UN PRESIDENTE INCAPAZ, DIVISIONISTA Y CÍNICO
En cualquier otro país con más dignidad y conciencia cívica ya hubiera sido depuesto. A cinco años de su terrible desgobierno y a uno de que termine, la mayor parte del tiempo se ha dedicado a hablar, hablar y más hablar, el problema, y muy grave, es que en su manía por hablar y escucharse a sí mismo ha dilapidado una fortuna de los dineros públicos y endeudado al país sin razón ni provecho alguno y sin que haya gobernado jamás. Solo dilapidado tan valioso tiempo y recursos para disfrutar el poder él y sus compinches, que no gabinete (los únicos valiosos pronto le renunciaron).
¿Cómo mantener al frente del poder ejecutivo a una persona que carece absolutamente del perfil para el cargo? A un hombre inculto, incapaz, blofero, mentiroso patológico, violento verbal y malvado, capaz de manipular a las huestes violentas que le siguen —capaces de cometer cualquier delito por congraciarse con él, aunque el tabasqueño ni en el mundo les haga—, pero, sobre todo, condescendiente hasta lo irracional y protector poco disimulado de las bandas criminales que tienen bajo control y terror a casi todo el país.
Su campaña verbal de todos los días en Contra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y del Poder Judicial en general, además de carecer de antecedente alguno, muestra el desconocimiento y desprecio de López Obrador por la vida republicana y la división de poderes. Para este improvisado y anarquista la Constitución no le representa nada; solo la cita cuando le conviene para sus caprichos y beneficiar su tiranía en construcción.
Su absoluta desatención e interés por las necesidades fundamentales de los mexicanos: seguridad, salud, educación, economía, infraestructura y un interminable etcétera, le han convertido no sólo en un ser parasitario e inútil para México, sino en un pesado lastre que le impide avanzar y sostenerse entre la lucha de sobrevivencia entre las naciones.
En seguridad durante su sexenio han asesinado 160,000 personas, que con otras 60,000 de los desaparecidos (que no las contabilizan nunca), nos dan un total de 220,000 asesinados en cinco años. Un horror que no le importa a este hombre inútil y sin entrañas de misericordia. Valga señalar que en la invasión de Rusia a Ucrania los muertos civiles (no los militares) eran a un año de dicha invasión 16,000. Es decir: en un país invadido y en guerra, los civiles asesinados son apenas el 10% de los asesinados durante la desgracia para México llamada Andrés Manuel López Obrador.
En cuanto a la salud todos sabemos que abandonó el Sistema Nacional de Salud, dejando sin medicinas, equipos, mantenimiento y adquisición de nuevos equipos y aparatos, como de mantenimiento y construcción de hospitales y clínicas. Todo lo dejó en el abandono poniendo al frente de la secretaria a un médico senil y oscuro y al frente de la pandemia a un hablador indolente, que entre los tres llevan cargando la muerte de 800,000 persona por falta de atención o inadecuada. Sin contar todas aquellas de personas con otros padecimientos suyos tratamientos fueron interrumpidos o cirugías canceladas. Ninguna vida le importa a este hombre, excepto la de él y los cercanos, muy cercanos. Su mentira al estilo Goebbels de tener un sistema de salud como el de Dinamarca le dibuja sin retoques.
Respecto a la educación es un fracaso y un retroceso, el nivel al que se ha llegado, es vergonzoso a causa de su desatención y desinterés. La SEP fue poblada en su titularidad y direcciones por simples grillos, por vándalos cuya mente está intoxicada por las ideas caducas de Fidel, el Ché, Chávez y Maduro.
Ni qué decir de la infraestructura, pues no ha sido capaz siquiera de mantener en buenas condiciones la que recibió, mucho menos de modernizarla y ampliarla. Agréguele a todo esto el vaciamiento de pueblos y rancherías provocados por las bandas de asesinos (con absoluta impunidad).
El mexicano no puede transitar por más de la mitad de las carreteras del país para no ser asaltado o asesinado. Ni qué decir de los caminos vecinales en propiedad absoluta de los criminales. Y mientras nos sumimos en este cuadro de horror e inseguridad nacional ¿qué hace el usurpador de la presidencia? Se dedica a lo único que ha hecho en su miserable existencia, que no vida: ¡a jugar a las elecciones!
Resulta inadmisible y motivo para ser depuesto por los otros dos poderes (acompañados del clamor y petición de Cámaras, Universidades y demás actores sociales), que urgido el país por un presidente que gobierne y ponga orden nacional en todas las cosas, el que cobra como tal, pero que ha huido absolutamente de sus deberes y responsabilidades, pierda todos los días el tiempo en un espectáculo mañanero al estilo carpa cincuentera, grillando y ofendiendo a todo el que le pida acción y cuentas (como es su deber), mientras México se desangra y es humillado por las bandas de asesinos que tienen bajo control a casi todo el país.
No podemos continuar como estamos, ni disimular como si nada pasara. Estamos al borde el caos y falta todavía un año para las elecciones de 2024 y a este demente lo único que le interesa es vivir en Palacio y controlar el mundo electoral. Es su fijación mental (como también saquear al país, aunque siempre haciéndolo a través de terceros, a los que tiene advertidos “si te cachan te echas la culpa”). Urge que los mexicanos de bien, los que tienen poder y tienen voz que se puede escuchar hagan algo. No se puede, ni debe continuar con este hombre incapaz y divisionista al frente del país.
En cuanto a señalarle cínico, la razón obedece a que él mismo lo afirma con sus hechos. El viernes pasado, fue capaz de decir desde su púlpito de ofensas y engaños: “¡Yo no digo mentiras!” (El Universal, 7/Jul/2023). Se requiere de ser muy cínico para expresar semejante frase. No se diga cuando es de todos sabidos su inclinación enfermiza a mentir todos los días y a todas horas, al grado que le han contabilizado un promedio de 100 mentiras diarias (El Pinocho del Palacio, El Informador, 31/Dic/2022). Le hemos aguantado más de lo que la prudencia y el sentido común nos dicen. El destino nuestro, pero sobre todo el de nuestros hijos y nietos está de por medio y aun en Morena debe haber alguien menos destructor que este hombre enfermo y nacido para hacer el mal, que le supla en lo que vienen las elecciones del año próximo.
¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!
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