ese entonces se publicaba en el Diario El Informador) que el candidato a la presidencia de México Vicente Fox era un hombre ignorante, mentiroso, blofero, torpe, carente de luces, incapaz para ocupar semejante responsabilidad. Por meses lo advertí, teniendo como respuesta todo tipo de ofensas, incluso hasta amenazas de muerte (lo cual nunca antes me había sucedido).

Lamentablemente todas las cosas que dije antes, durante, y al final de su terrible desgobierno se cumplieron, razón por la cual les di forma de libro: “EL HOMBRE QUE NUNCA DEBIÓ SER PRESIDENTE” (presentado en la FIL 2007).

Así que como sucedió hace dos décadas y debido a la terrible pandemia de CORONAVIRUS que padecemos, no solo veo a México sufrir en demasía, lo cierto es que todo indica que nos encaminamos hacia un nuevo orden mundial en el que nada volverá a la ‘normalidad’. Ni siquiera los ataques a las Torres Gemelas (11/Sep) tuvieron las consecuencias que esta peste dejará.

Y no se trata únicamente de la salud de los pueblos de la Tierra, que merced a la epidemia quedaron al descubierto la mayoría de los gobiernos, exhibiendo su mezquindad, negligencia, incapacidad y menosprecio por sus gobernados. Sus prioridades les mostraron ante sus pueblos como lo que son: simples ambiciosos de poder y riquezas. Su cortedad de miras no les permitió advertir a tiempo la plaga que pronto azotaría a sus pueblos de manera que no proveyeron lo que se necesitaría, como tampoco implementaron las medidas necesarias para bajar la intensidad de los daños. A tal grado llegó su incapacidad que apostaron a que algunos países trabajaran en la vacuna (que tardará un año cuando menos para estar lista) olvidándose de trabajar a manera de ya en la cura para la enfermedad. Hoy más que nunca se extrañan los Van Leeuwenhoek, Pasteur, Koch, Ross, Grassi, Roux, Behring y demás hombres de ciencia, hombres que para los gobiernos posmodernos son una carga para el erario (aunque dilapidan fortunas en publicidad electoral, viajes, debates, ruedas de prensa, foros, etc, etc) reduciendo el presupuesto para cultura, ciencia y salud, que en el caso de México han ido más lejos todavía cancelando los pedidos de medicinas, equipo y suministros, incluso cobrando a los pacientes servicios que siempre fueron gratuitos (en los hospitales y clínicas del gobierno).

La salud pues está siendo llevada a terrenos peligrosos. China, luego de salir de la cuarentena, ha sometido a sus ciudadanos a un estricto control tecnológico, de tal manera que su gobierno sabe al instante dónde se encuentran y cuál es su condición de salud (el coronavirus dio el pretexto ideal para el control), ejemplo que sin duda otros gobiernos implementarán bajo el pretexto de la salud.

Es un hecho que la pandemia está abriendo una caja de pandora, abriendo las puertas para un nuevo orden mundial en el que la economía quedará en el centro de los debates y decisiones. A partir de ya el hombre dejará de ser el centro de los cuidados y protección para sus gobiernos, en adelante será a la inversa. Los hombres quedarán para servicio y protección de sus gobernantes, las medidas tomadas por los gobiernos a causa de la epidemia tarde o temprano traerán pobreza y escases mundial; pobreza que será menospreciada e ignorada por los poderosos, cuya soberbia irá en aumento hasta que aparezca un gran líder mundial que los aglutine. Será un sujeto astuto y sagaz, capaz incluso de mostrar acciones que le exhiban superior al común denominador, lo cual acrecentará su soberbia hasta considerarse deidad (‘divo’ como les dicen ahora).

Los más atentos perciben y saben que las cadenas productivas, de distribución y venta no solo quedarán dañadas, ya están dañadas, hecho que se traducirá en un enorme desempleo, pobreza no vista en mucho tiempo y en violencia acrecentada. Lo cual ya es mucho decir si se toma en cuenta que en lo que corre del siglo XXI los delincuentes con y sin organizar han hecho cuanto han querido, recibiendo del gobierno impunidad total (en el caso de México).

    Así que el tema de seguridad será fundamental a partir de ya, más aun de lo que ha sido en los últimos años y la crisis que se avecina acrecentará la violencia y maldad de estos grupos (y de delincuentes solitarios) si los gobiernos no los someten al imperio de la ley.

   El mundo ya es otro, los tiempos ‘normales’ no retornarán, excepto por períodos cortos. Millones de personas estaban acostumbradas a vivir viajando. Entre los efectos de la pandemia de coronavirus es que no solo dejó varados a decena de miles alrededor del mundo que no podían retornar a sus países, también produjo casi de inmediato el cierre de hoteles e industria turística, afectando en gran manera la economía de los países y modificando hacia el futuro esa manera placentera de vivir la vida. En adelante las personas sabias y sensatas cuidarán mejor sus ingresos y no los arriesgarán por una satisfacción temporal que les deje sin dinero y con deudas.

Los alimentos son y serán otro de los temas prioritarios en la aldea global. Y mientras gobiernos obesos, ineficientes, incapaces e inútiles contra la cada vez mayor fauna delincuencial aprietan y asfixian a productores, distribuidores y comerciantes de alimentos, el sector se debilita(rá) ante la falta de apoyos y estímulos, acrecentando la pobreza y con ello aumentando el hambre de los pueblos y por ende la violencia. En el caso de México el actual gobierno ya ha negado los apoyos al campo, negación que se traduce en bajar la producción y encarecimiento de lo que comemos.

Finalmente y aunque hay muchos otros aspectos que esta pandemia modificará en el orden social, hay uno que cobrará especial relevancia: ¡La fe! Todos aquellos cuya fe era superficial, carente de los sólidos cimientos bíblicos y las doctrinas emanadas de la Escritura, se alejarán de Dios e incluso atacarán a los que antes consideraban sus hermanos. Los creyentes que tienen a Dios como centro de su vida, a Jesús su Hijo como su salvador y a su E.S. para darles fuerza y mantenerles firmes, incomodarán a muchos a causa de su cosmovisión y manera de vivir, siendo no pocos de ellos perseguidos y hostigados.

Abreviando, la pandemia que azota dejará al mundo un nuevo orden, no necesariamente mejor, al contrario, los más sabios entenderán que el ser humano al caer en el mismo pecado de Adán y Eva (independizarse de Dios) y haber pretendido iniciar la era grandiosa de la razón y el humanismo ateo, no solo quedó sin asideras espirituales y carente de sentido existencial, sino que legó a la mayoría en las nuevas generaciones un mundo nihilista y hedonista. Un mundo cuyo enorme ego fue derribado hasta el suelo por un bicho invisible que se coronó por encima de la soberbia humana (coronavirus), derribando al mismo tiempo su visión de las cosas y sus maneras de vivir, pero que dejará como secuela un nuevo orden mundial nada prometedor. Sin embargo para los espíritus inquietos y trascendentes el mensaje de la fe judeocristiana sigue siendo cierto, eterno, y absolutamente confiable. Un mensaje que podemos afirmar o conocer en estos días de encierro forzoso por medio de la Biblia ¿No lo crees así estimado lector? Dios bendiga a médicos, enfermeras y personal de hospitales y clínicas, todo nuestro reconocimiento y gratitud.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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Para judíos y cristianos la historia de la primera Pascua celebrada en Egipto contiene enseñanzas fundamentales, enseñanzas que en un enorme porcentaje no son conocidas, por tanto no entendidas. Antes, diremos que la tarde del miércoles 8 de abril se celebra la Pascua. No podemos olvidar que Yeshua (Jesús) era judío y que él no vino a abolir la ley y los profetas, sino a dar su cabal cumplimiento a la fe judía (Mat 5:17) así que de acuerdo al calendario judío, éste día es el mismo que el Mesías compartió el Seder con sus apóstoles (lo que la cristiandad conoce como ‘última cena’).

Volviendo al origen de la fiesta, los hechos ocurrieron hace 34 siglos aproximadamente, época en que los hebreos se encontraban como esclavos en el vecino país de Egipto. Y la esclavitud siempre ha sido terrible, de ahí que clamaran a Dios pidiendo su liberación. El Señor, que por lo general se mantiene al margen si no es llamado, por eso nos concedió el libre albedrío, responde con su amor y misericordia enviándoles un libertador llamado Moisés.

El pueblo judío milenariamente al utilizar la Hagadá en esta fiesta, recuerda los acontecimientos principales, pero nada mejor que la propia Biblia para conocer o recordar en detalle la liberación del pueblo en medio de grandes milagros y señales como nunca se había visto. En las páginas de la Escritura se lee que ante la oposición del Faraón para dejar salir al pueblo hebreo de su país y liberarles del terrible yugo de la esclavitud, Dios le envía a los egipcios 10 terribles plagas.

Por medio de dichas plagas (las aguas se convierten en sangre, luego vienen ranas, piojos, moscas, muerte del ganado, etcétera) el gobernante opresor va debilitándose y comprobando su pequeñez e inutilidad ante el Dios Todopoderoso, sin embargo, y luego de padecer el flagelo de nueve de estas plagas, en un arranque más de soberbia niega la salida del pueblo. Ante esto, el Señor le anuncia a través de Moisés de una última en la que todos los primogénitos egipcios, tanto de humanos como de animales morirían en esa noche, suceso que ocurre puntualmente. Que dicho sea de paso, Dios siempre cumple lo que anuncia pues no tiene que pedir la credibilidad o anuencia de gobernante alguno (de izquierda, derecha o centro).

En cambio para los hebreos y como respuesta a su súplica de liberación, les dice que cada familia tome un cordero limpio y sin mancha, que lo sacrifiqueque con su sangre ponga señal de pacto en los dos postes y en el dintel de la puerta de cada casa; que la carne sea comida asada por los moradores de aquella familia. Comida que fue acompañada con panes sin levadura (matzoth).

Esa noche el ángel de la muerte azotó todas las casas de los egipcios, mientras que en la de los hebreos, además de preservarles la vida, se inicia su proceso de libertad total. Fue la primera celebración de la Pascua.

Poco más de trece siglos después, ya en Israel, Juan el bautista mira caminar hacia él a Jesús, por lo que afirma ante la multitud: “¡Este es el cordero de Dios que quita el pecado del mundo!”. En otras palabras: el pueblo judío (y la futura cristiandad) estaban próximos a celebrar una nueva Pascua, aunque ahora la liberación sería respecto a otro tipo de esclavitud: ¡la liberación del pecado! ¿Habrá otra esclavitud más terrible que ésta?

En esta nueva Pascua el cordero a sacrificar tendría que ser también limpio y sin mancha, por esta razón es que Yeshua reta a sacerdotes y líderes religiosos dentro del Templo de Jerusalén: “¿Quién de vosotros me redarguye de pecado?” A todos los seres humanos, sin excepción, nos pueden señalar pecados, al Dios hecho hombre nadie, demostrando así dos cosas: primero, que al no cometer pecado cumplía el requisito ordenado por Moisés (limpio y sin mancha) y; segundo, que al no haber hombre alguno con esa condición espiritual, estaba enseñandonos que sólo Dios podía salvarnos. Eso hizo el Hijo.

En esta segunda Pascua, cuando el cordero estaba derramando su sangre inocente en la Cruz del Calvario para salvar a todo el pecador que sinceramente crea (judío o gentil), se arrepienta y busque su liberación; Dios el Padre, aparta por un momento la presencia de su Espíritu Santo para poder descargar su justa ira sobre su Hijo, quien nunca había tenido semejante y horrenda experiencia, por lo que expresa: “Dios mío, Dios mío ¿por qué me has abandonado?” (cumpliéndose la profecía, Sal 22:1).

     En ese terrible momento para el Mesías, en el que se descarga sobre él la sentencia divina acumulada a causa de los pecados de toda la humanidad de todos los tiempos; con su vida los pecados de todos son pagados (redención), satisfaciendo aquel Cordero inocente y sin mancha la justicia de un Dios santo, justo y ofendido, que no pasa por alto los delitos de los hombres (van incluidas las mujeres), ni permite tampoco la impunidad, así que pasado el mayor acto de amor de todos los tiempos, el Cordero Pascual exclama victorioso antes de expirar ¡CONSUMADO ES!

En otras palabras: una nueva Pascua se había celebrado, una Pascua con un cordero único, limpio y sin mancha alguna de pecado, una Pascua en que la humanidad caída además de redimida es reconciliada con Dios el Padre. Verdades eternas que si no se conocen o no se entienden, la fe judía o cristiana apenas se reduce a una simple tradición religiosa; a ritos sin trascendencia alguna.

Una nueva Pascua en la que la persona que cree que Jesús es el Mesías y acepta su muerte expiatoria como precio de redención y salvación, es liberada de la esclavitud del pecado, siendo sellada mediante el Espíritu Santo. Verdades eternas al alcance de todos en las Escrituras, pero que en estos días de plagas terribles nos recuerdan la liberación de Egipto ¿O usted qué considera estimado lector?

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

 

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México se encuentra sumido en una crisis de pronóstico reservado, no vista en décadas, quizá en un siglo, trayendo a la memoria los efectos de la Revolución Mexicana a la que se sumaron otros eventos, incluso de salud, como fue el caso de la mal llamada Influenza Española (que azotó toda Europa y se inició en las trincheras) traída por soldados norteamericanos que desembarcaron en Tampico, causando en nuestro país 300,000 muertes en el año de 1918.

Duele decir algo que por años se señaló en esta columna una y otra vez: ¡la incapacidad de López Obrador para gobernar nuestro país! No es un asunto ni de partidos, ni de ideología, es de capacidad, formación e inteligencia, carencias que desnudan de cuerpo entero al actual mandatario. Ninguna persona sensata y enterada de lo que realmente sucede en el país puede aprobar su mandato. Por esta razón es que tantos mexicanos nos oponíamos. La franquicia política era lo de menos, el problema siempre ha sido él.

Inició su desgobierno cancelando el NAIM, obra a la que ya se le habían invertido dineros públicos por más de $140 mil millones de pesos, utilizando el ilegal y acomodaticio asunto de las ‘consultas’, en las que un puñado de sus seguidores decidió por encima de 129 millones de mexicanos. ¿Así o más totalitario y populista?

Es un hecho que a sus cuestionables decisiones para afrontar la pandemia del coronavirus —dejando fronteras y aeropuertos abiertos de par en par, de negar hacer pruebas y evitar gastos sanitarios para detener esta plaga— con sus hechos niega ese interés por el pueblo que asegura todos los días. Sus falacias y engaños ya no es posible ocultar, la realidad exhibe su falta absoluta de ética. Nadie duda que sean bienintencionados en lo que pretenden. El problema es que de buenas intenciones está empedrado el camino al Infierno y en México ya se siente ese horrendo calor, sus pésimas y cotidianas decisiones les han exhibido y no quieren aceptarlo ¿No hay en Morena una sola persona con verdadera inteligencia y capacidad que supla al presidente?   

En los 16 meses que llevan en el poder las bandas criminales, organizadas y sin organizar, se han convertido en los amos y señores del país, mientras que un presidente que sólo le gusta hablar todas las mañanas (aunque lo hace mal, de manera tediosa y sin  atender a fondo los incontables problemas que nos aquejan) se siente por fin realizado. Viviendo en Palacio Nacional y con ello cumpliendo su mayor fantasía. Por desgracia su sueño se ha convertido en la pesadilla de los mexicanos. Una pesadilla que apenas comienza y que requiere con urgencia de despertar a la realidad y hacer cambios urgentes para detener la debacle.

Traen a todo el pueblo mexicano (excepto a los incondicionales de AMLO) espantado día y noche con la pandemia del covid-19, mientras que los criminales asesinan casi 100 personas al día en el país. Es decir, es más fácil que un mexicano muera asesinado que por el coronavirus (al menos hasta hoy), ya que de acuerdo a las cifras oficiales entre enero y febrero asesinaron a 5,751, cifra a la que si le sumamos 3,000 de marzo resultan 8,751; mientras que por la pandemia han muerto hasta el viernes 27 de marzo 8 personas. Abundemos, 8751 asesinatos que en un noventa y nueve por ciento están impunes.

   Lo peor del caso es que si todavía no hay vacuna contra el coronavirus, CONTRA LA IMPUNIDAD SÍ LA HAY, y se llama estado de derecho o aplicación de la ley, situación que exhibe la incapacidad del actual presidente. Pero, ¿podrá gobernar un presidente que no distingue entre hacer valer la ley contra los que delinquen, con la represión? Y si se toma en cuenta que para ganar hizo pacto con toda clase de grupos, muchos de ellos delincuentes probados y en activo, como los maistros de la CNTE, los ayotzinapos y demás y tendremos como respuesta que sus alianzas y mente torcida no le permiten tomar con firmeza el camino de la ley, pues como reza la vieja máxima, “la ley es dura pero es la ley”.

La torpeza y maniqueísmo populista (de la más baja estofa) del régimen ha sido capaz de utilizar en anuncios a un supuesto “halcón” de los que participaron en la manifestación sangrienta del 10 de junio de 1971, para asociarlo con el uso de drogas ¿Hasta en eso han de utilizar su ‘ideología’, las neuronas no les dan para más? ¿No hay daño a las personas, familias, patrimonio, educación, vida social y aniquilamiento de un mejor futuro, al advertir acerca del consumo de drogas?

La desfachatez y falta de respeto del gobernador Miguel Barbosa de Puebla por los enfermos de covid-19 en su Estado, deja al descubierto su hipocresía, insensibilidad y ausencia de principios: “La mayoría son gente acomodada… ¿si lo saben o no? Si ustedes son ricos tienen el riesgo, si ustedes son pobres no, los pobres estamos inmunes”. Se desconoce el rango para medir la pobreza de este bribón que cobra como gobernador, basta decir que además de contar con varias propiedades en su estado, adquirió en la ciudad de México la residencia que fuera del Presidente Miguel de la Madrid, aunque la compró en una ganga, en la friolera de $10 millones de pesos (El Universal, Bajo Reserva, 26/Mar/2020).

La incapacidad y falta de inteligencia para resolver los muchos problemas nacionales son el blasón del actual gobierno. Un gobierno maniqueo, falaz, que predica todos los días su interés por los que menos tienen y a la vez negarles el acceso a la salud. Incluso capaz de cancelar todos los contratos de adquisición de medicamentos y equipos para hospitales y clínicas (bajo el argumento de la corrupción; pero sin tener detectados y probados los casos y consignar a los responsables), dejando sin medicinas a cientos de miles de enfermos en todo el país. Y por si no les fuera suficiente su torpeza e indolencia, cancelaron el Seguro Popular dejando a la mitad de los mexicanos sin manera de atender sus enfermedades y con un sistema de salud colapsado. En caso de aumentar los contagios por la pandemia ¿cómo y dónde atenderán a los enfermos? Se necesita en verdad ser un egoísta recalcitrante y un cínico a prueba de todo para no querer ver lo que sucede y tomar las medidas y acciones que reclama la situación. No son pocas las voces que acusan al gobierno de estar manipulando las cifras de contagios y enfermos, situación que conduce a los jaliscienses a pensar ¿Intervino el gobierno federal para que le cancelaran al gobierno de Jalisco el pedido de 20,000 pruebas rápidas para coronavirus?

Dejando de lado partidos e ideologías, México necesita con urgencia de los mejores para que nos gobiernen y tomen las mejores decisiones. En lo que corre del siglo XXI hemos comprobado, y ahora por cuarta ocasión, que popularidad y mañas electorales no tienen nada que ver con capacidad e inteligencia para los cargos, empezando en primerísimo orden con la presidencia de la República. Ya lo dijo el señor Alejandro Martí, y lo dijo muy bien  al entonces presidente Calderón y su gabinete, advertencia hoy más que nunca necesaria y oportuna: “¡Señores, si piensan que la vara es muy alta, si piensan que es imposible hacerlo, si no pueden, renuncien, pero no sigan ocupando las oficinas de gobierno, no sigan recibiendo un sueldo por no hacer nada, que eso también es corrupción…!”.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

Email: mahergo50@hotmail.com

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La pandemia del coronavirus ha traído aparejada una estela de daños por demás amplia e imposible de cuantificar. El gobierno mexicano se ha limitado a los efectos y daños en la salud, y aun esto lo ha hecho de manera torpe, deficiente, avara, y sin medir la gravedad del problema, desentendiéndose  casi de manera total de los efectos colaterales de esta terrible plaga que azota a la humanidad y que en nuestro país (a causa de no haber tomado medidas eficaces a tiempo), la epidemia comienza a causar enormes daños.

    En primerísimo orden se encuentra la salud de los mexicanos, de ese pueblo que el presidente cree que solo se integra por sus incondicionales, ignorando voluntariamente que somos 130 millones de personas. Salud que el titular del Ejecutivo remedia fantasiosamente con declaraciones, cuando la realidad es que el sector salud oficial actualmente es un desastre (con sus honrosas excepciones); hospitales y clínicas sin medicamentos o en ocasiones caducados o adulterados (como sucedió en el hospital de Pemex en Tabasco), con carencia de instrumental médico, de insumos de todo tipo, incluyendo los de limpieza y las reparaciones de baños.

     Y si a este caos y mundo de deficiencias le agregamos la poca o nula capacidad de respuesta oficial para remediar (a tiempo y de manera adecuada) semejante amenaza, el cuadro pasa del desaliento al horror. Horror al que se suman otras calamidades que el presidente y su troupe de improvisados ni siquiera han contemplado mucho menos implementado y ofrecido soluciones. En su frivolidad e insolencia se atreve a diario a culpar a sus adversarios. Difícil que un ególatra acepte sus yerros e incapacidades.

     En segundo orden de daños aparece el empleo e ingresos de millones de mexicanos. La visión populista del presidente de ganar adeptos regalando dinero público le ha estallado en la cara a manera de bomba, primero, porque tales recursos no tardan en agotarse, segundo, porque el ser humano requiere mantener su dignidad en alto y el trabajo remunerado la concede. Regalar dinero a ociosos a manera de dádiva degrada al receptor. El expresidente Barack Obama de Estados Unidos escribió acerca de esta nociva práctica: “arrebata a la gente su iniciativa y erosiona su amor propio” (La audacia de la esperanza, pág. 306)

    Si la mitad de los empleos en la actualidad los produce el comercio informal, el que no paga impuestos, por tanto no aporta ingresos a las arcas públicas, y si se toma en cuenta que muchas familias mexicanas han optado por la cuarentena voluntaria (y algunos gobiernos estatales y locales la han establecido; no así el federal), los ingresos para millones de familias mexicanas se han cerrado o se encuentran bajo esa amenaza. Mientras tanto el gobierno calla.

     Y no solo es problema de gobierno, también es de personas. Ante esta pandemia la mezquindad de muchos ha quedado en evidencia, el coronavirus los ha exhibido. Entendidos que el 80 por ciento de los empleos formales los ofrecen medianos, pequeños y micro empresarios; se entiende también que muchos de estos emprendedores (como les dicen ahora) pagan rentas en sus locales (restaurantes, loncherías, tiendas de abarrotes, de ropa, de pinturas, tlapalerías, papelerías, salones de belleza, taquerías, talleres, etcétera); rentas la mayor de las veces superior a la capacidad de pago de los arrendatarios, los arrendadores se han convertido en dueños también de los negocios y sin ninguna responsabilidad para con los empleados y el fisco. El problema en el momento actual es que la inmensa mayoría de esos emprendedores que rentan locales o inmuebles para sus negocios o están cerrados o están con la amenaza de hacerlo y quienes les rentan están dominados por la mezquindad y carencia absoluta de sensibilidad y humanidad. Además de desangrar mes con mes a sus inquilinos, en este momento de emergencia la inmensa mayoría ha cerrado su corazón y solo se interesa por su bolsillo. A la manera de los ricos que viajaban en el Titánic, en lugar se subir a cubierta a encontrar un sitio en los botes, bajaron dominados por su ambición a las cajas de seguridad, siendo los primeros en sucumbir. Mientras tanto el gobierno calla.

   Tres gravísimos problemas se avizoran en todo esto: uno, que en las pymes no hay dinero en la mayoría de los casos para pagar sueldos ya que por lo general van al día (y sujetos a deudas y créditos pendientes); dos, que los arrendadores indolentes (sin duda que debe de haber algunos con sensibilidad humana) no bajan la renta o la suspenden hasta que pase la crisis; y tres, que los propios comerciantes o emprendedores van también a quedar sin ingresos para sus familias. Mientras tanto el gobierno calla.

    Relacionado a este punto es un hecho que muchos trabajadores perderán su empleo, optando no pocos por demandar a sus patrones, dando con ello la puntilla a negocios que apenas sobreviven desde hace años (como es el caso de la mayoría de líneas de camiones del transporte público en Guadalajara). Tratándose de un derecho sustentado en una ley federal, el presidente ni siquiera ha mencionado este punto. Su populismo y demagogia no le permiten ver los tiempos que se viven, no se ha enterado que la lucha de clases ya no se debe (ni puede) resolver con los métodos de hace medio siglo, que el muro de Berlín ya cayó. Su limitado fanatismo ideológico –y de muchos de los que le rodean- no les permite enterarse que entre patrón y trabajadores se sostiene un país, que ambos se necesitan y corresponde al estado procurar el equilibrio.

    En el sexenio anterior se modificó la Ley Federal del Trabajo para evitar tantos juicios (que estaban dañando gravemente a la planta productiva), en el entendido que micro, pequeño y mediano empresarios son los que sostienen el 80 por ciento de los empleos formales en México. Reforma que buscaba revolver cuando menos el 70 por ciento de las demandas laborales por medio de la conciliación. Ha sido letra muerta. Tomando en consideración la situación del país es urgente que el gobierno haga algo al respecto, ya que no hacerlo cientos de miles de empleos están en riesgo inminente. A problemas excepcionales, soluciones excepcionales. No se trata de eliminar la LFT y sus derechos. Se trata de entender la realidad y en tanto que pasa la crisis congelar o adecuar el derecho laboral.

     Al presidente López Obrador queda claro que el puesto le quedó demasiado grande, la responsabilidad lo ha hecho polvo. El problema es que su ego enfermizo y gigantesco le impide no solo aceptar sus limitaciones, sino incluso oír las voces de cordura y los llamados de auxilio desde la sociedad mexicana. Le basta con aislarse en Palacio nacional e irse de gira al sureste. Donde la ignorancia le aplaude, donde los brujos le hacen limpias, donde sus estampitas para el coronavirus causan risas y aplausos.

      Por eso el título del presente artículo ¡ATIENDE GOBIERNO! Urge que el presidente haga caso a aquellos que cercanos a él, o desde la sociedad, pero que saben y conocen lo que se tiene que hacer ante semejante emergencia nacional. Que considerándose en primer orden la salud de los mexicanos; a las medidas que se tomen se acompañen otras (económicas y legales) que ayuden a superar esta terrible crisis.

     Bien por el gobernador de Jalisco Enrique Alfaro, pues aunque carece de simpatía y eficacia en sus acciones, en la presente crisis ha hecho las cosas bien. Incluso ha puesto 1,000 millones de pesos de ayuda para sortear la crisis. El problema es que se trata de préstamos para pagar sueldos de empleados por las pymes, cuando lo cierto es que si los negocios no estaban ganando, ahora necesitarían endeudarse para pagar nóminas. Es obvio que no es una buena solución, se requiere de buscar otras opciones. Pero cuando menos se está intentando algo. Concluyamos, ¡ATIENDE GOBIERNO!

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

 

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