VACUNAS: INEPTITUD Y CONTROL ELECTORAL
El gobierno de López Obrador ha resultado un fracaso total, un atraso en diversas áreas que será muy difícil recuperar, lo peor de todo es su deseo enfermizo de retener el poder. La malsana obsesión y deformada visión del tabasqueño se reduce a elecciones y votos. Aun la terrible epidemia del coronavirus la ha manejado bajo esta óptica. Su desafortunada declaración de que la pandemia le “había caído como anillo al dedo” ha sido tan cierta como su deleznable actitud. Deleznable por cuanto el valor de la vida para AMLO es nada: la epidemia y la impunidad total que gozan las bandas delincuenciales (y la fauna criminal en general) son muestra de su indiferencia. El vive para las elecciones y su fantasía dominante es gozar el poder, el poder absoluto.
Con esa desviada cosmovisión, ajena al humanismo (no se diga al cristianismo que dice profesar), el presidente ha utilizado la aplicación de vacunas contra el coronavirus (covid 19) de una manera política que además de absurda, desnuda un vulgar y condenable control electoral en un momento en el que se requiere la intervención de la ciencia y sus mejores hombres (y mujeres) para implementar un programa rápido y eficaz que detenga el avance de esta plaga mortal, como lo han hecho otros países cuyos líderes dejaron de lado sus pretensiones personales para abocarse en el cuidado y salud de sus gobernados.
En México las cosas no han sido así, todo se ha querido resolver con palabras desde las aburridas mañaneras, cuyo contenido ideológico es tan profundo como un dedal de costurera. Ni qué decir de la planeación y ataque contra el covid 19, pues todo se ha querido resolver al ‘ay se va’, con declaraciones, con medidas pésimas o contrarias a lo requerido, sumiendo al país en un enorme pantano de muertes, secuelas, desempleo, aniquilación de cientos de miles de fuentes de trabajo (micro, pequeños y medianos negocios de todo tipo), en una crisis de pobreza que ha ido en aumento y cuyo final no se alcanza a ver.
Siendo el cubrebocas, la sana distancia, y el lavado de manos, las medidas más necesarias para evitar los contagios, el presidente en su irresponsabilidad e insensibilidad no solo se ha negado a usarlo, arrastrando con su postura a su gabinete —y poniendo un pésimo ejemplo social, propiciando miles de contagios— sino que en todo momento ha expresado su postura contraria. Ni qué decir de su escudero López Gatell, hundiendo entre ambos el destino y la salud de México.
Mientras que los presidentes de los países sensatos contrataron y pagaron por anticipado millones de vacunas (covid 19) para sus ciudadanos, aun cuando éstas se encontraban en etapas de estudio e investigación, López Obrador no compró nada y se dedicó a lo que le sale mejor: ¡hablar, hablar, y hablar!
Cuando las vacunas estuvieron listas y AMLO despertó de su vida fantasiosa, quiso comprarlas, pero ya no había disponibles en el mercado. Su entonces amigo Donald Trump con el poder que tenía le obsequió algunas para salir al paso ante el pueblo, sin embargo el daño a causa de su imprevisión ya estaba hecho, situación que le obligó a andar mendigando por el mundo las vacunas. Bastará decir que estamos a mediados de marzo de 2021 y apenas un poco más del 2 por ciento de los mexicanos está vacunado, mientras que en Israel el 55 lo está y el 44 ya recibió la segunda dosis. No basta parecer presidente: ¡hay que serlo!
Ha sido tal su desbarajuste que a última hora se soltó comprando vacunas de chile, mole y picadillo. Mientras que en los países serios y visionarios se centraron en la aplicación de una sola vacuna (la que ellos consideraron la mejor), López Obrador se dedicó a comprar lotes de todo tipo de vacunas (hasta chinas y rusas) lo que no permitirá a final de cuentas tener un diagnóstico preciso de cuán eficaz fue la utilizada.
Su mente dominada por el deseo de poder, las elecciones y los votos, le llevó a realizar una alianza con Argentina para elaborar y envasar vacunas, asunto a todas luces carente de sentido y pragmatismo científico, ya que distancia, tiempo y urgencia reclamaban un solo sitio y una estrategia sin triangulaciones ¿o las alianzas políticas son superiores a la salud del pueblo?
La televisión ha mostrado a todos los mexicanos la ineptitud, negligencia y mentiras del actual gobierno. En los alrededores de la ciudad de México se observó la improvisación y desorden provocado por estos aprendices, que confunden grilla y manifestaciones con el difícil y complicado oficio de conducir un país. Viejos y ancianos durmiendo desde un día antes de la vacunación en la banqueta y sin protección de ninguna índole, exhibió tanto su incapacidad e improvisación organizativa, como su indolencia.
Pasaron los días y semanas y las cosas no mejoraban, al contrario. La estrategia implementada en Guadalajara (8-11 marzo) exhibió a la llamada 4-T como una brigada sectaria de improvisados, de chamacos engreídos cuya altanería e insolencia les mostró ante los tapatíos como una especie de ayotzinapos con chaleco oficial. Los gritos y trato despótico para los viejos y ancianos que acudieron en el municipio de San Pedro a vacunarse (en el Iteso) es condenable desde todos los aspectos.
Miles de viejos, muchos de ellos solos, que apenas podían caminar o lo hacían con ayuda de un bastón o aparato, y luego de un año encerrados en sus casas, que en las últimas semanas ni siquiera les dejaban entrar al supermercado (con el argumento dizque de ‘cuidarlos’); resultó en el día que este remedo de gobierno les dijo que estaba resuelto el peligro y que ya se les iba a vacunar: la amarga realidad es que se toparon con un horrendo caos. Con filas serpenteantes integradas por otros viejos y ancianos bajo los rayos del sol, sin comer, sin beber, sin poder ir al baño para no perder el lugar, con gritos y malos tratos de los irrespetuosos chamacos —absurdamente llamados ‘servidores de la nación’—, sin que nadie les atendiera ni entendiera. Cuatro días de filas interminables, en las que NUNCA HUBO SANA DISTANCIA, en las que el año de encierro para no exponerse al contagio dejó de valer, pues el gobierno de AMLO no supo cómo protegerlos o no quiso pedir la ayuda a los que saben organizar estas cosas tan delicadas. De hecho, gran parte de los que fueron buscando ser vacunados solo perdieron muchas horas y se expusieron a contagios sin ser vacunados.
Mientras que Estados Unidos se vacuna diariamente a 1 millón 800 mil personas, en México, para vacunar unos cuantos miles de ciudadanos (con la logística y trato adecuado para los viejos) es un problema que no saben cómo resolver. Los rancheros de nuestro Estado decían de personas así: “¡éste no saca un perro de una milpa!” Igual el actual gobierno.
Desorganización, caos, filas de cientos de metros, que después de serpentear la zona de ingreso al Iteso, doblaba por el Periférico hasta perderse ¿Exponer a los viejos y ancianos al contagio es digno y muestra respeto? Queda claro que el dinero que se les da es para comprar sus conciencias, su futuro voto, pues en estos días de vacunación (en la que solo unos cuantos alcanzaron); el trato grosero, despótico e indolente concedido por los chamacos de la 4-T a los viejos, mostró la realidad. Un trato tan indigno que estando los que pudieron ser vacunados ya listos para la aplicación, aparecieron de la nada unos mamarrachos dando órdenes y poniendo a los viejos a hacer ridículos ejercicios (claro, a los que cayeron en el engaño y la falta de respeto) cuando lo único que querían era que los vacunaran. Y ese es el punto. AMLO y sus brigadas castristas-chavistas pretenden hacer creer a los viejos (y a los ingenuos) que les están regalando las vacunas, cuando lo cierto es que además de no regalarles nada, que son pagadas con los dineros de los impuestos, lo realmente cierto es que ha hecho pésimo su trabajo presidencial ante la pandemia. La muerte de más de 300 mil mexicanos lo comprueba y 2 millones que han sido infectados también. Todo se reduce pues a INEPTITUD Y CONTROL ELECTORAL.
¡Hasta el próximo sábado si Dios nos permite!
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