Opinión

Entre más se conoce de Enrique Alfaro Ramírez y Andrés Manuel López Obrador, más se entera uno de su enorme parecido, y no precisamente físico.     No, son sus temperamentos, sus acciones, sus dichos, los que les hermanan como dos gotas de agua. Su carácter mal formado, ególatra, berrinchudo y violento, dispuesto siempre a salirse con la suya (no importa cuántas personas queden tiradas a su paso o los daños que causen), para ellos el otro no existe, ya que dominados por Narciso su cosmovisión justifica todo cuánto hagan. Así ha sido siempre en su vida ¿para qué cambiar?

     El sociólogo francés Gilles Lipovetsky desnuda de manera precisa a este tipo de personas: “La nueva era individualista ha logrado la hazaña de atrofiar en las propias conciencias la autoridad del ideal altruista, ha desculpabilizado el egocentrismo y ha legitimado el derecho a vivir para uno mismo” (El crepúsculo del deber, pág. 131).

     Por cierto, en la FIL pasada invitaron a este prolífico escritor y lo trataron públicamente con descortesía y menosprecio, poniendo como moderadora a una chamaca cuyo mérito único es ser hechura del dueño de la U. de G., pero que en cuestión de letras se moriría de hambre. Téngalo por seguro.

     Continuemos. El dueño de Movimiento Ciudadano en Jalisco ―y quizá pronto a nivel nacional (a no ser que Dante Delgado despierte)― en uno de sus famosos arrebatos y aires de grandeza, declaró a conocido medio local que:

“Lo digo desde ahorita, nunca más un gobernador arrodillado ante el Presidente, nunca más Jalisco sometido por la Federación…”―rematando su bravata fantasiosa― “Sea quien sea el Presidente, cuando menos en los próximos seis años, no va a haber un Gobernador que le tenga miedo al Presidente de la República” (Mural, 2/Abril/2018).

    Queda de manifiesto que la visión política del señor Alfaro Ramírez se encuentra distorsionada, ajena a la realidad. Según se desprende de su fantasiosa concepción republicana los gobernadores viven temerosos y de rodillas ante el Presidente, lo cual además de falso, en la vida real las cosas no son así.

     Dos ejemplos recientes. Alberto Cárdenas Jiménez (a) “Bebeto” cuyo mandato se caracterizó por la improvisación, el maniqueísmo y las novatadas, tuvo absoluta libertad para hacer cuanto se le vino en gana, tan es así que en su desconocimiento del ejercicio de gobierno dejó a los otros poderes a la deriva, situación que ha desembocado en un Jalisco sumergido en el caos y la corrupción. Y es que, el judicial y el legislativo, al no tener quien marcara el rumbo y exigiera el cumplimiento de la ley se envanecieron, convirtiéndose desde entonces en cotos de poder autónomos en los que reina la incapacidad, la corrupción y la impunidad (de los cuales hablaremos próximamente).

    El otro es el de Emilio González Márquez, uno de los peores gobiernos en la historia de Jalisco. Será suficiente con señalar que este virrey cuya piedad resultara tan falsa como la del “Tartufo” de Molliere, sumió a Jalisco en la violencia, en la destrucción del estado de derecho, la impunidad, y los derroches sin fin, que como es del dominio público, este hombre sin escrúpulos y rompiendo todo orden legal fue capaz de gastar de manera discrecional nada menos que $ 74,000’000,000 millones de pesos (setenta y cuatro mil millones de pesos).

     Con la complicidad y silencio del congreso local nunca se le han exigido las cuentas como era su deber, toda vez que se trata de los dineros del pueblo (al que en teoría dicen “servir”), así que de tan solo un año se le fincaron cargos por más de $7,000 millones de pesos (siete mil millones). Gastó los dineros públicos como  mozalbete en prostíbulo con el dinero de sus padres dejado para cubrir hipoteca y otros gastos familiares urgentes. Utilizó la Plaza de la Liberación para cuanta fiesta populista se le antojó y organizó cuanto borchinche se le vino a la mente (incluyendo la Fiesta “Vive el Tequila”).

     Enormes carteles en el centro de la ciudad en los que una paloma bebía tequila de un cántaro, remataban con una vulgar frase propia del dipsómano que cobraba como gobernador: “¡Chúpale pichón”!

     ¿Estos eran gobernadores de rodillas? ¡Por favor! Han hecho lo que han querido. Ha sido en todo caso su incapacidad, frivolidad, falta de inteligencia y honestidad (en todos los sentidos) lo que les ha llevado a que padezcamos sus pésimos gobiernos; a caer en el estado de ingobernabilidad en el que lamentablemente nos encontramos. Resultado obviamente de sus incompetencias y corrupción, la cual no solo consiste en llevarse los dineros públicos, sino en competir por cargos para los que no están preparados (pues carecen de la capacidad y formación necesarias).

     Habrá que refrescarle la memoria al Sr. Alfaro Ramírez (o hacerle de su conocimiento) que recién salido del gobierno de Tabasco (año 2013), Andrés Granier fue detenido y sometido a proceso por $196 millones desviados del Seguro Popular, delito por el que le acaban de dictar una sentencia por casi 11 años de cárcel, mientras que en Jalisco los escándalos del Seguro Popular en este gobierno y en el anterior (en el de Emilio), no ha habido quien toque ni con el pétalo de una rosa a funcionario estatal alguno, menos a los gobernadores.

    Así que no deja de ser fantasía demagógica la postura del candidato de Movimiento Ciudadano, que entre otras cosas ha hablado de “refundar Jalisco” ¿En verdad? No, si de que los populistas y demagogos se sueltan no hay quien los pare, vaya, ni la realidad. Su mundo fantasioso producto de su enorme ego les impide pisar sobre la tierra como al resto de los mortales. “Arrodillados ante el Presidente”, ¡por favor, más seriedad!, de ser así no estarían en la cárcel tantos virreyes y no andarían otros prófugos, aunque para ser realistas, son mucho más los actuales y los ex que nunca se arrodillaron ni temieron al Presidente en turno, no obstante, no son pocos los que su gobierno se caracterizó por la corrupción y la incompetencia.

     Bueno será entonces que el jalisciense medite y razone su voto y no se deje engatusar de los falaces y ególatras que aman el poder y solo desean satisfacerse a ellos mismos, pues al pueblo le detestan. Bastará observarles un poco para darse cuenta ¿O usted que considera estimado lector?

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

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En verdad que son cínicos y frívolos los candidatos ¿o candidotes? Mira que atreverse a decir que apenas este viernes (30/Mar/2018) empezaron las campañas políticas, se requiere a todas luces de ser un caradura. La mayoría de ellos tiene más de un año molestando a los ciudadanos con su persona, dichos e insustanciales propuestas, otros casi tres ―aunque en el caso de López Obrador casi dos décadas―, como para que todavía se atrevan a fastidiar, aunque ahora lo hagan de manera “oficial” ¿Que todo el tiempo que los soportamos fue clandestino o qué?

     A tal grado llega la insensibilidad de partidos y candidatos que no miran en absoluto la condición y ánimo del pueblo mexicano, en todos los órdenes e instancias. Parados en su pedestal de soberbia dan a entender que el pueblo es estúpido y pueden hacer con él lo que quieran, que en cierto modo es cierto, hacen con él lo que quieren, pero no por los motivos que ellos creen, sino a causa de la brecha que han abierto entre gobernantes y ciudadanos, que más que brecha parece foso infestado de cocodrilos. Foso que solo produce irritación e impotencia social.

     El derroche de miles de millones que tiran anualmente en campañas (oficiales o no oficiales) es un crimen de lesa humanidad. Porque no es dinero de su bolsa, es salido del erario, es decir, del dinero de los propios ciudadanos, el cual en justicia debe ser devuelto para cubrir sus muchas necesidades: salud, educación, infraestructura, seguridad, etcétera. Pero no, perdidos en la soberbia lo derrochan irresponsablemente en campañas que a nadie interesan (excepto a los contendientes y sus huestes); campañas que hartan hasta el más paciente y que no sirven absolutamente para nada. Excepto, claro está, para favorecer a los amigos y algunos medios que les hacen el caldo gordo a los políticos famélicos, desahuciados a causa de su indigencia moral e intelectual, de su ausencia total de compromiso social.

      Quien piense que López Obrador es distinto, que es ‘honesto’, paladín de la justicia social, o en verdad es ingenuo o lo es de manera voluntaria. El ancestral proverbio que nos advierte “mira con quién andas y te diré quién eres” sigue siendo válido, y el tabasqueño cual mesías tropical (como le calificara Krauze), mejor dicho, cual moderno Noé, ha llenado su “Arca” de los peores especímenes de la fauna política mexicana. Además de que nunca ha trabajado en nada. En nada (y no para de viajar, lo que cuesta y mucho).

     Y es que mientras los políticos no modifiquen sus irresponsables derroches y vuelvan a la cordura y la moderación, lo que piensa la mayoría de los mexicanos de ellos no cambiará, la mercadotecnia no cambia a las personas, tan solo engaña a bobos e incautos.

     ¿Acaso las campañas a la presidencia no son suficientes con dos meses, y las estatales y municipales con un par de semanas? Para la actual generación de candidatos (sin distinción de partido al que pertenezcan) y para lo que tienen qué decir y aportar a la sociedad, es probable que con un día o dos sería suficiente. Como decían los viejos de antes, “se le mira la zanca al pollo y se le calcula el peso”.

      Sus corrienturas, sus ataques al otro, su ausencia de propuestas viables y sensatas, de inteligencia y preparación, así como la carencia de un historial que avale honorabilidad (testimonio) en la inmensa mayoría de los casos, son prueba irrefutable de que no hay caballada flaca. ¡Ni siquiera hay caballada! De hecho, no son pocos los pretensos próceres cuya incapacidad de hablar en público e hilar frases coherentes e inteligentes, y que son parte de la oferta política, aterrorizan al ciudadano más positivo.

     Pretender escuchar al mesías tropical desespera, se convierte en tortura. Incapaz de hilvanar un pensamiento y soltarlo con fluidez, en su limitada mente una neurona pide permiso a la otra para ver si es posible tal milagro, pero no. No se es fósil universitario de en balde. ¡Y pensar que no pocos ingenuos confunden la necedad con el valor y el tesón! Aunque, claro está, entre esta cauda de seguidores está una larga cadena de interesados anarquistas, escritores vividores (de los que han pasado una vida entera mamando de la ubre cuanta beca y premio oficial existen), líderes sindicales mafiosos, políticos perseguidos de la justicia, ex funcionarios grabados en actos de mega corrupción, políticos ególatras que como a él no les dieron en su partido lo que querían y se van a donde les prometen lo que quieren, etcétera, etcétera. Total, son cosas de la ley de grupo. Patos con patos, lobos con lobos, coyotes con coyotes.

     El solo hecho de pensar que tendremos obligadamente que soportar hasta el mes de julio sus odiosas y enfadosas campañas, se convierte en obligada tortura que ahuyentará el sueño hasta de los lirones. Una propuesta: ¿porqué no poner a los reos en las cárceles de todo el país a ver y escuchar las campañas? Es fácil advertir que muchos de ellos preferirían no volver a delinquir que ver tanto rostro tan desagradable y tantas necedades casi todas dichas con soberbia, pésimo gusto y nula inteligencia (no se diga las llamadas campañas “sucias”) ¿O usted que considera estimado lector?

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

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Esta semana, el menos en la teoría, la sociedad occidental recuerda la última Pascua celebrada por Jesús y sus apóstoles en Jerusalén. Esa noche el Mesías ora agonizante para pedir fuerzas para la otra Pascua que iba a cumplir en sí mismo, entregándose como cordero perfecto y sin mancha (de pecado) para reconciliar a la humanidad caída con Dios el Padre.

     Lamentablemente hemos llegado a un punto que el mundo judeocristiano ya no sabe en realidad ni qué celebra (al menos la inmensa mayoría). El extravío ha llegado a todos los órdenes y valga citar algunos hechos y personajes para corroborar que vivimos en un mundo desquiciado, gobernado por locos, ignorantes e irresponsables al máximo, que anuncian sin recato un caos sin precedente.

     En el campo espiritual, en diciembre, se le llaman “posadas” a borracheras, bacanales y orgías, cuando dichas celebraciones eran recuerdo de hechos y pasajes bíblicos que aportaban reflexión espiritual. Igual sucede en estos días, en los que semana santa significa “vacaciones” y pocos, pero muy pocos, saben qué sucedió y qué significado y trascendencia aportan a la vida espiritual. Se dice cristiano o judío sin serlo, se confunde tradición con realidad, dichos con hechos.

     Basta sin embargo dar una oteada al mundo político para horrorizarnos y sin ser Notarios, dar fe pública de la horda de locos que gobiernan la mayoría de los países del orbe.

     El pleito entre Donald Trump (que cobra como presidente, pero nunca lo será, sus incapacidades no se lo permiten) y el ex vicepresidente Joe Biden es para horrorizar a cualquiera. Ninguna persona que cuente con tres dedos de frente puede quedar quieta o indiferente ante el pleito de este par de viejos inmaduros e irresponsables, sobre todo cuando la seguridad del planeta depende en buena medida de estos “líderes” de oropel y pacotilla.

     ¿No se dio cuenta lector de lo que se dijeron públicamente este par de bravucones seniles el martes 20 pasado? Aquí se lo comparto:

Joe Biden: “Si estuviéramos en la secundaria, lo citaría detrás del gimnasio y la daría una golpiza. El que faltaba al respeto a las mujeres casi siempre era el desgraciado más gordo y feo del salón”.

Donald Trump: “El loco Joe Biden trata de actuar como un tipo duro. En realidad es débil, física y mentalmente, y aun así me amenaza con un ataque físico. No me conoce, pero él caería enseguida llorando”

 

     Cualquier explicación al respecto sale sobrando. ¿En manos de quien está el mundo? En Venezuela un chofer ignorante, bravucón y chiflado hereda el poder de su patrón, quien llegó al poder mediante la democracia pero ya instalado en él no lo han soltado, haciendo de la vida de la mayoría de los ciudadanos un verdadero infierno.

     En nuestro país el llamado “cambio” ha servido para que improvisados mega ambiciosos arriben al poder nomas para acumular fortunas que exhiben su demencia y desnudez moral (de todos los partidos). Irrita al máximo ver que acusan al otro de corrupto, cuando viven en casa de jaboneros, una casa que gobierna una sociedad donde no existe la justicia, donde campea la violencia al máximo, donde la impunidad es el sello (para no violar los “derechos humanos” de las hordas de delincuentes).

    ¿Acaso no es demencial que los ministros de la SCJN, ministros, así con minúscula, cobran (no ganan) más de $ 600 mil pesos mensuales? Es inadmisible que quienes se supone imparten la justicia y marcan criterios para los impartidores de menor jerarquía hayan caído en semejante corrupción. ¿Acaso un sueldo de $100 mil pesos mensuales no es digno y suficiente? Claro, la ambición sin freno también lleva a la locura, se pierde piso y la realidad se deforma en sus mentes.

     En China el presidente Xi Jinping es reelegido convirtiéndose de facto en dictador, en Rusia sucedió lo mismo con Vladimir Putin. Todo indica que a la locura que domina al mundo, entre los políticos se ha desatado una ambición mórbida por el poder. Un deseo de eternizarse en él.

     En México el eterno candidato Andrés M. López Obrador, que se anuncia como de izquierda cuando lo cierto es un simple anarquista con tintes de dictador, ha atrapado a un sector de la población con sus falacias, incluso a algunos pastores “evangélicos” que de ninguna manera representan a las iglesias protestantes herederas de la Reforma de 1517.

     Rodeado de paleros y asesores que cuidan su imagen y carácter violento (para que no se salga del libreto antes de las elecciones), el demente de Macuspana habla como si ya hubiera ganado las elecciones, cuando lo cierto es que ni el norte, ni occidente, ni parte del centro del país votará por él. La cuestión es que en su desquiciamiento mesiánico el llamado “peje” ya amenazó en la Convención de los Banqueros en Acapulco de “sacar al tigre” si no gana. ¿Será epidemia, algún bicho que afecta a los políticos?, porque como acabamos de leer las bravatas entre Trump y Biden son del mismo corte.

     En días pasados en Guadalajara y otras zonas del país hubo decenas de asesinatos que aterrorizaron a la población, sin embargo la nota principal fue la de un corredor en Yucatán que al llegar a la meta un perro se le atravesó y al darle una simple patada para poder cruzarla, las redes sociales y no pocos medios hicieron del corredor un “monstruo” sin serlo, mientras que los monstruos que asesinaron personas y mutilaron sus cuerpos no fueron señalados con la virulencia que se utilizó contra el corredor.

     Quiérase o no vivimos en un mundo desquiciado, un mundo espiritualmente  caído, al que hace poco menos de dos milenios un judío santo y justo llamado Yeshua (Jesús), descendiente directo del rey David (por tanto heredero legítimo al trono) dio su vida voluntariamente para salvarnos, para que nuestros muchos pecados nos fuesen perdonados por ese Dios bueno y justo que no permite la impunidad, pero que sí fue capaz de enviarnos a su Hijo amado para rescatarnos y hacernos parte de su reino eterno, que un día se iniciará en Jerusalén, y cuando este planeta ya no se encuentre en condiciones, nos trasladará a nuevos cielos y nueva tierra que nos tiene preparados para sus hijos (judíos y cristianos).

Pero, cómo van a creer en estas cosas los políticos, perdidos en su ambición de dinero y poder, como tampoco aquellas mentes descreídas y mal formadas que son capaces de hacer de un cineasta un dios y de cuya mente solo salen monstruos e historias locas. Le digo, que vivimos en un mundo desquiciado ¿O usted que piensa, estimado lector?

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

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El trato concedido por el Gobierno de Jalisco a los camioneros francamente es condenable desde cualquier punto de vista. Habiendo tenido bajo su cuidado y administración por muchos años el transporte público de la zona metropolitana, y habiendo fracasado con un déficit multimillonario que le obligara a pasar ese servicio a los particulares, ahora pretende exigir a ese castigado sector de sus gobernados lo que no pudo sostener ni resolver en su tiempo.

     Se supone y esperaba que nadie mejor que el gobierno estatal entendiera la grave crisis que atraviesa el gremio camionero a causa del alza terrible del diésel, de las llantas, costo de las unidades, sueldos de los choferes, etcétera, pero, sobre todo, por lo barato del pasaje que se viene arrastrando desde el sexenio anterior; desequilibrio que les impide siquiera sacar los costos, provocando que de unos años a la fecha no solo pierdan, sino que se hayan descapitalizado. Cosa que parece no importar en absoluto a las autoridades.

     La amnesia del gobernador, del jefe de tránsito (vialidad), del Sistecozome y demás funcionarios de lo que padeció el estado con las multimillonarias pérdidas cuando manejaban el transporte público, además de no creíble, denota una falta de sensibilidad social muy marcada.Los dueños de los camiones, la mayoría posee de una a tres unidades, también son ciudadanos, también deben ser escuchados y atendidos, pues en el contrato social todas las voces, sobre todo las que producen y sostienen la sociedad deben ser cuidadas. ¿O acaso los derechos humanos son exclusivos para delincuentes?

      Y es que, hace unos días ante las enormes pérdidas que les han llevado a la quiebra a muchos de ellos; a la imposibilidad de pagar la mensualidad de sus costosas unidades; pero sobre todo, ante la necesidad de llevar el pan a su casa (también las familias de los camioneros comen, visten, calzan, etcétera), organizaron una manifestación pública ad-hoc a su trabajo: ¡Paro de servicio de transporte!

     ¡Ahhhh…. no lo hubieran hecho! Gobierno y algunos medios, que paleros (por decirlo de manera suave) o ignorantes, mejor dicho, incapaces de distinguir una injusticia social y capaces de acusar y denigrar sin conocimiento; se desgarraron las vestiduras al más puro estilo farisaico acusando a los camioneros de los peores calificativos. De monstruos sociales enemigos del pueblo ¿En verdad las cosas son así?

     Urge que gobierno y los medios que le hacen el “caldo gordo” cambien de actitud, que reflexionen, y en un acto de justicia se sienten a entender el problema atendiendo a este sector por demás golpeado y buscar soluciones prácticas y justas. Ni son “pulpos” ni son delincuentes. Son ciudadanos que en su momento se atrevieron a invertir, quizá incluso los ahorros de toda una vida, en un servicio que el gobierno fue incapaz de ofrecer.

     El miércoles 14/Mar/2018 el jefe de Tránsito (Vialidad) habló ante los medios que les sirven de caja de resonancia para amenazar públicamente con costosas multas e incluso con la cancelación de la concesión a todos aquellos que participaron en el paro. Ya encarrerado, amenazó también con utilizar la Secretaría del Trabajo para “proteger a los choferes” de sus patrones. ¿Qué no sabe el funcionario que los choferes ganan más que los maestros?

     En momentos muchos ciudadanos se preguntan si el actual gobierno de Jalisco (así como sucedió con varios de sus antecesores) entienden de verdad su enorme responsabilidad social.

      Una reflexión: los choferes, no los camioneros, se ven inmiscuidos en un accidente y el propietario de la unidad es el que sale siempre perjudicado. Las multas están siempre a la orden del día y por el menor pretexto. Y si un camionero tiene la desgracia de que su unidad vaya a parar a los depósitos del IJAS, en la mayoría de los casos cuando la vaya a recoger la encontrará desvalijada (robo de la computadora, la mayoría vale más de $30 mil pesos y hay otras de autobuses nuevos que superan los $100 mil pesos, además de que les roban infinidad de partes, incluso hasta los tableros, sin que la autoridad, que se supone es la guardiana de las unidades, se quiera hacer responsable de semejantes latrocinios y despojos.

     Como se ve, no hay pulpos ni monstruos al estilo de Guillermo del Toro, hay un problema social, y grave, que el gobierno se ha negado a reconocer (y resolver con justicia) convirtiendo a los camioneros en victimarios y “enemigos” sociales, cuando quizá sea el revés. En su desvarío y ausencia de sensibilidad, como ya se mencionó, el pasado viernes el gobierno estatal anunció en los medios haber iniciado 500 procedimientos administrativos para sancionar a 13 rutas (Milenio 16/Mar/2018).

    ¿Así o más represor? Si tomamos en cuenta la violencia y la situación política local, así como el nivel y actuación de la mayoría de los funcionarios de primer nivel que integran el gobierno de Jalisco; el resultado me recuerda la reflexión que hiciera el brillante político e intelectual galo, Francois de Chateaubriand: “¡De qué poco dependen los imperios! Una real ordenanza y seis ministros sin genio o sin virtud bastan para hacer del país más tranquilo y floreciente el más turbulento y desgraciado” (Memorias, IV tomo, pág. 1854). Cualquier parecido con lo que pasa en Jalisco, es pura y mera coincidencia. ¿O usted qué considera estimado lector?.

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

 

Email: mahergo50@hotmail.com

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