Opinión

Antes que ciudadanos somos personas, individuos con anhelos, afectos, proyectos, deseos, metas y sentimientos, que en la inmensa mayoría no están satisfechos ni respetados casi ninguno. Para los gobernantes y políticos todo indica que nos les importan en absoluto las personas, sus acciones de gobierno así lo demuestran. Para ellos son simples números, votos para hacerse del poder y mantenerse en él. Nada más.

El mexicano como persona se encuentra terriblemente agobiado y a sus gobiernos no les interesa su condición, aunque declaren mintiendo en los medios. La sangre que se derrama día con día a lo largo y ancho del país con total impunidad mantiene a la sociedad en permanente estado de angustia. Duele decirlo, pero resulta cínico que el presidente se atreva a decir que somos un pueblo feliz, feliz, feliz. Feliz está él y sus incondicionales de Morena. Nada más.

La desaparición de jóvenes en el país (todos los días) es un verdadero escándalo que en cualquier otro país ya hubiera caído el gobierno y aquí no pasa nada. Padres, madres y hermanos que lloran y viven angustiados por la desaparición de alguno de los suyos, además de que les arrebata la paz familiar y les sume en una angustia permanente, les lleva a vagar mendingando ayuda a un estado indolente, inútil, omiso en sus muchos deberes, incapaz siquiera de atenderlos con tacto en los SEMEFOS cuando buscan a sus seres amados entre los muertos. Ni para eso sirven.

En Jalisco todos los días desaparecen 7 jóvenes y el gobierno en sus tres niveles y en sus tres poderes no hace nada para detener esta desgracia propia de países en guerra, que si se suman estas desapariciones a las que suceden en todo el país la cifra es de horror. En México es tal el cinismo de nuestros gobernantes que no pasa nada, tratan cínicamente de aparentar que todo marcha bien. Que somos felices, que los que se quejan son de los contrarios, de los conservadores, de los fifís, de los corruptos, de la mafia del poder ¿Cómo se sentirán todos esos padres de familia escuchar semejantes ofensas que no tienen nada que ver con su pena, con su realidad? Sin duda que salir de casa al mundo exterior se ha vuelto terrible.

Los agobios del trabajo, ya sea en un negocio o como empleado aumentan en la misma medida de la impunidad que gozan los delincuentes, ya sea con credencial o sin ella. Desde el inspector que extorsiona para no levantar una multa inventada, hasta las bandas que cobran el derecho de piso (extorsión o impuesto de la delincuencia), azote al que se agregan los asaltos violentos, los vendedores de drogas y los funcionarios fariseos que a diario inventan exigencias a negocios y personas, como si el gobierno tuviera cara alguna para exigir.

Una sociedad en la que los pervertidos y degenerados pretenden decir a las familias mexicanas cómo debe regirse la sociedad, inventando para ello sexos que no existen en la naturaleza y preferencias que son contra natura, negando a las familias su derecho a disentir y a permanecer en sus creencias; creencias que por miles de años mantuvieron en alto los valores y concediendo de paso sentido existencial; sin olvidar que Dios y la Constitución les permiten creer en la cosmovisión religiosa que gusten. Punto.

Una sociedad esquizofrénica que condena a los fumadores de tabaco y legisla para que los drogadictos fumadores de mariguana lo hagan con toda libertad; que concede a los perros trato de personas y a las personas trato de perros.

   Una sociedad incrédula que dando la espalda al Dios que se revela en las Sagradas Escrituras expresándole su amor y mensaje eterno (a través de la redención) del cual se mantuvo unido por miles de años; ha caído en el posmodernismo en un nihilismo no confesado, incluso en un paganismo que se creía extinto (como lo mostro el presidente el 1º de diciembre pasado al arrodillarse ante brujos indígenas en la Plaza de la Constitución).

Una sociedad en la que el presidente en un acto absoluto de incongruencia rinde en el Zócalo homenaje el 19 de septiembre (2019) —con la bandera a media asta— a los muertos por el terremoto de 1985, en tanto que los más de 25 mil  de mexicanos asesinados durante los casi diez meses de su gobierno solo le merecen silencio e indiferencia (e impunidad total para los criminales).

    Una sociedad en la que bandas de delincuentes que cobran como maestros pero que son maistros del desmadre y la anarquía (CNTE), dictan al Congreso las leyes de educación; mientras que los niños a su cuidado se sumen día con día en la ignorancia y la impreparación, en borregos sometidos al pastoreo de estos vándalos que intentan permanecer en el poder y no soltarlo, condenando a los infantes al peor de los futuros.

Una sociedad en que los delincuentes son protegidos por el gobierno, policías, jueces y derechos humanos, en tanto que las víctimas carecen de protección alguna y el daño recibido jamás es reparado.

    Una sociedad en que la justicia ha desaparecido, quedando en lugar suyo un aparato judicial (en lo civil, penal, laboral, mercantil, familiar, fiscalías, etcétera) que utiliza los códigos a contentillo, al mejor postor y a gusto del juzgador pero siempre escudándose en ciertos artículos para aparentar legalidad, que no justicia; bien social perdido desde hace mucho tiempo en este país, en el que todo indica que los valores desaparecieron y las mentes de jueces y magistrados se torcieron (un aplauso para aquellos que mantienen la rectitud) sin que se advierta cambio alguno.

Un país en el que los ciudadanos salen con miedo a la calle, los padres temen que les secuestren o desaparezcan sus hijos, que se los envicie en la droga un desgraciado de los muchos que abundan en las calles. Un país en que se premia a los flojos y se castiga a los que trabajan y producen; que ataca despiadadamente y por distintos frentes a las clases medias pasando por alto que son las que mantienen al país (y a todos los funcionarios y empleados del gobierno); que elogia en la cultura a las mentes torcidas y envía al ostracismo al que pretende aportar algo positivo. Ese es el mundo exterior para el mexicano en general, un mundo que ya aterroriza a millones, que produce suicidios y ansiedades. Queda sin embargo el mundo interior, un mundo en el que si se le abre la puerta al Autor de la vida, su Espíritu y Palabra además de conceder una paz que sobrepasa todo entendimiento, es capaz de conceder fuerzas para salir al mundo exterior.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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El título está largo, pero había que reflejar la situación del país. Una situación que de no cambiar de rumbo más temprano que tarde caeremos en el caos, y es que, el presidente López Obrador no quiere entender que solo sus incondicionales lo aman, el resto de los que votaron por él, que son más, lo hicieron en base a sus propuestas de campaña pero no porque lo ‘amen’.

     Tendrá que aceptar también, de hecho él lo sabe perfectamente (aunque su ego le diga lo contrario), que esa multitud de jóvenes, viejos, becarios y cuanta persona recibe dinero público de su gobierno, le siguen por interés. No porque lo quieran, pues en el momento que les deje de dar el amor se acabará.

     Pero sobre todo tendrá que aceptar que su política para atacar las cada vez mayores hordas de delincuentes (multiplicadas a causa de la IMPUNIDAD) está fracasada. No sirve absolutamente para nada.

     En repetidas ocasiones ha expresado su deseo de pasar a la historia, todos los presidentes pasan, eso lo puede tener por seguro. El problema es cómo pasan y son sus acciones de gobierno las que los distinguen para bien o para mal. Perdió más de seis meses escudándose en que iba a crear la Guardia Nacional para poner orden, cuando lo cierto es que podía poner orden con los cuerpos policíacos y el ejército. Lo peor del caso es que ya teniéndola no ha servido más que para engrosar la nómina. Y algo más ¡para que las bandas de criminales y sus corrompidas familias y comunidades los humillen, golpeen y hasta los desarmen!

      Ciertamente ya comenzó a escribir sus acciones en la historia nacional. Acciones que además de exhibirle como un presidente que protestó en vano cumplir y hacer cumplir la ley, pues no hay nadie que someta a tanto asesino y delincuente, y en días recientes se atrevió a decir a los criminales que no delincan, que “piensen en sus mamacitas” ¿No sabrá el presidente que esta caterva no tiene madre?

      Ya tenía tiempo predicando que “abrazos y no balazos”. Si esto pensaba desde que andaba en campaña lo hubiera dicho abiertamente; si tenía problemas de conciencia para hacer uso de la fuerza pública al aplicar la ley (lo cual implica la muerte de personas), es una deshonestidad de su parte haber contendido por la presidencia de la República, sobre todo sabiendo sus terribles condiciones de inseguridad (a causa de la impunidad, corrupción de las policías, de los poderes judiciales estatales y federal, y de no pocos gobiernos estatales y el federal).

     Los delincuentes en Jalisco siguen derramando sangre inocente y no hay gobierno alguno, en los tres niveles y en los tres poderes que haga algo, será suficiente con señalar que a media semana un padre de familia con sus dos gemelitas llegó a una tienda, un par de hienas (de los que AMLO dice que lo hagan “por su mamacita”) asesinaron al padre que no quería darles la llave porque sus hijas estaban dentro, y el tendero, al ver el abuso de aquellos desalmados intentó mediar para que se detuvieran. También lo asesinaron y se llevaron la camioneta (misma que abandonaron a los pocos kilómetros con las niñas a bordo).

      Algo no está bien en la cabeza del presidente, y me refiero como titular del poder Ejecutivo (pues como persona en lo individual puede creer lo que él quiera). No puede tomarse las atribuciones que se ha tomado ni anteponer sus opiniones personales por encima de la Constitución ni de cuanto Código Penal existe en México. Y es que mientras que los asesinos, secuestradores, terroristas (como los que prendieron fuego a la cantina en Coatzacoalcos), extorsionadores, narcos, maistros delincuentes de la CNTE y demás fauna criminal tienen aterrorizado al país entero, el presidente se limita a decirles “¡fúchila, guácala!”

     Queda claro que el presidente no está cumpliendo con sus funciones. La Constitución y todos los Códigos Penales y de Procedimientos Penales del país no existen en su pequeño mundo palaciego, en su eterna ilusión de llegar a Palacio Nacional. Una ilusión, que aunque legítima, eso no se le regatea, lo cierto sin embargo es que conlleva muchas y muy duras responsabilidades. Responsabilidades que no quiere asumir evadiéndose con frases absurdas y fuera de la ley.

      Lo peor de todo es su contraste CON LOS MEXICANOS QUE TRABAJAN, con los que mantienen el país de pie. Con ellos tanto él como sus empleados del SAT y en las Cámaras han tomado una posición que además de absurda, exhibe una insensibilidad y desprecio total. Queda claro que ni él ni gran parte de sus colaboradores han trabajado en el sector privado. No saben cómo ganarse el pan de cada día en una sociedad largamente agobiada por la delincuencia y muchos, pero muchos otros factores.

     Agobio al que se ha añadido la amenaza de la Ley de extinción de dominio, en la que aquellos que han logrado mediante su esfuerzo e inteligencia hacerse de un patrimonio pueden quedar sin sus bienes y en la cárcel. Todo por hacer algún negocio con alguna persona que aparente ser decente, pero resulte delincuente (de las que sobran, incluso entre la clase política).

     Y como no les fuera suficiente a los Torquemada de la 4-T, en lugar de detener, consignar y procesar a los mafiosos que se dedican al negocio de las facturas falsas, han legislado para que el ciudadano pacífico y trabajador que se vea inmiscuido en una factura de este tipo sea considerado como parte de la delincuencia organizada y un enemigo público que amenaza la seguridad nacional.

     Queda muy claro que el nuevo gobierno federal, diputados, senadores, funcionarios del SAT y demás carecen de toda sensibilidad y respeto hacia los que trabajan en este país. Con los que hacen posible que todos comamos y vivamos que podíamos pasarla mejor por supuesto—, pero que contra ellos son implacables. Cosa que no sucede con las incontables bandas de asesinos y delincuentes. Para los primeros, trato de criminales, en cambio para los segundos, para los verdaderos criminales abrazos, no balazos. En todo caso y llegando al extremo, apenas les lanzan un ¡fúchila y guácala, diantres de desobedientes con sus mamacitas! (aunque no tengan madre estos malvados). Urge que el presidente y su gabinete cambien de actitud, se coloquen del lado del verdadero pueblo y se desmarquen de los criminales que tanto daño han hecho y están haciendo a los mexicanos, pero sobre todo, que les APLIQUEN TODO EL PESO DE LA LEY.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

 

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Los escritores tenemos algo que nos empuja constantemente a plasmar en el papel las cosas que vemos o las ideas que brotan en nuestra mente. Es parte de nuestra experiencia personal, reflejo de lo cotidiano y de lo trascendente en el que quedan los textos a manera de testigos, así ha sido y espero que continúe, pues los aparatos jamás suplirán al placer y comodidad del libro impreso.

 

     Así que con la amistad que las letras conceden, comparto a los lectores de esta añeja columna periodística (iniciada en 1986) el nacimiento de mi más reciente libro, el cual se titula «EL OCASO DE MÉXICO» una recopilación de los artículos publicados por su servidor en el año 2018.

     Hay periodismo que se convierte en historia, en parámetro de medición y recordatorio de logros y yerros, de aciertos y corrupciones, de glorias y fracasos, de promesas y engaños; un periodismo que logra mantenerse vigente al no perder actualidad los temas tratados. Para dar una idea del contenido del libro comparto al lector algunos textos en espera de su interés:

“Las condiciones del país como del periodismo en México en el siglo veintiuno son terribles, se puede decir que se encuentran en una de las peores épocas de su historia, antaño, siquiera el enemigo era visible y no se escondía de nadie para atacar o destruir a la prensa. Hoy en día se habla y presume de una libertad de expresión que a diario se ve acosada por múltiples factores, desde los políticos y gubernamentales, que en el caso del gobierno de Andrés Manuel López Obrador,cada vez son más frecuentes y directos, hasta los ataques venidos desde la sociedad, ya sea por medio de las redes sociales que carecen de freno alguno (lo que les permite ofender, hostigar y acusar al periodista profesional sin consecuencia de ningún tipo), como los ataques contra la vida de quienes escribimos…”

 

“El terrible nivel educativo, moral, e intelectual de la inmensa mayoría de los políticos actuales en el país (sin distinción de partidos) no les permite entender, ni por error, el valor de los libros. Formados casi como bandas o pandillas para las que el pueblo (ciudadanos) es tan solo le legitimación para hacerse del dinero y el poder públicos, su egoísmo manifiesto les impide valorar las herramientas que les pudieran permitir no solo entender su función, sino trabajar a favor de los gobernados para los que protestan trabajar (convirtiendo su propuesta trienal o sexenal en un insulto, en una bofetada en el rosto de la sociedad)” (LIBROS: SU ENORME VALOR, pág. 19).

 

“El dueño de Movimiento Ciudadano en Jalisco -y quizá pronto a nivel nacional (a no ser que Dante Delgado despierte)- en uno de sus famosos arrebatos y aires de grandeza, declaró a conocido medio local que: ‘Lo digo desde ahorita, nunca más un gobernador arrodillado ante el Presidente, nunca más Jalisco sometido por la Federación…’ -rematando su bravata fantasiosa- ‘Sea quien sea el Presidente, cuando menos en los próximos seis años, no va a haber un Gobernador que le tenga miedo al Presidente de la República…” (ALFARO Y SUS FANTASÍAS DEMAGÓGICAS, págs.. 83-84).

“El espectáculo ofrecido por el nuevo congreso federal el 1º de septiembre, además de deprimente y bochornoso, ratificó lo que muchos creíamos de esa troupe integrada por toda clase de saltimbanquis de la política, de mercenarios, organizadores de marchas, golpeadores, líderes mafiosos, etcétera, pero sobre todo por individuos que fuera de representarse a sí mismos y a su banda, grupo o lo que sea (que ellos llaman ‘partido’ político), lo cierto es que no nos representan a la mayoría de los mexicanos…   Muchos ciudadanos ilusos y sencillos dieron su voto a estos profesionales del desmadre creyendo que acabarían con la corrupción y el desorden, permitieron que el congreso se poblara de esta gente incapaz e indigna del cargo. Mi respeto para los que guardaron compostura republicana” (CONGRESO: INCAPACEZ E INDIGNOS, pág. 179).

“Ver a López Obradoren su calidad de presidente de la República-arrodillado en el Zócalo de la capital del país, en un rito pagano dirigido por brujos y líderes religiosos indígenas resultó indignante, impropio absolutamente de un jefe de estado. Si él en lo personal es creyente de esas religiones paganas, la Constitución le permite serlo en lo privado, pero atreverse a participar en semejante acto con la investidura presidencial, además de echar por tierra su falso laicismo, de paso acabó con su credibilidad moral en esa área” (NI LAICO, NI CRISTIANO, pág. 241).

“Así que no piensen los morenistas que su jefe inventó el hilo negro. Los abusos y raterías contra los dineros públicos por medio de los sueldos son del dominio público, pero denunciarlo, hacerlo saber, ha sido trabajo de aquellos periodistas que no tenemos compromiso con partido ni gobierno alguno, que no cobramos en nómina oficial alguna. Que tenemos la libertad para decir las cosas que suceden en el país y en lo local, no teniendo más limitaciones que las propias y las de acceso a mayores datos. Que consideramos el oficio una responsabilidad social y un gran honor, por tanto, vale decir con autoridad moral que AMLO no ‘inventó’ el tope salarial que ahora presenta como ley. Que algunos hemos estado insistiendo acerca de este cáncer sin que gobierno alguno (de ningún partido) hubiese hecho algo al respecto. De hecho y como ya se leyó, desde hace 24 años esta columna lo ha denunciado con insistencia, esperemos que esta corte de ministros, magistrados, jueces y demás implicados, entiendan que no es corte de monarquía sino de justicia”(CORRUPTOS E INDOLENTES, págs. 249-250).

     En poco tiempo haré saber a los lectores de esta columna la fecha y lugar de la presentación del libro. Si alguno desea adquirirlo ya puede hacerlo en Librería Cervantes (Juárez 582) en el centro de Guadalajara.

¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!

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Los gobiernos, en sus tres niveles, en paraestatales y dependencias oficiales, por lo general se olvidan de sus muchos deberes para con el pueblo. No con el pueblo de AMLO, tema del artículo de la semana pasada, sino del pueblo mexicano, de todos, de los que votaron y de los que no votamos por López Obrador, que dicho sea de paso, somos la inmensa mayoría (incluyendo a los que no votaron por nadie).

      Olvidan que los mexicanos vivimos aterrorizados por las bandas de criminales, con y sin organizar, y el presidente sale con el absurdo de “abrazos y no balazos”, como si los asesinos, secuestradores, asaltantes, extorsionadores y demás, entendieran otro lenguaje que no fuera el de la fuerza. El sabe perfectamente que los delincuentes entienden solo por la fuerza, por lo que cabe preguntarse si su postura obedece a pactos con los mafiosos, y como no parece ser así, su deber es someterlos de inmediato al imperio de la ley y el estado de derecho.

     ¿Para que hacer tanto alarde con la creación de la Guardia Nacional que cuesta una fortuna todos los días, si nomas los trae paseando y no les permite entrar en acción y someter a los asesinos y delincuentes?¿De què sirve esa Guardia sin un eficiente y bien estructurado cuerpo de inteligencia? Sacar a los uniformados a pasear a las calles no sirve de nada ¿Acaso no hizo lo mismo Peña Nieto con la Policìa Federal?

     Hasta agosto de 2019 la Guardia Nacional y el Ejèrcito (respecto al combate a la delincuencia) nomas han servido para que se burlen los delincuentes de ellos, que los humillen pueblos integrados por gente mala (no el ‘pueblo bueno’ que dice AMLO)por mujeres y niños violentos, fuera de la ley, capaces de ofenderles, de golpearlos, de desarmarlos, de mostrar su inutilidad pública y demostrar que no obstante que la Constituciòn señala que el uso de la fuerza corresponde al estado mexicano; en la actualidad corresponde a los ladrones de combustibles, narcos, y cuanta banda es parte del falso ‘pueblo bueno’ que defiende el presidente (olvidando que su deber, deber para el cual protesto el 1º de diciembre de 2018, es cumplir y hacer cumplir la ley).

     Es tal la desatención a sus muchos deberes, que la salud del pueblo mexicano està en riesgo y agravándose en tan poco tiempo; igual sucede con la educación, la ciencia, con la confianza y certeza jurídica para la inversión privada; y aunque se hable mucho y se haga uso de frases tomadas de la Biblia, no hay ni en la presidencia ni en el gobierno federal testimonio alguno que les avale. La mentira y la falta de humildad son su blasón, aunque los spots hablen de decir la verdad. No se les cree, solo creen aquellos a los que se les regala dinero. Compra de voluntades, pues.

     En los Estados, pongamos el caso de Veracruz, un seguidor de AMLO ganó las elecciones ¿Y?, no basta la amistad, no basta ser incondicional, una gubernatura requiere de formación sòlida, capacidad, inteligencia, de tomar decisiones radicales y trascendentes, en un estado como este en que las bandas de criminales ya se adueñaron de la entidad y el presidente les quiere calmar con ‘abrazos’ cuando lo que piden a gritos es balazos y que los sometan al orden, al imperio de la ley. Corrupción también es contender por cargos para los que no se tiene capacidad. Mentir también es protestar cumplir y hacer cumplir la ley y no hacerlo, en disimular y no hacer nada, en simplemente declarar o señalar a los que estaban antes.

      Rasgarse las vestiduras ante organismos internacionales por la matanza de 8 o 9 mexicanos en El Paso, y en Coatzacoalcos asesinan 29 en una cantina y no hacen nada que no sea lanzar la culpa a otros en lugar de detener a los responsables, consignarlos y poner un alto a la fauna asesina, exhibe su incapacidad y corrupción. Dìa con dìa los negocios en ese Estado cierran sus puertas y López Obrador y su gobernador de adorno (el de Veracruz) no hacen nada por evitarlo. Secuestros, extorsiones y cobro de piso ya casi acabaron con los que pagan impuestos en la entidad ¿Olvidan acaso que de esos impuestos sale para pagar los sueldos de la inmensa burocracia, de los viejitos, de los ninis, de la hasta ahora ornamental Guardia Nacional, etcétera?

      Aunque en el caso de jalisco las cosas no están mejor. El índice de asesinatos en lo que va del año (2019) demuestra la incompetencia del gobierno de Enrique Alfaro, que gusta de utilizar un lenguaje rudo pero que en sus acciones de gobierno son nulas absolutamente. Baste decir que de diciembre de 2018  a mayo de 2019 asesinaron a 1,404 personas en el Estado (Mural 21/Ago/2019), agréguele a la lista los asesinatos cometidos en los meses de junio, julio y agosto y se ratificarà LA INUTILIDAD DEL ACTUAL GOBIERNO ESTATAL. Un gobierno cuyo deber de someter a los criminales no se cumple, ni en ese, ni en casi ningún otro delito. La desaparición de personas, sobre todo de jóvenes, ya es terrorìfica: 3,579 casos en cinco meses, 14.5 por día, (cifras publicadas por Milenio Jalisco, 30/Ago/2019).

     Pero eso sí, implacables con el cobro de multas. Todo lo que represente ingresos para lar arcas públicas está al alza y a la orden del día. La ambición de estos nuevos gobiernos carece de comparativos en el pasado, no hay dinero que les alcance ni les satisfaga sus muchas ambiciones y derroches, aunque como contraparte SE OLVIDAN DE SUS MUCHOS DEBERES para con los ciudadanos. Para ser breves, han salido reprobados, inútiles, ornamentales, onerosos, engreídos y demás.

     Si es el tráfico en la zona metropolitana de la capital de jalisco, los conductores tienen que averiguárselas como puedan, pues los agentes nomás existen para los desfiles y para escoltas cuando visita algún político extranjero o federal. Los accidentes, que cada vez son más a causa que le dan la licencia a cualquiera (lo que importa es el pago) son resueltos por particulares (aseguradoras) y mientras llegan estos señores que legalmente no representan nada, los embotellamientos cotidianos son un calvario para todos los que manejamos. Un verdadero calvario ¿Para qué diantres nos sirve una Secretaria de Vialidad (Tránsito) que no sea para recaudar dinero para el gobierno en turno? Si no cumple con sus deberes el Congreso debería de desaparecerla de inmediato.

     Esta semana me apareció en el buzón de mi casa una multa por $423.00 pesos, según eso por exceso de velocidad. Por conducir a 61 kms en zona de 50, la cuestión es que fue en la carretera de Tlajomulco y nadie va a 50, es decir, el aparatejo lo colocaron solo para recaudar, SI ESO NO ES CORRUPCIÓN, una manera vulgar de llevarse los dineros de los ciudadanos, no se cómo llamarle.

     En los municipios no se diga: las multas por reglamentos, por no pagar algo a tiempo, los aumentos al predial, al agua, el escandalosos negocio de las licencias de construcción para grandes edificios (sin existir obra hidro sanitaria para este tipo de ciudad lo que tarde o temprano colapsarà los servicios públicos en la zona metropolitana) crecen todos los dìas. Jardines y camellones sin  atención, Cruz Verde que ya quiere cobrar como hospital privadoolvidando que son para los que carecen de seguro social o ISSSTE, son algunos de los fracasos del gobierno local. Queda claro que para los gobiernos en los tres niveles, todo es negocio y casi nada es deber. Por esa ruta màs temprano que tarde iremos al fracaso, no es predicción, es afirmación.

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

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