Opinión

Hay asuntos en que los partidos políticos no tienen nada que ver, en que la visión de estado debe prevalecer por encima de cualquier preferencia personal. El presidente López Obrador en menos de un año en el poder se ha convertido en un promotor de la IMPUNIDAD y la INGOBERNABILIDAD, en un violador permanente del estado de derecho, cayendo de paso en diversos delitos y responsabilidades a causa de no cumplir ni hacer cumplir la ley. Su protesta al asumir el cargo fue en vano.

La gota que derramó el vaso de la impunidad ocurrió esta semana, en la que un grupo de delincuentes, que aunque estén matriculados en una Escuela Normal (Tenería) no dejan de ser delincuentes, se ROBARON 92 autobuses foráneos de pasaje, agregando a su delito otro mayor, el SECUESTRO de los 92 choferes. El pretexto es lo de menos, la comisión de los delitos es el punto.

El asombro de la inmensa mayoría de los mexicanos ante la pasividad y permisividad del presidente ante estos gravísimos delitos, así como otros recientes; valga recordar a los anarquistas en el 2 de octubre en la capital, los ataques y destrozos cometidos por los maistros de la CNTE, los miles de asesinatos cometidos a lo largo y ancho del país (entre una interminable y cotidiana lisa); exhiben a un titular del poder ejecutivo laxo, omiso, ornamental, promotor entusiasta del caos y enemigo declarado del orden republicano e institucional.

Su extraña manera de entender el ejercicio de gobierno le muestran incapacitado para ejercer el cargo, ¿cómo aceptar que a las Universidades públicas les niegue recursos; y a los delincuentes consumados como es el caso de los normalistas rurales, les tolere toda clase de delitos y no solo eso, sino que les conceda cuanta barbaridad le soliciten estos falsos maestros?

Pongamos las cosas en la necesaria dimensión de manera que se pueda entender la gravedad de los delitos cometidos por estos monstruos sociales. Los camiones robados, cada unidad cuesta nada menos que $ 6’189,856 pesos M.N. (seis millones ciento ochenta y nueve mil ochocientos cincuenta y seis pesos), y hablamos de un camión marca Volvo, el más sencillo y con dos ejes, pues con tres ejes y más equipo el costo de las unidades aumenta considerablemente.

Si sumamos el costo de los 92 camiones robados nos da un total de ————- $ 569’466,752 pesos. Sí, leyó usted bien, el monto de lo robado es de QUINIENTOS SESENTA Y NUEVE MILLONES, cantidad que no parece importar al presidente ni a las autoridades encargadas de perseguir delitos e impartir justicia en este país.

Agréguele a los delitos (los camiones no eran de una sola persona, por tanto los afectados son muchos) el SECUESTRO de los 92 choferes, y no puede, ni debe admitirse semejante IMPUNIDAD, en este caso, promovida, permitida y premiada por el gobierno federal, que aunque ha pretendido minimizar los hechos es imposible tapar el sol con un dedo, recordándoles al efecto lo que dice el Código Penal Federal al respecto:

 Artículo 366. Al que prive de la libertad a otro se le aplicará:

1.    De quince a cuarenta años de prisión y de quinientos a dos mil días multa, si la privación de la libertad se efectúa con el propósito de:

1.    Obtener rescate;

2.    Detener en calidad de rehén a una persona y amenazar con privarla de la vida o con causarle daño, para que la autoridad o un particular realice o deje de realizar un acto cualquiera, o .

3.    Causar daño o perjuicio a la persona privada de la libertad o a cualquier otra.

4.    Cometer secuestro exprés, desde el momento mismo de su realización, entendiéndose por éste, el que, para ejecutar los delitos de robo o extorsión, prive de la libertad a otro. Lo anterior, con independencia de las demás sanciones que conforme a este Código le correspondan por otros delitos que de su conducta resulten.

2.    De veinte a cuarenta años de prisión y de dos mil a cuatro mil días multa, si en la privación de la libertad a que se hace referencia en la fracción anterior concurre alguna o algunas de las circunstancias siguientes:

1.    Que se realice en camino público o en lugar desprotegido o solitario;

2.    Que el autor sea o haya sido integrante de alguna institución de seguridad pública, o se ostente como tal sin serlo;

3.    Que quienes lo lleven a cabo obren en grupo de dos o más personas;

Queda claro que además de la impunidad, la austeridad republicana predicada por el presidente tabasqueño, es un asunto maniqueo, una deformidad moral producto de una personalidad totalmente irregular, que a lo malo dice bueno y a lo malo bueno, en la que el daño causado al otro, al ciudadano que no es de Morena pero que debería ser protegido por la ley, no importa. Que para los únicos que hay respuesta positiva e inmediata desde la presidencia es para los que le apoyaron y siente identificación de grupo, es decir, ayotzinapos, normalistas rurales, maistros vàndalos de la CNTE, grupos anarquistas, violentos y chantajistas. En una palabra, para todos aquellos que han vivido del chantaje social, de la presión, de la industria de las marchas y manifestaciones, para ellos el aprecio y respuesta inmediata.

En cambio para los ciudadanos que trabajan, que producen, que pagan impuestos, que permiten que este país se haya mantenido de pie (a pesar de gobernantes y políticos), para ellos ni siquiera la protección mínima de la ley a sus personas, bienes y patrimonios. Para ellos solo desprecio, ninguneo, ataques desde las conferencias mañaneras, reformas laborales y hacendarias draconianas, incluso de terrorismo fiscal (propias de regímenes totalitarios).

No es un asunto de derechas ni de izquierdas, ni de partidos políticos, es un asunto de simple sometimiento al orden legal establecido; legalidad que al presidente López Obrador parece no importar en absoluto (razón por la que muchos nos oponíamos a su persona). Y es que, al no aplicar la ley, México se hunde rápidamente en la ilegalidad y en la autocracia, en un país cuya democracia está ya gravemente atacada por este cáncer (autocracia), en una enfermedad que acaba con los países y cuyo primer síntoma maligno es la no aplicación de la ley. Es tiempo por tanto que las voces sociales en este país (universidades, empresarios, cámaras industriales y comerciales, medios de comunicación, escritores y artistas, agrupaciones y demás) hagan saber al presidente su desacuerdo ante su indiferencia para hacer valer el estado de derecho y le conminen de plano, a hacer valer la ley o a su renuncia. Punto.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

 

Email: mahergo50@hotmail.com

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Se ha dicho hasta el hastìo que los pueblos que no revisan la historia estàn condenados a repetir los errores. Respecto al actual presidente del paìs, esta columna lo ha señalado una y otra vez como una persona no apta para la titularidad del Ejecutivo, de hecho, hoy repasaremos un artìculo publicado en este espacio la semana del 24 de febrero al 2 de marzo (2018), titulado: “DE MESÌAS TROPICAL A CALEB”. Revise el lector y verà si se advirtiò o no acerca del entonces candidato a la presidencia y compàrelo con nuestra realidad presente:

“O de plano es un enfermo mental sin remedio o un cínico a prueba de todo. Hace algunos años Enrique Krauze hizo un interesante análisis derivado de una entrevista, calificándole como “el mesías tropical” (Letras Libres No.57). En días pasados, el analizado arremetió contra Krauze, como también en contra de Jesús Silva-Herzog Márquez y Raymundo Riva Palacio. Así son los iluminados, no admiten jamás la voz de la crítica (la autocrítica se da por desechada).

Entre otras muchas cosas, Krauze escribió de nuestro personaje, que no es otro que AMLO: “López Obrador había afirmado, en innumerables ocasiones, que admiraba a Benito Juárez sobre todos los seres en la tierra. Pero su identificación política con Juárez era, sencillamente, insostenible… López Obrador decía admirar a Juárez por haber integrado su gabinete con los mejores mexicanos, pero de su propio gabinete no podía predicar lo mismo. Un video que se trasmitió en 2004 por la televisión abierta mostraba a su secretario de Finanzas del gobierno del DF apostando cuantiosas sumas en una habitación reservada a clientes VIP en Las Vegas. A los pocos días, un nuevo video mostraba a su principal operador político tomando fajos de dinero de manos de un empresario consentido por los anteriores gobiernos del PRD. Aunque ambos funcionarios fueron separados de sus cargos y sometidos a juicio, la estrategia política de López Obrador no consistió en honrar su lema de gobierno (la “honestidad valiente”) sino en relativizar los hechos, desmarcarse de toda responsabilidad, y por primera vez declararse víctima de un ‘complot’ orquestado por ‘las fuerzas oscuras’, por “los de arriba”.

Muchos años han pasado de aquella publicación, doce para ser exactos, sin embargo, el tabasqueño lejos de componerse da síntomas inequívocos de perder toda sensatez y coherencia. Algo muy propio de dictadores como Hitler, Mussolini, Stalin y demás orates que el mismo pueblo les abrió el camino para llegar al poder.

     Y es que, no se puede entender, como es que este individuo de pocas luces y sobrada soberbia, se atreva a incluir en su imaginario “gabinete” (porque eso es, imaginario) a individuos de la talla de Elva Esther Gordillo (por medio de familiares), al líder minero Napoleón Gómez Urrutia, a Marcelo Ebrard, por mencionar algunos, cuando todos ellos tienen cuentas pendientes con la justicia. Sí, incluyendo a Ebrard, ¿Ya se olvidaron los gravísimos errores y las cuentas mochas de la Línea 12 del Metro y otros escándalos? ¿O el agua bendita del mesías tabasqueño les limpia de todo delito, por multimillonario y grave que sea? La senadora tabasqueña Layda Sansores el jueves le besó la mano a este mesías patito y le pidió suplicante “no se olvide de nosotros” (El Universal, 22/Feb/2018).

En días recientes un grupito de pastores evangélicos violando los preceptos bíblicos y agrupados como “partido político” (PES), en una exhibicionista y repugnante reunión ―repugnante desde el campo de la fe― no solo se atrevieron a desobedecer la Escritura nombrando como “su candidato” a AMLO, incluso se atrevieron a comparar al tabasqueño con Caleb, el compañero de Josué. Héroes bíblicos que para judíos y cristianos representan modelos de vida por demás inspiradores; inspiración de la que carece del todo López Obrador.

Arropado por pastores neo cristianos (eso son los evangélicos, ni se identifican con el protestantismo histórico heredero de la Reforma, y a la iglesia católica la abandonaron hace algunas décadas o lustros): la mayoría de ellos carentes de una formación ministerial y educativa sólida y en plena desobediencia a la Biblia (que aseguran tener como base de su fe): se metieron desde la plataforma eclesial al campo de la política, lo cual no les es permitido, ni por la ley divina (Biblia) ni por la humana (Constitución).

Pero no pararon allí. Dominados por el furor de un mundo que desconocen y quizá dominados también por la ambición futura, dieron rienda suelta a sus emociones al punto de comparar a López Obrador con Caleb (que significa “perro fiel”). Gran desatino. Eso mismo hicieron muchos cristianos a principios de los años 30 en Alemania. Sin orar y sin preguntar a Dios cuál era su voluntad, se entregaron a un líder político malvado y simulador que  perseguiría a los verdaderos cristianos (a los judíos no se diga, 6’000,000 de ellos fueron asesinados en los campos de exterminio). Solo un puñado de fervientes cristianos agrupados en la llamada «Iglesia Confesante», entre ellos el teólogo Dietrich Bonhoeffer, se atrevieron a enfrentar al simulador llamado Adolfo Hitler (que ante los cristianos, católicos y protestantes, solía fingir ser uno más, cuando lo cierto es que detestaba la fe y a los verdaderos creyentes).

A tal extremo ha llegado la farsa del tabasqueño, que el pasado día 20 (febrero) propuso una constitución moral. Claro, al estilo de la mente limitada y torcida de este líder de pies de barro ¿Qué verdadero creyente ―me refiero a un judío o un cristiano―, puede votar por un candidato que apoya a homosexuales, lesbianas y cuanta desviación sexual pueda existir, cuando las Sagradas Escrituras marcan principios absolutamente contrarios?

¿Cómo conciliarán los líderes religiosos del PES su cuestionada fe con estas expresiones de degradación humana? La Biblia lo dice y advierte con todas sus letras: “No erréis… ni los afeminados, ni los que se echan con varones… heredarán al reino de Dios” (1ª Cor 6:9-10). En su vida privada el ciudadano tiene libertad de acción y elección, Dios y la Constitución se lo permiten, si bien ambas advierten también contra los que violan sus preceptos.

Ciertamente Dios es capaz de perdonar a una persona que haya caído en estas u otras conductas, pero no se debe olvidar que el arrepentimiento va acompañado de obediencia, es decir, de un cambio de vida. Cuando Jesús dijo que la puerta de acceso al Reino de Dios es recta y angosta lo dijo en serio. Como todo lo que enseña la Biblia. ¿Será que los ciegos andan guiando ciegos?

Si unirse de manera corporativa estos grupos de evangélicos es en sí ya un grave desatino, comparar a López Obrador con Caleb carece de nombre. Las sandalias y ropaje de aquel hijo de la tribu de Judá, le quedan demasiado grandes a este hablador sin escrúpulos. El tabasqueño ya pisó tierra que no le es permitido pisar, lo peor es que estos pastores, tan ligeros de palabras y hechos como los falsos profetas que condena el Antiguo Testamento, le han dado un sitio y un nombre que Dios no le ha dado en absoluto.

Estamos a tiempo. El arrepentimiento, la reflexión, y la sensatez merecen tener espacio. No debemos admitir que este falso mesías y ahora pretenso líder intente meter a esta gente a una tierra prometida que solo existe en su ególatra y desviada mente. En marzo de 1933, el reconocido intelectual alemán Félix Noeggerath, escribió una carta a uno de sus amigos que nos hace pensar en nuestra realidad presente y con eso concluimos: “Alemania ha renunciado de un día para el otro a su mejor tradición intelectual y moral y se ha lanzado a algo que dudo en llamar futuro”.

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

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No cabe duda que estamos viviendo el mundo al revés. En verdad que resulta nauseabundo lo que están haciendo el gobierno y gran parte de los medios con relación al quinto aniversario luctuoso de los chamacos de la Normal de Ayotzinapa (que no tiene nada de normal), detenidos por policías y asesinados por bandas de delincuentes. Hecho que debiendo ser manejado conforme a derecho, lo cual obligaba a señalar también los actos delictivos de los difuntos, se ha tratado políticamente de manera retorcida y ajena totalmente a lo que señala la ley.

     En ningún momento se ha sabido que a los dueños de los autobuses robados por los ayotzinapos se les haya cubierto la reparación del daño. De hecho jamás se les da voz a este tipo de afectados por estos ilícitos, como si los costosos autobuses (que valen mucho dinero) no existieran o fuesen bienes mostrencos. En un estado real de derecho los padres de los chamacos asesinados; el mismo derecho que tenían para reclamar la muerte de sus hijos, lo tenían en obligación para cubrir los daños millonarios causados por sus hijos.

La sociedad se hace demasiadas preguntas y para ella no hay ninguna respuesta, ni del gobierno, ni de la prensa que trae la brújula extraviada (o se comporta como órgano oficioso del estado) ¿Quién mantiene a los padres de los jóvenes asesinados? Se dicen campesinos pobres y viajan desde entonces, y los viajes cuestan, y mucho, no trabajan y no se sabe de dónde vienen sus ingresos.

¿Quién les paga a su(s) abogado(s), que también comen, viajan, viáticos, que cuando menos el que se está a la vista lo hace de tiempo completo? Todo abogado sabe perfectamente que de un solo asunto ningún litigante se puede mantener, menos si su cliente es pobre (como aseguran sus asesorados). ¿Quién les paga los numerosos y costosos viáticos a los padres y a los abogados pues hasta Estados Unidos y Europa han viajado, quién paga toda esta costosa y larga campaña?

Una campaña que se inicia en Iguala, a la 1:30 de la madrugada, a más de 200 kilómetros de la Normal de Ayotzinapa, con camiones robados y repletos de chamacos vandalizando y según se ha dicho, mezclados con delincuentes profesionales, en una ciudad cuyas autoridades municipales (el matrimonio Abarca) habían sido apoyadas por Andrés Manuel López Obrador, pero que junto con la policía municipal, estaban ligados absolutamente a una banda de narcotraficantes.

No se les cayó el templo de la Parroquia a los muchachos cuando estaban orando. Andaban delinquiendo, a bordo de costosos autobuses robados, en horas de la madrugada y a cientos de kilómetros de su escuela. No estaban en las aulas, estaban cometiendo ilícitos, es decir NO SON HÉROES, ANDABAN DELINQUIENDO. Muy lamentable su muerte y muy dolorosa para sus padres, sin embargo, para quienes lo somos también, un padre normal se quedaría en su casa por un buen tiempo para hacer duelo por su hijo.

Así que lo que hicieron el jueves 26 en la capital del país, los actos vandálicos en los que se cometieron infinidad de delitos contra infinidad de negocios y edificios históricos, no corresponden en absoluto a los hechos de hace 5 años en Iguala. Los hechos nos muestran a 43 jóvenes delinquiendo, mientras que las huestes del nuevo gobierno tratan a la manera de la anti utopía de George Orwell (1984) reinventar la historia y presentarla totalmente falseada. Repetirla hasta el hastío hasta meterla en la cabeza a generaciones de jóvenes cuyos conocimientos, valores y madurez intelectual, no tienen la misma formación de antaño, de aquella de la que recibimos por siglos.

    Decíamos que estos vándalos llegaron a la ciudad de México este miércoles 25 de septiembre para exigir en una manifestación (una más) la aparición de sus compañeros muertos. Hasta aquí vamos relativamente bien, el problema de fondo, además de la estupidez de pedir con vida a los que están muertos, es que llegaron en 20 camiones de pasajeros de lujo. Todos robados por ellos y secuestrado a los choferes (literalmente), que el dinero para los viáticos debió de salir de algún lado y como son vándalos profesionales, alérgicos al trabajo, se da la presunción que es dinero mal habido.

Cualquier persona, mexicano o no, que se robe, no un autobús, una simple bicicleta y la autoridad se entere, de inmediato sería detenido y consignado a la autoridad. Pero estamos hablando de un robo cuyo monto supera los 10 millones, además de que el secuestro de los choferes es delito grave. Para estos delincuentes no hay leyes ni gobierno que las aplique, exhibiéndose la 4T como un simple grupo pseudo político que llegó al poder por medio de las urnas, pero que no actúa como es su deber, que su protesta al recibir el poder fue en vano. Han caído en perjuro, viven y permiten vivir fuera de la ley.

Las declaraciones del presidente López Obrador así lo demuestran: “quienes cometieron estos actos no tienen respaldo de los ciudadanos, no son de izquierda, sino más bien conservadores, que perjudican al movimiento de los familiares de los jóvenes que quieren encontrar a los estudiantes desaparecidos”.

Queriendo dar clases de ideología, que no es su fuerte (todos sabemos que duró nueve años para sacar la carrera y reprobó muchas materias), el presidente se atrevió a declarar también: “imagínense, ¿cómo van a ser anarquistas los que destruyen una librería? Eso no tiene nada que ver con el movimiento de izquierda, eso se acerca más a otras cosas, al conservadurismo”. Qué pena y qué difícil para México que el titular del Ejecutivo no distinga de ideologías y confunda corrientes y pensamientos radicales con la izquierda. El hecho que el partido de su propiedad (MoReNa) haya tomado el nombre del periódico de Ricardo Flores Magón (“Regeneración”), no significa que conozca a fondo su ideología, bastará señalar que para este anarquista la trinidad satánica era: “clero, capital y gobierno”.

Concluyamos. Los jóvenes asesinados en Iguala hace 5 años no eran ningunos héroes, nunca lo serán, aunque AMLO diga lo que diga. Así que si quiere realmente que se le respete como presidente, debe dejar de promover cuestiones políticas torcidas y gobernar para todos los mexicanos (PARA TODOS), trabajar para que el estado de derecho sea restablecido. Y una manera de hacerlo notar sería pidiendo cuentas a los padres de los 43 asesinados acerca de los 20 autobuses robados en los que llegaron a la ciudad de México y de los choferes que secuestraron para conducirlos; como también meter a la cárcel a los anarquistas que dañaron negocios y edificios públicos (obligándolos a cubrir la reparación de los daños). De no actuar como marca la ley, nos encontramos ante una simple farsa republicana. Una más.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

 

Email: mahergo50@hotmail.com

 

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Antes que ciudadanos somos personas, individuos con anhelos, afectos, proyectos, deseos, metas y sentimientos, que en la inmensa mayoría no están satisfechos ni respetados casi ninguno. Para los gobernantes y políticos todo indica que nos les importan en absoluto las personas, sus acciones de gobierno así lo demuestran. Para ellos son simples números, votos para hacerse del poder y mantenerse en él. Nada más.

El mexicano como persona se encuentra terriblemente agobiado y a sus gobiernos no les interesa su condición, aunque declaren mintiendo en los medios. La sangre que se derrama día con día a lo largo y ancho del país con total impunidad mantiene a la sociedad en permanente estado de angustia. Duele decirlo, pero resulta cínico que el presidente se atreva a decir que somos un pueblo feliz, feliz, feliz. Feliz está él y sus incondicionales de Morena. Nada más.

La desaparición de jóvenes en el país (todos los días) es un verdadero escándalo que en cualquier otro país ya hubiera caído el gobierno y aquí no pasa nada. Padres, madres y hermanos que lloran y viven angustiados por la desaparición de alguno de los suyos, además de que les arrebata la paz familiar y les sume en una angustia permanente, les lleva a vagar mendingando ayuda a un estado indolente, inútil, omiso en sus muchos deberes, incapaz siquiera de atenderlos con tacto en los SEMEFOS cuando buscan a sus seres amados entre los muertos. Ni para eso sirven.

En Jalisco todos los días desaparecen 7 jóvenes y el gobierno en sus tres niveles y en sus tres poderes no hace nada para detener esta desgracia propia de países en guerra, que si se suman estas desapariciones a las que suceden en todo el país la cifra es de horror. En México es tal el cinismo de nuestros gobernantes que no pasa nada, tratan cínicamente de aparentar que todo marcha bien. Que somos felices, que los que se quejan son de los contrarios, de los conservadores, de los fifís, de los corruptos, de la mafia del poder ¿Cómo se sentirán todos esos padres de familia escuchar semejantes ofensas que no tienen nada que ver con su pena, con su realidad? Sin duda que salir de casa al mundo exterior se ha vuelto terrible.

Los agobios del trabajo, ya sea en un negocio o como empleado aumentan en la misma medida de la impunidad que gozan los delincuentes, ya sea con credencial o sin ella. Desde el inspector que extorsiona para no levantar una multa inventada, hasta las bandas que cobran el derecho de piso (extorsión o impuesto de la delincuencia), azote al que se agregan los asaltos violentos, los vendedores de drogas y los funcionarios fariseos que a diario inventan exigencias a negocios y personas, como si el gobierno tuviera cara alguna para exigir.

Una sociedad en la que los pervertidos y degenerados pretenden decir a las familias mexicanas cómo debe regirse la sociedad, inventando para ello sexos que no existen en la naturaleza y preferencias que son contra natura, negando a las familias su derecho a disentir y a permanecer en sus creencias; creencias que por miles de años mantuvieron en alto los valores y concediendo de paso sentido existencial; sin olvidar que Dios y la Constitución les permiten creer en la cosmovisión religiosa que gusten. Punto.

Una sociedad esquizofrénica que condena a los fumadores de tabaco y legisla para que los drogadictos fumadores de mariguana lo hagan con toda libertad; que concede a los perros trato de personas y a las personas trato de perros.

   Una sociedad incrédula que dando la espalda al Dios que se revela en las Sagradas Escrituras expresándole su amor y mensaje eterno (a través de la redención) del cual se mantuvo unido por miles de años; ha caído en el posmodernismo en un nihilismo no confesado, incluso en un paganismo que se creía extinto (como lo mostro el presidente el 1º de diciembre pasado al arrodillarse ante brujos indígenas en la Plaza de la Constitución).

Una sociedad en la que el presidente en un acto absoluto de incongruencia rinde en el Zócalo homenaje el 19 de septiembre (2019) —con la bandera a media asta— a los muertos por el terremoto de 1985, en tanto que los más de 25 mil  de mexicanos asesinados durante los casi diez meses de su gobierno solo le merecen silencio e indiferencia (e impunidad total para los criminales).

    Una sociedad en la que bandas de delincuentes que cobran como maestros pero que son maistros del desmadre y la anarquía (CNTE), dictan al Congreso las leyes de educación; mientras que los niños a su cuidado se sumen día con día en la ignorancia y la impreparación, en borregos sometidos al pastoreo de estos vándalos que intentan permanecer en el poder y no soltarlo, condenando a los infantes al peor de los futuros.

Una sociedad en que los delincuentes son protegidos por el gobierno, policías, jueces y derechos humanos, en tanto que las víctimas carecen de protección alguna y el daño recibido jamás es reparado.

    Una sociedad en que la justicia ha desaparecido, quedando en lugar suyo un aparato judicial (en lo civil, penal, laboral, mercantil, familiar, fiscalías, etcétera) que utiliza los códigos a contentillo, al mejor postor y a gusto del juzgador pero siempre escudándose en ciertos artículos para aparentar legalidad, que no justicia; bien social perdido desde hace mucho tiempo en este país, en el que todo indica que los valores desaparecieron y las mentes de jueces y magistrados se torcieron (un aplauso para aquellos que mantienen la rectitud) sin que se advierta cambio alguno.

Un país en el que los ciudadanos salen con miedo a la calle, los padres temen que les secuestren o desaparezcan sus hijos, que se los envicie en la droga un desgraciado de los muchos que abundan en las calles. Un país en que se premia a los flojos y se castiga a los que trabajan y producen; que ataca despiadadamente y por distintos frentes a las clases medias pasando por alto que son las que mantienen al país (y a todos los funcionarios y empleados del gobierno); que elogia en la cultura a las mentes torcidas y envía al ostracismo al que pretende aportar algo positivo. Ese es el mundo exterior para el mexicano en general, un mundo que ya aterroriza a millones, que produce suicidios y ansiedades. Queda sin embargo el mundo interior, un mundo en el que si se le abre la puerta al Autor de la vida, su Espíritu y Palabra además de conceder una paz que sobrepasa todo entendimiento, es capaz de conceder fuerzas para salir al mundo exterior.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

Email: mahergo50@hotmail.com

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