Opinión

Por lo que se aprecia, la necesaria y urgente Reforma Laboral no ha sido acatada por todos los gobiernos estatales. El de Jalisco es uno de ellos. Y aunque en algunos medios ha pretendido dar la impresión de adaptar el marco jurídico y hacer lo propio para que el negocio multi millonario de los juicios laborales no siga desangrando la planta productiva local (y extinguiendo o endeudando anualmente miles de negocios), lo cierto es que las cosas continúan igual o peor.

     El nuevo edificio de la Junta Local de Conciliación y Arbitraje lejos de desalentar los abusos y transas de los cárteles laborales (como los famosos “talibanes” y otros muchos despachos que tienen bajo su control este injusto e inmundo negocio que vive de sangrar o acabar con los micro, pequeños, o medianos negocios) lo cierto es que han aumentado. Bastará decir que en el año 2017 el número de demandas laborales sumó un total de 24,509, cantidad que concede una idea de la gravedad del asunto.

     Todo indica que el gobierno de Jalisco o no entendió el sentido de dicha reforma, o se ha empecinado a continuar el estado negativo que se padece. De poca cosa ha servido el esfuerzo y la oposición a la que se enfrentaron con valor y firmeza el Presidente Enrique Peña Nieto y el Senado de la República, cuando en Jalisco el gobernador en lugar de poner un alto al multimillonario (e ilegal) negocio de los juicios laborales, le está apostando a que crezca.

      En ningún momento se ha expresado públicamente contra los falsos despidos, contra los “toreros” (dizque trabajadores que viven de las corridas), contra los que demandan sin jamás haber trabajado en el negocio demandado, contra los despachos sin escrúpulos que le inventan al trabajador elevadísimos sueldos (que por supuesto jamás percibió) para obtener Laudos injustos y amañados que acaban con los negocios (con la anuencia y complicidad de algunos funcionarios de las Juntas), contra las jaurías de coyotes que antes pululaban en el antiguo edificio de la JLCyA y ahora lo hacen afuera de la nueva sede a espaldas del Parque Agua Azul. Su silencio ha hablado.

     El puro anuncio de la creación de 20 juzgados laborales nuevos, aunque ahora bajo la tutela del STJEJ, muestra el rechazo a la Reforma. La intención del gobierno federal y del Senado es disminuir sustancialmente estos juicios, pensar que solo se quiere cambiar de jefe es absurdo, valga decir que siempre, es decir SIEMPRE, el gobernador del Estado en turno era el jefe de la Junta Local, él vigilaba que todo marchara bien y no se cometieran excesos, solo que con la llegada del novato Alberto Cárdenas quedaron al garete, cayendo gradualmente la justicia laboral en un inmundo pantano de corrupción que el Presidente Peña Nieto ha querido meter en cintura.

     La titular de la Junta Local, la Lic. Elke Tepper García, tiene la capacidad y voluntad para hacer bien su trabajo, el problema es que si no se le concede la autoridad para que ponga orden no podrá hacer gran cosa. Se requiere que el Ejecutivo del Estado se defina y marque una postura que les haga saber a los negociantes de los muchos despachos, que su inmundo negocio ha terminado (instruyendo a las Juntas para que no se presten ya a tanta desviación de la ley y acabar de una vez por todas con tanta injusticia al amparo de los derechos de los verdaderos trabajadores). Que se note en la realidad, que los juicios laborales son realmente para aquellos casos en los que hay una evidente violación y abuso en contra del trabajador.

     Para ello tendría que rechazar toda demanda si antes no pasa por el filtro previo y obligado de la CONCILIACIÓN ―que es uno de los objetivos de la Reforma Laboral― en la que detectados los casos falsos y los que se pueden y deben arreglar (que son la mayoría) sean resueltos; y sean enviados a juicio solamente aquellos que realmente lo ameritan (que no deben de ser ni el 30 por ciento de los asuntos). Actualmente es un escándalo y sangría para los micro, pequeños y mediano negocios, a causa  de tanto vividor que ha hecho del juicio laboral un negocio, un modus fregandi que no solo afecta la planta productiva, sino que inhibe la inversión y es el principal freno para que se aumenten los sueldos ¿Quién se atreverá a pagar buenos sueldos a sabiendas que en dos, tres, o seis meses tendrá que enfrentar una o varias demandas cuantiosas que acaben con su negocio? Los peores enemigos de la clase trabajadora son éstos, los falsos apóstoles que los “defienden” legalmente, tratando a los trabajadores como mercancía, como ganado con marca (afectando gravemente a los que realmente trabajan y nunca dan problemas, afectándoles en su sueldo, en imagen, y en una futura protección por cuanto estos juicios se han convertido en un asunto detestable y de grave daño social, en freno para las mejoras salariales).

JALISCO SUMIDO EN LA VIOLENCIA

     En el artículo de la semana pasada hablábamos de cómo ha crecido la ola de asesinatos en Jalisco, casi todos impunes. El puro fin de semana de semana se cometieron tan solo en la zona metropolitana de Guadalajara 22 homicidios y todos los días la cifra no ha dejado de crecer. El jueves, en un solo hecho en San Pedro, asesinaron a 6 en un restaurante, superando con una víctima a la famosa matanza de “San Valentín” en la ciudad de Chicago (1929), pero que diera lugar a que el gobierno de Estados Unidos les pusiera un alto a los criminales.

     En Jalisco y en ciertos Estados del país no pasa nada y los ríos de sangre siguen corriendo. ¿Y la sociedad, y los organismos empresariales, y las barras de abogados, y los grandes empresarios, y el clero, y las universidades, etcétera, etcétera, dónde están, porque guardan silencio? De entrada, se espera que los medios en su totalidad en lugar de pasar nota roja para vender, denuncien esta horrenda situación y presionen ―como es su función social― para que los gobiernos federal, estatal y municipal cumplan su función, y dejen para después sus derrochadoras e inútiles campañas, al fin y al cabo, que para los candidatos y lo que nos ofrecen a los ciudadanos, con una semana basta y sobra ¿O que considera usted, estimado lector?

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

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Cuando era gobernador Francisco Ramírez Acuña los asesinatos que ahora les llaman “ejecutados” aumentaron de manera alarmante. En un desayuno entrevista acompañado de varios compañeros de los medios, al entonces Procurador (que luego supliría interinamente a su jefe) le cuestioné acerca de este fenómeno y de la notoria indiferencia de la dependencia a su cargo por resolver esos crímenes, y por respuesta tuve un simple “son ajustes de cuentas entre bandas”. Su respuesta no me satisfizo en absoluto pues el deber de una autoridad es investigar y detener a los responsables, por lo que como abogado y periodista le reconvine.

      Como todo ciudadano sabe, la impunidad es la mejor invitación a delinquir. Es la puerta que abre el acceso a criminales y delincuentes de todo tamaño y peligrosidad, pues al desaparecer el portero de la legalidad el temor a las consecuencias de las malas acciones desaparece.

     De entonces a la fecha la sangre derramada en este país es mucha y más de un noventa por ciento los asesinatos han quedado impunes. Los noticieros más importantes de la televisión se han convertido en revistas de nota roja y radio y periódicos día con día dan cuenta de nuevas masacres sin que la necesaria indignación de los medios se note ya, pues se han ido acostumbrando a lo que jamás deberían aceptar, transmitiendo a televidentes, radioescuchas y lectores la simple narrativa de un hecho que parece ya es parte de lo cotidiano.

     No hay día en el país que en varias zonas los asesinatos de grupos de personas, o de una o dos no sucedan, la constante es que jamás detienen a nadie y prácticamente todos permanecen impunes. ¿De qué sirve que el gobierno federal, los estatales y los municipales gasten verdaderas fortunas en sueldos, equipos, armamento, patrullas, etcétera, si los resultados son nulos?

     Siempre llegan después y solo para aparentar que trabajan, aunque nomas estorben el tráfico y entorpezcan las ciudades ya de por sí cargadas de conflictos (a poner listones, varias patrullas con las torretas encendidas, policías hablando por teléfono, forenses vestidos como astronautas recogiendo posibles evidencias, etcétera). A final de cuentas nada de este gasto y faramalla servirá. Todo quedará en el archivo para justificar tan onerosa burocracia.

      Para agravar la cosa el gobierno de los vecinos del norte (digo el gobierno, no el pueblo) se ha dedicado a dañarnos a los mexicanos, aunque el fascista Trump ha rebasado todos los límites. Bastará recordar la operación “rápido y furioso” con la que inundaron México de armas que fueron a parar a manos de los delincuentes, acción que quiérase o no, en el fondo, es para desestabilizar un país, lo peor es que ya lo lograron.

     En nota reciente nos enteramos que anualmente entran a nuestro país 213,000 (doscientas trece mil) armas, de las cuales el 70 por ciento son adquiridas legalmente (El Universal, 3/Feb/2018). Con amigos así para qué queremos enemigos.

     ¿Por qué no dice nada el Sr. Donald Trump de esa venta de armas o la impide? ¿Por qué permite que sus criminales nos hagan eso y nos dañen tanto y derramen tanta sangre en nuestro país? El se queja de que nuestros migrantes, que van de agricultores, albañiles y a hacer duros trabajos que los güeros no realizan ya desde hace muchos años, son “delincuentes” y los trata como tales, en cambio a sus delincuentes y traficantes de armas con las que han convertido México en un pueblo enlutado (ya no como Yahualica en la obra clásica de Agustín Yáñez, sino todo México) no los toca en absoluto.

     Varios son los puntos clave de este terrible problema que año con año ocasiona decenas de miles de asesinados, muchos de los cuales son personas ajenas a los delincuentes. Y nada de que estaban en “el lugar equivocado a la hora equivocada”, expresión horrenda que justifica a los criminales y abona a la impunidad, cuando en un país de orden y legalidad el ciudadano puede y debe transitar con libertad.

     El pacto social contemplado por J.J. Rosseau y hecho propio por la mayoría de los países occidentales contempla deberes y responsabilidades diversas, que en el caso de nuestros gobiernos en las tres instancias y desde hace casi tres lustros, han fallado en seguridad de manera total. El reinado de la impunidad campea aterrorizando a los ciudadanos.

      Ante esta compleja situación urge resolver de inmediato dos puntos. El primero: el inútil sistema penal endilgado por los norteamericanos, que, o se modifica de acuerdo a nuestra cosmovisión y circunstancias, o de plano se desecha de inmediato (y regresar al de siempre) toda vez que en este momento los criminales son los dueños del país (mientras la clase política disimula con compañas archi mega ultra recontra costosísimas que a nadie interesan y solo derrochan un dinero que se requiere en otras necesidades sociales urgentes).

    El segundo: que para que se ejerza la ley y su imperio retorne, es necesario que el sentido de autoridad se reestablezca. No se está diciendo autoritarismo ni violencia oficial injusta, sino hacer uso de la fuerza del estado para poner orden en un país que nada en mares de sangre. Incluso, si para ello fuere necesario por un tiempo y en lo que se vuelve a la normalidad que el Ejército permanezca en las calles que se quede; entendidos que quienes se oponen -por muy romántica que les parezca su postura. Nomás le hacen el juego a las bandas delincuenciales.

     México, no se si lo merezca o no, pero sí desea vivir en paz y que este clima de asesinatos se acabe con el imperio y restablecimiento de la ley, para lo cual es necesario que desaparezcan también los gobiernos de utilería y se retorne a los gobiernos de verdad ¿O usted qué considera, estimado lector?.

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

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Ningún mexicano de bien apoyaría la corrupción. Todos estamos hartos y en contra de este cáncer que está corroyendo las entrañas del país a manera de metástasis. Así que los gritos ‘revolucionarios’ emitidos desde el palacio de gobierno de Chihuahua llamen la atención por varias cosas, ciertamente no por el tema, sino por los actores de este drama que más parece tragicomedia.

     En tanto que el gobernador Javier Corral se encuentra en plena campaña política (que todo apunta solo es para dañar la imagen del PRI en este año de elecciones), para lo cual organizó una marcha hacia la ciudad de México utilizando como bandera la corrupción y que Hacienda no le ha entregado algunos recursos; lo cierto es que ha descuidado totalmente la seguridad y gobernabilidad en Chihuahua.No votaron por el para que ande en campaña, lo eligieron para que gobernara. ¿O se va a hacer como Fox en Guanajuato, que ‘gobernaba’ a telefonazos?

     La cuestión es qué para iniciar una lucha, cualquiera que esta sea, se requiere de autoridad moral, y el PAN, partido de Javier Corral, carece absolutamente de autoridad en el tema, primero tendría que poner orden en casa y de esta forma no solo podría quitar pajas de ojos ajenos, incluso los mexicanos le aplaudiríamos.No antes, y para que le resulte más fácil su labor quijotesca, le recordamos algunos de los gigantes que tendrá que destruir primero (denunciarlos y meterlos a prisión).

   Sí, porque esa historia de falsos quijotes la conocemos requetebién, sobre todo en Jalisco. Cuando llegó el PAN a la presidencia municipal de Guadalajara por primera vez (con la misma bandera que Corral), la esposa de César Coll Carabiasfue citada por el Congreso local para que rindiera cuentas de varios millones que faltaban en el DIF. Increpada por el diputado Miguel león Corrales, la señora dijo, palabras más, palabras menos, “que ella era una mujer decente”, respondiéndole con toda propiedad el legislador: “nadie pone en tela de duda su decencia, lo único que le pide el Congreso es que nos explique en qué gastó el dinero”.

     Las denuncias contra el equipo de Alberto Cárdenas Jiménez no fueron pocas: chalecos anti balas a sobreprecio, bonos, prestaciones y super sueldos jamás vistos, bicis a precio de carros, cientos de millones enviados por el gobierno de Zedillo a Ituarte a la Secretaría de Seguridad se esfumaron (sin que se supiera en qué se gastaron), etcétera. Por cierto, Ituarte tuvo que dejar el Ayuntamiento de Zapopan precisamente a causa de otros escándalos de corrupción.

     A nivel nacional las mega raterías de Fox (y parentela) no tienen antecedente en cuanto a los montos. Un empresario malo y en quiebra, una vez el poder, convirtió su destartalado rancho en una hacienda porfiriana con cientos de hectáreas, rescatando la empresa camionera Estrella Blanca con cientos de millones para colocar a su hijo adoptivo (que en realidad resultó adoptivo de la Nación -como el resto de sus hermanos-).

    Ni qué decir de los mega actos de corrupción de los hermanos Bibriesca: renta de barcos a Pemex a altísimos costos por hora (en dólares), adquisición de fraccionamientos a través del Fobaproa a precios de remate, centros comerciales a través de terceras personas, en fin, jóvenes de clase media baja que al final del foxiato podrían estar sin problema alguno en las listas de Forbes, cuando en realidad toda la banda debía de estar en prisión, pues usaron la bandera de la religión y el combate a la corrupción para llegar al poder, traicionando al pueblo y ofendiendo al Creador. Peor todavía, ya que teniendo un tiempo único en la historia al vender la mayor cantidad de petróleo al precio más alto jamás visto, en lugar de acabar o bajar la deuda pública la acrecentaron en casi el triple de lo que la recibieron. En mi libro“EL HOMBRE QUE NUNCA DEIO SER PRESIDENTE” quedó constancia de muchas de las rapacerías de esta troupe de ladrones.

       En cuanto a los escándalos de corrupción del gobierno de Felipe Calderón otros colegas periodistas y escritores dejaron constancia de ellos: “Los cómplices del presidente” de Anabel Hernández, y “Las concesiones del poder”de Francisco Cruz Jiménez, por señalar algunos, aunque Julio Scherer le describe en dos textos lapidarios, el primero derivado de una entrevista con Carlos Castillo Peraza y el segundo de otra con Manuel Espino (ambos ex presidentes del PAN): “Una lenta transformación había hecho de Calderón un ser inescrupuloso, mezquino, desleal a principios y personas”, “(Felipe Calderón) ya en el poder, toleró y ha seguido tolerando casos de corrupción que quizá no puedan ser fácilmente comprobables, pero que dejaron las pistas necesarias para seguir los pasos irregulares de muchos funcionarios públicos, como Juan Camilo Mouriño, Juan Molinar Horcasitas y Genaro García Luna. Se trata de diversos hechos de corrupción: desde hacerse de dinero hasta solapar actos criminales” (“Calderón de Cuerpo Entero”, Grijalbo, págs. 15 y 84).

       Pero como buenos mochos, es decir, tartufos a la mexicana, los panistas se desgarran las vestiduras ante la corrupción del otro, aunque en sus alforjas ya no quepan los dineros públicos. Un caso local: la mega transa del Estadio Chivas en la que Macedonio Tamez, presidente municipal de Zapopan (PAN) en ese entonces, “perdonó” a Jorge Vergara la entrega de 9 hectáreas que por ley tenía que dar al municipio para escuelas, áreas verdes, etcétera, que barato el metro, a $3,000 pesos, suman un total de $270 millones de pesos ¿La ley le concedía semejante prerrogativa? Que se sepa nomas era presidente municipal.

      Y no se piense que hablamos a toro pasado. En esta misma columna se señaló semejante barbaridad y daño al erario público (Análisis y propuesta. EL INFORMADOR, 24/Ene/2004).

      Los mega desvíos de Emilio González Márquez ($74,000’000,000 setenta y cuatro mil millones de pesos) gastados de manera discrecional sin rendir cuentas al Congreso, que tan solo de un año le fincó cargos por más de $7,000’000,000 (siete mil millones de pesos) y hasta ahora nadie le ha molestado, mientras que a gobernadores emanados del PRI por mucho menos han ido a parar a la cárcel.

      Así que para ayudarle al gobernador Javier Corral en su amnesia, le recordamos de estos otros corruptos de su partido el PAN, que por supuesto no son los únicos, pero que para que le creamos los mexicanos, no debe olvidar que “el buen juez por su casa empieza”. Así como lo ha hecho el Presidente Enrique Peña Nieto con los corruptos ex gobernadores de Tabasco, Veracruz, y Quintana Roo ¿O qué opina estimado lector?

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

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La violencia manifestada por grupos de incrédulos durante la visita del Papa en Chile, además de tener mucho tiempo de no verse en tierras de nuestro continente (quizá desde la guerra cristera en nuestro país, al menos con esa intensidad), anuncia conductas delictivas que deben alertar a todos los países del continente.

     Los pretextos para dar rienda suelta a las insatisfacciones violentas de la turba fueron dos: los abusos sexuales de curas pervertidos y pervertidores que nunca debieron de cruzar la puerta de entrada de un seminario, y el tema de los indígenas mapuches.

      Ninguno de los dos temas justifica su violenta reacción pues en el fondo todo se origina en su ira irracional contra Dios y todo aquello que les representa la fe judeocristiana. Ese el punto.

      Diez iglesias incendiadas, nueve católicas y una protestante, muestran sin retoques el rostro de ciertos sectores de nuestras sociedades que han abandonado la fe de sus padres y abuelos, para abrazar causas tan cuestionables como su violencia, que como se sabe, la violencia solo engendra violencia.

      Cuando el apóstol Pedro pretendió hacer uso de su espada durante la detención de Yeshua (Jesús) en el huerto de los Olivos, su rabino le reprende con advertencia para los creyentes de todos los tiempos: “Vuelve tu espada a su lugar; porque todos los que tomen espada, a espada perecerán” (Mat 26:52). Dios no necesita ni de bravucones ni de violentos que le defiendan. Posee todo el poder para hacerlo solo, si bien su tiempo y métodos no son los del ser humano.

      Dios espera que sus hijos, judíos o cristianos, vivan conforme a su Palabra, de ahí que a los curas pervertidores sus propios hechos les exhiban como farsantes, de usurpadores disfrazados con uniformes de un ministerio para el que ni tuvieron un llamado y mucho menos podrán estar a la altura de tan honroso servicio. Además, y es el caso, el Papa argentino pidió perdón a nombre de la Iglesia, que si bien es impropio e inadecuado porque no fue la Iglesia la que hizo el daño, sino algunos miembros del clero (por lo que su petición debió ser a nombre del clero); tal acto público debió de considerarse suficiente por la belicosa e incendiaria turba. Nunca se justificará que otros paguen el daño de lo que no han causado.

      Pero sin duda que estamos entrado en esa parte de la historia que advierte la profecía, a los tiempos del gran impostor: “el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto” (2ª Tes 2:4). Situación que debe alertar a todo el mundo occidental, a sociedades y gobiernos.

      Aquí mismo en México, hace apenas unos días en dos hechos distintos en ciudades cercanas a la capital del país, dos individuos se metieron y apuñalearon personas en iglesias católicas, y en Guadalajara, una banda de ladrones aparentó entrar a orar a un templo para robar la cartera de su bolsa a una señora (todo con frialdad y perfectamente planeado).

     En Europa, las feministas radicales, las nietas del “señorito satisfecho” del que hablaba el filósofo Ortega y Gasset en los años ’30 del siglo pasado, han llevado su ateísmo no solamente al campo espiritual contrario, sino incluso se han convertido en agentes de maldad y violencia. Las llamadas integrantes de FEMEN en la semana que concluye (tercera de enero) protestaron como siempre lo hacen (desnudas y pintarrajeadas), aunque ahora agregaron inusual violencia y consignas contra Dios y contra la fe.

     Ante estas expresiones iracundas y dañinas, como las de Chile, las de México, las de Femen y tantas y tantas más (templos y sinagogas en Europa convertidos en museos, antros y discoteques), es obvio que la intolerancia contra la fe judeocristiana va en aumento en todos los órdenes. Y si tal amenaza desde el mero campo social es una seria advertencia para la humanidad, desde el campo espiritual las cosas se miran totalmente claras, por tanto, el asunto no se puede soslayar. La ley tiene que ser el muro donde se detenga a tiempo este cáncer. Conocemos perfectamente lo sucedido en Europa de los años ’30 y el brutal derramamiento de sangre provocado por el endemoniado Adolfo Hitler (al que casi todos minimizaban y no se le dio la importancia y cuidado debidos para que no creciera ni llegara al poder).

     Sin olvidar, por supuesto, las persecuciones y masacres contra judíos y cristianos organizadas y perpetuadas por el mundo musulmán en Africa, Asia, Europa y Medio Oriente. Entre unos y otros están acorralando día con día a judíos y cristianos, violentándoles e incluso masacrando, mermando sus libertades e intentando denigrar sus creencias. Cierto, tienen todo el derecho a creer en Alá (divinidad inventada por Mahoma), o no creer en nada; lo que si no tienen derecho alguno es a agredir a los que sí creen, mucho menos a hacer uso de violencia contra ellos. Los gobiernos deben someter a incrédulos e intolerantes violentos al imperio de la ley y los creyentes exigir a esos gobiernos que les protejan. El que tenga oídos para oír que oiga. ¿O usted que considera estimado lector?

¡Hasta el próximo sábado, si Dios nos permite!

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