PUEBLOS ORIGINARIOS, ¿LOS DEMÁS NO SON MEXICANOS?
En México no sólo se ha corrompido el gobierno y grandes sectores de la sociedad. También el lenguaje ha sufrido cambios y no precisamente para bien. Hoy abordaremos un tema que por lo general no se toca para no herir susceptibilidades, para parecer siempre de vanguardia, ’progre’, políticamente correcto y no verse ‘conservador’; posición que obliga a quedarse callado ante situaciones absurdas que conllevan consecuencias de diversa índole: desde las políticas, hasta las históricas, de las sociales a las económicas, de las educativas a la miseria misma.
Los gobiernos de México, en mayor o menor medida, han tomado una actitud paternalista respecto a los pueblos indígenas, que hace un siglo no solamente se entendía, se requería. El atraso económico y educativo en el que se encontraban urgía de la atención gubernamental para educar y sacarles de la miseria. De crear estructuras, escuelas, caminos, fuentes de trabajo o promover la creación de las mismas, pero, sobre todo, de educarles, puesto que son pobres, pero no tontos.
Uno de ellos en el siglo XIX, que ni siquiera sabía hablar español; anhelaba dejar su condición de miseria por lo que se esforzó, aprendió el idioma nacional (las lenguas indígenas son cientos ¿cuál es la buena?), estudió y se convirtió con no pocos esfuerzos en abogado, Ministro de la Suprema Corte y finalmente en Presidente de México. Su nombre Benito Juárez García.
Si se ha quedado de ‘originario’ y hablando en su idioma materno, casi nadie le entendería y no hubiera salido de su estrecho círculo de miseria; un indígena pobre más. Digámoslo con claridad: probablemente una carga más para el país. Pero no, repudió ese sitio de miseria al que los políticos les encanta tener a los mexicanos de origen indígena, asumiendo su papel de mexicano (no de indígena) y subiendo uno a uno los escaños de la escalera social por méritos propios.
Después de la Revolución de 1910 y una vez pacificado el país, los gobiernos de la época implementaron programas diversos para ayudarles a salir del atraso. Lamentablemente muchos de estos eran elaborados en oficinas y por tanto alejados de la realidad. Se pasó por alto que son 68 grupos con 364 lenguas o dialectos distintos, con necesidades y cosmovisiones diversas, lo que requiere de programas adecuados a su entorno y condiciones.
Y justo en este punto es donde los demagogos y populistas los quieren tener. Son carne de cañón, grupos con los que se cuenta siempre debido a los “favores” recibidos de papá gobierno, pero sobre todo en los de la 4-T, corruptos e inmorales como no se había visto quizá desde el siglo XIX. Para los gobiernos de MORENA ya no solo son indígenas, en su afán de tenerles controlados, ahora son ‘PUEBLOS ORIGINARIOS’. En síntesis: Los verdaderos mexicanos.
Si nos atenemos a tan absurda (para no decir estúpida) visión, para quienes afirman semejante disparate: el 87 por ciento de los mexicanos (aproximadamente) no lo somos. Estamos en un limbo histórico; ocupamos un espacio ajeno en el país y el planeta, y jamás seremos mexicanos ¿Cómo?, si los originarios son otros.
Pero si basamos nuestra identidad en los sucesos que nos concedieron un país llamado México, en primer orden, debemos considerar que antes de la llegada de los españoles no había país, eran muchos pueblos enemistados y peleoneros entre sí (algunos de ellos con rituales religiosos horrendos en los que asesinaban personas, aunque ellos les llamaban “sacrificios”).
Tres siglos de mestizaje llamados la EPOCA COLONIAL dieron origen finalmente al pueblo mexicano y ese país que llamamos México. Siglos que sirvieron para nuestra formación, visión política, moral, espiritual, económica y demás, forjando en quinientos años el pueblo que ahora somos.
Queda claro que no es un asunto estático. Por supuesto que no. Tiempos y circunstancias exigen adecuación y los retos para cada generación reclaman, entre otras cosas, levantar la mira, detectar los retos y problemas, y con esto en mente, buscar su mejor solución pues a final de cuentas un país es como una familia y entre todos sus miembros se tienen que afrontar y resolver los problemas colectivos. ENTRE TODOS.
Sin embargo, ahora sucede, que los gobiernos de MORENA en su demagogia y manipulación han inventado esa estupidez de “PUEBLOS ORIGINARIOS” dividiendo con ello a los mexicanos, pretendiendo falsamente engrandecer a los indígenas, cuando lo único que hacen es sumirles en el atraso y la pobreza extrema. En engreírles artificial y dolosamente.
Y es que, si aceptáramos semejante clasificación de “PUEBLOS ORIGINARIOS”: 117 millones de habitantes nacidos en este país llamado México nos convertiríamos prácticamente en apátridas. En forasteros perniciosos que llegamos a despojar a los habitantes ‘originarios’. ¡Por favor, han llevado su farsa y división demasiado lejos!
No debe de haber “leyes ni costumbres” especiales para ellos, puesto que la CONSTITUCIÓN MEXICANA es para todos los que hemos nacido en este país, y todos nos debemos regir por ella, ser protegidos por los derechos que de ella emanan, como también sujetos a sus obligaciones.
Lo que debería el gobierno (en lugar de dividirnos más) es detectar y detener a las muchas bandas de explotadores que, por todo el país en las esquinas de avenidas y calles con tráfico, regentean a grupos numerosos de mexicanos (“indígenas”) integrados por mujeres y niños para que pidan limosna (por la tarde o noche pasan a recogerlos, y, por supuesto, a quitarles el dinero recaudado, ya que se trata de otra expresión de crimen organizado).
Niños que deberían de estar en la escuela y mujeres en su hogar o en un empleo formal. Y no vengan con el cuento que “no hay empleos” cuando lo que falta en México en este momento son personas que quieran trabajar. Las ofertas de empleos en casi todos los negocios son parte de lo cotidiano. Basta, pues, de estupideces gubernamentales. Todos somos mexicanos y no hay pueblos “originarios” pues en el sentido literal no existe ninguno. Repito: ¡NINGUNO!
¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!
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